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lunes, 7 de junio de 2010

El lenguaje de Dios

EL LENGUAJE DE DIOS.
LA EVIDENCIA CIENTIFICA DE LA FE.


Francis Collins: “Creo que Dios tuvo un plan para crear unas criaturas con las que pudiera relacionarse”

Francis S. Collins. Médico genetista y director del NATIONAL HUMAN GENOME RESEARCH INSTITUTE.
 
Líder por más una década, del proyecto Genoma Humano, escribe un libro titulado el lenguaje de Dios, o como habla Dios?
En el que se descuelga con un argumento de transito del ateismo a la fe, guiado por la mano de la razón y el proceso científico.
En una entrevista, explica el porque de su pensamiento y la necesidad de compartirlo.
 
A continuación exponemos algunos apartes de dicha entrevista:

Como alguien que ha tenido el privilegio de dirigir el proyecto sobre el genoma humano, he tenido la oportunidad de estudiar nuestro propio libro de instrucciones que es el ADN con un detalle que no había sido posible antes. Recientemente también ha sido posible comparar nuestro ADN con el de otras muchas especies. La idea de que todos los seres vivos descendemos de un precursor común se apoya en una evidencia contundente. creo que Dios tuvo un plan para crear unas criaturas con las que pudiera relacionarse, en las que pudiera inspirar una ley moral, en las que pudiera infundir un alma, y a las que pudiera dar una voluntad libre como regalo para poder tomar decisiones sobre nuestro propio comportamiento; un don que nosotros a menudo utilizamos para hacer lo que no debemos. Yo creo que Dios utilizó el mecanismo de la evolución para conseguir su objetivo. Y aunque a nosotros, que estamos limitados por el tiempo, nos puede parecer que es un proceso muy largo, no fue así para Dios. Y para Dios tampoco fue un proceso al azar. Dios había planificado cómo resultaría todo al final. No había ambigüedades.
(Sigue en el resto de la entrada…)
P. Hay un tema que preocupa a muchos cristianos, por otra parte muy abiertos a la ciencia. ¿Qué les diría Ud. a los cristianos que piensan que el azar o el caos que la evolución implica es contrario a sus creencias más íntimas?
R. Les diría que comprendo muy bien lo irritante y desconcertante que esto puede ser. Les diría que la postura de algunos creyentes de rechazar la evolución equivale a rechazar la información que Dios nos ha dado, la capacidad de entender. Yo creo que, al darnos la inteligencia, Dios quiso darnos la oportunidad de investigar y de apreciar las maravillas de su creación. Dios no se ve amenazado por nuestras aventuras científicas. La respuesta a esa preocupación sobre el azar y el caos es tratar de pensar más allá de nuestras limitaciones humanas del espacio y el tiempo. Si Dios es real, y yo creo que sí, entonces Dios está fuera de la naturaleza. No está, por tanto, limitado por las leyes de la naturaleza como lo estamos nosotros. En ese mismo momento en el que el universo fue creado, en esa inimaginable explosión de energía, Dios tenía el plan de cómo todo aquello se fusionaría en estrellas y galaxias, planetas, y cómo la vida llegaría en un pequeño planeta cerca del borde externo de una galaxia espiral. Y en última instancia, después de cientos de millones de años, daría lugar a criaturas inteligentes en las que podría infundir el deseo de buscarle y el conocimiento del bien y del mal. Y todo esto ocurrió en su mente en un abrir y cerrar de ojos. Puede parecer que todo este proceso es al azar y por tanto su resultado es impredecible, pero, sin embargo, para Dios no fue así.
P. ¿Qué otras cosas ha aprendido Ud. de su trabajo con el ADN que en su opinión revelan algo sobre Dios o sobre la espiritualidad?
R. Bien. Como científico y creyente, la oportunidad de descubrir los increíbles entresijos de la creación de Dios es una ocasión de adorarle. El poder estudiar, por primera vez en la historia de la humanidad, los 3 mil millones de letras del ADN humano –que considero el lenguaje de Dios el código hereditario de la vida. El manual con todas las instrucciones para construir un ser humano; nos permite vislumbrar el inmenso poder creador de su mente. Cada descubrimiento que hacemos es para mí una oportunidad de apreciar un poco la impresionante grandeza de su creación. También me ayuda a apreciar que los tipos de preguntas que la ciencia puede contestar tienen límites. Y es entonces cuando me vuelvo a Dios para encontrar sus respuestas. La ciencia me dirá cómo funcionan las cosas. No me dirá porqué estamos aquí, cuál es la finalidad de la vida, o qué sucede después de la muerte. Para esto necesito la fe. Y estoy muy agradecido de poder beneficiarme de ambas formas de conocimiento para poder apreciar en su totalidad el maravilloso don de la vida que nos ha sido dado.

P. En su libro también menciona algunos de sus recelos relacionados con el ADN. Ud. habla del escenario de “Gattaca” y los niños de diseño –la posibilidad de que los padres puedan elegir qué genes quieren para sus hijos. ¿Cuáles son sus preocupaciones morales?
R. Creo que hemos recibido el don de la capacidad de entender muchos aspectos de nuestras estructuras mecánicas, incluido nuestro libro de instrucciones. Y también discuto que, por supuesto, esto no es todo. El conocimiento que tenemos sobre la biología y la genética humana no es ni bueno ni malo. Es sólo conocimiento. La aplicación que decidamos hacer de este conocimiento tiene un carácter moral. En este sentido, las personas aceptan, en general, las aplicaciones que desarrollemos para curar o prevenir enfermedades terribles. Ciertamente aliviar el sufrimiento y ayudar a aquellos que están enfermos dándoles la oportunidad de curarse es el mandato de todas las grandes religiones del mundo. Y pienso que el estudio del ADN del genoma humano es una oportunidad maravillosa y sin precedentes de poder hacerlo. Pero, ¿cuáles son los límites? ¿Aceptamos la idea de ir más allá del tratamiento de las enfermedades y de mejorar ciertas características humanas? Parte de esas discusiones se agarran a ese tipo de ciencia que no sabemos hacer. No creo que llegaremos a poder especificar las características de las generaciones futuras porque muchos aspectos no están determinados por los genes sino por la educación, el libre albedrío y todas esas cosas que nos hacen humanos y que no dependen de nuestro ADN. Pero creo que hay cuestiones serias en todo esto sobre hasta dónde queremos llegar. Ninguna de ellas es inminente, pero sería muy útil para nosotros, como sociedad, discutir de manera racional, prudente, no emocional, y decidir dónde están los límites de esta tecnología que no debemos sobrepasar.

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