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MI LIBRO: BLACKFLAG







bLaCkFlAg
eGoLuNaS
2008











Autor: Enrique Aguilar –egolunas-
Dos libros editados en Uruguay por editorial Arca-

Enrique Aguilar nació en la ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay, el 18 de junio  de 1962 pero reside desde los dos años de edad en la ciudad de San José de Mayo.

Psicólogo del deporte, escritor y ocasional periodista ya cuenta con dos publicaciones, agotadas- “El cuerpo del humo” y “Onion blue”.

Ahora presentamos su primera edición de descarga.
También disponible en papel.








































Me estoy disipando y nadie se da cuenta. Sólo lo cuántico.

aFtEr.











































Por hoy singular, como esa estrella y no la otra.
sInG.









































Aquellos días de fiesta donde los átomos seguían siendo nosotros.

cUt.








































No soy cazador, ni presunta presa.

eGo.








































Algo se mueve por conmoción celular, algo se perturba y hace su oficio
y echa andar sobre lo hecho.

fEeDbAcK.









































Algunos abusan de la honestidad de otros y dentro de los otros, algunos
se traicionan.

pLeBe.








































Oigo. Dijo al mismo él. Oigo los pasos de la Cordura –se percató.
Entonces se quedó aún más tieso y pálido, ciego, mudo.

rEtIrOs.













































El más débil fue diplomático. Y los necios la sombra de aquél.

eL cOnJuRo.






































A veces es amnesia individual, como la gripe pasa de uno en dos y en
tres hasta perderse la cuenta.

iDiOiCiA.










































Nadie vale un comino hasta que se pierde el comino.

pIoJoS.









































Entonces los últimos serán primeros. Y los primeros serán.

oRiEnTe.









































Hablo y se abre el seso y el sésamo ya no tiene nada que ocultar.

LuZ.









































Los fantasmas no existen lo sé por propia inexperiencia.

sAbErSe.








































Hace rato me perdieron. No me perdí, ni los quiero encontrándome, ni quiero ocultarme.
Sin embargo estoy en su creencia de que sigo en ellos.
No estoy, alucinan, imaginan que ando rondando, hurgando en las falacias lógicas.

eXtRaVíOs.







































No soy verbo. Ni a su imagen semejante.

rEtOrNo.




































Hubo un tiempo crédulo, sin luces afectándome. Pero el tiempo no existe y la luz afecta más pacientemente sin remordimientos. La luz se mete en un ojo y por la rendija del otro como agujas. Esto sucede cuando no se duerme, entonces, las espinas de luz, matan definitivamente la claridad, todo va oscureciéndose y el desgraciado piensa que está transmutándose, en conciencia pura, en mente original. Otros no tienen la misma suerte, fenecen para siempre. No es suicidio, ni crimen, ni destinado castigo, es la infame injusticia…

eNdO.

































Nuestro aparato digestivo proclama acidez. Por cada sobresalto muere un trozo de estómago. En ese contexto nadan ciertas ideas, ciertas peregrinaciones a través del desierto de esa nada diurna, de ninguna nube de dudas o de criterio obsesivo. Él se envenena de él mismo y de ella y de aquellos: sus pronombres faltantes.

cOnDoMiNiOs.




































Father. ¿Dónde el cielo? ¿Dónde la tierra? Father faber que hiciste casi todas las cosas menos una llave. Una llave. Aquí, Father, rodeado de certidumbre inconclusa pero no de brazos que abracen. My father, my God distraído que los atiende a ellos y a ellas, Dios que estás mirando, que cavilas silencioso, que no me ignora, no me ignora, no me ignora –
debo convencerme-.
Elohim, que estás en las nubes del nublado cielo, que del pan de cada día saco la miga, que de todos los días en ti me tengo que sublimar, para seguir creyendo en algo.

dEiDaD.





































Busco desconocer. Busco volverme anónimo. Don nadie ni nada –que no es poco, por cierto-. Mejor hubiera sido ser sombra.
Alguien me busca para su bien y para mi mal; para mi anemia de sensatez. Me van a comer, pronto, semilla por semilla.
El amor estéril.
Nunca fueron a verme.  Caí como un derrotado. Ellos dijeron era el final de uno que delira feroz haciendo hervir las sesera. Ellos piensan, no paran su pensar.

lOs HiLoS.



































Aquí, sólo, superando al sudor previo  al desvarío. Estoy enloqueciendo. Siempre retorno a la locura. Y hablo y hablo, y mi ton sin son como castrado de esperanza. Por más que camine en línea recta, ella se vuelve dos puntos en línea opuesta.

 rEToRnO.

































Podría demostrar lo contrario a esta palidez de reflejos. Pero no quiero.
No quiero sentir la obligación de salir a escena, bien argumentado, a cumplir con mi deber de fundir el digo con el hago, de hacer lo correcto -porque soy el último recurso de la trouppe, porque no hay payaso, ni mago, ni trapecista, ni domador, ni encantador de serpiente, ni hombre más fuerte del mundo, ni mujer barbuda, ni enano, ni gigante, ni malabarista. No soy el circo de pueblo- no soy lo esperado por la gravedad del caso, sea reír o sobrevivir, ni soy la sombra que atenúa el calor que suave e irrefrenablemente pisa y aplasta hasta que hace saltar la última gota.
Es fácil estar comprometido con el “no prometer”, es como una especie de óleo mental, un mantra liberador de toda responsabilidad, una maniobra psíquica que traspasa la carga de crear y hacer junto a otro.
Quizá haya alguna resolución a modo de vacuna o exorcismo capaz de inmunizar a los amantes, de la enfermedad de venganza con la que algunos arremeten en contra del prójimo más cercano. Lo he visto y no lo quiero, aunque tenga en ello la entrada al cielo. Prefiero la nada; no sé; todo lo que no sea ser esclavo de mis palabras en manos de un mudo, ciego y sordo en la intermitencia de su convenir. Si me sucede, si mi boca me condenase, entonces sí, para mí, todo habría acabado.

cOmPaSeS.



























En algunos aspectos de la vida, el aspecto es lo menos importante.

iNtRoSpEcCiÓn.





































La vida está privatizada.

nEoLiBeRaLiSmO.



















































Suicidio es lo anterior a matarse. Morirse lo posterior al suicidio.

eL oRdEn De LoS fAcToReS.



































Adiós.
Dios, adiós.
No es fugarse ni fraguarse ni cometer adulterio con el vino y el pan de cada uno de nuestros días, Dios, no me creas, pero “quereme” como quieres a  tu hijo.
“Sacame” la tentación de ser perfecto como solamente tu eres perfecto.
Yo estoy manchado por la saliva, tinta cochina de mi boca flácida, que escupe palabras o dardos a contramano.

vEnEnO.





























No serás piedra en tu camino.

pRóJiMo.













































Pienso, luego ¡éxito!

ego.




































Más vale engaño que fuerza.

bÍfIdOs.












































No es lo mismo ser el último recurso que el único.

oPcIoNeS.











































Quisiera ser mortal para toda la vida.

pReTeNcIoNeS.







































Acá nadie sabe dónde se está parado.

cArDúMeN.














































Estoy atado a mi diván.

sIgMuNd FrEuD.








































Hoy es sábado, después vendrá otro viernes, un lunes, un miércoles, martes, un jueves o un domingo; todo dependerá de las necesidades.

eL oRdEn De LoS FacToReS.





































El amor, ¿Dónde es?
Recojo de la siembra de mi adulterada semilla.
Pasó el gato con la liebre.
Soy un espejismo, una ideación,
un pálpito de quiñelero uruguayo,
el envoltorio que vuela,
la revolución de las flores en el efímero lazo entre la imposibilidad y la fe.
Hijo de la “redota”, exiliado psíquico.
El amor ¿Dónde queda?
Tres calles debajo de mis coordenadas.
Creo.

mArIpOsA.






























Respiramos el aliento del Diablo, el buen ángel que se cayó.
Algunos dicen que respiran el aire de Dios, del buen padre que se calló.
Otros replican que respiran el bao de la ciudad que también los ahoga.

eNtOrNoS.








































Las personas malvadas reencarnan. Sí. Reencarnan en perro, en perro buenísimo.

rEeNcArNaCiÓn.








































Me he pasado la vida muriendo sin descanso.


pErSeVeRaNcIa.








eNd FiN

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