Teniendo en mente el objetivo de colaborar entre todos para reducir las compulsiones, los familiares pueden darse cuenta de que tienen que mostrarse firmes en cuanto a 1) los acuerdos alcanzados previamente sobre su participación en las compulsiones, 2) el tiempo dedicado a hablar sobre el TOC, 3) el grado de confirmación que se le dará, o 4) el perjuicio que causan las compulsiones en la vida de otros. El estado de ánimo suele determinar la medida en que la persona es capaz de rechazar las obsesiones y resistirse a las compulsiones. Además, muchos familiares comentan que saben cuándo la persona “tiene un mal día”. Es entonces cuando la familia posiblemente tenga que “retirarse”, a menos que peligre la vida de la persona con TOC o exista la posibilidad de que se produzcan situaciones violentas. En los “días buenos”, convendría que los familiares les animaran a resistirse lo más posible a las compulsiones.
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