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lunes, 23 de noviembre de 2009

Sabotaje familiar al paciente psicoterapéutico


Por: Arturo Archila / Psicólogo Clínico

Ser paciente psicoterapéutico no es fácil. Primero hay que considerar que no cualquiera (aunque lo necesite) busca apoyo psicológico. Miles de personas deambulan, trabajan y se relacionan en general, manifestando conducta de muchas maneras neurótica. La forma en que hablan, los hábitos que tienen, pero sobre todo: ese tipo de relación que entablan con los demás generando conflicto: irritabilidad, culpa, miedo, envidia, lástima, manipulación etc.; son las mejores señales de que necesitan apoyo psicológico pero NO lo buscan.

Contrariamente, el paciente psicoterapéutico ha pasado por varias situaciones que lo llevan a la ACEPTACIÓN de que necesita ayuda. Se “da cuenta” y acepta que su forma de relacionarse (consigo mismo y con los demás) no es adecuada. El “darse cuenta” implica un salto psicológico de suma importancia en el psiquismo de cualquier persona. Aunque la palabra CONCIENCIA no tenga claridad epistemológica (razón por la cual su utilización es ambigua), este “darse cuenta” implica ser consciente de algo en mí que no está bien, lo que significa un estado autocognitivo.

No precisamente AUTOCONOCIMIENTO del que hablaban los antiguos griegos en Delfos, pero sí un tipo de conocer y aceptar que algo en mí genera conflicto, así como la necesidad de comprender de qué se trata y cambiar. Tan solo esta acción merece todo el respeto para cualquier paciente psicológico.

Es preciso aclarar que la mayor parte de los pacientes psicológicos NO NACEN así. Su interacción con el medio fue o es la causa que lo condujo a enfermarse. Casi todas las familias, en menor o mayor grado, son vectores de diversas patologías.

Por muchas razones la familia enferma pero también, por otras, contribuye a sanar. En la terapia con niños, por ejemplo, al cambiar la familia algunos hábitos o formas de relación, se obtiene un beneficio terapéutico de un 70% o más. Sin embargo, en los casos con adolescentes y adultos, es frecuente el SABOTAJE que, de alguna manera deliberada o inconsciente, puede presentarse. La forma más común es haciendo comentarios de diferente naturaleza:

* Comentarios como: “De nada sirve que vayas al psicólogo, si estás igual” o “desde que vas estás peor”. (En la mayoría de los casos los cambios se ven POCO A POCO, incluso es admisible que todo paciente tenga recaídas, pero cada vez menos frecuentes).
* Reprochando o sacando a relucir CONDUCTAS PASADAS, cuando éstas temporalmente han desaparecido, o ya no tienen nada que ver con el presente actual del paciente.
* Socavando información de las sesiones, tratando de saber que se dijo o que dijo el psicólogo, para validar o invalidar. Comentarios como “fue lo mismo que yo te dije”, “por menos dinero yo te hubiera dado el mismo consejo” o, “saber que le dijiste que..”
* Haciendo comentarios sobre lo caro de las sesiones de psicoterapia y el “gran” esfuerzo que se está haciendo; o cualquier otro comentario generador de CULPA O MANIPULACIÓN.
* El repaso constante de las situaciones o conductas que conjuntamente con el paciente causaban conflicto, y que sucedieron meses o años atrás.
* Preguntas como “¿cuánto tiempo más tienes que ir al psicólogo?”, Llevan al paciente a pensar que su recuperación es difícil, tardada o demasiado lenta a lo esperado. Generando ansiedad o culpa. (Una visita semanal al psicólogo es apenas 48 horas en un año).
* Descalificar la terapia o al terapeuta, o hacer comentarios peyorativos como “Yo no creo en los psicólogos” (Lo que demuestra desconocimiento) , creando incomodidades innecesaria o desánimo en el paciente.

Generalmente, los elementos que coadyuvan en la cohesión familiar, aparte de lo consanguíneo, es lo afín, el afecto y la patología. En la interacción de gestos, palabras, costumbres, hábitos, etc., los miembros de la familia encuentran diversidad de dinámicas que se entremezclan para dar un matiz de situaciones; éstas pueden ser generadoras de conflicto o no.

Por lo general, las dinámicas que involucran una patología pueden ser alteradas por cualquier variable y LA TERAPIA (en cualquiera de los miembros, incluyendo a los que no van con psicólogo) puede ser una fuerte variable de suma importancia.
    
  
    
     Observa tus pensamientos, se convertirán en tus palabras.
     Observa tus palabras, se convertirán en tus acciones.
     Observa tus acciones, se convertirán en tus hábitos.
     Observa tus hábitos, se convertirán en tu carácter.
     Observa tu carácter. se convertirá en tu destino.
     Mohandas Karamchand Gandhi
    

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