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lunes, 26 de abril de 2010

La solución acualquier enfermedad está dentro de nosotros

Bruce Lipton nos explica como la solución a cualquier enfermedad está dentro de nosotros y no fuera.
Durante décadas hemos pensado en los genes como base de nuestro destino. Hoy todo parece distinto.

El Dr. Bruce Lipton es un biólogo celular norteamericano, que realiza sus estudios e investigaciones en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y su línea de investigación es la unión entre ciencia y espíritu. Ha sido invitado a numerosos programas de TV y radio para hablar sobre las membranas de las células, epigenética y la nueva biología, que son sus temas de especializació n. Su libro Biología de la Creencia fue galardonado como Mejor libro científico. La antropóloga mejicana Nadir Chacín reseña algunos pasajes de esta obra.

En 1982, Lipton comenzó examinando los principios de la física cuántica y cómo se integraban a su entendimiento de los sistemas de procesamiento de información de las células. Produjo una serie de estudios innovadores sobre la membrana celular, que revelaron que esta capa externa de las células es un homólogo orgánico de un chip de computadora, el equivalente celular del cerebro humano. Sus estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford entre 1987 y 1992 revelaron que el medio ambiente, que opera a través de la membrana celular, controla el comportamiento y la fisiología de la célula, apagando y encendiendo a los genes (como se haría con un interruptor de luz).

Aunque la epigenética es considerada un área relativamente nueva en la medicina, el término tiene más de 60 años de antigüedad. En el año 1939, Conrad. H. Waddington utilizó por primera vez el término epigenética para explicar por qué dos gemelos idénticos tenían diferente susceptibilidad a padecer una misma enfermedad. El autor pensaba:

“En el hombre el mecanismo evolutivo fundamental depende de la transmisión socio-genética de información mediante la enseñanza y el aprendizaje… Entre los animales, el hombre es el único que ha desarrollado este modo extragenético de transmisión hasta el punto en que su importancia rivaliza con el modo genético y aún lo supera…”

”La evolución del hombre depende de la transmisión de una generación a la siguiente de algo que determinará el carácter que esa generación posterior ha de desarrollar…”

“Es evidente que cualquier sistema de transmisión social de información puede funcionar únicamente si de uno u otro modo es posible colocar a los recipientes potenciales en una condición tal que estén dispuestos a aceptar el contenido de los mensajes que se les dirigen”.

Estos conceptos, en conjunto con otros llevados a cabo por más científicos, dieron origen al nacimiento de la Epigenética, conectando los campos que estudian la mente con los que estudian el cuerpo humano. En su trabajo, Lipton vinculó un concepto básico de la física cuántica al campo de la biología celular; se trata de que “el universo cuántico es un set de probabilidades susceptible a los pensamientos del observador”. Mientras que la biología celular tradicional se ocupaba de las moléculas físicas que controlan la biología, Lipton se enfocó en los patrones químicos y electromagnéticos a través de los cuales la energía en la forma de nuestros pensamientos y creencias puede afectar nuestra biología, incluyendo el genoma humano.

El asunto novedoso es que sus descubrimientos indican que la mente controla las funciones del cuerpo y eso implica que nuestros cuerpos pueden ser modificados a medida que cambiamos nuestra manera de pensar. Nuestras creencias interactúan con la infinidad de probabilidades del universo cuántico, y éstas afectan las células de nuestros cuerpos, contribuyendo a la expresión de diferentes potenciales genéticos.

El mecanismo descrito funciona así:

Existen proteínas que están a ambos lados de la membrana celular. Las proteínas de la superficie externa de las células son receptivas a las fuerzas externas, incluso a los cambios bioquímicos en el cuerpo, producto de los diferentes tipos de pensamientos y emociones. Estos receptores externos afectan a su vez a las proteínas internas de la célula, alterando su estructura molecular. Los dos tipos de receptores funcionan como un enrejado que se puede contraer y expandir. El grado de expansión determina el tamaño y la forma de las moléculas –llamadas proteínas emisoras– que pueden pasar a través de dicho enrejado. Las proteínas juntas, el complejo receptor–emisor por sí mismo, actúa como un interruptor molecular, aceptando las señales del ambiente celular que “desenvuelven” el ADN, desactivando la “funda” de proteínas que lo cubre.

A diferencia de lo que se creía hasta hoy, los descubrimientos de Lipton indican que el ADN no es precisamente el que controla la biología de las células, sino precisamente esta funda de proteínas que lo cubre, y que es la responsable del encendido o apagado de los genes. Y esta funda depende más de las señales del medio ambiente que se dan afuera y adentro de la membrana celular, que de la información genética en sí misma.

El proyecto del genoma humano ha encontrado resultados sorprendentes, se pensaba que a cada proteína le correspondía un gen por lo que esperaban que el genoma estuviera compuesto por 120.000 genes y encontraron que sólo consistía en aproximadamente 25.000. ¡Más del 80% del ADN que esperaban los científicos NO existe! El concepto una proteína-un gen, que era la piedra angular del determinismo genético durante mucho tiempo, se ha revelado como una hipótesis equivocada. El proyecto genoma humano ha logrado poner sobre la mesa de discusión que la evolución de las especies, desde las más simples hasta el humano, no se logró usando más genes, sino a través de la interrelación genética entre organismos (aún entre especies). Ya no se pueden usar los genes para explicar por qué los humanos estamos en el tope de la cadena evolutiva, ni tampoco para explicar por qué nos enfermamos, cómo nos comportamos, etc.

“Nosotros somos el resultado de lo que escribamos en nuestros genes.”

En una entrevista realizada por el talentoso músico Jorge Patrono el Dr. Lipton señala:

“La epigenética es el control de los genes. Transducción, que significa transformació n de un tipo de señal en otro tipo de señal, es cuando un organismo lee la señal del medio ambiente y la traduce en comportamiento y genética. O sea que la transducción controla comportamiento y también genética. La transducción de la señal está por encima de la epigenética porque es necesaria para entender la epigenética.

La Transducción se basa en leer el medio ambiente, interpretarlo y luego generar una respuesta, que es la respuesta a un estimulo. La repuesta puede reflejarse en la conducta o en la genética.”

“La epigenética puede modificar el gen y crear 30.000 variaciones diferentes del mismo gen. Lo que significa que uno puede venir con un buen gen y crear una variación que es mutante o puedes venir con una variación mutante de un gen y crear una expresión que es saludable. O sea que habría que modificar la vieja versión nosotros somos los genes, para llegar a una nueva “nosotros somos el resultado de lo que escribamos en nuestros genes”. Con esto quiero decir que la mayoría de los diferentes tipos de cáncer, por ejemplo, son epigenéticos, las personas no traían genes malos, fue su estilo de vida y su conducta lo que causó que los genes se leyeran en forma deficiente porque modificaron su lectura influenciados por la epigenética, pero en forma negativa. O sea que podemos causar un cáncer con nuestra forma de vida, como también podemos curar un cáncer con nuestra forma de vida cambiando nuestro programa.”

Es probable que en unos años estos conceptos cambien para siempre la forma de percibir y abordar temas como la salud, la enfermedad, los medicamentos y por qué no la medicina misma.
 

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