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viernes, 27 de noviembre de 2009

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO Cuando la persona con TOC no lo reconoce


Quizá no tenga otra alternativa que seguir adelante con He recibido llamadas y cartas describiendo lo que quizá sea la peor situación: cuando los familiares reconocen los síntomas del TOC, pero la persona afectada no y rechaza toda ayuda. Lo ideal no siempre coincide con la realidad. Es posible que algunos de ustedes tengan un familiar que se niega de plano a someterse a un tratamiento o, incluso, que niega la existencia de los síntomas de un trastorno. Se trata de situaciones muy duras que producen desesperación. su vida, mientras recuerda periódicamente a la persona afectada que está dispuesta a ayudarle, que comprende su vergüenza y angustia y que sus síntomas de TOC pueden mejorar. En general, las personas con TOC no pueden empezar una medicación o una terapia de conducta a menos que no sea por voluntad propia. A veces, cuando el malestar o la afección se agrava tanto que afecta al trabajo, a las relaciones o a la capacidad de disfrutar de la vida, la persona con TOC termina por aceptar asesoramiento profesional. Algunas familias me han relatado que la persona afectada había “tocado fondo” y la situación se había deteriorado mucho antes de que admitiera tener un problema. Es un proceso doloroso y usted, como fuente de apoyo, tiene diferentes posibilidades. A menudo, admitir un “problema” no significa aceptarlo. Para el conjunto de la familia, la aceptación es un proceso que lleva su tiempo. Como familiar, su objetivo es doble: 1) obtener ayuda y ofrecer ayuda usted mismo, y 2) ayudar a la persona afectada a conocer mejor el TOC y el tratamiento disponible.

El primer paso consiste en que el padre o la madre y la persona afectada reconozca el TOC. A continuación, es importante informarse todo lo posible sobre este trastorno. Además, pueden participar en grupos de apoyo del TOC, inscribirse en ATOC, leer el Boletín del TOC y, quizá, contactar con otra familia en la misma situación (a través de ATOC). Es muy importante hablar con otros familiares para compartir los sentimientos de ira, tristeza, culpa, vergüenza y aislamiento. El hecho de comentar con otras familias el método que emplean para afrontar los síntomas y cómo deben afrontar en su caso el TOC les permitirá reflexionar con más criterio sus respuestas y ofrecer alternativas. En general, usted debería:

Tener en casa publicaciones, cintas de vídeo y casetes sobre el TOC. Ofrecer esa información a la persona o dejarla a la vista (estratégicamente situada) para que pueda consultarla cuando esté sola.

Recomendar a la persona querida que es bueno para ella que usted se involucre lo menos posible en las conductas que siente necesarias. Usted está para ayudarle a resistir sus compulsiones, pero no puede ayudarle a llevarlas a cabo. Explíquele que hace lo posible por comprender su dolor, pero que rendirse a las demandas irrazonables sólo empeorará las cosas.

Explíquele que, con los tratamientos actualmente disponibles, la mayoría de las personas experimentan una reducción significativa de los síntomas. Existen formas de ayuda y otras personas con el mismo problema.

Proponga a la persona con TOC que participe en grupos de apoyo con o sin usted, contacte con otra persona en la misma situación (a través ATOC) o con un profesional de la consulta local de TOC.

Si la persona sigue negándose a reconocer que algo va mal, puede usted adoptar medidas definitivas, entre las que se incluyen:

Siga ayudándole y, cuando sea posible, obtenga 1 asesoramiento/ayuda profesional de alguna persona experta en el TOC.
2 No se involucre en el TOC: no intente tranquilizar a la persona, no permita que se lave las manos más veces de lo normal, compruebe cosas sin cesar, o evite determinadas situaciones.

El hecho de que no participe en los rituales puede aumentar la hostilidad de la persona afectada por sentirse frustrada. De nuevo, explíquele tranquilamente que se ofrece a buscarle ayuda profesional, pero que no puede seguir viviendo de acuerdo con las reglas del TOC y que no lo hará. Recuérdele que su participación puede hacerle sentir mejor temporalmente, pero no ayuda a reducir sus síntomas; de hecho, sólo crea una espiral descendente. Ésta suele ser la parte más difícil para las familias..., es duro establecer límites con empatía, algo que normalmente ha de hacerse para ayudar a la persona a reconocer la existencia de un problema. Después de todo, si sigue haciéndole sentir cómodo, contribuyendo a reducir su ansiedad temporalmente, ¿qué interés tendría en afrontar la aparentemente insuperable tarea de cambiar? Si ha sido usted un “cómplice” del TOC y ahora lo reconoce, retírese poco a poco y defienda su posición. Por otro lado, si siempre se ha negado a tener nada que ver con el TOC, aparte de gritar un “déjalo ya”, ha de abandonar esa actitud y aprender a decir lo mismo pero de forma que refleje una mayor voluntad de ayudar y una mayor comprensión de la lucha que supone para la persona. En cualquier caso, la coherencia es algo fundamental, lo que a veces exige hablar con otros familiares para unificar la estrategia, puesto que, de otro modo, sus buenas intenciones podrían debilitarse.
Por ejemplo, una madre dejó de hacer la colada de su hijo de 28 años, pero empezó a hacerla su marido porque no habían pactado un plan para afrontar los síntomas del TOC.

En casos muy graves, la persona afectada por el TOC puede optar finalmente por irse de casa. Si no es menor de edad, vive solo y no constituye un peligro para sí mismo o para los demás, es posible que usted no pueda hacer mucho para que busque ayuda, lo que no significa que usted deje de ayudarle o al menos de intentarlo. A veces es cuestión de perseverar durante años. De nuevo, recuerde que aprender a aceptar el TOC y a sacar provecho del tratamiento es todo un proceso.

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