Búsqueda personalizada

TRADUCTOR

sábado, 7 de noviembre de 2009

PALABRAS DE PAZ DE LOS ESENIOS. -6-


CAPITULO VI.
Después del Angel del Aire, buscad el Angel del Agua. Quitaos vuestro calzado y vuestras vestiduras y permitid que el Angel del Agua abrece todo vuestro cuerpo.
Refugiaos sin temor en sus brazos y con la frecuencia que pongais en movimiento el aire con vuestra respiración, asi moved el agua con vuestro cuerpo. De cierto os digo, el Angel del Agua arrojará de vuestros cuerpos toda impureza que los manchan por dentro y por fuera. Y todas las impurezas y podredumbres saldrán de vuestro cuerpo así como la suciedad de las vestiduras es lavada y el agua al correr la lleva y se pierde en las corrientes del río.
De cierto os digo,sagrado es el Angel del Agua que purifica todo lo impuro y cambia lo mal oliente en olor suave y dulce. Nadie puede venir a la presencia de Dios si el Angel del Agua no le permite pasar.
De cierto os digo, todos deben nacer de nuevo, de agua y de verdad. Porque vuestro cuerpo se baña en el río de la vida terrestre y vuestra alma se baña en la fuente de vida eterna. Porque recibís vuestra sangre de vuestra Madre Tierra y la verdad de vuestro Padre Celestial.No penseis que es suficiente que el Angel del Agua os abrace exteriormente.
En verdad os digo, las impurezas del interior de vuestro cuerpo son mayores que las del exterior. Y el que se purifica en el exterior, pero en el interior permanece sucio es como los sepulcros blanquedos en el exterior, mas en el interior están llenos de horribles impurezas y abominaciones.
Así pues, Yo os digo en verdad, permitid que el Angel del Agua os bautice también en el interior para que seais libres de todos vuestros antiguos errores. Y que en vuestro interior, de igual manera seais purificados como la espuma de los ríos que se balancea a la luz del sol.
Buscad, por lo tanto, un guaje grande que tenga su tallo suficientemente largo, de la altura de un hombre. Quitad lo de su interior y reemplazadlo con agua del río, calentada al sol. Colgadlo de una rama de un árbol y arrodillaos en el suelo ante el Angel del Agua. Introducid el extremo o caña del guaje en la parte trasera, a fin de que el agua fluya en vuestros intestinos. Después permaneced arrodillados sobre la tierra, ante el Angel del Agua y orad al Dios viviente por el perdón de vuestros pasados errores.
Pedid al Angel del Agua que libre vuestros cuerpos de toda impureza y de toda enfermedad. Luego, dejad que el agua se desaloje de vuestro cuerpo a fin de que se lleve todas las inmundicias y abominaciones de Satanás. Y vereis con vuestros ojos y olereis con vuestras narices todas las impurezas abominables que manchan el templo de vuestro cuerpo. Aún de todos lo errores que habitan en vuestro cuerpo y que os atormentan con toda clase de dolores.
De cierto os digo, el bautismo del agua os libra de todo ésto. Repetid el bautismo de agua cada día de vuestro ayuno. Hasta el día en que veais que el agua que fluye de vuestro cuerpo es pura como la espuma del río.
Luego llevad vuestro cuerpo al agua corriente del río y allí en los brazos del Angel del Agua rendid gracias al Dios viviente que os ha librado de vuestros errores. Y este santo bautismo del Angel del Agua, es renacer a nueva vida, pues, en el futuro vuestros ojos verán y vuestros oídos oirán.
No erreis mas, por lo tanto, después de vuestro bautismo a fin de que los ángeles del Aire y del Agua moren eternamente en vos y os sirvan siempre. Y si subsiste todavía algo de vuestros antiguos errores e impurezas buscad el Angel del Sol.
Quitad vuestro calzado y vestiduras y permitid que el Angel del Sol descienda a vos. Luego aspirad largo y profundamente a fin de que el Angel del Sol descienda a vos. Y el Angel de la Luz del Sol arrojará de vuestro cuerpo todo el mal olor e impurezas que manchen el exterior de vuestro cuerpo. Y toda impureza y podredumbre saldrán de vos, así como la oscuridad de la noche se desvanece con la claridad del Sol cuando se levanta.
Porque en verdad os digo, sagrado es el Angel de la Luz del Sol que purifica todo lo impuro y que hace las cosas mal olientes de olores suaves y dulces.
Nadie podría llegar a la presencia de Dios si el Angel de la Luz del Sol no se lo permite. En verdad, todos deben renacer de Sol y de verdad. Porque vuestro cuerpo toma calor de la Luz del Sol, de la Madre Tierra, y vuestro espíritu toma calor de la Luz del Sol de la Verdad, del Padre Celestial.
Los Angeles del Aire, del Agua y del Sol son hermanos. Le fueron dados al Hijo del Hombre para que le sirvan y para que pueda ir siempre de uno a otro. Sagrados son de igual modo sus abrazos. Son los hijos inseparables de la Madre Tierra, así que no separeis aquello que está unido por la tierra y el cielo. Permitid que estos tres ángeles dancen a diario a vuestro alrededor y que habiten con vos en todos vuestros ayunos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario