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lunes, 21 de diciembre de 2009

DROGAS Y CONDUCCIÓN


Dr. Usparitza

Aunque el alcohol es la más conocida de las sustancias que causan merma de facultades mentales y físicas del conductor, hay otra muchas drogas que son también muy capaces de causar una condición de embriaguez o intoxicación Por ello tiene difícil explicación que en la mayoría de los países existan numerosos medios destinados a la identificación y control de la alcoholemia del conductor, pero que no ocurra lo mismo con el conductor drogado.

Al hablar de drogas, tenemos que aclarar que se requiere una muy pequeña cantidad para causar un efecto muy pronunciado, mientras que se precisan muchos gramos de alcohol para provocar intoxicaciones parecidas. Esto supone un gran problema a la hora de detectar la droga en una muestra de sangre u orina. Además, las drogas no pueden ser detectadas en el aliento.

Un hecho muy importante y que debe ser ampliamente divulgado es lo que puede suceder al que consume bebidas alcohólicas a la vez que toma drogas. La combinación droga-alcohol produce en muchos casos un efecto de mutuo reforzamiento por el que cada uno aumenta el efecto del otro. Esta coordinación conocida con el nombre de sinergismo ha sido de hecho responsable de muchas muertes en el tráfico en las que la investigación y determinación exclusiva del alcohol en sangre dan una interpretación errónea y valoran inadecuadamente la realidad de la impregnación alcohol-droga y sus efectos potenciadores.

Tipos de drogas
Debemos entender también como drogas, algunos productos relacionados con el tratamiento de enfermedades.
-    Barbitúricos: Los específicos que contienen barbitúricos actúan como sedantes y son los de uso más extendido por su facilidad de adquisición. El efecto que produce sobre el conductor es muy similar al del alcohol. Combinado con este, el efecto puede ser muy acusado y altamente peligroso.
-    Tranquilizantes: En estos últimos años nos hemos visto invadidos por un grupo de drogas de efectos secundarios más suaves que los barbitúricos, pero que gozan de una amplia y gran popularidad por el alivio que confieren a la tensión nerviosa y ansiedad, verdadera plaga y problema de nuestro tiempo. El término tranquilizante se aplica a numerosos productos farmacéuticos, no especialmente relacionados químicamente, pero todos con un efecto común: el de actuar como sedantes suaves, sin embotar los sentidos o inducir al sueño, cuando se toman en pequeñas dosis, aunque generalmente relajan los músculos, lo que afecta a algunos reflejos, rebajando la percepción mental. Tomados en dosis mayores, junto con otras drogas o alcohol, se producen efectos más potentes que llegan hasta un estado de mareo y somnolencia. Esta claro pues, que los tranquilizantes pueden también representar un peligro para el conductor, ya que afectan a sus reflejos críticos y facultades mentales.
-    Antihistamínicos: Se emplean para tratar las alergias y sus síntomas desagradables. Provocan efectos sedantes con confusión mental, falta de atención y somnolencia.
-    Anfetaminas: Estas sustancias químicas son usadas generalmente como estimulantes, no sólo para vencer la fatiga, sino también el simple cansancio que a veces es beneficioso y conviene respetar. La anfetamina no elimina la causa fisiológica o patológica del cansancio. Lo que hace es disimular, enmascarar y camuflar sus manifestaciones. A pesar de las píldoras, el sujeto permanece cansado y sigue fatigado aunque crea que no lo está, ya que estas no permiten dar al cuerpo el necesario descanso reparador.

Estas drogas tienden a incrementar la viveza mental y facilitan la corriente del pensamiento, pero a costa de la concentración. En estos casos es común un sentido de confianza y bienestar totalmente ficticio, lo que supone el mismo peligro que un conductor en los primeros estados de embriaguez.

Queda claro pues, que el uso y abuso de las drogas en nuestros días debe preocupar tanto como el alcohol a las autoridades, ya que tienen un efecto común al afectar las facultades físicas y mentales del conductor, sobre todo en lo que respecta a sus reflejos, problema fundamental en la conducción de vehículos de motor.


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