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jueves, 15 de abril de 2010

Lucha contra la diabetes y la insuficiencia renal

Expertos insisten en que hay que seguir apostando por la prevención para luchar contra la diabetes y la insuficiencia renal.


De todos los enfermos que llegan a la insuficiencia renal crónica en España alrededor de la cuarta parte son diabéticos. Y del total de enfermos con insuficiencia renal, el 14% tiene la diabetes como enfermedad de base. Se calcula que cada año entre 300 y 400 diabéticos reciben un trasplante renal en España y de ellos, alrededor de 100, un trasplante de páncreas.

“Proteja sus riñones, controle la Diabetes”. Este es lema elegido en 2010 para la celebración del Día Mundial del Riñón, que se celebro ayer. No en vano, la diabetes es la causa principal de insuficiencia renal. En concreto, un 0,3% de la población padece diabetes tipo 1 y entre un 6 y un 12% tiene diabetes tipo 2. “De todos los pacientes diabéticos tipo 1 pueden llegar a desarrollar enfermedad renal crónica entre un 30 y un 40% y entre un 15 y un 25% de los tipo 2”, explica el Dr. Alberto Martínez Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), quien añade que “de cada cien pacientes que inician cada año tratamiento sustitutivo renal mediante diálisis, 23 son diabéticos”.


En esta misma línea, el Dr. Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), señala que “de todos los enfermos que llegan a la insuficiencia renal crónica en la actualidad, alrededor de la cuarta parte son diabéticos”. Además, añade que “del total de enfermos con insuficiencia renal tratados en España, el 14% tienen la diabetes como enfermedad de base”. Asimismo, se calcula que cada año entre 300 y 400 diabéticos reciben un trasplante renal en España y de ellos, alrededor de 100, un trasplante de páncreas.

Los representantes de las organizaciones españolas que participan en el Día Mundial del Riñón 2010 -la Sociedad Española de Nefrología (SEN), la Sociedad Española de Endocrinologí a y Nutrición (SEEN), la Sociedad Española de Diabetes (SED), la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN) y la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER)-coinciden en que la principal arma contra estas cifras es la prevención. Así, recuerdan que una dieta saludable, la práctica habitual de ejercicio físico y la detección precoz deben ser los pilares fundamentales contra la diabetes y el deterioro de las funciones del riñón.

El Dr. Martínez Castelao hace hincapié en que la población, “igual que controla ya de forma habitual las cifras de colesterol o azúcar tiene que saber la función de sus riñones y esto se puede hacer a través dos simples y sencillos análisis de sangre y orina”. En esta línea, insiste en que “el mejor tratamiento es una buena prevención o diagnóstico en fases precoces”.

Importancia de la nutrición en el paciente con nefropatía diabética.

La atención al paciente diabético ocupa más del 50% de la actividad diaria de las consultas del especialista en Endocrinologí a y Nutrición. En opinión del presidente de la Sociedad Española de Endocrinologí a y Nutrición (SEEN), el Dr. Tomás Lucas Morante, “sólo el tratamiento intensivo del paciente con diabetes consigue retrasar la aparición de las complicaciones asociadas a esta enfermedad, como es la propia nefropatía diabética”. Las estrategias nutricionales van encaminadas a alcanzar y mantener un peso adecuado del paciente, a contribuir en la mejoría del control glucémico y a favorecer un control apropiado de los factores de riesgo cardiovasculares, como son las alteraciones de los lípidos y de la presión arterial.

En la programación de la alimentación del paciente con diabetes, se aconseja que el aporte de proteínas no supere el 20% de las calorías totales. “Cuando existe nefropatía incipiente, es recomendable reducir el consumo de proteínas de manera progresiva a 0,8 g/kg/día o menos en las fases más avanzadas, con la finalidad de retrasar lo más posible la progresión de la enfermedad renal”, añade el especialista.

Con motivo del Día Mundial de Riñón, la SEEN demanda a los organismos competentes disponer de los medios necesarios para realizar su tarea, en los distintos ámbitos: atender a nuestros pacientes diabéticos y realizar una labor docente y de investigación que contribuya al mejor conocimiento de esta patología, de su prevención, diagnóstico y tratamiento.

La enfermería nefrológica y la prevención.

De los cerca de 250.000 profesionales de enfermería que existen en la actualidad en nuestro país, más de 1.800 están especializados en los cuidados nefrológicos. Éstos se dedican al cuidado y tratamiento del enfermo renal en todas sus etapas, desde la prediálisis en las consultas de enfermería, el tratamiento dialítico y el trasplante renal.

En opinión de la presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN), Mª Jesús Rollán, este colectivo profesional debe dar un paso más e “implicarnos activamente en la prevención, a través de la educación sanitaria de la población, y diagnóstico precoz de la enfermedad renal”. Su labor pasa por tanto por trasladar un mensaje clave a la población: “Los riñones son un recurso muy valioso y vital; es preciso aprender a cuidarlos”. A su juicio, hay que evitar que “todavía haya un elevado número de pacientes que son derivados tarde al nefrólogo y a las consultas de enfermería nefrológica”.

Por ello, los profesionales de la Enfermería Nefrológica se plantean objetivos concretos que pasan por “proporcionar una información detallada y adaptada, educar sobre hábitos dietéticos y ejercicio físico, llevar a cabo un control de la terapia medicamentosa y su correcta administració n e incidir sobre los factores de riesgo cardiovascular”.

Todo ello con un fin claro, “capacitar al paciente para conseguir el máximo grado de autonomía, que mantenga su calidad de vida y sepa los problemas que pueden aparecer”. La presidenta de la SEDEN hace especial hincapié en este sentido en los programas de prevención con los pacientes diabéticos de cara a “retardar en la medida de lo posible la progresión de la enfermedad renal”.

ALCER, la voz del paciente.

El presidente de la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales (ALCER), Alejandro Toledo Noguera, aprovecha la celebración del Día Mundial del Riñón para reivindicar una Estrategia de Salud Renal: “Es necesaria una mejor planificación del tratamiento de la enfermedad renal crónica, que pasa por una mejor organización, la implementació n de las consultas en todos los hospitales con servicio de Nefrología y la ampliación de los equipos interdisciplinares”.

El presidente de ALCER subraya que son muchas los problemas a los que deben enfrentarse los pacientes renales, en el día a día, desde que se les detecta esta enfermedad y a los que habría que dar una respuesta. “Cuando se detecta la patología –explica- se precisa apoyo para afrontar la nueva situación y cuando ya se está en tratamiento lo más difícil es continuar con la vida que se tenía anteriormente y mantener el trabajo y el nivel económico, por ejemplo”.

El transporte sanitario, la disponibilidad de plazas de diálisis en la época vacacional o el tiempo de espera para hacer un acceso vascular permanente son las dificultades con las que tiene que convivir el paciente en hemodiálisis. Por su parte los enfermos que se encuentran en diálisis peritoneal “se encuentran con escasez de personal de enfermería que les atiende o falta de asistencia a domicilio”.

Por otro lado, las personas que son trasplantadas “tienen el riesgo constante de rechazo del órgano y los efectos secundarios tanto de los años pasados en diálisis como de la medicación que tienen que llevar una vez recibido el trasplante”. Eso unido a otras cuestiones como la pérdida del certificado de minusvalía y por tanto la pensión recibida e incluso el regreso al mercado laboral del que suelen llevar años apartados.

Potenciar el trasplante renal de vivo.

En España, en el año 2009, se alcanzó una nueva cifra histórica en los trasplantes renales. Así, se contabilizaron un total de 2.328 frente a los 2.229 registrados en 2008. Además, hay que destacar, según el Dr. Rafael Matesanz que se han incrementado en un 50% los trasplantes renales de donante vivo, pasando de 156 en 2008 a 235 el pasado año.

Este experto recuerda que la “diabetes constituye, junto con la hipertensión y el envejecimiento de la población, el factor más determinante en el aumento de las necesidades de diálisis y trasplantes”. En esta línea, explica que la labor de la ONT debe ser doble: “colaborar con todas las entidades que puedan influir en reducir el número de pacientes que lleguen a necesitar estas terapéuticas, bien por una mejor prevención o tratamiento; por otro lado, hay que aumentar la disponibilidad de órganos para trasplante”.

En el caso concreto de los pacientes diabéticos susceptibles de ser trasplantados el Dr. Matesanz señala que hay que mandar un mensaje claro, que explore la posibilidad de una donación de vivo entre sus familiares “incluso antes de comenzar a dializarse, como mejor alternativa terapéutica, combinado en su caso por un trasplante de páncreas”. Y es que, asegura que los niveles de trasplante renal de cadáver alcanzados en España son ya difícilmente superables por lo que es necesario ir por esa vía. Asimismo, apunta otras posibilidades: “Hay que potenciar formas de tratamiento como la diálisis peritoneal, infrautilizadas en nuestro país y que para el paciente diabético resultan particularmente indicadas”.

Futuro de las enfermedades renales.

Los datos actuales indican que aumentará considerablemente el número de enfermedades renales, debido fundamentalmente al envejecimiento de la población. Este aumento puede producir un colapso en las unidades de diálisis, que en la actualidad empiezan a estar masificadas. Ello puede contribuir a un aumento en la lista de espera de trasplante. El envejecimiento de la población producirá también un descenso en la calidad de los donantes.

Según los organizadores del Día Mundial del Riñón, “si conseguimos dar una información detallada y adaptada, educar sobre hábitos dietéticos y ejercicio físico, un mayor control de la terapia medicamentosa y su correcta administració n e incidir sobre los factores de riesgo cardiovascular, vamos a capacitar al paciente para conseguir el máximo grado de autonomía, a mantener su calidad de vida y a saber identificar los problemas que puedan aparecer”.

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