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jueves, 5 de noviembre de 2009

Diccionario del Diablo -H-


H

Hábeas Corpus, s. Recurso judicial que permite sacar a un hombre de la cárcel cuando lo han encerrado por el delito que no cometió, y no por los que realmente cometió.

Hábitos sacerdotales, s. p. l. Traje abigarrado que usan los payasos de la Corte Celestial.

Hablar, v. i. Ser indiscreto sin ser tentado, a partir de un impulso sin propósito.

Hada, s. Ser de formas diversas y variados dones que habitaba antiguamente los prados y los bosques. Tenía hábitos nocturnos y era afecta a la danza y al robo de niños. Los naturalistas sostienen que las hadas se han extinguido en la actualidad, aunque un clérigo anglicano vio tres en las proximidades de Colchester, en 1855, al atravesar un parque después de cenar con el dueño de un castillo. El espectáculo lo sobresaltó de tal modo, que sólo pudo dar un relato incoherente. En 1807, una banda de hadas visitó un bosque, cerca de Aix, y se llevó a la hija de un campesino que había entrado allí con un atado de ropas. Por la misma época desapareció el hijo de un adinerado burgués, aunque más tarde regresó. Había presenciado el rapto y perseguido a las hadas.
Justinian Gaux, escritor del siglo XIV, asegura que el poder de transformación de las hadas es tan grande que en cierta oportunidad observó cómo una de ellas se convertía en dos ejércitos rivales que libraban una sangrienta batalla; al día siguiente, cuando el hada recuperó su forma original y se marchó, quedaron sobre el terreno setecientos cadáveres que debieron enterrar los campesinos. No aclara si alguno de los heridos sobrevivió. En tiempo de Enrique III de Inglaterra, se promulgó una ley que condenaba a muerte a quien "matare, hiriere o mutilare" un hada. Esa ley fue universalmente acatada.

Hades, s. El mundo interior; residencia de los espíritus difuntos; lugar donde viven los muertos. Entre los antiguos, el Hades no era sinónimo del Infierno, y algunos de los hombres más respetables de la antigüedad residían allí muy cómodamente. En rigor, los propios campos Elíseos eran parte del Hades, aunque más tarde se trasladaron a París. Cuando la versión jacobina del Nuevo Testamento estaba en proceso de evolución, la mayoría de los piadosos sabios ocupados en la obra, insistieron en traducir la palabra griega Aidns como "Infierno"; pero un concienzudo miembro de la minoría se apoderó secretamente de las actas y tachó la objetable palabra donde quiera la encontró. En la próxima reunión, el obispo de Salisbury, revisando la obra, se paró de un salto y exclamó, muy excitado: "¡Señores, alguien ha abolido el infierno!" Años despues el prelado pudo morir en paz reflexionando que (con la ayuda de la Providencia) había realizado un aporte útil e inmortal al inglés cotidiano.

Halo, s. En sentido lato, anillo luminoso que rodea un cuerpo astronómico; frecuentemente se lo confunde con la "aureola" o "nimbo", fenómeno bastante similar que usan a modo de tocado los santos y las divinidades. El halo es una ilusión puramente óptica, producida, como el arcoiris, por la humedad del aire; mientras que la aureola es conferida como signo de extraordinaria santidad, del mismo modo que la mitra de un obispo o la tiara del papa.
En el cuadro La Natividad de Szedgkin, piadoso artista de Pesth, aparecen con el nimbo no sólo la Virgen y el Niño, sino un asno que come heno del pesebre sagrado y que, dicho sea en su perdurable honor, parece sobrellevar la insólita distinción con toda la gracia de un santo.

Harmonistas, s. Secta de protestantes, ahora extinguidos, que llegaron de Europa a comienzos del siglo XVIII y se distinguieron por la ferocidad de sus controversias y disensiones internas.

Hibernar, v. i. Pasar el invierno en reclusión doméstica. Las creencias populares sobre la hibernación de distintos animales son numerosas y raras. Muchos creen que el oso hiberna todo el invierno y subsiste lamiéndose mecánicamente las zarpas. Se admite que en la primavera sale de su retiro, tan flaco, que tiene que probar dos veces antes de proyectar una sombra. Hace tres o cuatro siglos, en Inglaterra, se daba por sentado que las golondrinas pasan el invierno entre el lado del fondo de los arroyos, agrupadas en masas globulares. La suciedad de ese medio, al parecer, las ha hecho desistir de semejante costumbre. En Asia Central, Sotus Escobius descubrió toda una tribu que practica la hibernación. Algunos investigadores creen que el ayuno de cuaresma fue originariamente una forma de hibernación a la que la Iglesia dio significado religioso.

Híbrido, s. Diferencia conciliada.

Hidra, s. Animal que en los antiguos catálogos figura bajo muchos encabezamientos.

Hiena, s. Bestia reverenciada por algunos pueblos orientales, gracias a su costumbre de saquear los
cementerios. Lo mismo hacen los estudiantes de medicina.

Hígado, s. Órgano rojo, de gran tamaño, que la naturaleza nos da previsoramente para permitirnos ser biliosos.
Los sentimientos y emociones que asientan en el corazón --como sabe ahora todo anatomista literario-- infestaban el hígado según creencias más antiguas; e inclusive Gascoygne, hablando del costado emocional de la naturaleza humana, lo llama "nuestra parte hepática". En una época se le consideró la sede de la vida; de ahí su nombre (en ingles "liver", vividor). Para el ganso, el hígado es un don del cielo; sin él no podría suministrarnos el "paté de foie".

Hilo, s. Tela cuya fabricación, cuando está hecha de cáñamo, acarrea un gran desperdicio de cáñamo.

Hipogrifo, s. Animal, ahora extinguido, que era mitad caballo y mitad grifo. El grifo en sí era un animal compuesto, mitad león y mitad águila. El hipogrifo, pues, sólo era un cuarto de águila, o sea dos dólares con cincuenta céntimos en oro. El estudio de la zoología está lleno de sorpresas.

Hipócrita, s. El que profesando virtudes que no respeta se asegura la ventaja de parecer lo que desprecia.

Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios.

Historiador, s. Chismoso de trocha ancha.

Hogar, amargo hogar.

Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que
indudablemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especie que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el mundo habitable, además del Canadá.

Homeópata, s. Humorista de la medicina.

Homeopatía, s. Escuela de medicina que está a mitad de camino entre la alopatía y la Ciencia Cristiana. Esta última es muy superior a todas las otras, pues puede curar enfermedades imaginarias, cosa que resulta imposible a las demás.

Homicidio, s. Muerte de un ser humano por otro ser humano.
Hay cuatro clases de homicidio: felón, excusable, justificable y encomiable, aunque al muerto no le importa mucho si lo han incluido en una o en otra; la distinción es para uso de abogados.

Honorable, adj. Dícese de lo que está afligido por un impedimento en su capacidad general. En las cámaras legislativas se acostumbra dar el título de "honorable" a todos los miembros. V.g.: "El honorable diputado es un perro sarnoso".

Hospitalidad, s. Virtud que nos induce a alojar y alimentar a personas que no necesitan alojamiento ni alimento.

Hostilidad, s. Sentimiento exacerbado de la superpoblación terrestre. Puede ser activa o pasiva. Es activa, por ejemplo, la hostilidad de una mujer hacia sus amigas; y pasiva, la que alberga hacia todas las demás mujeres.

Huérfano, s. Persona a quien la muerte ha privado de la posibilidad de ingratitud filial, privación que toca con singular elocuencia todas las cuerdas de la simpatía humana. Cuando es joven, el huérfano es enviado a un asilo, donde cultivando cuidadosamente su rudimentario sentido de la ubicación, se le enseña a conservar su lugar. Luego se lo instruye en las artes de la dependencia y el servilismo y finalmente se lo suelta para que vaya a vengarse del mundo convertido en lustrabotas o en sirvienta.

Humanidad, s. La raza humana, colectivamente, con exclusión de los poetas antropoides.

Humildad, s. Paciencia inusitada para planear una venganza que valga la pena.

Humillación, s. Actitud mental decente y habitual en presencia del dinero o el poder. Peculiarmente apropiada en un empleado cuando se dirige a su patrón.

Humorista, s. Plaga que habría ablandado la gélida rudeza de corazón del Faraón, incitándolo a liberar a los hijos de Israel y a mandarlos rápidamente a su país, con sus mejores deseos.

Huracán, s. Manifestación atmosférica antes muy común, pero que hoy es reemplazada generalmente por el tornado y el ciclón. El huracán goza todavía de preferencia popular en las Indias Occidentales, y algunos marinos anticuados lo prefieren. Se usa también para construir la cubierta superior de los vapores, pero en términos generales puede decirse que la utilidad del huracán ha sobrevivido al huracán mismo.

Hurí, s. Atractiva señora que habita el paraíso mahometano, alegrando las horas del buen musulmán, cuya creencia en las huríes es síntoma de un noble descontento con su esposa terrestre que, según él, no tiene alma.
Se dice que las esposas no aprecian a las huríes.

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