Fe en sí mismo y autoengaño
Salvo situaciones de limitaciones mentales extremas, todos los seres humanos estamos capacitados para llevar una vida de éxito y felicidad. Desde el momento que el encéfalo se ha desarrollado completamente, las capacidades mentales y afectivas están listas para ser activadas.
Muchas personas crecen con la convicción que no tienen condiciones o capacidades para realizar determinadas actividades o para seguir algunos oficios o profesiones. Sin embargo, esto es algo adquirido. Es decir, los condicionamientos negativos de los que hemos hablado muchas veces en estas páginas son los responsables de no sentirse capaz. Todas aquellas frases negativas y perturbadoras recibidas por los otros o por sí mismo, en un autodiálogo destructivo, son las causantes. Pero las facultades personales están intactas esperando su oportunidad.
Una vez que se van conociendo los métodos para liberarse de los condicionamientos negativos y para cambiar la autoimagen y el autoconcepto, la vida comienza a cambiar rápidamente. He guiado a centenares de miles de personas para conseguirlo rápidamente.
El primer paso es darse cuenta que la causa de las limitaciones no son genéticas, sino que son adquiridas. Que podemos cambiar la programación de nuestro fondo mental y tener la disposición a hacerlo. Así comienza todo el camino de liberación. Esto es fe en sí mismo. Una fe que surge del conocimiento de la realidad de nuestra mente, una fe que se fortalece con la experiencia de comenzar a cambiar favorablemente una vez que asumimos la responsabilidad de nuestra vida, sin culpar a los demás de lo que nos pudiera haber pasado.
Luego, al formularse metas en la vida, hay que plantearse desafíos. Con esfuerzo y perseverancia, si se invierte la energía suficiente, se lograrán los objetivos que cada uno se ha propuesto. Creer que no es posible ser mejor, ser más solidario y ser más feliz, es autoengañarse.
Sergio Valdivia
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