EL SECRETO DE LOS ANDES
por George Hunt Williamson (Brother Philip)
Comentario:
El continente americano encierra en las inexploradas regiones de su parte sur, misterios que aún no han sido develados, pero que con el correr del tiempo –como sucede actualmente con la civilización Incaica- se irán clarificando y alcanzarán sin duda una dimensión de singular importancia en el campo de la tradición esotérica.
Esta obra, cuyo contenido originará sin duda la más viva controversia, significa un interesante aporte al esclarecimiento de este apasionante aspecto del ocultismo.
Su contenido gira alrededor de la antiquísima Hermandad de los Siete Rayos, de origen Lemuriano, y de cómo se han mantenido hasta nuestros días sus enseñanzas y tradiciones a través del
Monasterio del mismo nombre, ubicado en alturas ignotas de la Cordillera de los Andes en el lado norte peruano del lago Titicaca.
Esta Escuela de Misterios preserva el conocimiento secreto acumulado a través de los siglos, el cual será develado a los hijos de la Tierra cuando éstos hayan alcanzado el desarrollo espiritual necesario
EL ORIGEN DE LA HERMANDAD DE LOS SIETE RAYOS
Lemuria es el nombre de la última parte del gran continente de Mu que existía en el Pacífico. La verdadera destrucción de Mu y su subsiguiente hundimiento en el mar empezaron 30.000 años antes de Cristo. Esta acción prosiguió durante muchos miles de años hasta que la última parte del antiguo Mu, a la que se conoce con el nombre de Lemuria, también quedó sumergida en una serie de nuevos desastres que tuvieron fin entre 10.000 y 12.000 A. De Cristo. Esto sucedió justo antes de la destrucción de Poseidonis, el último resto del continente atlántico, Atlantis. El Señor Aramu-Muru (el Dios Mer) fue uno de los grandes sabios lemurianos y el Guardián de los Rollos durante los últimos días de la condenada Mu.
Los Maestros de Lemuria sabían muy bien que la catástrofe final provocaría gigantescas mareas y enormes olas que sumergirían la última parte de su tierra en las furiosas aguas y en el olvido. Aquellos que trabajaban en la Senda de la Mano Siniestra proseguían sus diabólicos experimentos y no prestaban atención a “lo que estaba escrito en la pared”, así como hoy, en la Tierra, millones de habitantes siguen “comiendo, bebiendo y divirtiéndose”, aun cuando los fieles del Padre Infinito disciernen claramente los signos de los tiempos.
Los Maestros y los Santos que trabajan en la Senda de la Mano Diestra empezaron a archivar las preciosas crónicas y documentos de las bibliotecas de Lemuria. Cada Maestro fue elegido por el Concilio de la Gran Jerarquía Blanca para que fuera a diferentes secciones del mundo, donde, en seguridad, pudiera establecer una Escuela de la Antigua y Arcana Sabiduría. Se hizo esto para conservar el conocimiento científico y el espiritual del pasado. Al principio, durante muchos miles de años, esas escuelas seguirían siendo un misterio para los habitantes del mundo; sus enseñanzas y las reuniones debían ser secretas. De ahí que aún hoy día son llamadas Escuelas de Misterio o Shan-Gri-La de la Tierra.
El Señor Muru, como uno de los maestros de Lemuria, fue delegado por la Jerarquía para llevar los rollos sagrados que estaban en su posesión junto con el enorme Disco Solar de Oro a la zona montañosa de un lago recién formado en lo que ahora es la América del Sur. Allí guardaría y mantendría el foco de la llama iluminadora. El Disco Solar era guardado en el gran Templo de la Luz Divina en Lemuria y no era un mero objeto ritual y de adoración, ni tampoco sirvió posteriormente a este solo propósito al ser usado por los Sumos Sacerdotes del Sol entre los Incas del Perú. Aramu-Muru partió hacia la nueva tierra en uno de los plateados y ahusados navíos aéreos de aquella época.
Mientras las últimas partes del antiguo continente se despedazaban en el Océano Pacífico, terribles catástrofes tenían lugar en toda la Tierra. La Cadena Andina de montañas surgió en aquella época, y desfiguró la costa oeste de la América del Sur. La antigua ciudad de Tiahuanaco (Bolívia) era en aquel tiempo un importante puerto de mar y una ciudad colonial del Imperio Lemuriano de gran magnificencia e importancia para la Madre Patria. Durante los subsiguientes cataclismos se elevó sobre el nivel del mar y el clima polar de las altas mesetas eternamente barridas por el viento. Antes que esto tuviera lugar, no existía el Lago Titicaca, el cual es ahora el lago navegable más alto del mundo, por encima de los cuatro mil metros.
Así, el Señor Muru, después de su partida de la sumergida Lemuria, llegó al lago recientemente formado. Aquí, en el lugar conocido ahora con el nombre de Lago Titicaca, el Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos cobró existencia, organizado y perpetuado por Aramu-Muru. Ese Monasterio, que fue la sede de la Hermandad a lo largo de las edades de la Tierra, estaba situado en un inmenso valle que tuvo su origen en la época del nacimiento de los Andes, y era uno de esos extraños hijos de la Naturaleza a los que su exacta situación y altitud le daban un clima suave, semitropical que permitía que las frutas y nueces crecieran hasta alcanzar enorme tamaño. Aquí, en lo más alto de las ruinas que otrora estuvieron al nivel del mar, como la Ciudad de Tiahuanaco, el Señor Muru ordenó que se construyera el Monasterio con gigantescos bloques de piedra cortados por la energía de la fuerza lumínica primaria. Esta construcción ciclópea es igual hoy a lo que fue otrora, y sigue siendo un repositorio de la ciencia, la cultura y el conocimiento arcano de los lémures.
Los otros Maestros de Lemuria, el Continente Perdido, se dirigieron a otras partes del mundo y establecieron también Escuelas de Misterio, para que la humanidad pudiera tener en todo el tiempo que pasase en la Tierra el conocimiento secreto que había sido escondido, no perdido, sino escondido, hasta que los hijos de la Tierra hubieran progresado espiritualmente lo suficiente para estudiar de nuevo y emplear las Verdades Divinas.
La ciencia secreta de Adoma, Atlantis y otras civilizaciones mundiales muy adelantadas se puede encontrar hoy en día en las bibliotecas de dichas escuelas, porque esas civilizaciones enviaron asimismo a hombres sabios para fundar Retiros Interiores y Santuarios a todo lo largo y ancho del mundo. Dichos retiros estaban bajo la guía directa y al cuidado de la Gran Hermandad Blanca, Jerarquía de los mentores espirituales de la Tierra.
El valle del Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos es conocido como el Valle de la Luna Azul y está situado a buena altura al norte de los Andes, en el costado peruano del Lago Titicaca. El Señor Muru no estableció inmediatamente después de su llegada el Monasterio junto al Lago Titicaca, sino que pasó varios años viajando, estudiando y ayunando en el desierto, donde se reunió con otros hombres que habían escapado de la catástrofe. Lo acompañaba originalmente su aspecto femenino, Arama-Mara (Diosa Meru), cuando partió de Lemuria en la ahusada nave aérea. Esas no eran naves espaciales, sino que eran empleadas por la Madre Patria para el comercio entre la colonias.
La Hermandad de los Siete Rayos existía desde tiempos inmemoriales y había vivido en la Tierra en la misma época que la Raza de los Mayores, hará cosa de mil millones de años. Empero, nunca había tenido antes un monasterio donde los estudiantes de vida, altamente adelantados en l a Gran Senda de la Iniciación podían reunirse en armonía espiritual para mezclar el flujo de su corriente vital. Cada estudiante cobraba existencia en uno de los Siete Grandes Rayos de Vida, tal como lo hacemos todos, y esos Rayos debían ser mezclados por cada discípulo que tejía su Rayo, como si fuera un hilo coloreado, en el tapiz que simbolizaba la Vida Espiritual del Monasterio. Por lo tanto, era llamada la Hermandad de los Siete Rayos, y se la conocía asimismo como la Hermandad de la Iluminación.
EL DISCO SOLAR DE ORO DE MU
El gigantesco Disco Solar de Oro estaba sujeto por cuerdas del más puro oro en un santuario situado en el Templo más importante de la Luz Divina de la Madre Patria de Mu. Frente al Disco, sobre un altar, que era un pilar tallado en un bloque de sólida piedra, resplandecía la eterna Luz blanca de la cristalina Llama Maxin, la Divina Luz Ilimitada de la Creación. Alrededor del año 30.000 A. de C. La Luz Maxin se apagó en el Altar a causa de la maldad de algunos sacerdotes-científicos del Gran Mu. El Disco Solar permaneció en su santuario, empero, hasta el momento de la destrucción final y de su hundimiento en el mar en 10-12.000 A.de C.
Como hemos dicho anteriormente, ese Disco no era usado meramente como objeto de adoración, ni tampoco como la representación simbólica de nuestro Sol Solar. Era también un instrumento científico, y el secreto de su poder provenía originalmente de las tinieblas del pasado en la época de la Raza de los Mayores. En parte, era un objeto de adoración porque se lo empleaba en los servicios ritualísticos del templo como foco o punto de concentración para aqu4ellos que meditaban. Servía asimismo como representación simbólica del Gran Sol Central, o Sol Cósmico, el que, a su vez, simboliza al Creador. Como instrumento científico se lo usaba conectado con un complejo sistema de espejos de oro puro, reflectores y lentes para producir la curación en los cuerpos de aquellos que estaban dentro del Templo de la Luz. En verdad, esa era la razón por la cual se lo llamaba el Templo de la Luz Divina. Además de todas esas funciones, el Disco Solar era un punto focal para la concentración de calidad dimensional. Cuando el disco era golpeado por un sacerdote científico, que entendía su manera de operar, establecía ciertas condiciones vibratorias que podían producir intensos terremotos y, si proseguían por mucho tiempo, provocar una modificación en la rotación de la Tierra misma. Cuando se lo hacía armonizar con el peculiar modelo de frecuencia de una persona podía transportar a dicha persona a cualquier lugar donde quisiera ir con sólo crear la imagen mental del viaje. Era, por consiguiente, un objeto de transportación.
El Disco Solar de Oro de Mu no estaba hecho de oro ordinario, sino de oro que había sufrido una transmutación, y tan insólito en sus cualidades que era un metal translúcido similar, evidentemente, al metal de los ovnis a cuyo través es casi posible mirar.
El Señor Muru trajo ese Disco consigo cuando viajó al Lago Titicaca, y se lo colocó en el templo subterráneo en el Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos. Aquí, lo emplearon cotidianamente no sólo dos discípulos de vida, sino también los Maestros y los Santos de las Escuela de Misterio de todo el mundo para ser teletransportados a la ida y a la vuelta y así asistir al Concilio o participar en alguna Ceremonia de Transmisión.
Cuando los Incas arribaron al Perú, y en verdad llegaron, porque no eran indios quichuas nativos, sino que provenían de una tierra situada al otro lado del Pacífico, establecieron una sociedad altamente espiritualizada encima de las ruinas de la gran cultura que había pertenecido al Imperio Colonial de Lemuria. Los Sumos Sacerdotes del Sol de Tawantinsuyo –nombre del Imperio Inca- construyeron su Coricancha o Templo del Sol exactamente encima de la antigua estructura que se remontaba a una época muy remota. En los antiguos archivos de su país natal situado al otro lado del Pacífico se habían enterado de la existencia del Disco Solar de Oro de Mu y sabían que lo habían sacado del continente condenado y llevado a una nueva tierra donde el Señor Muru había fundado un Retiro Interior o Santuario.
Una vez que estuvieron en el Perú, los Sumos Sacerdotes incas buscaron empeñosamente y durante mucho tiempo el Disco pero nunca fueron capaces de localizarlo. Empero, cuando llegaron al lugar en la Senda Espiritual donde podían usar el Disco en beneficio de todo su pueblo –los nativos, las tribus indígenas, que habían sido amalgamadas en un imperio- como se acostumbraba en Mu, les fue ofrecido entonces para su uso diario en su Templo del Sol en Cuzco.
En aquella época el Emperador Inca era un Místico Divino o Santo, y realizó un peregrinaje al Monasterio del Lago Titicaca, y allí Aramu-Muru, como Jefe Espiritual o Abate de la Hermandad entregó el Disco al Emperador. Se impartieron órdenes para que varios Hermanos del Lago lo acompañaran en su viaje a la capital del imperio, Cuzco. Allí el Disco fue colocado en un santuario que habían preparado, y se lo mantenía sujeto con cuerdas de oro tal como se hacía en la antigua Lemuria. Aún hoy, los orificios por los cuales pasaban las cuerdas pueden verse en el Convento de Santo de Domingo de Cuzco que fue erigido sobre el Templo del Sol pre-inca e inca.
Los incas llamaban a su Templo del Sol Coricancha, que significa Lugar de Oro o Jardín de Oro. Esto se debía a las magníficas figuras de tamaño natural de hombres, animales, plantas y flores hechas de oro que estaban en un verdadero Jardín de Oro adyacente al Templo del Sol. Pero los científicos-sacerdotes llamaban al Templo Amarucancha. En algunas de las piedras de Santo Domingo aún se ven serpientes talladas (amarus) y debido a esta razón, dicen, algunos llamaban a ese Templo Amarucancha o Lugar de las Serpientes. Sin embargo, esta no es la verdadera razón. Amaru es una forma de Amaru, que es uno de los nombres del Señor Maru. En los Andes hay grandes serpientes que todavía se llaman amarus. El nombre del Señor Maru tiene que ver con la serpiente porque su título es similar al de otro maestro mundial, Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada del Imperio Azteca en México. Por lo tanto el Templo del Sol en Cuzco recibió su nombre de Amaru-Muru, jefe del Monasterio del Lago Titicaca, porque fue él quien les permitió por último tener el Disco de Oro en su Templo del Sol. Dentro del Templo mayor había templos menores o santuarios consagrados a la Luna, los Doce Planetas (Estrellas), y a los Siete Rayos.
La Hermandad de los Siete Rayos llegó a ser la fuerza rectora en la vida espiritual de los incas, y así aprendieron el uso del Disco en los antiguos códices dejados por los sabios pre-incas que eran colonos lémures. El Disco permaneció en el Coricancha en Cuzco hasta que los sacerdotes supieron que Don Francisco Pizarro había desembarcado en el Perú. Sabiendo muy bien lo que iba a ocurrir, sacaron tristemente el Disco de su santuario en el Cuzco y lo devolvieron a su lugar en el templo subterráneo del Monasterio. Los conquistadores españoles nunca lo descubrieron.
En 21 de enero de 1956, el Bienamado Arcángel Miguel del Sol pronunció una conferencia en Su Retiro de Banff, en las montañas Rocosas del Canadá. Lo que sigue a continuación es un extracto de dicha conferencia:
“Muchos de los Templos usados en Atlantis y Lemuria han sido levantados en los reinos etéricos. Algún día, cuando el hombre esté pronto para recibirlos descenderán suavemente. Una o más de las preciosas piedras empleadas en la construcción de esos Templos se depositaron en las manos de un Sumo Sacerdote o del Jefe de una Orden Espiritual con la cual se ponen en conexión con la Jerarquía Celestial. Hay varias docenas de piedras de Mi Templo en posesión de individuos que están hoy día en varios puntos de la superficie de la Tierra…”
El Disco Solar de Oro de Mu es una de las preciosas piedras a que se refiere el Señor Miguel. Y fue puesto en las manos del Jefe de la Hermandad de los Siete Rayos, Aramu-Muru. El Disco permanecerá en el Lago Titicaca hasta el día en que el hombre esté espiritualmente pronto para recibirlo y emplearlo nuevamente. En ese día el Disco de Oro será sacado de su cámara subterránea y se lo colocará en lo alto del Monasterio de la Hermandad. Los peregrinos de la Nueva Aurora lo verán desde muchos kilómetros de distancia reflejando los gloriosos rayos del Sol. Provendrá del Disco un innegable sonido de la más pura armonía que llevará a los muchos seguidores de la luz en el hollado sendero hasta la antigua puerta de la Hermandad de los Siete Rayos, y entrarán en el Valle de la Luna Azul para reunirse en la confraternidad del Padre.
LA RAZA DE LOS MAYORES
Si queremos entender verdaderamente el significado que se oculta tras la Hermandad de los Siete Rayos y el Disco Solar de Oro de Mu es preciso retroceder en el tiempo de la Tierra unos mil millones de años.
Después de haberse enfriado el planeta Tierra y estar pronto para recibir habitantes, llegó del espacio una raza que no era humana, aunque era de la raza del verdadero hombre original. Era la raza llamada Ciclópea, y esta es conocida con el secreto y arcano conocimiento como la Raza “L” o, simplemente, los “Eles”. Antes de venir al planeta Tierra atravesaron el espacio siguiendo todos los grandes ciclos del Tiempo; eran Titanes que viajaban por el camino de las estrellas (y lo siguen haciendo en otra dimensión de Tiempo y Espacio) y que siempre buscaban las mejores pasturas del espacio para su ganado. Fueron la primera vida sobre la Tierra y son los Inmortales de nuestras leyendas, la Raza de Dios o la Raza de los Mayores que precedió al Hombre.
Algunos de los Eles eran verdaderos Cíclopes debido a tener un solo ojo central en medio de la frente. Otros tenían dos ojos como los seres humanos, y hasta había otros que habían desarrollado el tercer ojo psíquico. Tenían unos cuatro metros de estatura y eran hombre y mujer, pero no de la manera como consideramos hoy la diferenciación sexual. Antes de llegar a la Tierra habían colonizado gran parte de lo que hoy es conocido como Galaxia de la Vía Láctea, miles de soles y mundos cayeron bajo su influencia. Por lo general precedían a otras formas de vida en un mundo, luego que éste era habitable. Una vez que se establecían en un nuevo planeta intentaban dejar tras sí lo que sólo podemos llamar grandes bibliotecas en su hondo imperio subterráneo de enormes ciudades. En estas bibliotecas pequeños archivos de cristal contienen la historia del Universo, y están encerrados en un campo magnético que a veces, se encuentra en afinidad con alguna persona “sensitiva” que vive hoy en la Tierra. Los Eles no eran exactamente seres tridimensionales como somos hoy día, si bien eran definitivamente seres físicos en un mundo físico. Habían intentado, a lo largo de incontables edades lograr, como raza, una condición atemporal, llegar a un lugar donde pudieran no sólo crear por el mero pensamiento, sino escapar de las cadenas de la existencia física para romper las ataduras que los mantenían sujetos a los planetas y sistemas físicos. Buscaban el gran secreto que haría de ellos Inmortales, lo que les permitiría andar por el Tiempo y las Estrellas sin atadura alguna.
El planeta Tierra fue posiblemente el último mundo que colonizaron en la Galaxia Vía Láctea, porque al poco tiempo de su llegada aquí lograron el poder del pensamiento creativo. Conquistaron la materia física y se convirtieron en Dioses. Aniquilaron el Tiempo y el Espacio; ya no tuvieron más necesidad del mundo terrenal o de la gran Galaxia a la cual pertenecían. ¡Eran libres! Habían llegado a ser verdaderos miembros del Universo Pensamiento, el Universo Theta.
En realidad, los Eles no eran conocidos por ese nombre mientras no lograran la condición Theta. Antes que eso ocurriera eran conocidos como la Raza Ciclópea. Era su método de dejar la existencia física y las condiciones que la hacen factible lo que les dio el nombre de Eles. Mediante el uso secreto del Grado Noventa de Cambio de Fase abandonaron la Tierra y toda la Galaxia y la dejaron libre para la humanidad.
Un ángulo de noventa grados forma la letra “L”. Por lo tanto, cuando los llamamos Eles nos estamos refiriendo a un símbolo de su raza y no realmente a un nombre. Hoy día muchas palabras derivan del nombre de esta muy antigua raza. Las palabras elevación y eliminar derivan claramente de esta fuente. ¿Acaso los Eles no se elevaron a otra condición dimensional? ¿No eliminaron acaso el Tiempo y el Espacio? Basta mirar en el diccionario para descubrir algunas cosas sorprendentes entre las palabras que empiezan con EL y L. Luego está la magnífica palabra Elohim.
El 24 de abril de 1955, Koot Hoomi Lal Singh (Maestro Kuthumi) informó:
“Sobre el planeta se mantiene la gran Presencia del Bienamado Elohim, Cíclope. Su radiación cubre toda la Tierra.”
El Maestro Kuthumi se refiere obviamente a un miembro de la gran Raza de los Mayores. Aunque, en 1956, la mayoría de los Eles ya no estaban en la Tierra, seguían actuando como Mentores, y por lo general eran Maestros de los Instructores y Santos de la Tierra. Decimos que la mayoría de los Eles ya no estaban en nuestro planeta, porque alg0unos no partieron cuando su raza logró la condición Theta y conquistaron M-E-E-T (Materia-Energía-Espacio-Tiempo. Debido a ciertas reacciones kármicas, unos pocos miembros de la Raza Ciclópea no pasaron el Grado Noventa de Cambio de Fase, y se vieron forzados a permanecer en la Tierra para cumplir su destino, y reunirse eventualmente con su raza en una época posterior. Mientras tanto, actuarían en el papel de Mentores para los seres humanos cuando éstos llegaran a la Tierra.
Aramu-Muru (Diosa Meru) era miembro de la Raza Ciclópea. Había mantenido la misma forma física por incontables edades, renovando la energía de su corriente vital mediante la polarización con su aspecto femenino, Arama-Mara. Porque, como ya se lo expuso, esos seres no se reproducen como lo hacen los humanos.
El Señor Muru dice que cuando estaba en Lemuria era un joven estudiante u hombre. No obstante, hay que atribuir distintos significados a estas palabras. Tal vez quiera decir “joven” en cosas universales, y el significado que atribuye a “hombre” es el de pertenecer a la raza del original y verdadero hombre. Muchos de los sabios de Lemuria, y anteriormente en la misma Mu, eran cíclopes. (No los llamamos Eles porque no habían logrado aún el Universo Theta.) Todos los cíclopes abandonaron Lemuria y se dirigieron a otras partes del mundo: por lo tanto, muchos de los Jefes Espirituales de las Escuelas de Misterio (Retiros Interiores) eran cíclopes que se reunirían en algún momento con la Raza de los Mayores y llegarían a ser verdaderos Eles.
La Hermandad de los Siete Rayos se había iniciado originariamente con los cíclopes puesto que fueron los primeros que manifestaron los Siete Rayos de Vida sobre el planeta Tierra. Esos seres proyectaban una radiación de energía especial que permitía el establecimiento de los Siete Rayos de Vida en nuestro planeta, y si hubiese faltado, nunca habría existido la Hermandad de los Siete Rayos. Asimismo, los cíclopes pasaron a la Séptima Condición y entraron en Theta, el Octavo o Universo de Pensamiento.
El Disco Solar de Oro de Mu no fue hecho por los Cíclopes, aunque el principio de su modo de operar y el secreto de su poder se hallaron en las bibliotecas abandonadas de las ciudades subterráneas ciclópeas. Aquellos que son bastantes sensitivos como para sintonizar dicho conocimiento de las edades posteriores a lo humano, descubrieron aquellas Verdades y posibilitaron la construcción del Disco de Oro. Así, el Disco entró en la vida de la Madre Patria de Mu.
Es preciso saber que el hombre en la Tierra nunca llegará a ser un L, pero podrá lograr una condición atemporal como éste, porque el plan presente de la Jerarquía es: la producción de una síntesis subjetiva en la humanidad y la interacción telepática que llegará eventualmente a aniquilar el tiempo.
Aunque el hombre no llegará a ser un L, debido simplemente a que no pertenece a la Raza Ciclópea (ahora la Raza Ele), logrará conquistar el M-E-E-T, y reinará como verdadero Dios, el Hijo del Creador.
EL FOCO DE ILUMINACIÓN DEL NUEVO MUNDO
En julio de 1957 el Bienamado Maestro el Morya dijo:
Aquellos peregrinos que buscan ser guiados y la iluminación espiritual de hoy en adelante serán atraídos por la América del Sur tal como lo habían sido anteriormente por el Oriente. Para este fin, los Rectores de las Fuerzas de la Naturaleza y del Reino Elemental realizan los preparativos para proporcionar medios naturales de acceso al hasta ahora no tocado Foco Espiritual de Iluminación en las Montañas de los Andes. Las informaciones sobre el Retiro de Aramu-Muru en el Lago Titicaca, Perú, fueron dadas hace mucho tiempo a aquellos que estaban prontos para dicho conocimiento. El Rayo Permanente entra en el planeta Tierra por dos lugares. El Aspecto Masculino entra por el Himalaya en el Oriente y el Aspecto Femenino por el Lago Titicaca. El Aspecto Masculino fue prominente a todo lo largo de las edades de la historia de la Tierra, pero ahora el Aspecto Femenino se está destacando a medida que la Tierra penetra más profundamente en las vibraciones del Séptimo Rayo. El Aspecto Femenino, por su entrada en la zona del Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos, llegará a ser evidente en el futuro. Interesa subrayar que tanto por la cultura como por otros aspectos el Tibet y el Perú se parecen a tal punto que una fotografía de uno cualquiera de estos países puede muy bien tomarse por la del otro. Pero si comprendemos que en la superficie de la Tierra hay dos zonas por las cuales penetra el Rayo Permanente, la explicación es sencilla.
Para mayor confirmación del Foco de Iluminación del Nuevo Mundo, Phra Sumangalo, monje del Monasterio del Ángel de la Guarda (Wat Doi Suthep Xieng Mai, Tailandia), escribió recientemente a la Abadía, diciendo:
“Asia está espiritualmente en bancarrota. Pero vos estáis en una región que tiene su pralaya –periodo de descanso o de sueño- y ahora vuelve a despertar a las cosas del Espíritu. América del Sur es, más que cualquier otra tierra, el país del futuro en todos los aspectos, una tierra de promesa espiritual”.
En marzo de 1957 la Hermandad de la Iluminación Dorada de los Ángeles, California, dijo:
“Los llamados son continuos en la Senda de la Luz para que todos escapen de ellas… de las fuerzas oscuras…y se unan para establecer el Reino del Amor y la Paz”.
En junio de 1952 el Puente a la actividad en pro de la libertad, dijo:
“!Signos de una Nueva Aurora! Se abren nuevos canales, no para sustituir a los antiguos, sino para ayudarlos; los trabajadores vienen al frente de todas partes, los Amigos de la Gran Hermandad Blanca se levantan en todos los rumbos. Y ningún hombre puede detener la arremetida del Poder Cósmico de Cristo que deja en libertad a las Corrientes Espirituales de la Hora. No tendrán éxito si por desdicha tratan de enfrentar las corrientes de la Nueva Aurora. Además, tales individuos han de perecer bajo la Ley misma que provoca el retorno del Amor generado que ellos otorgan, o la oposición al progreso que ellos nutren. Nunca como hoy cabe decir en verdad de los Jefes Espirituales del Mundo, y de todos los nuevos canales, “por su fruto, los conoceréis”. ”
Ahora por doquier, aún más que en 1952, los canales del Infinito Padre del Amor y la Sabiduría Divinos se abren y traen a su pueblo palabras de consolación e instrucciones para los días de la catástrofe venidera. Pero la Jerarquía y los visitantes del espacio nos han asegurado que el mundo no va a terminar. ¡Muy al contrario! Se producirán muchos cambios geológicos sobre la Tierra, sí, pero es preciso reconocer en esos grandes eventos la profetizada “salvación que se acerca”.
Durante muchos años los Maestros de otros planetas en nuestro Sistema Solar y en otros Sistemas Solares y hasta en otras Galaxias han estado en comunión con los Adeptos Instructores o Maestros que residen en el planeta Tierra. Se resolvió finalmente en 1956 que las Escuelas de Misterio de la Tierra, que operan en un cuerpo espiritual con el nombre de Gran Hermandad Blanca, empezarían inmediatamente a develar algunos de sus antiguos secretos y verdades al mundo exterior. Comentado esta decisión en 1956, Aramu-Muru dijo en el Lago Titicaca:
“…en adelante no guardaremos silencio. Empero no abrimos aún nuestra senda ni nuestra entrada al profano, ni tampoco las perlas de la gran sabiduría, serán echadas a los cerdos, porque hay “cerdos” sobre la Tierra y en la Tierra. Pero el planeta no tardará en quedar limpio de ellos. No son merecedores aún de recibir la Divina Sabiduría. Nos ocupamos de los millares de corazones y almas hambrientos, y prestamos oído a su hambre y sabemos dentro de nuestro ser que esa hambre sólo puede ser saciada con el verdadero maná que proviene de nuestro Infinito Padre. No os sorprendáis si podéis oír ahora libremente las palabras de la Gran Hermandad Blanca que es la Jerarquía para todas las Hermandades de la Tierra. ¡Llegó ahora el momento de la acción! Llegó para nosotros el momento de hablar, y hablaremos, porque estamos allanando diligentemente el camino para que Sus pasos sean oídos en todo el mundo. El Reino ya no está cerca, el Reino está aquí, y El ha de manifestarse pronto a todos los hombres. Hemos esperado este tiempo con ansiedad a lo largo de los siglos. ¿No es acaso el momento de regocijarse aun cuando sobrevenga una catástrofe en el mundo? Pero mediante esta purificación catastrófica el hombre heredará la divinidad. Buscad en las colinas la salvación que se acerca. No desesperéis por causa de la catástrofe, sino contempladla como un agente de Iluminación y belleza. “Todo será hecho nuevo” como está escrito. ¡Sólo quedará la Verdad!”.
“En adelante todos los Retiros y Santuarios, las Escuelas de Misterio, los Shan-Gri-Las de la Gran Hermandad Blanca trabajarán en un contacto más estrecho y abrirán sus puertas a aquellos que están prontos para la Senda de la Luz. Sus lugares secretos de escondite serán revelados, pero solamente a los Estudiantes de Vida que permanecen en Su Luz. Los Retiros Interiores han sido, en verdad, un misterio para el mundo exterior; han obrado en secreto para que la humanidad supersticiosa e ignorante no se volviera contra ellos y los destruyera. Han conservado el antiguo y arcano conocimiento para que el Remanente heredase el legado Espiritual en el momento del Nuevo Amanecer. Ya ha sonado la trompeta; oímos a lo lejos los apagados sonidos de la Séptima Trompeta. ¡Las huestes de ángeles han proferido su llamamiento y ahora nos daremos a conocer!”.
Los Maestros y Hermanos del espacio ayudarán al hombre en la Tierra después de la catástrofe, pero no impedirán el desastre. En el periodo posterior a la catástrofe aterrizarán en gran número, y es su idea ponerse en contacto con los Retiros de la Gran Hermandad Blanca donde el Remanente se ha de reunir. Debido a los cataclismos que tendrán lugar en Oriente, los Estudiantes de Vida son orientados hacia la América del Sur, donde en las montañas de los Andes está situado el Nuevo Foco Mundial de Iluminación. Por lo tanto, prosiguen los llamamientos para “que entre ellos venga Mi pueblo”. Los Retiros Interiores han de hablar ahora a través de sus muchos canales para que las Ovejas del Rebaño puedan oír el Llamamiento.
La Hermandad de los Siete Rayos trabaja al presente en estrecho contacto con la Hermandad del Monte Shasta en California, la Hermandad del Teton Real, en el Oeste de los EE.UU., la Hermandad de la Vestidura de Oro en la India, y muchas otras Hermandades y Ordenes. Claro es que la cooperación es completa con todos los miembros de la Jerarquía de la Gran Hermandad Blanca.
El conocimiento que sólo estaba reservado a los iniciados, es ahora impartido directamente a los individuos que están fuera de los Retiros Interiores, y los hombres, las mujeres y los niños de todas las razas se reunirán en esos Retiros y celebrarán un Gran Congreso Espiritual y Filosófico. La nueva tierra profetizada saldrá, en verdad, de su pralaya y se unirá con la Jerarquía de la Tierra y las Estrellas y será la guía del Remanente que ha de permanecer en la Tierra en los días venideros.
LA ANTIGUA ORDEN DE AMATISTA
La Tierra está entrando ahora en las vibraciones del Séptimo Gran Rayo. Este es el Rayo violeta o amatista (púrpura), de ahí el nombre de Orden de Amatista.
Como nuestro mundo está bañado en la frecuencia violeta, sólo la Verdad podrá existir; toda falsedad desaparecerá espontáneamente. Aquello que había cegado los ojos de los hombres, a la realidad, se desvanecerá ante el Puro Fuego Violeta, como la bruma se desvanece antes del amanecer.
La palabra amatista proviene de amethystos, palabra griega que significaba la cura o remedio para la ebriedad, y por cierto, ¿acaso no es verdad? El rayo violeta amatista probará ser en sus aspectos purificadores una cura para la ebriedad de la Tierra, un remedio para sus males. No quiere decir que la Orden de Amatista va a salvar al mundo de sí mismo, sino que la Orden, obrando en la Vibración del Séptimo Rayo tendrá suma importancia en los días venideros para todos los estudiantes de la verdad.
En todos los Retiros diseminados por el mundo se encuentran varias Ordenes antiguas. Entre las Ordenes más antiguas en la Tierra está la Orden de Melquizedec, la Orden de los Esenios, la Orden de la Cruz de Esmeralda, la Orden de Amatista y la Orden Fraternitas Rosae Crucis o de la (Fraternidad) de los Rosacruces, y la Orden de la Mano Roja. Más recientes son la Orden del Monte Carmelo y la Orden del Santo Grial.
Todos los miembros de la Hermandad de los Siete Rayos pertenecen a la Orden de Amatista, que es muy antigua, pero que ha cobrado gran importancia hoy porque su vibración emerge en la escena mundial en la forma del Séptimo Rayo de Vida. El Arcángel Miguel del Sol, el Ser trascendente que es el Arcángel de la Protección, es el Guardián de los miembros de esta Orden, y también de la Hermandad de los Siete Rayos y de todos los Retiros Exteriores y Santuarios.
La individualidad del hombre está bajo la dirección de los grandes Siete Rayos de la Vida, y siempre es guiado por las poderosas fuerzas que obran dentro de esos Rayos. Todos nosotros entramos en la Vida consciente en uno de esos Rayos, y toda nuestra experiencia de Vida sufre la influencia del Rayo por el cual hemos descendido. En las Escrituras Santas, los Siete Rayos son llamados los “siete espíritus ante el Trono”.
El primer Rayo es el camino de la Dirección; el Segundo Rayo es el camino de la Educación; el Tercer Rayo es el camino de la Filosofía; el Cuarto Rayo es el camino de las Artes; el Quinto Rayo es el camino de la Ciencia; el Sexto Rayo es el camino de la Devoción; y el Séptimo Rayo es el camino de la Ceremonia. Los Colores Esotéricos de los Rayos son: 1) Rojo, 2) Azul Claro, 3) Verde, 4) Amarillo, 5) Indigo, 6) Rosa, 7) Violeta.
Tiene su importancia observar que la Hermandad no es llamada: Hermandad del Séptimo Rayo. Se la designa en plural: Hermandad de los Siete Rayos. Cabe preguntarse: Si la hermandad está trabajando con la Orden de Amatista, que es el Séptimo Rayo, ¿por qué se le dio un nombre que incluye a todos los Rayos de Vida? Esta es una pregunta acertada, pero es preciso recordar que ya hemos dicho que cada Estudiante de Vida en el Monasterio debe tejer un tapiz que simbolice la Vida Espiritual de la Hermandad. Y cada Estudiante debe realizarlo tejiendo su propio Rayo como si fuera un solo hilo en toda la tela del tapiz. Resulta que al terminar el trabajo los Rayos de todos los Estudiantes quedan combinados; el tapiz espiritual de la Hermandad de Vida es suave, armonioso y vibrante, porque cada uno de los Grandes Siete Rayos de Vida halla en él su lugar en correcta correspondencia con cada uno de los otros Rayos.
Este tapiz es más que una expresión o representación simbólica, porque en el curso de las Ceremonias en el Templo de la Iluminación y el Disco Solar de Oro en la Hermandad, hay un tapiz literal colgado en la pared sobre el Altar de la Pura Luz Maxin, la Llama de la Iluminación. Las escenas representadas en ese tapiz cambian según los pensamientos, acciones y hechos de los miembros de la Hermandad. Si en el Monasterio todo no está en armonía física, mental y espiritual, aparece inmediatamente en el tapiz, y la escena retrata simbólicamente dicha condición. Es la Hermandad de los Siete Rayos porque la esencia de todos los Siete se utiliza conjuntamente para lograr la Iluminación de la Humanidad mediante la Llama Iluminadora. Desde luego, todos los otros Retiros Interiores están trabajando también bajo los Siete Rayos, pero en lugar de mezclarlos todos en una sola fuerza, operan más bien bajo un Rayo específico. De este modo, la Hermandad o Foco de Sabiduría del Lago Titicaca es única. Hemos mencionado antes que la Hermandad de los Siete Rayos es también conocida como la Hermandad de la Iluminación. Esto se debe a varias razones, de las cuales la principal es que el Lago Titicaca es el Foco de la Llama de Iluminación. El Señor Muru se refirió a este particular el 20 de Julio de 1957 al decir:
“Por muchas, muchas edades hemos guardado y, sustentado el Foco de la Llama de Iluminación que tanto nosotros como vosotros honramos esta noche. Alienta ver que entre los más adelantados unos pocos de la raza hallaron el camino que los condujo al corazón de las Montañas de los Andes donde mora la Llama. En el futuro, cuando los precursores espirituales hayan allanado las sendas emocionales, mentales y etéricas que llevan hacia el Retiro Místico, más y más miembros de la humanidad llegarán a ser físicamente conscientes de la irradiación espiritual que es mantenida dentro de las Montañas de los Andes, y veréis que todos aquéllos que por muchos años se han aferrado al deseo de entrar en la gran Cordillera de los Himalayas, orientarán su peregrinaje espiritual hacia el Oeste”.
La Orden de Amatista es una Orden Iluminista de los Esenios, en l a que todos los miembros siguen la manera de vida de dichos religiosos.
El Poderoso Maestro Saint Germain (Ragoczy), como Chocan del Séptimo Rayo, es el Maestro o Jefe Espiritual de la Orden de Amatista.
LA ABADÍA: PRINCIPAL RETIRO EXTERIOR DEL SEÑOR MURU
El 13 de noviembre de 1955, Maha Chohan se refirió al Lago Titicaca, como también a Shamballa, Luxor, Darjeeling y las Ciudades de San Juan diciendo que eran los Retiros y Santuarios de la Gran Hermandad Blanca. Claro está, hay muchos más a todo lo largo y ancho del mundo.
El 12 de abril de 1957, Sanat Kumara manifestó que todos los Retiros y Santuarios de la Gran Hermandad Blanca habían sido elevados a una vibración espiritual más alta junto con la Hueste Celestial de la Jerarquía. Esto se refería al Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos en el Lago Titicaca. Después de muchos años de servicio consagrado a la elevación de la humanidad, este Retiro Interior de Aramu-Muru había alcanzado el Día de la Graduación Espiritual. Koot Hoomi Lal Singh (Maestro Kuthumi) fue nombrado con el cargo de portavoz para todos los Retiros. La acción de elevar los Santuarios mediante la autoridad de los Veinticuatro Mayores de nuestro Sistema Solar permite ahora una mayor expansión del trabajo entre la Jerarquía y los Retiros que actúan en el papel de agentes espirituales intermediarios entre el hombre del mundo Exterior y los más altos Mentores. Esta es la etapa final para preparar la llegada de Aquel que ha de venir.
En 1956, durante un Cónclave de la Gran Hermandad Blanca, en cuyo curso se desplegaron los estandartes de todos los Retiros Interiores, se resolvió que esos Retiros establecerían inmediatamente Retiros Exteriores como nueva expresión de su servicio a la humanidad. Los individuos elegidos que viajarían como peregrinos a los Retiros Exteriores no serán los “escogidos de entre ellos” para salvar su forma física. Serán reunidos para una misión divina pero no en un lugar seguro, porque el poder del Espíritu Santo sustentará a Sus sirvientes en tiempo de catástrofe. Anteriormente, los Retiros Exteriores constituían varios grupos en el mundo Exterior que daban a conocer las palabras de los Maestros de las Jerarquía por intermedio de reuniones, conferencias, publicaciones y todo lo demás. Pero ahora se deseaba tener Retiros que no fueran tan secretos como los Retiros Interiores, y sin embargo no tan identificados con el mundo del materialismo como el que existía entonces en los Retiros Exteriores. Se solucionó este problema con el establecimiento de Retiros Exteriores autorizados por cada Retiro Interior de la Gran Hermandad Blanca, a los que se situaría cerca de sus respectivos cuerpos gobernantes (Retiro). En estos Santuarios Exteriores los Estudiantes de Vida seguirían un modo de vida monástico similar al de los Retiros Interiores. Se alejarían del mundo para vivir en lugares de paz y soledad, empero su alejamiento no sería completo porque enviarían informes y realizarían viajes periódicos a otras tierras. Estarían más próximos a los Retiros Interiores y a los Mentores de lo que nunca lo estuvieron antes. Era necesario tomar esta decisión para estar preparados para la inminente catástrofe y el eventual aterrizaje de los Maestros del espacio. Muchos años antes, el hombre había puesto el mundo al corriente de la existencia de los Maestros y de las Escuelas de Misterio estableciendo ciertas sociedades metafísicas y grupos. Gradualmente, se hizo necesaria una asociación más estrecha a medida que las Verdades empezaron a penetrar más profundamente en la conciencia nacional de cada país de la Tierra. Los Estudiantes de la Verdad se aproximaban cada vez más a los diversos Retiros Interiores, con los cuales estaban en relación mediante un Rayo, un Maestro. Ahora que se iban a establecer los Retiros Exteriores muy próximos a los Interiores, tuvo lugar otra etapa en el desarrollo. La próxima será el viaje final que realizarán quienes están calificados en cuestiones del Espíritu para ir desde los Retiros Exteriores al Santuario Interior. Esto es un indicio de que los sucesos en la Tierra están llegando rápidamente a su culminación. Cuando los hermanos de las tierras del espacio interestelar aterricen, se verán frente al Remanente que ha quedado, y dicho Remanente será reunido en las diversas ubicaciones donde se hallan los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca en la superficie del planeta.
1.Los secretos y Verdades de la más remota antigüedad serán revelados por primera vez al mundo exterior de los profanos.
2.Los Retiros Exteriores ubicados cerca de los Santuarios Interiores recibieron la autorización, y se hizo el llamamiento para que “vinieran de entre ellos”.
3.En 1957 se resolvió que todos los Retiros Interiores serían elevados a una nueva vibración en contacto más estrecho con la Jerarquía.
Aramu-Muru (Dios Meru) anunció en 1956 a aquellos estudiantes del Mundo Exterior que eran miembros de la Hermandad de los Siete Rayos que había autorizado el establecimiento de un Retiro Exterior en un valle oculto del Perú, y que dicho Santuario estaría situado al norte del Monasterio, su cuerpo gobernante, en el Lago Titicaca. La Hermandad tendría en adelante tres salidas para su servicio:
1.El Monasterio, Lago Titicaca (Retiro Interior).
2.La Abadía, el Valle Oculto, Perú. (Primer Retiro Exterior conocido con el nombre de Santuario Intermedio).
3.Prioratos. (Varios grupos no “traídos entre ellos” debido a que se los necesitaba en el mundo del materialismo como agentes de distribución para las palabras de la Gran Hermandad Blanca. Servirían en la calidad de Retiros Exteriores Secundarios).
Como lo hemos mencionado antes, unos pocos miembros de la Raza Ciclópea no abandonaron la Tierra cuando el resto de sus semejantes lograron el Universo Theta, permaneciendo en nuestro planeta debido a ciertas condiciones kármicas que era preciso vencer; actuarían en el papel de Mentores para los humanos que habrían de venir.
El 12 de abril de 1957, día en que Sanat Kumara informó que todos los Retiros Interiores y los Santuarios de la Gran Hermandad Blanca habían sido llevados a un nivel superior de vibración espiritual, los Cíclopes que habían permanecido en la Tierra, estuvieron por fin libres de unirse a su Raza, la Raza de los Mayores o Eles. Por consiguiente Aramu-Muru pudo dejar su posición de Superior Espiritual (Abad) del Monasterio. Seguiría siendo Maestro Instructor de la Hermandad desde una posición más alta. Un tal Hermano Juan (Maestro Juan) fue nombrado para llenar el cargo vacante de Abad del Monasterio. Así, ya no había más Cíclopes en la Tierra en forma física. Todos ellos habían, por último, logrado y aprendido el gran secreto del Grado Noventa de Cambio de Fase y pasaron al Universo de la Atemporalidad.
Después que el Señor Muru hubiese regresado del cónclave de 1956, puso inmediatamente en obra aquellos planes que resultarían en la organización del Principal Retiro Exterior (Intermedio) tan pronto como fuera posible. Los miembros de la Hermandad que estaban en el mundo exterior vendieron sus posesiones materiales, abandonaron sus amigos y lugares de tr5abajo, y el 2 de diciembre de 1956 se pusieron en viaje para Lima. Desde allí visitaron a la mayoría de las ciudades del Perú y realizaron investigaciones en muchas zonas montañosas poco conocidas con la esperanza de encontrar el valle oculto, la futura sede del Principal Retiro Exterior del Señor Muru. Los Mentores los guiaron bien, pero algunos de los que habían venido se dieron cuenta de su incompatibilidad con el Llamamiento y la Misión y regresaron a los Estados Unidos. Otros descubrieron el valle oculto y dieron comienzo al Trabajo que había sido decretado en 1956 por la Gran Hermandad Blanca.
A los peregrinos les fueron dadas varias señales para que pudieran reconocer su Retiro. En suma, éstas eran las señales:
Una zona de magnífica belleza natural; un lugar de paz y tranquilidad donde nunca se había derramado sangre; una ubicación con abundante agua, clara, pura; una corriente o río cercano; un lugar donde las legumbres y los frutos pudieran crecer en un suelo no contaminado con fertilizantes químicos; una tierra de gente feliz, contenta, alejada del mundo exterior, y empero en él.
En febrero de 1957 dos Hermanos de la Abadía que habían venido de los Estados Unidos, estaban en una ciudad del Altiplano a la que habían sido dirigidos por el Señor Muru. Sus Mentores les dijeron que un hombre iba a ponerse en contacto con ellos para llevarlos valle oculto. Unos pocos días después, apareció el hombre y viajaron con él muchos kilómetros hacia el este cruzando los grandes pasos de los Andes llenos de nieve, donde aullantes vientos barrían la desierta tierra.
Para ir al valle era preciso seguir estrechas sendas montañosas donde los derrumbes son frecuentes. ¿No se asemeja acaso a la Senda Espiritual individual que es como el filo de una navaja, lleno de azares mientras se viaja a través de la vida?
Para llegar al valle hay un solo camino y éste es un estrecho sendero. Después de largas horas de viaje, los Hermanos llegaron a un pequeño poblado situado en un repecho que dominaba un fantástico precipicio. Por encima de ellos se destacaban ene l cielo las majestuosas cumbres cubiertas de nieve de los Andes. En el frío poblado tuvieron que esperar largo rato mientras preparaban las mulas para el descenso al valle oculto que estaba a miles de metros por debajo de la diminuta aldea. Todos estaban cubiertos con gorros y ponchos de lana tejidos por los quichuas, y por último empezaron el descenso bajo una fría y tupida lluvia. El clima y el escenario cambiaron gradualmente. Era como si el invierno se convirtiera en verano. La lluvia cesó … la temperatura era más cálida, pronto se quitaron la ropa de lana y prosiguieron andando en mangas de camisa. La nieve y el hielo que los rodeaban por doquier unos instantes antes habían desaparecido, y los Hermanos sintieron como si vivieran en realidad la historia del Horizonte Perdido.
Era, en verdad, Shan-Gri-La, el valle escondido que estaba más allá de las preocupaciones de este caótico planeta. Empero, era un lugar donde se podía realizar un gran trabajo en una atmósfera pacífica, donde la sangre nunca había sido derramada, y donde los quichuas, los descendientes del gran Imperio Inca del Sol, vivían tranquilamente en su paraíso semitropical.
En el valle por doquiera centenares de hermosas cascadas dejaban caer sus aguas por las paredes rocosas y llevaban al valle la clara y pura agua de los grandes glaciares andinos. Y había un ancho río de impetuosa corriente, bello de ver con su serpenteante curso que atravesaba el valle en todo su largo como una brillante hebra de plata.
Los Hermanos no tardaron en enterarse que prácticamente todas las plantas podían crecer en el valle. ¡Un lugar donde los productos de la zona templada crecían al lado de los productos de las zonas tropicales! Maíz, frijoles, zapallos, mandioca, guisantes, remolachas, zanahorias, lechuga, coles, papayas, mangos, chirimoyas –un fruto fabuloso compuesto casi por un cien por ciento de proteínas- papas, paltas, tomates, bananas, limones, naranjas, etc., crecen en abundancia, y éstos son únicamente unos de los pocos frutos y legumbres que se encuentran allí. La siembra se puede hacer todo el año y no se usan ni fertilizantes ni pesticidas químicos; todo crece orgánica y naturalmente.
Los dos Hermanos de la Abadía reconocieron instantáneamente este valle como la futura sede del Principal Retiro Exterior del Señor Muru.
Los Hermanos abandonaron el valle escondido a desgana, porque la atmósfera de paz que se respira en ese lugar es poderosa e inolvidable. Imaginad, si podéis, los estrechos y serpenteantes senderos de mulas que nunca conocieron las brutales ruedas de los modernos vehículos, la tropilla de llamas, siempre pintorescas con los hilos de brillantes colores que son las “marcas del dueño” en las orejas de los animales, los amistosos quichuas que esperan la aparición de sus reencarnados antepasados incas, cuando serán llevados otra vez al nuevo Imperio Inca del Sol en un Amanecer de Oro sobre la Tierra. Esas gentes, aunque aisladas en el valle escondido, saben lo que ocurre hoy en el mundo, y esperan pacientemente el retorno de Viracocha, el Gran Hermano Blanco.
Los Estudiantes de Vida ya han entrado en el valle y hay un hermoso edificio que alberga la Abadía junto con el Scriptorium (Biblioteca) y el Templo de Vida. Todas los Estudiantes siguen un Modo de Vida Monástico tal como la dirige la Gran Hermandad Blanca. La Abadía opera bajo la autoridad y la guía directa del Monasterio. Todos los miembros pertenecen a la Orden de Amatista, una Orden Iluminista de los Esenios. Sirven bajo el Séptimo Rayo o Rayo Violeta (Púrpura). El nombre de los Incas es Intihuasi, la Casa del Sol.
Las así llamadas reglas y reglamentos son seguidos en la Abadía para que todos los Estudiantes de Vida puedan participar en el gran desenvolvimiento y experiencia espirituales. La Hermandad no cree que seguir esta manera de vivir sea necesario para la salvación, ni que tal rutina convenga a toda la gente. La rutina fue desarrollada en la Abadía para otorgar cierta Iluminación Espiritual a los Estudiantes adelantados en la senda de la Comprensión Cósmica. Las siguientes demandas se piden a los Novicios que están a punto de entrar en el Principal Retiro Exterior del Señor Muru, la Abadía de la Hermandad.
El Estudiante de Vida que pide entrar en la Abadía debe, ante todo, buscar y servir la Verdad, y llevar una vida limpia y recta. Ha de tener una comprensión teórica de la Gran Senda. No hay restricción alguna en cuanto a la edad, el sexo, el estado marital, la raza, la afiliación religiosa, ni tampoco la Hermandad se interesa por el pasado de persona alguna., Lo importante es que el Estudiante individual, en el momento de su petición, desee la Verdad sobre cualquier otra cosa. ¡No hay religión más elevada que la Verdad!
El Estudiante debe percibir y aceptar al Cristo Cósmico y creer que dicho Cristo vino en persona como Dios para enseñar en la Tierra y que el mismo Cristo retornará pronto en persona.
“Simplificad simplemente”. La manera de vivir en la abadía está muy bien definida por las famosas palabras de David Thoreau. Esto tiene la mayor importancia en la vida cotidiana.
Mientras que, en realidad, no hay grados que puedan colocar a un Estudiante por encima de otro, en la Abadía hay una clasificación designada para el Trabajo: Aspirante, Novicio, Fraile, Monje, Prior (Prioresa), Abad (Abadesa).
El modo de vida esenio es seguido por todos los Estudiantes. Hay periodos regulares de ayuno, de meditación y de contemplación en la Abadía. Los Estudiantes son mendicantes (monjes que han pronunciado votos de pobreza). La Sagrada Comida Comunal o Cena de los Esenios se toma diariamente, y el Novicio recibe un Bautismo de Agua con inmersión completa antes de llegar a ser Fraile, y el Fraile es ungido con Oleos Sagrados antes de llegar a ser Monje de la Orden.
Los Estudiantes se levantan con el alba y regresan a sus cuarteles a la caída del sol después de meditar en el Templo de la Vida.
Ningún narcótico (tabaco, medicinas, etc.), ni estimulantes, como el café, el té o el chocolate son usados en la Abadía. Se toman ciertos test de hierbas benéficas, empero. Ningún intoxicante, ni en medicina o alimentos o bebidas es empleado. No se comen productos animales. Todos los Estudiantes adhieren a un estricto vegetarianismo y los alimentos se consumen en su mayoría crudos, y se comen en escudillas individuales de madera. Se usa la miel pura. No se comen alimentos procesados, ni alimentos envasados, ni alimentos químicos o blanqueados. Sólo se consumen los alimentos que crecen orgánicamente, los alimentos naturales y éstos están libres de veneno. La mayoría de los Estudiantes prefieren una dieta de frutos naturales y de nueces. Nuestro cuerpo es el Templo de Dios. “No matarás” y “vivir y dejar vivir” son los principios en que se basa la vida en la Abadía.
Los hábitos monásticos, si bien se llevan en la Abadía, no son obligatorios. La ropa blanca o sin teñir es llevada por los Estudiantes. No se permite el uso de ropa fantasiosa. Sin embargo, lo Estudiantes que van en misión pueden llevarla.
No se permiten ni las joyas ni los cosméticos. Esto incluye a los anillos de esponsales y de matrimonio, pero no incluye relojes de pulsera, hebillas, anteojos, etc.
Los Estudiantes de ambos sexos llevan el pelo largo. Los hombres pueden llevar la barba, si lo desean, pero no es obligatorio.
Perros y gatos no se recomiendan.
Los niños, sea cual fuere su edad, son bien recibidos en la Abadía. Tienen un hermoso programa de estudios, de recreo y meditación.
Se espera que todos los Estudiantes sean capaces de sostenerse financieramente. Vivir en el Perú no es dispendioso, y en el valle escondido lo es aún menos.
No se alienta a que vengan al Monasterio a las personas que padecen graves dolencias físicas y mentales. En el viaje al valle se pasa por lugares muy altos, y en el recorrido hay regiones donde los rigores son tales que a algunos individuos les sería imposible soportarlos. Dichas personas pueden ponerse al servicio de la Luz de Cristo en el lugar en donde están y guiar a las ovejas del Maestro hacia el amanecer de la Nueva Edad.
La unidad familiar es conservada en la Abadía puesto que las familias viven separadas del edificio principal en viviendas privadas. Por lo tanto, la vida familiar es conservada, mientras que, al mismo tiempo, todos los Estudiantes llegan a formar parte de la Comunidad de la Hermandad. Los hombres y las mujeres solteros pueden compartir su cuarto con miembros de su mismo sexo si así lo desean.
La experiencia entera de un Estudiante de Vida en la Abadía, el Principal Retiro Exterior del Señor Muru, radica en la iniciación hacia la iluminación física, mental y espiritual. Dicha iniciación consta de : dedicación, purificación, disciplina, instrucción, servicio. Ninguno será salvado por haberse unido a la Abadía o por seguir la vida monástica de la Hermandad. Sin embargo, son grandes las recompensas otorgadas al estudiante individual en la forma de lecciones universales.
El Símbolo o Sello del Monasterio es el de la Rosa Encarnada cuyo color representa la Llama de la Iluminación. Las Rosas encarnadas siempre simbolizan a los Mensajeros de Aramu-Muru. Esta hermosa Rosa está súper impuesta en el Disco de Oro, porque el oro representa los otros colores de la Llama de Iluminación y, asimismo, el Disco Solar de Oro de Mu.
El Símbolo o Sello del Monasterio es el de la Rosa Encarnada cuyo color representa la Llama de la Iluminación. Las Rosas encarnadas siempre simbolizan a los Mensajeros de Aramu-Muru. Esta hermosa Rosa está súper impuesta en el Disco de Oro, porque el oro representa los otros colores de la Llama de Iluminación y, asimismo, el Disco Solar de Oro de Mu.
El Símbolo o Sello de la Abadía es el Disco Solar de Oro de Mu, con Doce Rayos que se proyectan y que representan los Doce Planetas Interiores y los Doce Planetas Exteriores de nuestro Sistema Solar. Los Rayos simbolizan también a los Doce Señores. Seis de estos Rayos son más cortos que los otros, porque seis es el número representativo del servicio mundial. El antiguo ankh o crux ansata está super impuesto al Disco Solar. Esta era la Cruz de Vida en el Antiguo Egipto y toma el lugar de la Vida Eterna. Se emplea este símbolo porque el Principal Retiro Exterior se ocupa activamente en demostrar al hombre que en realidad nada muere. Por encima del ankh está el Ojo que Ve todo del Uno Infinito que es la Divina Luz guiadora de todos los Retiros.
El Lábaro o Estandarte de la Abadía contiene un campo de púrpura que representa la Orden de Amati9sta. Encima está situado el Disco Solar de Oro, del cual se proyectan Siete Rayos que terminan cada uno en una Llama. El Disco, claro está, representa al Disco Solar original de Mu que está ahora en el Templo subterráneo del Retiro Interior, y también porque el nombre quichua de la Abadía e Intihuasi, Casa del Sol. Los Siete Rayos representan la Hermandad de los Siete Rayos y de las Siete Razas Raíces (Siete Subrazas de cada Raza Raíz), pertenecientes a la evolución de la Tierra. Las llamas representan la Llama de Iluminación en el Templo de la Iluminación. Este Templo, cobija también el Disco Solar de Oro de Mu, y está ubicado en una cámara semejante a un sótano o vestíbulo subterráneo cerca del Monasterio. Cada Jerarquía, cada Ser Ascendido y cada Retiro Interior o Exterior o Santuario posee su propio símbolo o estandarte.
Como lo hemos dicho antes, los Estudiantes individuales de todas las razas y credos van a reunirse juntos en los Retiros Exteriores de la Gran Hermandad Blanca, donde celebrarán un gran Congreso espiritual y filosófico. Las investigaciones que se iniciaron en la Abadía sobre los radiónicos, incluso un nuevo método que da la fecha exacta del pasado y de los objetos del pasado, un verdadero Verificador de Tiempo; la nutrición y la jardinería orgánica; la metafísica; la lingüística; la antropología y la arqueología; la investigación histórica; la investigación en el dominio de los ovnis y acerca de establecer contacto con los visitantes del espacio que pertenecen a la Confederación que, al presente, está ayudando activamente a la Gran Hermandad Blanca; el Sol y la Energía Lumínica, el trabajo con los hijos de todas las edades; los mejores métodos de Meditación y Contemplación; las investigaciones en botánica para descubrir nuevas plantas y hierbas milagrosas. Los Jefes y las Organizaciones más Destacadas de la Nueva Edad de todo el mundo fueron invitados a cooperar y compartir el intensivo programa de la Abadía.
Si oís el Llamamiento, si renunciáis a todo y venís al valle escondido, en verdad, un valle encantado por los antiguos moradores de la tierra con el nombre de Lugar de las Flores donde viven las Pequeñas Gentes de la leyenda, ¡venid, trayendo únicamente vuestra alma!
LA ORDEN DE LA MANO ROJA
El Scriptorium del Monasterio está bajo la dirección de su Prior, el Hermano Felipe. Esta sala alberga documentos y archivos, códices y pergaminos de las más grandes y más antiguas civilizaciones del mundo. Roma, Grecia, Egipto y Babilonia, Creta y China, Tibet y Troya, Atlantis, Mu y Admona, y aun antes. De bibliotecas ocultas como ésta provendrán todos los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca, la antigua y verdadera historia de nuestro planeta y su gran revelación para el hombre moderno. ¡El hombre se sorprenderá mucho cuando descubra cómo sucedió la historia en realidad! Anteriormente, las fuerzas oscuras habían escrito la historia tal como querían que se la interpretase.
La antigua Orden de la Mano Roja ha trabajado a todo lo largo de la historia de la Tierra para conservar la Sabiduría Secreta, el Conocimiento Arcano. Los miembros de esta Orden son los guardianes del vasto depositario de la Tierra que contiene tesoros más preciosos que el oro o las gemas. Son ellos quienes poseen los secretos que son la herencia del hombre en América del Sur.
El continente no fue meramente una extensa zona colonizada en su costa Oeste por los Lémures, y en la Este por los Atlantes. Si bien es cierto que esas dos grandes civilizaciones de los océanos Atlántico y Pacífico colonizaron parte de la América del Sur, esto sucedió sólo unos pocos miles de años antes de la destrucción final de las madres patrias. ¿Qué existía, pues, en el gran continente sudamericano antes que la influencia cultural de Atlantis y Lemuria dejara sentir su peso?
El 27 de mayo de 1957, un antiguo secreto, sólo conocido otrora por los maestros más elevados, fue revelado al mundo Exterior por intermedio de la Abadía. Era justo que esta formación fuera dada desde la América del Sur donde los aconteceres que se relatan tuvieron lugar en el lejano pasado.
La Gran Hermandad Blanca resolvió que había llegado el momento de revelar dichos secretos en conformidad con las tres decisiones de 1956. Este extraordinario secreto era que la América del Sur existía como la tercera gran civilización mundial junto a Atlantis y Mu. No era tan sólo una colonia sino una civilización por derecho propio, un Imperio Amazónico que estaba culturalmente más allá de sus más famosos y conocidos vecinos en los océanos cercanos. Su arquitectura era más magnífica, su ciencia brillaba más que las otras mientras que su pueblo era físicamente el más hermoso de la Tierra. De muchas maneras desempeñaba el papel de Mentor para los reyes, sacerdotes y maestros de los dos mejor conocidos Continentes Perdidos de la Tierra.
Era diferente de ellos hasta en otro aspecto. Mientras que esos dos continentes se hundieron bajo las aguas del océano, éste permaneció siempre por encima de las aguas, cubierto por la densa selva, esperando ser redescubierto en una época en que el hombre ya no padecería más el hambre del oro y no buscaría la riqueza material de ese Imperio sino sus tesoros más nobles, la clave para una vida más larga, el conocimiento que con el tiempo pondría el Universo a los pies del hombre.
Empero, ¿no es acaso un Continente Perdido? No habría diferencia alguna si estuviese bajo el agua, por que escasos hombres han buscado sus verdades, y aquellos que lo hicieron o bien han desaparecido en el Infierno Verde de la selva, o bien en el olvido del Tiempo mismo. Ahora bien, en la plenitud de este tiempo, la Jerarquía ha decretado que los “Lugares Secretos del Altísimo” entregarán su conocimiento al “Remanente” que permanecerá en la Tierra en los días que seguirán inmediatamente a la catástrofe mundial. El Remanente mismo hará uso de la antigua sabiduría en un Nuevo Mundo que será llevado otra vez a la Hermandad Interplanetaria de nuestro Sistema Solar. La humanidad proseguirá en verdad, su eterna marcha a través del Tiempo y las Estrellas.
Los archivos de la historia de Mu y de su caída, del destino de Atlantis y de los secretos del iluminado Imperio Amazónico conocido en las leyendas con el nombre de Paititi y de los cíclopes que llegaron a la Tierra hace mil millones de años, y de los habitantes del esp
LOS MUNDOS PERDIDOS Y LA LLEGADA DE LOS MAESTROS DEL ESPACIO
Hemos hablado ya del legado que espera al hombre y que está escondido en las selvas sudamericanas, y que está más allá de la imaginación más desaforada. En las antiguas cámaras de archivos se encontrará el conocimiento científico que se empleará en la Nueva Edad, los secretos de un pasado muy remoto serán el incentivo que permitirá un magnífico desarrollo en un mundo renovado. Las ciudades del fabuloso Imperio Amazónico, que antecedían otras civilizaciones mundiales, pertenecen a otro Continente Perdido pero, a diferencia de Atlantis y Mu, ese Continente no está sepultado bajo el océano, sino tras kilómetros de Infierno Verde constituido por las selvas de la América del Sur. Esas ciudades nunca estuvieron bajo las aguas; por lo tanto sus archivos están bien conservados en su último lugar de descanso en las vastas bibliotecas de la olvidada Paititi. Incontables tesoros fueron llevados a Paititi por los científicos-sacerdotes cuando supieron que tanto Lemuria como Atlantis estaban condenadas definitivamente al olvido. Esta es la herencia que se encontrará en zonas donde sólo se oye ahora la cháchara de los monos y el llamado de los pájaros –todo el conocimiento de los tres más grandes imperios que ha conocido el mundo.
A principios de junio de 1957, el Grupo Expedicionario de la Abadía, bajo el mando de la Orden de la Mano Roja, se abrió camino a través de difíciles pistas tanto a caballo, como a pie hasta la Meseta de Marcahuasi de los Andes, donde encontraron un Bosque Sagrado Perdido o Jardín de los Dioses en lo alto de las montañas peruanas. Este extraño lugar es conocido por los descendientes de los indios Huancas como la residencia de los hechiceros y de los Dioses Gigantes.
En la parte más alta de la gran altiplanicie había una enorme fortaleza de piedra en un extraordinario estado de conservación. Esta fortaleza fue usada por los soldados incas alrededor de 1350 D.C, época en que conquistaron a los huancas y establecieron la ocupación militar en toda la región. Hay muchas chulpas de piedras, tumbas funerarias en torno de la fortaleza, que fueron todas saqueadas. Después de la muerte del Emperador inca Atahualpa en Cajamarca, Perú, los españoles llegaron a Marcahuasi y destruyeron los antiguos bultos que contenían las momias para satisfacer su codicia del metal amarillo. Hoy, sólo quedan en cada tumba algunos huesos. Una antigua cueva funeraria, a varios miles de metros por encima del valle, probó ser muy importante porque contenía una tumba que no había sido abierta y que, por algún milagro, no había sido aún violada. En su interior había gran número de momias, pero el descubrimiento es insignificante si se lo compara con las fantásticamente antiguas piedras esculpidas de la Meseta de Marcahuasi.
Esa meseta está situada a 4000 metros por encima del nivel del mar, y está cubierta por la bruma gran parte del año, pero entre los meses de mayo y septiembre el sol brilla en todo su esplendor y es un lugar deleitoso, aunque las noches son muy frías. Las numerosas y grandes piedras esculpidas constituyen una importante clave para el descubrimiento de los antiguos misterios del mundo. Aves y mamíferos desde leones y elefantes hasta camellos y pingüinos que nunca existieron en la América del Sur están tallados en tamaño gigantesco. Todas las razas humanas fueron al parecer representadas y muchas grandes cabezas de piedras se asemejan a las que se encontraron en la Isla de Pascua en el Pacífico.
Muchas antiguas religiones, fueron simbolizadas por hermosas y finamente esculpidas esfinges, rostros y figuras de olvidados dioses y diosas. Las figuras son inmensas y de acuerdo con los cálculos científicos se cree que fueron talladas por una raza de hombres gigantes de al menos cuatro metros de alto. Aun no se conoce con certeza si pertenecieron a la Raza Ciclópea o no, pero la extraña cualidad dimensional de las tallas es una indicación de que tal vez sea así.
Son muchas las leyendas que existen entre los indígenas que viven actualmente en la América del Sur –Los incas hablaban de gigantes, también- que se refieren a gigantes rubios que otrora habitaron el continente. No son estatuas o figuras gigantescas comunes, porque cuando la luz del sol, o de la luna, cae sobre ellas desde cierto ángulo, se ven cosas que es imposible verlas en otro momento. Los rasgos se modifican al examinarlos en diferentes momentos, bajo diferentes condiciones y desde diferentes ángulos. La mayoría de las figuras tienen tres o cuatro ojos pero no importa desde qué lugar se las observa, siempre parecen tener únicamente dos ojos. Si una persona no se sitúa en un punto de observación fijo, determinado, no se ven las estatuas tal como estaban destinadas a ser vistas. Por lo tanto, tuvimos que colocar las plataformas elevadas cerca de las figuras que aquellos que las habían erigido destinaron a propósitos observacionales.
Las figuras fueron talladas en granito, pero la erosión las ha estropeado mucho. Empero, aún hoy día son magníficas en su ejecución, y quita el aliento contemplarlas y pensar en sus creadores. ¿Quiénes fueron esos gigantes? ¿De dónde venía? ¿a dónde fueron? Hallaremos una respuesta a estos interrogantes gracias a nuestras investigaciones en la Abadía.
Las figuras cubren una superficie de varios kilómetros cuadrados, y los informes que se recibieron de otras partes de la América del Sur indican que se las puede encontrar en muchos otros lugares, si bien no en tal estado de aislamiento ni en tal profusión como en Marcahuasi.
Hay varios altares que fueron obviamente levantados para que los utilizaran criaturas gigantescas, pero es aún más sorprendente el hecho que algo de ese mundo parece cernirse sobre la meseta. Casi siempre se oye un sonido extraño, algo parecido a un zumbido, que parece provenir de las figuras, y ese sonido no se debe a causas naturales. Se siente que tiene que ver con algo que está más allá de la capacidad de comprensión del hombre actual, una mirada a otra dimensión del Tiempo y el Espacio. Cuando se toma una fotografía de la figura tallada de un anciano y se observa el negativo, ya no parece más un anciano sino un hermoso y vigoroso joven. ¿Quién pudo tallar la piedra de tal modo que viendo una figura desde cierto ángulo las formas se modifican y arrojan sombras en el valle, donde, a medida que la luz cambia, extrañas criaturas se mueven como si estuvieran vivas?
Esa raza de seres gigantes empleaban objetos naturales que al parecer se asemejaban a animales conocidos, y luego, tallándolos, realzaban el medio circundante. Resulta de ello algo que parece haber brotado espontáneamente del suelo. Este era un Bosque Sagrado donde nadie vivía, cuyo uso estaba reservado exclusivamente a propósitos científicos-religiosos. La ciencia y la religión estaban entonces unidas en la Verdad como lo estarán otra vez en la Nueva Edad. Es quizás el último Bosque Sagrado que ha permanecido casi intacto y sin ser perturbado por el hombre moderno. Es muy posible que Marcahuasi haya sido frecuentado por la raza que después se llegó a conocer con el nombre de los Eles. Los indios de la Huanca siguen venerando a Huari que en sus leyendas desempeña el papel de Hércules –un gigante. Al parecer el recuerdo de los gigantes sigue persistiendo en la mitología de los huancas y su Huari debe de haber sido originalmente un gran caudillo de la raza de los gigantes. Los huancas siguen celebrando extraños rituales en zonas escondidas cercanas a la meseta, rituales que ningún hombre blanco pudo ver nunca. Aún hace algunos años, los ritos se celebraban en Marcahuasi mismo.
El hecho más sorprendente de todos los que fueron descubiertos por las investigaciones de la Abadía es que cuando estudiaron la serie de fotografías aéreas de la meseta tomadas por el Gobierno Peruano, se vieron figuras definidas, gigantescas, que sólo son visibles desde el aire. ¿Quiere decir que los gigantes disponían de naves aéreas? ¿Eran esas figuras, vistas desde el aire, una especie de señales o símbolos para las naves que llegaban del espacio interestelar o de los planetas cercanos? Marcahuasi llegará a ser una zona importante para las nuevas investigaciones que se relacionan con la Raza Ciclópea y con la llegada de los Maestros del Espacio.
Durante la primera parte de julio de 1957, el Grupo Expedicionario de la Abadía viajó hacia el este en dirección a la legendaria Paititi. Se penetró en la extensa zona desértica al este del Cuzco, la región del Río Alto Madre de Dios. La expedición tuvo que hacer frente a muchas dificultades, pero esta aventura fue coronada por un gran éxito. Los habitantes habituales de la selva se destacaban por su gran número. Vampiros, jaguares, tapíres, hormigas gigantes, serpientes ponzoñosas eran bastante molestas, pero no obstaculizaron el progreso de la investigación en el territorio inexplorado que está cerca de las fuentes del Río Sinkibenia. Se practicó la amistad con todas las formas de vida y esto habrá tenido que ver con el hecho que la expedición tuvo escasas dificultades con los animales si se tiene en cuenta los peligros de la zona y el hecho que nadie estaba armado de un fusil.
Centenares de veces la expedición se vio obligada a cruzar los peligrosos rabiones en los ríos de rápida corriente, y con todo, se cubrieron más de 200 kilómetros a través de pantanos y espesos matorrales que formaban un muro casi impenetrable mientras nos abríamos paso con nuestros machetes. Cuando no había huella alguna, teníamos que andar por el lecho de los ríos o por las orillas rocosas en el lugar donde las había. No había posibilidad alguna de cruzar esa tierra desconocida en la estación de las lluvias porque entonces los ríos son muy altos y una persona a pie sólo puede recorrer una corta distancia.
Nuestro lugar de destino era en los primeros días de julio de 1957 un grupo de montañas bajas que son en realidad las últimas estribaciones de los Andes hacia el oeste. A la distancia se asemejaba a un Mundo Perdido, un mundo que debía su fama a la ficción, grandes colinas verdes ocultas por la bruma y la niebla, un mundo que nos impresionaba por su majestad y misterio. Viajar a pie era difícil y lento.
Esta tierra sea tal vez desconocida para el hombre moderno, pero es una tierra que no fue olvidada por su Creador, porque es magníficamente bella. Hemos venido a esta zona a causa de las innumeras leyendas que corren entre las tribus sudamericanas y que refieren que en algún lugar vecino a esa región hay una Ciudad Perdida de Piedra de los Antiguos. El explorador español, Juan Alvarez Maldonado, estuvo al mando de una expedición que se dirigió a la zona del Alto Madre de Dios, en el siglo XVI, y buscó dicha ciudad. Empero nunca visitó la zona de nuestro destino, porque era aún desconocida.
Hace unos pocos años, un indio piro se encontraba en la misma zona buscando a su mujer de raza machiguenga que se había escapado. En la serranía de montañas bajas que estaban cerca de las fuentes de dos ríos desconocidos dio con un camino pavimentado con piedras. Lo siguió hasta llegar a una gran ciudad de magníficas casas, plazas y templos de piedra. Ningún inca ni español había visitado esas ruinas. ¿Por qué? Porque la Ciudad Perdida es una de las muchas que pertenecieron al antiguo Imperio Amazónico de Paititi. En la vecindad del lugar donde el indio piro hizo su descubrimiento, las leyendas se referían a una extraña Puerta Perdida o Portal a un mundo antediluviano. (No es en realidad un portal, sino la cara de piedra de un enorme acantilado cubierto de escritos de los cuales las tribus decían que para ellos eran desconocidos, aunque habían vivido en la zona centenares y centenares de años.).
El 10 de julio de 1957 descubrimos el legendario Portal o Roca de los Escritos en un territorio desconocido sobre el Río Sinkibenia. Estábamos en las proximidades de una tribu desconocida y salvaje, que nunca había visto antes a hombres civilizados. No deseaban en modo alguno ponerse en contacto con el mundo exterior del cual había oído relatos de los indios que los habían visitado. La Abadía proseguirá sus investigaciones en esta importante zona y cruzará el poblado de esta tribu con el fin de llegar a la Ciudad Perdida de Piedra. El pueblo de esa ciudad talló las figuras y jeroglíficos sobre la Roca de los Escritos.
Ese año, se hicieron muchos dibujos y se tomaron fotografía de los miles de petroglifos que no son toscas incisiones en la roca hechos por el hombre de piedra, sino genuinos jeroglíficos de una raza altamente adelantada y antigua. Los glifos tienen la forma de los Rollos Escritos de Atlantis y Mu, y son archivos del pueblo que moraba en la Ciudad Perdida de Piedra.
Están escritos en los lenguajes más antiguos del mundo y cubren una superficie, en la cara del acantilado de piedra, de unos treinta metros de longitud y tres metros de altura. Muchos parecen vincularse con los glifos mayas y aztecas, y hasta se trató de tallar un bajorrelieve con algunas de las figuras esculpidas.
La figura de un joven tocado con un gran casco señala hacia el oeste. Creemos que señala la dirección de la Ciudad Perdida, cuyos científicos-sacerdotes registraron importantes sucesos históricos en el gran acantilado de piedra. En los Templos de Egipto se hallan registros similares. Otras tres rocas con escritos fueron ubicadas y éstas serán estudiadas en el futuro en el curso de otras expediciones. El Grupo Expedicionario regresó al Río Sinkibenia en una balsa que tuvieron que construir ellos mismos, y completaron el resto del viaje en canoas indias y a pie.
El hecho que los jeroglíficos son escritos auténticos es un descubrimiento de la mayor importancia en la América del Sur, porque según lo que se cree los incas y los preincas no conocían forma alguna de escritura. En la Abadía, los estudiantes proseguirán sus investigaciones de los glifos.
Además de este descubrimientos, se reunió buena cantidad de leyendas de la poco conocida tribu de los machiguiengas que vivían en esa zona. Esas leyendas se refieren detalladamente a las catástrofes que tuvieron lugar en el mundo durante la destrucción final de Lemuria y Atlantis. Esto ocurrió, claro está, en la época en que la antigua Tiahuanaco se levantó desde el nivel del mar hasta las desoladas altiplanicies, y los Andes surgieron. Era la época en que Aramu-Muru sobrevolaba las furiosas aguas en su nave aérea en dirección hacia la América del Sur con los archivos y el Disco Solar de Oro de Mu. Grandes temblores se sucedieron a todo lo largo del Continente sudamericano. Las ciudades que estaban en la costa, como Tiahuanaco, fueron las que más sufrieron. Esos centros de población costeros eran ciudades coloniales de Lemuria, mientras que las Ciudades Perdidas de Piedra situadas más al este eran mucho más antiguas, pues pertenecían al Imperio Amazónico, y no tenían nada que ver con los planes de colonización de Lemuria. Estaban situadas en una zona que sufrió menos daños y los edificios no se derrumbaron o lo hicieron sólo parcialmente.
Otras leyendas de la tribu de los Machiguencas se refieren a la época en que sus antepasados estaban en comunicación con loas gentes del cielo, y el idioma machiguenga no es una lengua de salvajes, y prueba que esa gente ha degenerado a su estado presente debido a la destrucción del Imperio Amazónico. Sin embargo, si las ciudades no fueron totalmente destruidas durante la catástrofe ¿por qué degeneraron los indígenas? Se cree que los machiguengas y otras tribus no gobernaban las ciudades, y que aquellos que las gobernaban eran hombres blancos barbados. De hecho, corren rumores entre las tribus de la selva que dichos hombres blancos ataviados con largas vestiduras siguen viviendo y prosiguen con sus investigaciones en la capital Paititi que es la Ciudad Perdida de las Treinta Ciudadelas, antigua más allá de toda creencia cuando los primeros incas llegaron al Perú. Los gobernantes del Imperio del Sol de las incas buscaron esa ciudad pero nunca pudieron encontrarla. Los conquistadores españoles posteriores a Pizarro se enfrentaron con la muerte en el desierto para saquear sus inmensos tesoros de oro, plata y piedras preciosas. Fue mantenida oculta a los ojos de los hombres codiciosos de oro, porque poseía un tesoro mucho más valioso que cualquier metal amarillo o gema que adorna el cuello o el brazo de una orgullosa y altiva hija del mundo.
En las torres de las Ciudades Perdidas hay un resplandeciente cristal de blanca luz que brilla eternamente. Este cristal, es indudablemente la Luz Maxin de los antiguos y está relacionada con el mismo poder que es utilizado hoy día por los visitantes del espacio en los ovnis. Los misioneros que viven en el interior de la América del Sur han dicho que ven a menudo naves espaciales, y la Confederación del Espacio tiene una base gigantesca cerca de los restos de las Ciudades Perdidas que existieron en magnificencia en una época en que sus antepasados del espacio aterrizaron y establecieron comunicaciones con los científicos-sacerdotes de las ciudades. Los Maestros del espacio asistieron a los grandes cónclaves justo con los Maestros de la Tierra, pues ¿no eran acaso una época en que los hombres conversaban con los dioses? En nuestra generación los visitantes interplanetarios han vuelto a visitar las ciudades.
Los Maestros Instructores de los Retiros Interiores del Mundo, en cooperación con la Jerarquía de la Gran Hermandad Blanca, están ahora en comunicación con los Maestros que llegan del Espacio del mismo modo que lo estuvieron otrora en la época de gloria de Paititi. Debido a los rumores que corren sobre los maestros blancos que aún hoy aparecen ataviados con largas vestiduras en la selva, es muy probable que las Ciudades Perdidas sirvan de Centros de Sabiduría.
Querido estudiante de Luz ¿no captas la visión que la Jerarquía Celestial desea que conozcamos? ¿No alcanzas a ver el futuro cuando los Hombres del Espacio y los Maestros de la Tierra para guiar al Remanente que aún vive en este planeta? Como las catástrofes fueron causa de que el Conocimiento Arcano permaneciese escondido, harán ahora que el mismo Conocimiento sea revelado otra vez a los hombres que padecen de hambre espiritual. Pero no temas esos cambios que se producirán en el mundo. Sigue las palabras del Maestro Kirpal Singh Ji Maharaj de Delhi, un santo viviente que aún lleva su vestidura física:
No hay necesidad alguna de preocuparse. Cada uno de los Iniciados debe aprender a elevarse por encima de la conciencia del cuerpo mediante prácticas regulares de meditación. No habrás de hacer nada sino tomar precauciones sensatas (en el caso de que sean necesarias) y dedicar tiempo a la meditación y dejar todo lo demás al Poder Maestro que está por encima de cada Iniciado y que extiende toda ayuda y protección posibles. Se realizan esfuerzos para impedir la inminente catástrofe en los Círculos Superiores. El Poder Maestro está por encima de los Iniciados y éstos no tienen que tener temor alguno.
Hay ahora Estudiantes de Luz que están trabajando y sirviendo al Centro de Iluminación del Nuevo Mundo por donde el Aspecto Femenino del Rayo Permanente en la Tierra. Siguen las sendas de las montañas y valles, y andan a pie donde no hay sendas, conocen los ríos y los lagos, los ventisqueros y los desiertos, son incansables como los Sirvientes de antaño, empero tienen una misión moderna y es la de enseñar a un Nuevo Mundo. Es preciso que presenten el verdadero mundo antiguo al actual de modo que el mundo futuro que ahora se asoma en el horizonte como un sol de oro pueda heredar el Divino Legado. Estos son, pues, los Hermanos de los Siete Rayos – Los Esenios de los Andes.
por George Hunt Williamson (Brother Philip)
Comentario:
El continente americano encierra en las inexploradas regiones de su parte sur, misterios que aún no han sido develados, pero que con el correr del tiempo –como sucede actualmente con la civilización Incaica- se irán clarificando y alcanzarán sin duda una dimensión de singular importancia en el campo de la tradición esotérica.
Esta obra, cuyo contenido originará sin duda la más viva controversia, significa un interesante aporte al esclarecimiento de este apasionante aspecto del ocultismo.
Su contenido gira alrededor de la antiquísima Hermandad de los Siete Rayos, de origen Lemuriano, y de cómo se han mantenido hasta nuestros días sus enseñanzas y tradiciones a través del
Monasterio del mismo nombre, ubicado en alturas ignotas de la Cordillera de los Andes en el lado norte peruano del lago Titicaca.
Esta Escuela de Misterios preserva el conocimiento secreto acumulado a través de los siglos, el cual será develado a los hijos de la Tierra cuando éstos hayan alcanzado el desarrollo espiritual necesario
EL ORIGEN DE LA HERMANDAD DE LOS SIETE RAYOS
Lemuria es el nombre de la última parte del gran continente de Mu que existía en el Pacífico. La verdadera destrucción de Mu y su subsiguiente hundimiento en el mar empezaron 30.000 años antes de Cristo. Esta acción prosiguió durante muchos miles de años hasta que la última parte del antiguo Mu, a la que se conoce con el nombre de Lemuria, también quedó sumergida en una serie de nuevos desastres que tuvieron fin entre 10.000 y 12.000 A. De Cristo. Esto sucedió justo antes de la destrucción de Poseidonis, el último resto del continente atlántico, Atlantis. El Señor Aramu-Muru (el Dios Mer) fue uno de los grandes sabios lemurianos y el Guardián de los Rollos durante los últimos días de la condenada Mu.
Los Maestros de Lemuria sabían muy bien que la catástrofe final provocaría gigantescas mareas y enormes olas que sumergirían la última parte de su tierra en las furiosas aguas y en el olvido. Aquellos que trabajaban en la Senda de la Mano Siniestra proseguían sus diabólicos experimentos y no prestaban atención a “lo que estaba escrito en la pared”, así como hoy, en la Tierra, millones de habitantes siguen “comiendo, bebiendo y divirtiéndose”, aun cuando los fieles del Padre Infinito disciernen claramente los signos de los tiempos.
Los Maestros y los Santos que trabajan en la Senda de la Mano Diestra empezaron a archivar las preciosas crónicas y documentos de las bibliotecas de Lemuria. Cada Maestro fue elegido por el Concilio de la Gran Jerarquía Blanca para que fuera a diferentes secciones del mundo, donde, en seguridad, pudiera establecer una Escuela de la Antigua y Arcana Sabiduría. Se hizo esto para conservar el conocimiento científico y el espiritual del pasado. Al principio, durante muchos miles de años, esas escuelas seguirían siendo un misterio para los habitantes del mundo; sus enseñanzas y las reuniones debían ser secretas. De ahí que aún hoy día son llamadas Escuelas de Misterio o Shan-Gri-La de la Tierra.
El Señor Muru, como uno de los maestros de Lemuria, fue delegado por la Jerarquía para llevar los rollos sagrados que estaban en su posesión junto con el enorme Disco Solar de Oro a la zona montañosa de un lago recién formado en lo que ahora es la América del Sur. Allí guardaría y mantendría el foco de la llama iluminadora. El Disco Solar era guardado en el gran Templo de la Luz Divina en Lemuria y no era un mero objeto ritual y de adoración, ni tampoco sirvió posteriormente a este solo propósito al ser usado por los Sumos Sacerdotes del Sol entre los Incas del Perú. Aramu-Muru partió hacia la nueva tierra en uno de los plateados y ahusados navíos aéreos de aquella época.
Mientras las últimas partes del antiguo continente se despedazaban en el Océano Pacífico, terribles catástrofes tenían lugar en toda la Tierra. La Cadena Andina de montañas surgió en aquella época, y desfiguró la costa oeste de la América del Sur. La antigua ciudad de Tiahuanaco (Bolívia) era en aquel tiempo un importante puerto de mar y una ciudad colonial del Imperio Lemuriano de gran magnificencia e importancia para la Madre Patria. Durante los subsiguientes cataclismos se elevó sobre el nivel del mar y el clima polar de las altas mesetas eternamente barridas por el viento. Antes que esto tuviera lugar, no existía el Lago Titicaca, el cual es ahora el lago navegable más alto del mundo, por encima de los cuatro mil metros.
Así, el Señor Muru, después de su partida de la sumergida Lemuria, llegó al lago recientemente formado. Aquí, en el lugar conocido ahora con el nombre de Lago Titicaca, el Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos cobró existencia, organizado y perpetuado por Aramu-Muru. Ese Monasterio, que fue la sede de la Hermandad a lo largo de las edades de la Tierra, estaba situado en un inmenso valle que tuvo su origen en la época del nacimiento de los Andes, y era uno de esos extraños hijos de la Naturaleza a los que su exacta situación y altitud le daban un clima suave, semitropical que permitía que las frutas y nueces crecieran hasta alcanzar enorme tamaño. Aquí, en lo más alto de las ruinas que otrora estuvieron al nivel del mar, como la Ciudad de Tiahuanaco, el Señor Muru ordenó que se construyera el Monasterio con gigantescos bloques de piedra cortados por la energía de la fuerza lumínica primaria. Esta construcción ciclópea es igual hoy a lo que fue otrora, y sigue siendo un repositorio de la ciencia, la cultura y el conocimiento arcano de los lémures.
Los otros Maestros de Lemuria, el Continente Perdido, se dirigieron a otras partes del mundo y establecieron también Escuelas de Misterio, para que la humanidad pudiera tener en todo el tiempo que pasase en la Tierra el conocimiento secreto que había sido escondido, no perdido, sino escondido, hasta que los hijos de la Tierra hubieran progresado espiritualmente lo suficiente para estudiar de nuevo y emplear las Verdades Divinas.
La ciencia secreta de Adoma, Atlantis y otras civilizaciones mundiales muy adelantadas se puede encontrar hoy en día en las bibliotecas de dichas escuelas, porque esas civilizaciones enviaron asimismo a hombres sabios para fundar Retiros Interiores y Santuarios a todo lo largo y ancho del mundo. Dichos retiros estaban bajo la guía directa y al cuidado de la Gran Hermandad Blanca, Jerarquía de los mentores espirituales de la Tierra.
El valle del Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos es conocido como el Valle de la Luna Azul y está situado a buena altura al norte de los Andes, en el costado peruano del Lago Titicaca. El Señor Muru no estableció inmediatamente después de su llegada el Monasterio junto al Lago Titicaca, sino que pasó varios años viajando, estudiando y ayunando en el desierto, donde se reunió con otros hombres que habían escapado de la catástrofe. Lo acompañaba originalmente su aspecto femenino, Arama-Mara (Diosa Meru), cuando partió de Lemuria en la ahusada nave aérea. Esas no eran naves espaciales, sino que eran empleadas por la Madre Patria para el comercio entre la colonias.
La Hermandad de los Siete Rayos existía desde tiempos inmemoriales y había vivido en la Tierra en la misma época que la Raza de los Mayores, hará cosa de mil millones de años. Empero, nunca había tenido antes un monasterio donde los estudiantes de vida, altamente adelantados en l a Gran Senda de la Iniciación podían reunirse en armonía espiritual para mezclar el flujo de su corriente vital. Cada estudiante cobraba existencia en uno de los Siete Grandes Rayos de Vida, tal como lo hacemos todos, y esos Rayos debían ser mezclados por cada discípulo que tejía su Rayo, como si fuera un hilo coloreado, en el tapiz que simbolizaba la Vida Espiritual del Monasterio. Por lo tanto, era llamada la Hermandad de los Siete Rayos, y se la conocía asimismo como la Hermandad de la Iluminación.
EL DISCO SOLAR DE ORO DE MU
El gigantesco Disco Solar de Oro estaba sujeto por cuerdas del más puro oro en un santuario situado en el Templo más importante de la Luz Divina de la Madre Patria de Mu. Frente al Disco, sobre un altar, que era un pilar tallado en un bloque de sólida piedra, resplandecía la eterna Luz blanca de la cristalina Llama Maxin, la Divina Luz Ilimitada de la Creación. Alrededor del año 30.000 A. de C. La Luz Maxin se apagó en el Altar a causa de la maldad de algunos sacerdotes-científicos del Gran Mu. El Disco Solar permaneció en su santuario, empero, hasta el momento de la destrucción final y de su hundimiento en el mar en 10-12.000 A.de C.
Como hemos dicho anteriormente, ese Disco no era usado meramente como objeto de adoración, ni tampoco como la representación simbólica de nuestro Sol Solar. Era también un instrumento científico, y el secreto de su poder provenía originalmente de las tinieblas del pasado en la época de la Raza de los Mayores. En parte, era un objeto de adoración porque se lo empleaba en los servicios ritualísticos del templo como foco o punto de concentración para aqu4ellos que meditaban. Servía asimismo como representación simbólica del Gran Sol Central, o Sol Cósmico, el que, a su vez, simboliza al Creador. Como instrumento científico se lo usaba conectado con un complejo sistema de espejos de oro puro, reflectores y lentes para producir la curación en los cuerpos de aquellos que estaban dentro del Templo de la Luz. En verdad, esa era la razón por la cual se lo llamaba el Templo de la Luz Divina. Además de todas esas funciones, el Disco Solar era un punto focal para la concentración de calidad dimensional. Cuando el disco era golpeado por un sacerdote científico, que entendía su manera de operar, establecía ciertas condiciones vibratorias que podían producir intensos terremotos y, si proseguían por mucho tiempo, provocar una modificación en la rotación de la Tierra misma. Cuando se lo hacía armonizar con el peculiar modelo de frecuencia de una persona podía transportar a dicha persona a cualquier lugar donde quisiera ir con sólo crear la imagen mental del viaje. Era, por consiguiente, un objeto de transportación.
El Disco Solar de Oro de Mu no estaba hecho de oro ordinario, sino de oro que había sufrido una transmutación, y tan insólito en sus cualidades que era un metal translúcido similar, evidentemente, al metal de los ovnis a cuyo través es casi posible mirar.
El Señor Muru trajo ese Disco consigo cuando viajó al Lago Titicaca, y se lo colocó en el templo subterráneo en el Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos. Aquí, lo emplearon cotidianamente no sólo dos discípulos de vida, sino también los Maestros y los Santos de las Escuela de Misterio de todo el mundo para ser teletransportados a la ida y a la vuelta y así asistir al Concilio o participar en alguna Ceremonia de Transmisión.
Cuando los Incas arribaron al Perú, y en verdad llegaron, porque no eran indios quichuas nativos, sino que provenían de una tierra situada al otro lado del Pacífico, establecieron una sociedad altamente espiritualizada encima de las ruinas de la gran cultura que había pertenecido al Imperio Colonial de Lemuria. Los Sumos Sacerdotes del Sol de Tawantinsuyo –nombre del Imperio Inca- construyeron su Coricancha o Templo del Sol exactamente encima de la antigua estructura que se remontaba a una época muy remota. En los antiguos archivos de su país natal situado al otro lado del Pacífico se habían enterado de la existencia del Disco Solar de Oro de Mu y sabían que lo habían sacado del continente condenado y llevado a una nueva tierra donde el Señor Muru había fundado un Retiro Interior o Santuario.
Una vez que estuvieron en el Perú, los Sumos Sacerdotes incas buscaron empeñosamente y durante mucho tiempo el Disco pero nunca fueron capaces de localizarlo. Empero, cuando llegaron al lugar en la Senda Espiritual donde podían usar el Disco en beneficio de todo su pueblo –los nativos, las tribus indígenas, que habían sido amalgamadas en un imperio- como se acostumbraba en Mu, les fue ofrecido entonces para su uso diario en su Templo del Sol en Cuzco.
En aquella época el Emperador Inca era un Místico Divino o Santo, y realizó un peregrinaje al Monasterio del Lago Titicaca, y allí Aramu-Muru, como Jefe Espiritual o Abate de la Hermandad entregó el Disco al Emperador. Se impartieron órdenes para que varios Hermanos del Lago lo acompañaran en su viaje a la capital del imperio, Cuzco. Allí el Disco fue colocado en un santuario que habían preparado, y se lo mantenía sujeto con cuerdas de oro tal como se hacía en la antigua Lemuria. Aún hoy, los orificios por los cuales pasaban las cuerdas pueden verse en el Convento de Santo de Domingo de Cuzco que fue erigido sobre el Templo del Sol pre-inca e inca.
Los incas llamaban a su Templo del Sol Coricancha, que significa Lugar de Oro o Jardín de Oro. Esto se debía a las magníficas figuras de tamaño natural de hombres, animales, plantas y flores hechas de oro que estaban en un verdadero Jardín de Oro adyacente al Templo del Sol. Pero los científicos-sacerdotes llamaban al Templo Amarucancha. En algunas de las piedras de Santo Domingo aún se ven serpientes talladas (amarus) y debido a esta razón, dicen, algunos llamaban a ese Templo Amarucancha o Lugar de las Serpientes. Sin embargo, esta no es la verdadera razón. Amaru es una forma de Amaru, que es uno de los nombres del Señor Maru. En los Andes hay grandes serpientes que todavía se llaman amarus. El nombre del Señor Maru tiene que ver con la serpiente porque su título es similar al de otro maestro mundial, Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada del Imperio Azteca en México. Por lo tanto el Templo del Sol en Cuzco recibió su nombre de Amaru-Muru, jefe del Monasterio del Lago Titicaca, porque fue él quien les permitió por último tener el Disco de Oro en su Templo del Sol. Dentro del Templo mayor había templos menores o santuarios consagrados a la Luna, los Doce Planetas (Estrellas), y a los Siete Rayos.
La Hermandad de los Siete Rayos llegó a ser la fuerza rectora en la vida espiritual de los incas, y así aprendieron el uso del Disco en los antiguos códices dejados por los sabios pre-incas que eran colonos lémures. El Disco permaneció en el Coricancha en Cuzco hasta que los sacerdotes supieron que Don Francisco Pizarro había desembarcado en el Perú. Sabiendo muy bien lo que iba a ocurrir, sacaron tristemente el Disco de su santuario en el Cuzco y lo devolvieron a su lugar en el templo subterráneo del Monasterio. Los conquistadores españoles nunca lo descubrieron.
En 21 de enero de 1956, el Bienamado Arcángel Miguel del Sol pronunció una conferencia en Su Retiro de Banff, en las montañas Rocosas del Canadá. Lo que sigue a continuación es un extracto de dicha conferencia:
“Muchos de los Templos usados en Atlantis y Lemuria han sido levantados en los reinos etéricos. Algún día, cuando el hombre esté pronto para recibirlos descenderán suavemente. Una o más de las preciosas piedras empleadas en la construcción de esos Templos se depositaron en las manos de un Sumo Sacerdote o del Jefe de una Orden Espiritual con la cual se ponen en conexión con la Jerarquía Celestial. Hay varias docenas de piedras de Mi Templo en posesión de individuos que están hoy día en varios puntos de la superficie de la Tierra…”
El Disco Solar de Oro de Mu es una de las preciosas piedras a que se refiere el Señor Miguel. Y fue puesto en las manos del Jefe de la Hermandad de los Siete Rayos, Aramu-Muru. El Disco permanecerá en el Lago Titicaca hasta el día en que el hombre esté espiritualmente pronto para recibirlo y emplearlo nuevamente. En ese día el Disco de Oro será sacado de su cámara subterránea y se lo colocará en lo alto del Monasterio de la Hermandad. Los peregrinos de la Nueva Aurora lo verán desde muchos kilómetros de distancia reflejando los gloriosos rayos del Sol. Provendrá del Disco un innegable sonido de la más pura armonía que llevará a los muchos seguidores de la luz en el hollado sendero hasta la antigua puerta de la Hermandad de los Siete Rayos, y entrarán en el Valle de la Luna Azul para reunirse en la confraternidad del Padre.
LA RAZA DE LOS MAYORES
Si queremos entender verdaderamente el significado que se oculta tras la Hermandad de los Siete Rayos y el Disco Solar de Oro de Mu es preciso retroceder en el tiempo de la Tierra unos mil millones de años.
Después de haberse enfriado el planeta Tierra y estar pronto para recibir habitantes, llegó del espacio una raza que no era humana, aunque era de la raza del verdadero hombre original. Era la raza llamada Ciclópea, y esta es conocida con el secreto y arcano conocimiento como la Raza “L” o, simplemente, los “Eles”. Antes de venir al planeta Tierra atravesaron el espacio siguiendo todos los grandes ciclos del Tiempo; eran Titanes que viajaban por el camino de las estrellas (y lo siguen haciendo en otra dimensión de Tiempo y Espacio) y que siempre buscaban las mejores pasturas del espacio para su ganado. Fueron la primera vida sobre la Tierra y son los Inmortales de nuestras leyendas, la Raza de Dios o la Raza de los Mayores que precedió al Hombre.
Algunos de los Eles eran verdaderos Cíclopes debido a tener un solo ojo central en medio de la frente. Otros tenían dos ojos como los seres humanos, y hasta había otros que habían desarrollado el tercer ojo psíquico. Tenían unos cuatro metros de estatura y eran hombre y mujer, pero no de la manera como consideramos hoy la diferenciación sexual. Antes de llegar a la Tierra habían colonizado gran parte de lo que hoy es conocido como Galaxia de la Vía Láctea, miles de soles y mundos cayeron bajo su influencia. Por lo general precedían a otras formas de vida en un mundo, luego que éste era habitable. Una vez que se establecían en un nuevo planeta intentaban dejar tras sí lo que sólo podemos llamar grandes bibliotecas en su hondo imperio subterráneo de enormes ciudades. En estas bibliotecas pequeños archivos de cristal contienen la historia del Universo, y están encerrados en un campo magnético que a veces, se encuentra en afinidad con alguna persona “sensitiva” que vive hoy en la Tierra. Los Eles no eran exactamente seres tridimensionales como somos hoy día, si bien eran definitivamente seres físicos en un mundo físico. Habían intentado, a lo largo de incontables edades lograr, como raza, una condición atemporal, llegar a un lugar donde pudieran no sólo crear por el mero pensamiento, sino escapar de las cadenas de la existencia física para romper las ataduras que los mantenían sujetos a los planetas y sistemas físicos. Buscaban el gran secreto que haría de ellos Inmortales, lo que les permitiría andar por el Tiempo y las Estrellas sin atadura alguna.
El planeta Tierra fue posiblemente el último mundo que colonizaron en la Galaxia Vía Láctea, porque al poco tiempo de su llegada aquí lograron el poder del pensamiento creativo. Conquistaron la materia física y se convirtieron en Dioses. Aniquilaron el Tiempo y el Espacio; ya no tuvieron más necesidad del mundo terrenal o de la gran Galaxia a la cual pertenecían. ¡Eran libres! Habían llegado a ser verdaderos miembros del Universo Pensamiento, el Universo Theta.
En realidad, los Eles no eran conocidos por ese nombre mientras no lograran la condición Theta. Antes que eso ocurriera eran conocidos como la Raza Ciclópea. Era su método de dejar la existencia física y las condiciones que la hacen factible lo que les dio el nombre de Eles. Mediante el uso secreto del Grado Noventa de Cambio de Fase abandonaron la Tierra y toda la Galaxia y la dejaron libre para la humanidad.
Un ángulo de noventa grados forma la letra “L”. Por lo tanto, cuando los llamamos Eles nos estamos refiriendo a un símbolo de su raza y no realmente a un nombre. Hoy día muchas palabras derivan del nombre de esta muy antigua raza. Las palabras elevación y eliminar derivan claramente de esta fuente. ¿Acaso los Eles no se elevaron a otra condición dimensional? ¿No eliminaron acaso el Tiempo y el Espacio? Basta mirar en el diccionario para descubrir algunas cosas sorprendentes entre las palabras que empiezan con EL y L. Luego está la magnífica palabra Elohim.
El 24 de abril de 1955, Koot Hoomi Lal Singh (Maestro Kuthumi) informó:
“Sobre el planeta se mantiene la gran Presencia del Bienamado Elohim, Cíclope. Su radiación cubre toda la Tierra.”
El Maestro Kuthumi se refiere obviamente a un miembro de la gran Raza de los Mayores. Aunque, en 1956, la mayoría de los Eles ya no estaban en la Tierra, seguían actuando como Mentores, y por lo general eran Maestros de los Instructores y Santos de la Tierra. Decimos que la mayoría de los Eles ya no estaban en nuestro planeta, porque alg0unos no partieron cuando su raza logró la condición Theta y conquistaron M-E-E-T (Materia-Energía-Espacio-Tiempo. Debido a ciertas reacciones kármicas, unos pocos miembros de la Raza Ciclópea no pasaron el Grado Noventa de Cambio de Fase, y se vieron forzados a permanecer en la Tierra para cumplir su destino, y reunirse eventualmente con su raza en una época posterior. Mientras tanto, actuarían en el papel de Mentores para los seres humanos cuando éstos llegaran a la Tierra.
Aramu-Muru (Diosa Meru) era miembro de la Raza Ciclópea. Había mantenido la misma forma física por incontables edades, renovando la energía de su corriente vital mediante la polarización con su aspecto femenino, Arama-Mara. Porque, como ya se lo expuso, esos seres no se reproducen como lo hacen los humanos.
El Señor Muru dice que cuando estaba en Lemuria era un joven estudiante u hombre. No obstante, hay que atribuir distintos significados a estas palabras. Tal vez quiera decir “joven” en cosas universales, y el significado que atribuye a “hombre” es el de pertenecer a la raza del original y verdadero hombre. Muchos de los sabios de Lemuria, y anteriormente en la misma Mu, eran cíclopes. (No los llamamos Eles porque no habían logrado aún el Universo Theta.) Todos los cíclopes abandonaron Lemuria y se dirigieron a otras partes del mundo: por lo tanto, muchos de los Jefes Espirituales de las Escuelas de Misterio (Retiros Interiores) eran cíclopes que se reunirían en algún momento con la Raza de los Mayores y llegarían a ser verdaderos Eles.
La Hermandad de los Siete Rayos se había iniciado originariamente con los cíclopes puesto que fueron los primeros que manifestaron los Siete Rayos de Vida sobre el planeta Tierra. Esos seres proyectaban una radiación de energía especial que permitía el establecimiento de los Siete Rayos de Vida en nuestro planeta, y si hubiese faltado, nunca habría existido la Hermandad de los Siete Rayos. Asimismo, los cíclopes pasaron a la Séptima Condición y entraron en Theta, el Octavo o Universo de Pensamiento.
El Disco Solar de Oro de Mu no fue hecho por los Cíclopes, aunque el principio de su modo de operar y el secreto de su poder se hallaron en las bibliotecas abandonadas de las ciudades subterráneas ciclópeas. Aquellos que son bastantes sensitivos como para sintonizar dicho conocimiento de las edades posteriores a lo humano, descubrieron aquellas Verdades y posibilitaron la construcción del Disco de Oro. Así, el Disco entró en la vida de la Madre Patria de Mu.
Es preciso saber que el hombre en la Tierra nunca llegará a ser un L, pero podrá lograr una condición atemporal como éste, porque el plan presente de la Jerarquía es: la producción de una síntesis subjetiva en la humanidad y la interacción telepática que llegará eventualmente a aniquilar el tiempo.
Aunque el hombre no llegará a ser un L, debido simplemente a que no pertenece a la Raza Ciclópea (ahora la Raza Ele), logrará conquistar el M-E-E-T, y reinará como verdadero Dios, el Hijo del Creador.
EL FOCO DE ILUMINACIÓN DEL NUEVO MUNDO
En julio de 1957 el Bienamado Maestro el Morya dijo:
Aquellos peregrinos que buscan ser guiados y la iluminación espiritual de hoy en adelante serán atraídos por la América del Sur tal como lo habían sido anteriormente por el Oriente. Para este fin, los Rectores de las Fuerzas de la Naturaleza y del Reino Elemental realizan los preparativos para proporcionar medios naturales de acceso al hasta ahora no tocado Foco Espiritual de Iluminación en las Montañas de los Andes. Las informaciones sobre el Retiro de Aramu-Muru en el Lago Titicaca, Perú, fueron dadas hace mucho tiempo a aquellos que estaban prontos para dicho conocimiento. El Rayo Permanente entra en el planeta Tierra por dos lugares. El Aspecto Masculino entra por el Himalaya en el Oriente y el Aspecto Femenino por el Lago Titicaca. El Aspecto Masculino fue prominente a todo lo largo de las edades de la historia de la Tierra, pero ahora el Aspecto Femenino se está destacando a medida que la Tierra penetra más profundamente en las vibraciones del Séptimo Rayo. El Aspecto Femenino, por su entrada en la zona del Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos, llegará a ser evidente en el futuro. Interesa subrayar que tanto por la cultura como por otros aspectos el Tibet y el Perú se parecen a tal punto que una fotografía de uno cualquiera de estos países puede muy bien tomarse por la del otro. Pero si comprendemos que en la superficie de la Tierra hay dos zonas por las cuales penetra el Rayo Permanente, la explicación es sencilla.
Para mayor confirmación del Foco de Iluminación del Nuevo Mundo, Phra Sumangalo, monje del Monasterio del Ángel de la Guarda (Wat Doi Suthep Xieng Mai, Tailandia), escribió recientemente a la Abadía, diciendo:
“Asia está espiritualmente en bancarrota. Pero vos estáis en una región que tiene su pralaya –periodo de descanso o de sueño- y ahora vuelve a despertar a las cosas del Espíritu. América del Sur es, más que cualquier otra tierra, el país del futuro en todos los aspectos, una tierra de promesa espiritual”.
En marzo de 1957 la Hermandad de la Iluminación Dorada de los Ángeles, California, dijo:
“Los llamados son continuos en la Senda de la Luz para que todos escapen de ellas… de las fuerzas oscuras…y se unan para establecer el Reino del Amor y la Paz”.
En junio de 1952 el Puente a la actividad en pro de la libertad, dijo:
“!Signos de una Nueva Aurora! Se abren nuevos canales, no para sustituir a los antiguos, sino para ayudarlos; los trabajadores vienen al frente de todas partes, los Amigos de la Gran Hermandad Blanca se levantan en todos los rumbos. Y ningún hombre puede detener la arremetida del Poder Cósmico de Cristo que deja en libertad a las Corrientes Espirituales de la Hora. No tendrán éxito si por desdicha tratan de enfrentar las corrientes de la Nueva Aurora. Además, tales individuos han de perecer bajo la Ley misma que provoca el retorno del Amor generado que ellos otorgan, o la oposición al progreso que ellos nutren. Nunca como hoy cabe decir en verdad de los Jefes Espirituales del Mundo, y de todos los nuevos canales, “por su fruto, los conoceréis”. ”
Ahora por doquier, aún más que en 1952, los canales del Infinito Padre del Amor y la Sabiduría Divinos se abren y traen a su pueblo palabras de consolación e instrucciones para los días de la catástrofe venidera. Pero la Jerarquía y los visitantes del espacio nos han asegurado que el mundo no va a terminar. ¡Muy al contrario! Se producirán muchos cambios geológicos sobre la Tierra, sí, pero es preciso reconocer en esos grandes eventos la profetizada “salvación que se acerca”.
Durante muchos años los Maestros de otros planetas en nuestro Sistema Solar y en otros Sistemas Solares y hasta en otras Galaxias han estado en comunión con los Adeptos Instructores o Maestros que residen en el planeta Tierra. Se resolvió finalmente en 1956 que las Escuelas de Misterio de la Tierra, que operan en un cuerpo espiritual con el nombre de Gran Hermandad Blanca, empezarían inmediatamente a develar algunos de sus antiguos secretos y verdades al mundo exterior. Comentado esta decisión en 1956, Aramu-Muru dijo en el Lago Titicaca:
“…en adelante no guardaremos silencio. Empero no abrimos aún nuestra senda ni nuestra entrada al profano, ni tampoco las perlas de la gran sabiduría, serán echadas a los cerdos, porque hay “cerdos” sobre la Tierra y en la Tierra. Pero el planeta no tardará en quedar limpio de ellos. No son merecedores aún de recibir la Divina Sabiduría. Nos ocupamos de los millares de corazones y almas hambrientos, y prestamos oído a su hambre y sabemos dentro de nuestro ser que esa hambre sólo puede ser saciada con el verdadero maná que proviene de nuestro Infinito Padre. No os sorprendáis si podéis oír ahora libremente las palabras de la Gran Hermandad Blanca que es la Jerarquía para todas las Hermandades de la Tierra. ¡Llegó ahora el momento de la acción! Llegó para nosotros el momento de hablar, y hablaremos, porque estamos allanando diligentemente el camino para que Sus pasos sean oídos en todo el mundo. El Reino ya no está cerca, el Reino está aquí, y El ha de manifestarse pronto a todos los hombres. Hemos esperado este tiempo con ansiedad a lo largo de los siglos. ¿No es acaso el momento de regocijarse aun cuando sobrevenga una catástrofe en el mundo? Pero mediante esta purificación catastrófica el hombre heredará la divinidad. Buscad en las colinas la salvación que se acerca. No desesperéis por causa de la catástrofe, sino contempladla como un agente de Iluminación y belleza. “Todo será hecho nuevo” como está escrito. ¡Sólo quedará la Verdad!”.
“En adelante todos los Retiros y Santuarios, las Escuelas de Misterio, los Shan-Gri-Las de la Gran Hermandad Blanca trabajarán en un contacto más estrecho y abrirán sus puertas a aquellos que están prontos para la Senda de la Luz. Sus lugares secretos de escondite serán revelados, pero solamente a los Estudiantes de Vida que permanecen en Su Luz. Los Retiros Interiores han sido, en verdad, un misterio para el mundo exterior; han obrado en secreto para que la humanidad supersticiosa e ignorante no se volviera contra ellos y los destruyera. Han conservado el antiguo y arcano conocimiento para que el Remanente heredase el legado Espiritual en el momento del Nuevo Amanecer. Ya ha sonado la trompeta; oímos a lo lejos los apagados sonidos de la Séptima Trompeta. ¡Las huestes de ángeles han proferido su llamamiento y ahora nos daremos a conocer!”.
Los Maestros y Hermanos del espacio ayudarán al hombre en la Tierra después de la catástrofe, pero no impedirán el desastre. En el periodo posterior a la catástrofe aterrizarán en gran número, y es su idea ponerse en contacto con los Retiros de la Gran Hermandad Blanca donde el Remanente se ha de reunir. Debido a los cataclismos que tendrán lugar en Oriente, los Estudiantes de Vida son orientados hacia la América del Sur, donde en las montañas de los Andes está situado el Nuevo Foco Mundial de Iluminación. Por lo tanto, prosiguen los llamamientos para “que entre ellos venga Mi pueblo”. Los Retiros Interiores han de hablar ahora a través de sus muchos canales para que las Ovejas del Rebaño puedan oír el Llamamiento.
La Hermandad de los Siete Rayos trabaja al presente en estrecho contacto con la Hermandad del Monte Shasta en California, la Hermandad del Teton Real, en el Oeste de los EE.UU., la Hermandad de la Vestidura de Oro en la India, y muchas otras Hermandades y Ordenes. Claro es que la cooperación es completa con todos los miembros de la Jerarquía de la Gran Hermandad Blanca.
El conocimiento que sólo estaba reservado a los iniciados, es ahora impartido directamente a los individuos que están fuera de los Retiros Interiores, y los hombres, las mujeres y los niños de todas las razas se reunirán en esos Retiros y celebrarán un Gran Congreso Espiritual y Filosófico. La nueva tierra profetizada saldrá, en verdad, de su pralaya y se unirá con la Jerarquía de la Tierra y las Estrellas y será la guía del Remanente que ha de permanecer en la Tierra en los días venideros.
LA ANTIGUA ORDEN DE AMATISTA
La Tierra está entrando ahora en las vibraciones del Séptimo Gran Rayo. Este es el Rayo violeta o amatista (púrpura), de ahí el nombre de Orden de Amatista.
Como nuestro mundo está bañado en la frecuencia violeta, sólo la Verdad podrá existir; toda falsedad desaparecerá espontáneamente. Aquello que había cegado los ojos de los hombres, a la realidad, se desvanecerá ante el Puro Fuego Violeta, como la bruma se desvanece antes del amanecer.
La palabra amatista proviene de amethystos, palabra griega que significaba la cura o remedio para la ebriedad, y por cierto, ¿acaso no es verdad? El rayo violeta amatista probará ser en sus aspectos purificadores una cura para la ebriedad de la Tierra, un remedio para sus males. No quiere decir que la Orden de Amatista va a salvar al mundo de sí mismo, sino que la Orden, obrando en la Vibración del Séptimo Rayo tendrá suma importancia en los días venideros para todos los estudiantes de la verdad.
En todos los Retiros diseminados por el mundo se encuentran varias Ordenes antiguas. Entre las Ordenes más antiguas en la Tierra está la Orden de Melquizedec, la Orden de los Esenios, la Orden de la Cruz de Esmeralda, la Orden de Amatista y la Orden Fraternitas Rosae Crucis o de la (Fraternidad) de los Rosacruces, y la Orden de la Mano Roja. Más recientes son la Orden del Monte Carmelo y la Orden del Santo Grial.
Todos los miembros de la Hermandad de los Siete Rayos pertenecen a la Orden de Amatista, que es muy antigua, pero que ha cobrado gran importancia hoy porque su vibración emerge en la escena mundial en la forma del Séptimo Rayo de Vida. El Arcángel Miguel del Sol, el Ser trascendente que es el Arcángel de la Protección, es el Guardián de los miembros de esta Orden, y también de la Hermandad de los Siete Rayos y de todos los Retiros Exteriores y Santuarios.
La individualidad del hombre está bajo la dirección de los grandes Siete Rayos de la Vida, y siempre es guiado por las poderosas fuerzas que obran dentro de esos Rayos. Todos nosotros entramos en la Vida consciente en uno de esos Rayos, y toda nuestra experiencia de Vida sufre la influencia del Rayo por el cual hemos descendido. En las Escrituras Santas, los Siete Rayos son llamados los “siete espíritus ante el Trono”.
El primer Rayo es el camino de la Dirección; el Segundo Rayo es el camino de la Educación; el Tercer Rayo es el camino de la Filosofía; el Cuarto Rayo es el camino de las Artes; el Quinto Rayo es el camino de la Ciencia; el Sexto Rayo es el camino de la Devoción; y el Séptimo Rayo es el camino de la Ceremonia. Los Colores Esotéricos de los Rayos son: 1) Rojo, 2) Azul Claro, 3) Verde, 4) Amarillo, 5) Indigo, 6) Rosa, 7) Violeta.
Tiene su importancia observar que la Hermandad no es llamada: Hermandad del Séptimo Rayo. Se la designa en plural: Hermandad de los Siete Rayos. Cabe preguntarse: Si la hermandad está trabajando con la Orden de Amatista, que es el Séptimo Rayo, ¿por qué se le dio un nombre que incluye a todos los Rayos de Vida? Esta es una pregunta acertada, pero es preciso recordar que ya hemos dicho que cada Estudiante de Vida en el Monasterio debe tejer un tapiz que simbolice la Vida Espiritual de la Hermandad. Y cada Estudiante debe realizarlo tejiendo su propio Rayo como si fuera un solo hilo en toda la tela del tapiz. Resulta que al terminar el trabajo los Rayos de todos los Estudiantes quedan combinados; el tapiz espiritual de la Hermandad de Vida es suave, armonioso y vibrante, porque cada uno de los Grandes Siete Rayos de Vida halla en él su lugar en correcta correspondencia con cada uno de los otros Rayos.
Este tapiz es más que una expresión o representación simbólica, porque en el curso de las Ceremonias en el Templo de la Iluminación y el Disco Solar de Oro en la Hermandad, hay un tapiz literal colgado en la pared sobre el Altar de la Pura Luz Maxin, la Llama de la Iluminación. Las escenas representadas en ese tapiz cambian según los pensamientos, acciones y hechos de los miembros de la Hermandad. Si en el Monasterio todo no está en armonía física, mental y espiritual, aparece inmediatamente en el tapiz, y la escena retrata simbólicamente dicha condición. Es la Hermandad de los Siete Rayos porque la esencia de todos los Siete se utiliza conjuntamente para lograr la Iluminación de la Humanidad mediante la Llama Iluminadora. Desde luego, todos los otros Retiros Interiores están trabajando también bajo los Siete Rayos, pero en lugar de mezclarlos todos en una sola fuerza, operan más bien bajo un Rayo específico. De este modo, la Hermandad o Foco de Sabiduría del Lago Titicaca es única. Hemos mencionado antes que la Hermandad de los Siete Rayos es también conocida como la Hermandad de la Iluminación. Esto se debe a varias razones, de las cuales la principal es que el Lago Titicaca es el Foco de la Llama de Iluminación. El Señor Muru se refirió a este particular el 20 de Julio de 1957 al decir:
“Por muchas, muchas edades hemos guardado y, sustentado el Foco de la Llama de Iluminación que tanto nosotros como vosotros honramos esta noche. Alienta ver que entre los más adelantados unos pocos de la raza hallaron el camino que los condujo al corazón de las Montañas de los Andes donde mora la Llama. En el futuro, cuando los precursores espirituales hayan allanado las sendas emocionales, mentales y etéricas que llevan hacia el Retiro Místico, más y más miembros de la humanidad llegarán a ser físicamente conscientes de la irradiación espiritual que es mantenida dentro de las Montañas de los Andes, y veréis que todos aquéllos que por muchos años se han aferrado al deseo de entrar en la gran Cordillera de los Himalayas, orientarán su peregrinaje espiritual hacia el Oeste”.
La Orden de Amatista es una Orden Iluminista de los Esenios, en l a que todos los miembros siguen la manera de vida de dichos religiosos.
El Poderoso Maestro Saint Germain (Ragoczy), como Chocan del Séptimo Rayo, es el Maestro o Jefe Espiritual de la Orden de Amatista.
LA ABADÍA: PRINCIPAL RETIRO EXTERIOR DEL SEÑOR MURU
El 13 de noviembre de 1955, Maha Chohan se refirió al Lago Titicaca, como también a Shamballa, Luxor, Darjeeling y las Ciudades de San Juan diciendo que eran los Retiros y Santuarios de la Gran Hermandad Blanca. Claro está, hay muchos más a todo lo largo y ancho del mundo.
El 12 de abril de 1957, Sanat Kumara manifestó que todos los Retiros y Santuarios de la Gran Hermandad Blanca habían sido elevados a una vibración espiritual más alta junto con la Hueste Celestial de la Jerarquía. Esto se refería al Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos en el Lago Titicaca. Después de muchos años de servicio consagrado a la elevación de la humanidad, este Retiro Interior de Aramu-Muru había alcanzado el Día de la Graduación Espiritual. Koot Hoomi Lal Singh (Maestro Kuthumi) fue nombrado con el cargo de portavoz para todos los Retiros. La acción de elevar los Santuarios mediante la autoridad de los Veinticuatro Mayores de nuestro Sistema Solar permite ahora una mayor expansión del trabajo entre la Jerarquía y los Retiros que actúan en el papel de agentes espirituales intermediarios entre el hombre del mundo Exterior y los más altos Mentores. Esta es la etapa final para preparar la llegada de Aquel que ha de venir.
En 1956, durante un Cónclave de la Gran Hermandad Blanca, en cuyo curso se desplegaron los estandartes de todos los Retiros Interiores, se resolvió que esos Retiros establecerían inmediatamente Retiros Exteriores como nueva expresión de su servicio a la humanidad. Los individuos elegidos que viajarían como peregrinos a los Retiros Exteriores no serán los “escogidos de entre ellos” para salvar su forma física. Serán reunidos para una misión divina pero no en un lugar seguro, porque el poder del Espíritu Santo sustentará a Sus sirvientes en tiempo de catástrofe. Anteriormente, los Retiros Exteriores constituían varios grupos en el mundo Exterior que daban a conocer las palabras de los Maestros de las Jerarquía por intermedio de reuniones, conferencias, publicaciones y todo lo demás. Pero ahora se deseaba tener Retiros que no fueran tan secretos como los Retiros Interiores, y sin embargo no tan identificados con el mundo del materialismo como el que existía entonces en los Retiros Exteriores. Se solucionó este problema con el establecimiento de Retiros Exteriores autorizados por cada Retiro Interior de la Gran Hermandad Blanca, a los que se situaría cerca de sus respectivos cuerpos gobernantes (Retiro). En estos Santuarios Exteriores los Estudiantes de Vida seguirían un modo de vida monástico similar al de los Retiros Interiores. Se alejarían del mundo para vivir en lugares de paz y soledad, empero su alejamiento no sería completo porque enviarían informes y realizarían viajes periódicos a otras tierras. Estarían más próximos a los Retiros Interiores y a los Mentores de lo que nunca lo estuvieron antes. Era necesario tomar esta decisión para estar preparados para la inminente catástrofe y el eventual aterrizaje de los Maestros del espacio. Muchos años antes, el hombre había puesto el mundo al corriente de la existencia de los Maestros y de las Escuelas de Misterio estableciendo ciertas sociedades metafísicas y grupos. Gradualmente, se hizo necesaria una asociación más estrecha a medida que las Verdades empezaron a penetrar más profundamente en la conciencia nacional de cada país de la Tierra. Los Estudiantes de la Verdad se aproximaban cada vez más a los diversos Retiros Interiores, con los cuales estaban en relación mediante un Rayo, un Maestro. Ahora que se iban a establecer los Retiros Exteriores muy próximos a los Interiores, tuvo lugar otra etapa en el desarrollo. La próxima será el viaje final que realizarán quienes están calificados en cuestiones del Espíritu para ir desde los Retiros Exteriores al Santuario Interior. Esto es un indicio de que los sucesos en la Tierra están llegando rápidamente a su culminación. Cuando los hermanos de las tierras del espacio interestelar aterricen, se verán frente al Remanente que ha quedado, y dicho Remanente será reunido en las diversas ubicaciones donde se hallan los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca en la superficie del planeta.
1.Los secretos y Verdades de la más remota antigüedad serán revelados por primera vez al mundo exterior de los profanos.
2.Los Retiros Exteriores ubicados cerca de los Santuarios Interiores recibieron la autorización, y se hizo el llamamiento para que “vinieran de entre ellos”.
3.En 1957 se resolvió que todos los Retiros Interiores serían elevados a una nueva vibración en contacto más estrecho con la Jerarquía.
Aramu-Muru (Dios Meru) anunció en 1956 a aquellos estudiantes del Mundo Exterior que eran miembros de la Hermandad de los Siete Rayos que había autorizado el establecimiento de un Retiro Exterior en un valle oculto del Perú, y que dicho Santuario estaría situado al norte del Monasterio, su cuerpo gobernante, en el Lago Titicaca. La Hermandad tendría en adelante tres salidas para su servicio:
1.El Monasterio, Lago Titicaca (Retiro Interior).
2.La Abadía, el Valle Oculto, Perú. (Primer Retiro Exterior conocido con el nombre de Santuario Intermedio).
3.Prioratos. (Varios grupos no “traídos entre ellos” debido a que se los necesitaba en el mundo del materialismo como agentes de distribución para las palabras de la Gran Hermandad Blanca. Servirían en la calidad de Retiros Exteriores Secundarios).
Como lo hemos mencionado antes, unos pocos miembros de la Raza Ciclópea no abandonaron la Tierra cuando el resto de sus semejantes lograron el Universo Theta, permaneciendo en nuestro planeta debido a ciertas condiciones kármicas que era preciso vencer; actuarían en el papel de Mentores para los humanos que habrían de venir.
El 12 de abril de 1957, día en que Sanat Kumara informó que todos los Retiros Interiores y los Santuarios de la Gran Hermandad Blanca habían sido llevados a un nivel superior de vibración espiritual, los Cíclopes que habían permanecido en la Tierra, estuvieron por fin libres de unirse a su Raza, la Raza de los Mayores o Eles. Por consiguiente Aramu-Muru pudo dejar su posición de Superior Espiritual (Abad) del Monasterio. Seguiría siendo Maestro Instructor de la Hermandad desde una posición más alta. Un tal Hermano Juan (Maestro Juan) fue nombrado para llenar el cargo vacante de Abad del Monasterio. Así, ya no había más Cíclopes en la Tierra en forma física. Todos ellos habían, por último, logrado y aprendido el gran secreto del Grado Noventa de Cambio de Fase y pasaron al Universo de la Atemporalidad.
Después que el Señor Muru hubiese regresado del cónclave de 1956, puso inmediatamente en obra aquellos planes que resultarían en la organización del Principal Retiro Exterior (Intermedio) tan pronto como fuera posible. Los miembros de la Hermandad que estaban en el mundo exterior vendieron sus posesiones materiales, abandonaron sus amigos y lugares de tr5abajo, y el 2 de diciembre de 1956 se pusieron en viaje para Lima. Desde allí visitaron a la mayoría de las ciudades del Perú y realizaron investigaciones en muchas zonas montañosas poco conocidas con la esperanza de encontrar el valle oculto, la futura sede del Principal Retiro Exterior del Señor Muru. Los Mentores los guiaron bien, pero algunos de los que habían venido se dieron cuenta de su incompatibilidad con el Llamamiento y la Misión y regresaron a los Estados Unidos. Otros descubrieron el valle oculto y dieron comienzo al Trabajo que había sido decretado en 1956 por la Gran Hermandad Blanca.
A los peregrinos les fueron dadas varias señales para que pudieran reconocer su Retiro. En suma, éstas eran las señales:
Una zona de magnífica belleza natural; un lugar de paz y tranquilidad donde nunca se había derramado sangre; una ubicación con abundante agua, clara, pura; una corriente o río cercano; un lugar donde las legumbres y los frutos pudieran crecer en un suelo no contaminado con fertilizantes químicos; una tierra de gente feliz, contenta, alejada del mundo exterior, y empero en él.
En febrero de 1957 dos Hermanos de la Abadía que habían venido de los Estados Unidos, estaban en una ciudad del Altiplano a la que habían sido dirigidos por el Señor Muru. Sus Mentores les dijeron que un hombre iba a ponerse en contacto con ellos para llevarlos valle oculto. Unos pocos días después, apareció el hombre y viajaron con él muchos kilómetros hacia el este cruzando los grandes pasos de los Andes llenos de nieve, donde aullantes vientos barrían la desierta tierra.
Para ir al valle era preciso seguir estrechas sendas montañosas donde los derrumbes son frecuentes. ¿No se asemeja acaso a la Senda Espiritual individual que es como el filo de una navaja, lleno de azares mientras se viaja a través de la vida?
Para llegar al valle hay un solo camino y éste es un estrecho sendero. Después de largas horas de viaje, los Hermanos llegaron a un pequeño poblado situado en un repecho que dominaba un fantástico precipicio. Por encima de ellos se destacaban ene l cielo las majestuosas cumbres cubiertas de nieve de los Andes. En el frío poblado tuvieron que esperar largo rato mientras preparaban las mulas para el descenso al valle oculto que estaba a miles de metros por debajo de la diminuta aldea. Todos estaban cubiertos con gorros y ponchos de lana tejidos por los quichuas, y por último empezaron el descenso bajo una fría y tupida lluvia. El clima y el escenario cambiaron gradualmente. Era como si el invierno se convirtiera en verano. La lluvia cesó … la temperatura era más cálida, pronto se quitaron la ropa de lana y prosiguieron andando en mangas de camisa. La nieve y el hielo que los rodeaban por doquier unos instantes antes habían desaparecido, y los Hermanos sintieron como si vivieran en realidad la historia del Horizonte Perdido.
Era, en verdad, Shan-Gri-La, el valle escondido que estaba más allá de las preocupaciones de este caótico planeta. Empero, era un lugar donde se podía realizar un gran trabajo en una atmósfera pacífica, donde la sangre nunca había sido derramada, y donde los quichuas, los descendientes del gran Imperio Inca del Sol, vivían tranquilamente en su paraíso semitropical.
En el valle por doquiera centenares de hermosas cascadas dejaban caer sus aguas por las paredes rocosas y llevaban al valle la clara y pura agua de los grandes glaciares andinos. Y había un ancho río de impetuosa corriente, bello de ver con su serpenteante curso que atravesaba el valle en todo su largo como una brillante hebra de plata.
Los Hermanos no tardaron en enterarse que prácticamente todas las plantas podían crecer en el valle. ¡Un lugar donde los productos de la zona templada crecían al lado de los productos de las zonas tropicales! Maíz, frijoles, zapallos, mandioca, guisantes, remolachas, zanahorias, lechuga, coles, papayas, mangos, chirimoyas –un fruto fabuloso compuesto casi por un cien por ciento de proteínas- papas, paltas, tomates, bananas, limones, naranjas, etc., crecen en abundancia, y éstos son únicamente unos de los pocos frutos y legumbres que se encuentran allí. La siembra se puede hacer todo el año y no se usan ni fertilizantes ni pesticidas químicos; todo crece orgánica y naturalmente.
Los dos Hermanos de la Abadía reconocieron instantáneamente este valle como la futura sede del Principal Retiro Exterior del Señor Muru.
Los Hermanos abandonaron el valle escondido a desgana, porque la atmósfera de paz que se respira en ese lugar es poderosa e inolvidable. Imaginad, si podéis, los estrechos y serpenteantes senderos de mulas que nunca conocieron las brutales ruedas de los modernos vehículos, la tropilla de llamas, siempre pintorescas con los hilos de brillantes colores que son las “marcas del dueño” en las orejas de los animales, los amistosos quichuas que esperan la aparición de sus reencarnados antepasados incas, cuando serán llevados otra vez al nuevo Imperio Inca del Sol en un Amanecer de Oro sobre la Tierra. Esas gentes, aunque aisladas en el valle escondido, saben lo que ocurre hoy en el mundo, y esperan pacientemente el retorno de Viracocha, el Gran Hermano Blanco.
Los Estudiantes de Vida ya han entrado en el valle y hay un hermoso edificio que alberga la Abadía junto con el Scriptorium (Biblioteca) y el Templo de Vida. Todas los Estudiantes siguen un Modo de Vida Monástico tal como la dirige la Gran Hermandad Blanca. La Abadía opera bajo la autoridad y la guía directa del Monasterio. Todos los miembros pertenecen a la Orden de Amatista, una Orden Iluminista de los Esenios. Sirven bajo el Séptimo Rayo o Rayo Violeta (Púrpura). El nombre de los Incas es Intihuasi, la Casa del Sol.
Las así llamadas reglas y reglamentos son seguidos en la Abadía para que todos los Estudiantes de Vida puedan participar en el gran desenvolvimiento y experiencia espirituales. La Hermandad no cree que seguir esta manera de vivir sea necesario para la salvación, ni que tal rutina convenga a toda la gente. La rutina fue desarrollada en la Abadía para otorgar cierta Iluminación Espiritual a los Estudiantes adelantados en la senda de la Comprensión Cósmica. Las siguientes demandas se piden a los Novicios que están a punto de entrar en el Principal Retiro Exterior del Señor Muru, la Abadía de la Hermandad.
El Estudiante de Vida que pide entrar en la Abadía debe, ante todo, buscar y servir la Verdad, y llevar una vida limpia y recta. Ha de tener una comprensión teórica de la Gran Senda. No hay restricción alguna en cuanto a la edad, el sexo, el estado marital, la raza, la afiliación religiosa, ni tampoco la Hermandad se interesa por el pasado de persona alguna., Lo importante es que el Estudiante individual, en el momento de su petición, desee la Verdad sobre cualquier otra cosa. ¡No hay religión más elevada que la Verdad!
El Estudiante debe percibir y aceptar al Cristo Cósmico y creer que dicho Cristo vino en persona como Dios para enseñar en la Tierra y que el mismo Cristo retornará pronto en persona.
“Simplificad simplemente”. La manera de vivir en la abadía está muy bien definida por las famosas palabras de David Thoreau. Esto tiene la mayor importancia en la vida cotidiana.
Mientras que, en realidad, no hay grados que puedan colocar a un Estudiante por encima de otro, en la Abadía hay una clasificación designada para el Trabajo: Aspirante, Novicio, Fraile, Monje, Prior (Prioresa), Abad (Abadesa).
El modo de vida esenio es seguido por todos los Estudiantes. Hay periodos regulares de ayuno, de meditación y de contemplación en la Abadía. Los Estudiantes son mendicantes (monjes que han pronunciado votos de pobreza). La Sagrada Comida Comunal o Cena de los Esenios se toma diariamente, y el Novicio recibe un Bautismo de Agua con inmersión completa antes de llegar a ser Fraile, y el Fraile es ungido con Oleos Sagrados antes de llegar a ser Monje de la Orden.
Los Estudiantes se levantan con el alba y regresan a sus cuarteles a la caída del sol después de meditar en el Templo de la Vida.
Ningún narcótico (tabaco, medicinas, etc.), ni estimulantes, como el café, el té o el chocolate son usados en la Abadía. Se toman ciertos test de hierbas benéficas, empero. Ningún intoxicante, ni en medicina o alimentos o bebidas es empleado. No se comen productos animales. Todos los Estudiantes adhieren a un estricto vegetarianismo y los alimentos se consumen en su mayoría crudos, y se comen en escudillas individuales de madera. Se usa la miel pura. No se comen alimentos procesados, ni alimentos envasados, ni alimentos químicos o blanqueados. Sólo se consumen los alimentos que crecen orgánicamente, los alimentos naturales y éstos están libres de veneno. La mayoría de los Estudiantes prefieren una dieta de frutos naturales y de nueces. Nuestro cuerpo es el Templo de Dios. “No matarás” y “vivir y dejar vivir” son los principios en que se basa la vida en la Abadía.
Los hábitos monásticos, si bien se llevan en la Abadía, no son obligatorios. La ropa blanca o sin teñir es llevada por los Estudiantes. No se permite el uso de ropa fantasiosa. Sin embargo, lo Estudiantes que van en misión pueden llevarla.
No se permiten ni las joyas ni los cosméticos. Esto incluye a los anillos de esponsales y de matrimonio, pero no incluye relojes de pulsera, hebillas, anteojos, etc.
Los Estudiantes de ambos sexos llevan el pelo largo. Los hombres pueden llevar la barba, si lo desean, pero no es obligatorio.
Perros y gatos no se recomiendan.
Los niños, sea cual fuere su edad, son bien recibidos en la Abadía. Tienen un hermoso programa de estudios, de recreo y meditación.
Se espera que todos los Estudiantes sean capaces de sostenerse financieramente. Vivir en el Perú no es dispendioso, y en el valle escondido lo es aún menos.
No se alienta a que vengan al Monasterio a las personas que padecen graves dolencias físicas y mentales. En el viaje al valle se pasa por lugares muy altos, y en el recorrido hay regiones donde los rigores son tales que a algunos individuos les sería imposible soportarlos. Dichas personas pueden ponerse al servicio de la Luz de Cristo en el lugar en donde están y guiar a las ovejas del Maestro hacia el amanecer de la Nueva Edad.
La unidad familiar es conservada en la Abadía puesto que las familias viven separadas del edificio principal en viviendas privadas. Por lo tanto, la vida familiar es conservada, mientras que, al mismo tiempo, todos los Estudiantes llegan a formar parte de la Comunidad de la Hermandad. Los hombres y las mujeres solteros pueden compartir su cuarto con miembros de su mismo sexo si así lo desean.
La experiencia entera de un Estudiante de Vida en la Abadía, el Principal Retiro Exterior del Señor Muru, radica en la iniciación hacia la iluminación física, mental y espiritual. Dicha iniciación consta de : dedicación, purificación, disciplina, instrucción, servicio. Ninguno será salvado por haberse unido a la Abadía o por seguir la vida monástica de la Hermandad. Sin embargo, son grandes las recompensas otorgadas al estudiante individual en la forma de lecciones universales.
El Símbolo o Sello del Monasterio es el de la Rosa Encarnada cuyo color representa la Llama de la Iluminación. Las Rosas encarnadas siempre simbolizan a los Mensajeros de Aramu-Muru. Esta hermosa Rosa está súper impuesta en el Disco de Oro, porque el oro representa los otros colores de la Llama de Iluminación y, asimismo, el Disco Solar de Oro de Mu.
El Símbolo o Sello del Monasterio es el de la Rosa Encarnada cuyo color representa la Llama de la Iluminación. Las Rosas encarnadas siempre simbolizan a los Mensajeros de Aramu-Muru. Esta hermosa Rosa está súper impuesta en el Disco de Oro, porque el oro representa los otros colores de la Llama de Iluminación y, asimismo, el Disco Solar de Oro de Mu.
El Símbolo o Sello de la Abadía es el Disco Solar de Oro de Mu, con Doce Rayos que se proyectan y que representan los Doce Planetas Interiores y los Doce Planetas Exteriores de nuestro Sistema Solar. Los Rayos simbolizan también a los Doce Señores. Seis de estos Rayos son más cortos que los otros, porque seis es el número representativo del servicio mundial. El antiguo ankh o crux ansata está super impuesto al Disco Solar. Esta era la Cruz de Vida en el Antiguo Egipto y toma el lugar de la Vida Eterna. Se emplea este símbolo porque el Principal Retiro Exterior se ocupa activamente en demostrar al hombre que en realidad nada muere. Por encima del ankh está el Ojo que Ve todo del Uno Infinito que es la Divina Luz guiadora de todos los Retiros.
El Lábaro o Estandarte de la Abadía contiene un campo de púrpura que representa la Orden de Amati9sta. Encima está situado el Disco Solar de Oro, del cual se proyectan Siete Rayos que terminan cada uno en una Llama. El Disco, claro está, representa al Disco Solar original de Mu que está ahora en el Templo subterráneo del Retiro Interior, y también porque el nombre quichua de la Abadía e Intihuasi, Casa del Sol. Los Siete Rayos representan la Hermandad de los Siete Rayos y de las Siete Razas Raíces (Siete Subrazas de cada Raza Raíz), pertenecientes a la evolución de la Tierra. Las llamas representan la Llama de Iluminación en el Templo de la Iluminación. Este Templo, cobija también el Disco Solar de Oro de Mu, y está ubicado en una cámara semejante a un sótano o vestíbulo subterráneo cerca del Monasterio. Cada Jerarquía, cada Ser Ascendido y cada Retiro Interior o Exterior o Santuario posee su propio símbolo o estandarte.
Como lo hemos dicho antes, los Estudiantes individuales de todas las razas y credos van a reunirse juntos en los Retiros Exteriores de la Gran Hermandad Blanca, donde celebrarán un gran Congreso espiritual y filosófico. Las investigaciones que se iniciaron en la Abadía sobre los radiónicos, incluso un nuevo método que da la fecha exacta del pasado y de los objetos del pasado, un verdadero Verificador de Tiempo; la nutrición y la jardinería orgánica; la metafísica; la lingüística; la antropología y la arqueología; la investigación histórica; la investigación en el dominio de los ovnis y acerca de establecer contacto con los visitantes del espacio que pertenecen a la Confederación que, al presente, está ayudando activamente a la Gran Hermandad Blanca; el Sol y la Energía Lumínica, el trabajo con los hijos de todas las edades; los mejores métodos de Meditación y Contemplación; las investigaciones en botánica para descubrir nuevas plantas y hierbas milagrosas. Los Jefes y las Organizaciones más Destacadas de la Nueva Edad de todo el mundo fueron invitados a cooperar y compartir el intensivo programa de la Abadía.
Si oís el Llamamiento, si renunciáis a todo y venís al valle escondido, en verdad, un valle encantado por los antiguos moradores de la tierra con el nombre de Lugar de las Flores donde viven las Pequeñas Gentes de la leyenda, ¡venid, trayendo únicamente vuestra alma!
LA ORDEN DE LA MANO ROJA
El Scriptorium del Monasterio está bajo la dirección de su Prior, el Hermano Felipe. Esta sala alberga documentos y archivos, códices y pergaminos de las más grandes y más antiguas civilizaciones del mundo. Roma, Grecia, Egipto y Babilonia, Creta y China, Tibet y Troya, Atlantis, Mu y Admona, y aun antes. De bibliotecas ocultas como ésta provendrán todos los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca, la antigua y verdadera historia de nuestro planeta y su gran revelación para el hombre moderno. ¡El hombre se sorprenderá mucho cuando descubra cómo sucedió la historia en realidad! Anteriormente, las fuerzas oscuras habían escrito la historia tal como querían que se la interpretase.
La antigua Orden de la Mano Roja ha trabajado a todo lo largo de la historia de la Tierra para conservar la Sabiduría Secreta, el Conocimiento Arcano. Los miembros de esta Orden son los guardianes del vasto depositario de la Tierra que contiene tesoros más preciosos que el oro o las gemas. Son ellos quienes poseen los secretos que son la herencia del hombre en América del Sur.
El continente no fue meramente una extensa zona colonizada en su costa Oeste por los Lémures, y en la Este por los Atlantes. Si bien es cierto que esas dos grandes civilizaciones de los océanos Atlántico y Pacífico colonizaron parte de la América del Sur, esto sucedió sólo unos pocos miles de años antes de la destrucción final de las madres patrias. ¿Qué existía, pues, en el gran continente sudamericano antes que la influencia cultural de Atlantis y Lemuria dejara sentir su peso?
El 27 de mayo de 1957, un antiguo secreto, sólo conocido otrora por los maestros más elevados, fue revelado al mundo Exterior por intermedio de la Abadía. Era justo que esta formación fuera dada desde la América del Sur donde los aconteceres que se relatan tuvieron lugar en el lejano pasado.
La Gran Hermandad Blanca resolvió que había llegado el momento de revelar dichos secretos en conformidad con las tres decisiones de 1956. Este extraordinario secreto era que la América del Sur existía como la tercera gran civilización mundial junto a Atlantis y Mu. No era tan sólo una colonia sino una civilización por derecho propio, un Imperio Amazónico que estaba culturalmente más allá de sus más famosos y conocidos vecinos en los océanos cercanos. Su arquitectura era más magnífica, su ciencia brillaba más que las otras mientras que su pueblo era físicamente el más hermoso de la Tierra. De muchas maneras desempeñaba el papel de Mentor para los reyes, sacerdotes y maestros de los dos mejor conocidos Continentes Perdidos de la Tierra.
Era diferente de ellos hasta en otro aspecto. Mientras que esos dos continentes se hundieron bajo las aguas del océano, éste permaneció siempre por encima de las aguas, cubierto por la densa selva, esperando ser redescubierto en una época en que el hombre ya no padecería más el hambre del oro y no buscaría la riqueza material de ese Imperio sino sus tesoros más nobles, la clave para una vida más larga, el conocimiento que con el tiempo pondría el Universo a los pies del hombre.
Empero, ¿no es acaso un Continente Perdido? No habría diferencia alguna si estuviese bajo el agua, por que escasos hombres han buscado sus verdades, y aquellos que lo hicieron o bien han desaparecido en el Infierno Verde de la selva, o bien en el olvido del Tiempo mismo. Ahora bien, en la plenitud de este tiempo, la Jerarquía ha decretado que los “Lugares Secretos del Altísimo” entregarán su conocimiento al “Remanente” que permanecerá en la Tierra en los días que seguirán inmediatamente a la catástrofe mundial. El Remanente mismo hará uso de la antigua sabiduría en un Nuevo Mundo que será llevado otra vez a la Hermandad Interplanetaria de nuestro Sistema Solar. La humanidad proseguirá en verdad, su eterna marcha a través del Tiempo y las Estrellas.
Los archivos de la historia de Mu y de su caída, del destino de Atlantis y de los secretos del iluminado Imperio Amazónico conocido en las leyendas con el nombre de Paititi y de los cíclopes que llegaron a la Tierra hace mil millones de años, y de los habitantes del esp
LOS MUNDOS PERDIDOS Y LA LLEGADA DE LOS MAESTROS DEL ESPACIO
Hemos hablado ya del legado que espera al hombre y que está escondido en las selvas sudamericanas, y que está más allá de la imaginación más desaforada. En las antiguas cámaras de archivos se encontrará el conocimiento científico que se empleará en la Nueva Edad, los secretos de un pasado muy remoto serán el incentivo que permitirá un magnífico desarrollo en un mundo renovado. Las ciudades del fabuloso Imperio Amazónico, que antecedían otras civilizaciones mundiales, pertenecen a otro Continente Perdido pero, a diferencia de Atlantis y Mu, ese Continente no está sepultado bajo el océano, sino tras kilómetros de Infierno Verde constituido por las selvas de la América del Sur. Esas ciudades nunca estuvieron bajo las aguas; por lo tanto sus archivos están bien conservados en su último lugar de descanso en las vastas bibliotecas de la olvidada Paititi. Incontables tesoros fueron llevados a Paititi por los científicos-sacerdotes cuando supieron que tanto Lemuria como Atlantis estaban condenadas definitivamente al olvido. Esta es la herencia que se encontrará en zonas donde sólo se oye ahora la cháchara de los monos y el llamado de los pájaros –todo el conocimiento de los tres más grandes imperios que ha conocido el mundo.
A principios de junio de 1957, el Grupo Expedicionario de la Abadía, bajo el mando de la Orden de la Mano Roja, se abrió camino a través de difíciles pistas tanto a caballo, como a pie hasta la Meseta de Marcahuasi de los Andes, donde encontraron un Bosque Sagrado Perdido o Jardín de los Dioses en lo alto de las montañas peruanas. Este extraño lugar es conocido por los descendientes de los indios Huancas como la residencia de los hechiceros y de los Dioses Gigantes.
En la parte más alta de la gran altiplanicie había una enorme fortaleza de piedra en un extraordinario estado de conservación. Esta fortaleza fue usada por los soldados incas alrededor de 1350 D.C, época en que conquistaron a los huancas y establecieron la ocupación militar en toda la región. Hay muchas chulpas de piedras, tumbas funerarias en torno de la fortaleza, que fueron todas saqueadas. Después de la muerte del Emperador inca Atahualpa en Cajamarca, Perú, los españoles llegaron a Marcahuasi y destruyeron los antiguos bultos que contenían las momias para satisfacer su codicia del metal amarillo. Hoy, sólo quedan en cada tumba algunos huesos. Una antigua cueva funeraria, a varios miles de metros por encima del valle, probó ser muy importante porque contenía una tumba que no había sido abierta y que, por algún milagro, no había sido aún violada. En su interior había gran número de momias, pero el descubrimiento es insignificante si se lo compara con las fantásticamente antiguas piedras esculpidas de la Meseta de Marcahuasi.
Esa meseta está situada a 4000 metros por encima del nivel del mar, y está cubierta por la bruma gran parte del año, pero entre los meses de mayo y septiembre el sol brilla en todo su esplendor y es un lugar deleitoso, aunque las noches son muy frías. Las numerosas y grandes piedras esculpidas constituyen una importante clave para el descubrimiento de los antiguos misterios del mundo. Aves y mamíferos desde leones y elefantes hasta camellos y pingüinos que nunca existieron en la América del Sur están tallados en tamaño gigantesco. Todas las razas humanas fueron al parecer representadas y muchas grandes cabezas de piedras se asemejan a las que se encontraron en la Isla de Pascua en el Pacífico.
Muchas antiguas religiones, fueron simbolizadas por hermosas y finamente esculpidas esfinges, rostros y figuras de olvidados dioses y diosas. Las figuras son inmensas y de acuerdo con los cálculos científicos se cree que fueron talladas por una raza de hombres gigantes de al menos cuatro metros de alto. Aun no se conoce con certeza si pertenecieron a la Raza Ciclópea o no, pero la extraña cualidad dimensional de las tallas es una indicación de que tal vez sea así.
Son muchas las leyendas que existen entre los indígenas que viven actualmente en la América del Sur –Los incas hablaban de gigantes, también- que se refieren a gigantes rubios que otrora habitaron el continente. No son estatuas o figuras gigantescas comunes, porque cuando la luz del sol, o de la luna, cae sobre ellas desde cierto ángulo, se ven cosas que es imposible verlas en otro momento. Los rasgos se modifican al examinarlos en diferentes momentos, bajo diferentes condiciones y desde diferentes ángulos. La mayoría de las figuras tienen tres o cuatro ojos pero no importa desde qué lugar se las observa, siempre parecen tener únicamente dos ojos. Si una persona no se sitúa en un punto de observación fijo, determinado, no se ven las estatuas tal como estaban destinadas a ser vistas. Por lo tanto, tuvimos que colocar las plataformas elevadas cerca de las figuras que aquellos que las habían erigido destinaron a propósitos observacionales.
Las figuras fueron talladas en granito, pero la erosión las ha estropeado mucho. Empero, aún hoy día son magníficas en su ejecución, y quita el aliento contemplarlas y pensar en sus creadores. ¿Quiénes fueron esos gigantes? ¿De dónde venía? ¿a dónde fueron? Hallaremos una respuesta a estos interrogantes gracias a nuestras investigaciones en la Abadía.
Las figuras cubren una superficie de varios kilómetros cuadrados, y los informes que se recibieron de otras partes de la América del Sur indican que se las puede encontrar en muchos otros lugares, si bien no en tal estado de aislamiento ni en tal profusión como en Marcahuasi.
Hay varios altares que fueron obviamente levantados para que los utilizaran criaturas gigantescas, pero es aún más sorprendente el hecho que algo de ese mundo parece cernirse sobre la meseta. Casi siempre se oye un sonido extraño, algo parecido a un zumbido, que parece provenir de las figuras, y ese sonido no se debe a causas naturales. Se siente que tiene que ver con algo que está más allá de la capacidad de comprensión del hombre actual, una mirada a otra dimensión del Tiempo y el Espacio. Cuando se toma una fotografía de la figura tallada de un anciano y se observa el negativo, ya no parece más un anciano sino un hermoso y vigoroso joven. ¿Quién pudo tallar la piedra de tal modo que viendo una figura desde cierto ángulo las formas se modifican y arrojan sombras en el valle, donde, a medida que la luz cambia, extrañas criaturas se mueven como si estuvieran vivas?
Esa raza de seres gigantes empleaban objetos naturales que al parecer se asemejaban a animales conocidos, y luego, tallándolos, realzaban el medio circundante. Resulta de ello algo que parece haber brotado espontáneamente del suelo. Este era un Bosque Sagrado donde nadie vivía, cuyo uso estaba reservado exclusivamente a propósitos científicos-religiosos. La ciencia y la religión estaban entonces unidas en la Verdad como lo estarán otra vez en la Nueva Edad. Es quizás el último Bosque Sagrado que ha permanecido casi intacto y sin ser perturbado por el hombre moderno. Es muy posible que Marcahuasi haya sido frecuentado por la raza que después se llegó a conocer con el nombre de los Eles. Los indios de la Huanca siguen venerando a Huari que en sus leyendas desempeña el papel de Hércules –un gigante. Al parecer el recuerdo de los gigantes sigue persistiendo en la mitología de los huancas y su Huari debe de haber sido originalmente un gran caudillo de la raza de los gigantes. Los huancas siguen celebrando extraños rituales en zonas escondidas cercanas a la meseta, rituales que ningún hombre blanco pudo ver nunca. Aún hace algunos años, los ritos se celebraban en Marcahuasi mismo.
El hecho más sorprendente de todos los que fueron descubiertos por las investigaciones de la Abadía es que cuando estudiaron la serie de fotografías aéreas de la meseta tomadas por el Gobierno Peruano, se vieron figuras definidas, gigantescas, que sólo son visibles desde el aire. ¿Quiere decir que los gigantes disponían de naves aéreas? ¿Eran esas figuras, vistas desde el aire, una especie de señales o símbolos para las naves que llegaban del espacio interestelar o de los planetas cercanos? Marcahuasi llegará a ser una zona importante para las nuevas investigaciones que se relacionan con la Raza Ciclópea y con la llegada de los Maestros del Espacio.
Durante la primera parte de julio de 1957, el Grupo Expedicionario de la Abadía viajó hacia el este en dirección a la legendaria Paititi. Se penetró en la extensa zona desértica al este del Cuzco, la región del Río Alto Madre de Dios. La expedición tuvo que hacer frente a muchas dificultades, pero esta aventura fue coronada por un gran éxito. Los habitantes habituales de la selva se destacaban por su gran número. Vampiros, jaguares, tapíres, hormigas gigantes, serpientes ponzoñosas eran bastante molestas, pero no obstaculizaron el progreso de la investigación en el territorio inexplorado que está cerca de las fuentes del Río Sinkibenia. Se practicó la amistad con todas las formas de vida y esto habrá tenido que ver con el hecho que la expedición tuvo escasas dificultades con los animales si se tiene en cuenta los peligros de la zona y el hecho que nadie estaba armado de un fusil.
Centenares de veces la expedición se vio obligada a cruzar los peligrosos rabiones en los ríos de rápida corriente, y con todo, se cubrieron más de 200 kilómetros a través de pantanos y espesos matorrales que formaban un muro casi impenetrable mientras nos abríamos paso con nuestros machetes. Cuando no había huella alguna, teníamos que andar por el lecho de los ríos o por las orillas rocosas en el lugar donde las había. No había posibilidad alguna de cruzar esa tierra desconocida en la estación de las lluvias porque entonces los ríos son muy altos y una persona a pie sólo puede recorrer una corta distancia.
Nuestro lugar de destino era en los primeros días de julio de 1957 un grupo de montañas bajas que son en realidad las últimas estribaciones de los Andes hacia el oeste. A la distancia se asemejaba a un Mundo Perdido, un mundo que debía su fama a la ficción, grandes colinas verdes ocultas por la bruma y la niebla, un mundo que nos impresionaba por su majestad y misterio. Viajar a pie era difícil y lento.
Esta tierra sea tal vez desconocida para el hombre moderno, pero es una tierra que no fue olvidada por su Creador, porque es magníficamente bella. Hemos venido a esta zona a causa de las innumeras leyendas que corren entre las tribus sudamericanas y que refieren que en algún lugar vecino a esa región hay una Ciudad Perdida de Piedra de los Antiguos. El explorador español, Juan Alvarez Maldonado, estuvo al mando de una expedición que se dirigió a la zona del Alto Madre de Dios, en el siglo XVI, y buscó dicha ciudad. Empero nunca visitó la zona de nuestro destino, porque era aún desconocida.
Hace unos pocos años, un indio piro se encontraba en la misma zona buscando a su mujer de raza machiguenga que se había escapado. En la serranía de montañas bajas que estaban cerca de las fuentes de dos ríos desconocidos dio con un camino pavimentado con piedras. Lo siguió hasta llegar a una gran ciudad de magníficas casas, plazas y templos de piedra. Ningún inca ni español había visitado esas ruinas. ¿Por qué? Porque la Ciudad Perdida es una de las muchas que pertenecieron al antiguo Imperio Amazónico de Paititi. En la vecindad del lugar donde el indio piro hizo su descubrimiento, las leyendas se referían a una extraña Puerta Perdida o Portal a un mundo antediluviano. (No es en realidad un portal, sino la cara de piedra de un enorme acantilado cubierto de escritos de los cuales las tribus decían que para ellos eran desconocidos, aunque habían vivido en la zona centenares y centenares de años.).
El 10 de julio de 1957 descubrimos el legendario Portal o Roca de los Escritos en un territorio desconocido sobre el Río Sinkibenia. Estábamos en las proximidades de una tribu desconocida y salvaje, que nunca había visto antes a hombres civilizados. No deseaban en modo alguno ponerse en contacto con el mundo exterior del cual había oído relatos de los indios que los habían visitado. La Abadía proseguirá sus investigaciones en esta importante zona y cruzará el poblado de esta tribu con el fin de llegar a la Ciudad Perdida de Piedra. El pueblo de esa ciudad talló las figuras y jeroglíficos sobre la Roca de los Escritos.
Ese año, se hicieron muchos dibujos y se tomaron fotografía de los miles de petroglifos que no son toscas incisiones en la roca hechos por el hombre de piedra, sino genuinos jeroglíficos de una raza altamente adelantada y antigua. Los glifos tienen la forma de los Rollos Escritos de Atlantis y Mu, y son archivos del pueblo que moraba en la Ciudad Perdida de Piedra.
Están escritos en los lenguajes más antiguos del mundo y cubren una superficie, en la cara del acantilado de piedra, de unos treinta metros de longitud y tres metros de altura. Muchos parecen vincularse con los glifos mayas y aztecas, y hasta se trató de tallar un bajorrelieve con algunas de las figuras esculpidas.
La figura de un joven tocado con un gran casco señala hacia el oeste. Creemos que señala la dirección de la Ciudad Perdida, cuyos científicos-sacerdotes registraron importantes sucesos históricos en el gran acantilado de piedra. En los Templos de Egipto se hallan registros similares. Otras tres rocas con escritos fueron ubicadas y éstas serán estudiadas en el futuro en el curso de otras expediciones. El Grupo Expedicionario regresó al Río Sinkibenia en una balsa que tuvieron que construir ellos mismos, y completaron el resto del viaje en canoas indias y a pie.
El hecho que los jeroglíficos son escritos auténticos es un descubrimiento de la mayor importancia en la América del Sur, porque según lo que se cree los incas y los preincas no conocían forma alguna de escritura. En la Abadía, los estudiantes proseguirán sus investigaciones de los glifos.
Además de este descubrimientos, se reunió buena cantidad de leyendas de la poco conocida tribu de los machiguiengas que vivían en esa zona. Esas leyendas se refieren detalladamente a las catástrofes que tuvieron lugar en el mundo durante la destrucción final de Lemuria y Atlantis. Esto ocurrió, claro está, en la época en que la antigua Tiahuanaco se levantó desde el nivel del mar hasta las desoladas altiplanicies, y los Andes surgieron. Era la época en que Aramu-Muru sobrevolaba las furiosas aguas en su nave aérea en dirección hacia la América del Sur con los archivos y el Disco Solar de Oro de Mu. Grandes temblores se sucedieron a todo lo largo del Continente sudamericano. Las ciudades que estaban en la costa, como Tiahuanaco, fueron las que más sufrieron. Esos centros de población costeros eran ciudades coloniales de Lemuria, mientras que las Ciudades Perdidas de Piedra situadas más al este eran mucho más antiguas, pues pertenecían al Imperio Amazónico, y no tenían nada que ver con los planes de colonización de Lemuria. Estaban situadas en una zona que sufrió menos daños y los edificios no se derrumbaron o lo hicieron sólo parcialmente.
Otras leyendas de la tribu de los Machiguencas se refieren a la época en que sus antepasados estaban en comunicación con loas gentes del cielo, y el idioma machiguenga no es una lengua de salvajes, y prueba que esa gente ha degenerado a su estado presente debido a la destrucción del Imperio Amazónico. Sin embargo, si las ciudades no fueron totalmente destruidas durante la catástrofe ¿por qué degeneraron los indígenas? Se cree que los machiguengas y otras tribus no gobernaban las ciudades, y que aquellos que las gobernaban eran hombres blancos barbados. De hecho, corren rumores entre las tribus de la selva que dichos hombres blancos ataviados con largas vestiduras siguen viviendo y prosiguen con sus investigaciones en la capital Paititi que es la Ciudad Perdida de las Treinta Ciudadelas, antigua más allá de toda creencia cuando los primeros incas llegaron al Perú. Los gobernantes del Imperio del Sol de las incas buscaron esa ciudad pero nunca pudieron encontrarla. Los conquistadores españoles posteriores a Pizarro se enfrentaron con la muerte en el desierto para saquear sus inmensos tesoros de oro, plata y piedras preciosas. Fue mantenida oculta a los ojos de los hombres codiciosos de oro, porque poseía un tesoro mucho más valioso que cualquier metal amarillo o gema que adorna el cuello o el brazo de una orgullosa y altiva hija del mundo.
En las torres de las Ciudades Perdidas hay un resplandeciente cristal de blanca luz que brilla eternamente. Este cristal, es indudablemente la Luz Maxin de los antiguos y está relacionada con el mismo poder que es utilizado hoy día por los visitantes del espacio en los ovnis. Los misioneros que viven en el interior de la América del Sur han dicho que ven a menudo naves espaciales, y la Confederación del Espacio tiene una base gigantesca cerca de los restos de las Ciudades Perdidas que existieron en magnificencia en una época en que sus antepasados del espacio aterrizaron y establecieron comunicaciones con los científicos-sacerdotes de las ciudades. Los Maestros del espacio asistieron a los grandes cónclaves justo con los Maestros de la Tierra, pues ¿no eran acaso una época en que los hombres conversaban con los dioses? En nuestra generación los visitantes interplanetarios han vuelto a visitar las ciudades.
Los Maestros Instructores de los Retiros Interiores del Mundo, en cooperación con la Jerarquía de la Gran Hermandad Blanca, están ahora en comunicación con los Maestros que llegan del Espacio del mismo modo que lo estuvieron otrora en la época de gloria de Paititi. Debido a los rumores que corren sobre los maestros blancos que aún hoy aparecen ataviados con largas vestiduras en la selva, es muy probable que las Ciudades Perdidas sirvan de Centros de Sabiduría.
Querido estudiante de Luz ¿no captas la visión que la Jerarquía Celestial desea que conozcamos? ¿No alcanzas a ver el futuro cuando los Hombres del Espacio y los Maestros de la Tierra para guiar al Remanente que aún vive en este planeta? Como las catástrofes fueron causa de que el Conocimiento Arcano permaneciese escondido, harán ahora que el mismo Conocimiento sea revelado otra vez a los hombres que padecen de hambre espiritual. Pero no temas esos cambios que se producirán en el mundo. Sigue las palabras del Maestro Kirpal Singh Ji Maharaj de Delhi, un santo viviente que aún lleva su vestidura física:
No hay necesidad alguna de preocuparse. Cada uno de los Iniciados debe aprender a elevarse por encima de la conciencia del cuerpo mediante prácticas regulares de meditación. No habrás de hacer nada sino tomar precauciones sensatas (en el caso de que sean necesarias) y dedicar tiempo a la meditación y dejar todo lo demás al Poder Maestro que está por encima de cada Iniciado y que extiende toda ayuda y protección posibles. Se realizan esfuerzos para impedir la inminente catástrofe en los Círculos Superiores. El Poder Maestro está por encima de los Iniciados y éstos no tienen que tener temor alguno.
Hay ahora Estudiantes de Luz que están trabajando y sirviendo al Centro de Iluminación del Nuevo Mundo por donde el Aspecto Femenino del Rayo Permanente en la Tierra. Siguen las sendas de las montañas y valles, y andan a pie donde no hay sendas, conocen los ríos y los lagos, los ventisqueros y los desiertos, son incansables como los Sirvientes de antaño, empero tienen una misión moderna y es la de enseñar a un Nuevo Mundo. Es preciso que presenten el verdadero mundo antiguo al actual de modo que el mundo futuro que ahora se asoma en el horizonte como un sol de oro pueda heredar el Divino Legado. Estos son, pues, los Hermanos de los Siete Rayos – Los Esenios de los Andes.
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