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sábado, 3 de julio de 2010

Alquimia en Uruguay

Francisco Piria y la Alquimia investigación.

FuenteJorge Floriano

A 110 kilómetros de Montevideo, capital del Uruguay, se levanta la ciudad balnearia de Piriápolis.
Creada en 1890 donde no había más que arenales, con el tiempo se convirtió en el principal balneario del país y el preferido de los turistas de la vecina Argentina.

Es la única ciudad en el mundo creada por un particular, alguien que apostaba a lo grande y que la dotó de toda la infraestructura necesaria, incluyendo un puerto, un ferrocarril, hoteles -entre ellos el que fuera en su momento el más importante de Sud América- y una serie de industrias para que la ciudad fuera, como lo deseaba su creador, autosustentable.


El creador de todo esto fue Francisco Piria. Nacido en Montevideo el 21 de agosto de 1847, hijo de inmigrantes italianos, quedó huérfano de padre a los 5 años. Su madre lo envía a Italia, al pueblo de Diannomarino, en las cercanías de Génova donde es criado por un tío suyo, monje jesuíta.
Regresa al Uruguay cuando tenía 12 años y enseguida comienza a trabajar. Al principio como vendedor callejero para años después intalar su propio negocio: una casa de remates de mercaderías varias. El mismo se encargaba no sólo del remate en sí, sino también de la publicidad y promoción del mismo, iniciando en el país una peculiar forma propagandística que haría escuela.

En 1873, a los 27 años, cambia de rubro, funda su empresa "La Industrial" y se dedica al remate de terrenos. En esa época, el Uruguay recibía miles de inmigrantes europeos -especialmente italianos y españoles- y Piria les dió la oportunidad de tener su terreno propio, el cual vendía en pequeñas cuotas de hasta 100 mensualidades. Piria compraba chacras en los alrededores de la ciudad, las subdividía en solares, creaba calles, plazas, etc. y así se formaba un nuevo barrio. De este modo nacieron decenas de barrios creados por él y por ello fue llamado "el segundo fundador de Montevideo".

Sus remates eran una verdadera fiesta. Piria alquilaba coches de tranvías -a veces hasta 50- y llevaba a la gente gratis a la zona del remate. Una vez allí, antes del remate, ofrecía un verdadero show, con bandas de música, espectáculos, comida y bebida gratis, fuegos artificiales, etc. Algo verdaderamente insólito en la recatada Montevideo de entonces.
Su fortuna fue creciendo hasta que, en 1890, luego de uno de sus viajes a Europa donde había visitado los principales balnearios franceses, decide apostar a la industria turística, algo inexplotado en Uruguay. Viaja al Este del país, compra 2.700 cuadras sobre el mar e inicia su proyecto de ciudad balnearia. Planta 40.000 árboles, planta vides, castaños, tabaco; comienza la explotación de granitos, construye un puerto, un ferrocarril, una rambla, calles, hoteles y todo lo necesario para el funcionamiento del lugar.

Luego vende allí terrenos con el mismo sistema utilizado en Montevideo y se encarga de promocionar el balneario en Argentina. Piriápolis se convierte en un éxito y en el amor de su vida: a los 86 años, en plena lucidez y estado físico, Piria remató personalmente terrenos en aquella zona.
Falleció en 1933, en pleno proyecto de crear un nuevo balneario en Argentina.

Como si sus múltiples actividades no hubieran sido suficientes, Piria tuvo tiempo también para cultivar su espíritu. Una minuciosa investigación realizada por uno de sus descendientes condujo a la posibilidad de que Piria conociera y practicara la antigua ciencia de la Alquimia. En las siguientes páginas veremos cómo su obra física refleja esa faceta desconocida del visionario.

Se supone que este conocimiento le fue trasmitido por su tío, el monje jesuíta, dado que los Jesuítas fueron los herederos del conocimiento que manejaban los Templarios, entre los cuales estaba el de la Alquimia.
No se intenta aquí convencer a nadie, ni hacer un tratado sobre el tema, sino, simplemente, exponer los elementos y dejar a cada cual las conclusiones.

La ciudad del Sol.

La primera vinculación con la alquimia en Piriápolis es el nombre que Piria quería darle originalmente a la ciudad: Heliópolis, "la ciudad del Sol".

De hecho, el nombre de Piriápolis fue un invento de los periodistas que le tomaban el pelo ante el planteo de Piria de construir una ciudad, en lo que entonces eran sólo arenales. Por otro lado, una cosa era crear un barrio y otra, muy diferente, una ciudad completa. Nadie se lo creía y así, irónicamente, bautizaron a la planeada ciudad Piriápolis, la ciudad de Piria, y finalmente ese nombre le quedó.

Mitológicamente Heliópolis es la ciudad donde renace el Ave Fénix, símbolo emblemático de la regeneración por el fuego, tema central en la alquimia, a la cual también se la llama "labor solis", la Obra del Sol.

El sol está asociado al oro, tanto al material como al oro -o sol interior- que debe ser extraído de entre la escoria.
Llama la atención también que las dos obras alquímicas fundamentales del Siglo XX, "El misterio de las catedrales" y "Las moradas filosofales", de Fulcanelli, estén ambas dedicadas a "los hermanos de Heliópolis".

La era de Acuario.

Piriápolis también podría ser llamada con justicia "la ciudad de Acuario", porque son varias las alusiones a este signo y, sobre todo, a la era astrológica en que estamos viviendo.

El planeta regente de Acuario es Urano y el símbolo de este planeta es una H, con un pequeño redondel en el travesaño de la misma. Viendo una foto aérea del Argentino Hotel veremos que su planta tiene precisamente esa forma.

El redondel aludido corresponde en el hotel al lugar donde está la escalera que une las distintas plantas y allá se encuentra un vitral con delfines, otro símbolo comúnmente usado para aludir a Acuario.
Por otro lado, en los jardines que adornan el frente del hotel, vemos la representación más frecuente de este signo: la muchacha con el cántaro.

Finalmente, si se toma un plano de Piriápolis o una fotografía aérea, y se unen con un trazo los diferentes puntos donde se encuentran los principales símbolos alusivos a la alquimia, nos llevaremos la sorpresa de ver que el diseño se corresponde perfectamente con el de la constelación de Acuario... Nada en Piriápolis está hecho al azar y si sabemos leerlo, todo nos indica algo.

Símbolos Templarios.

En la fachada del hotel Piriápolis que da hacia el Argentino, aún se encuentran vestigios de la vereda original, y en ella vemos varios diseños, entre los cuales se destaca la cruz templaria.

Estos diseños están realizados con piedras negras, blancas y rojas, los colores fundamentales de la obra alquímica, colores por los cuales pasa la "piedra de los filósofos" hasta convertirse en la "piedra filosofal".-

La cruz de los Templarios es un recordatorio de los orígenes del conocimiento alquímico de Piria, recibido de su tío, monje jesuíta, en Dianomarino.
También es una alusión a la fuente de la Plaza Matriz, en Montevideo, cuyos caminos de acceso, vistos desde arriba tienen el diseño de esta cruz. Piria fue el principal promotor para que esta fuente estuviera allí.

¿Un próximo cataclismo mundial?

A lo largo de toda la rambla vemos, cada tantos metros, una columnas rematadas por una esfera. Esta esfera es en realidad un mapamundi. Aunque la erosión ha hecho su trabajo a lo largo de los años, en algunas aún se aprecia el relieve con el contorno de los continentes, pero si se mira con atención, notaremos algo llamativo: no se trata de la forma de los continentes en la actualidad... ¿Error o llamado de atención?

El nieto de Piria que durante décadas estudió el simbolismo dejado por su abuelo, llegó a la conclusión de que en esas esferas están representados los continentes tal cual se verán luego de la catástrofe que sufrirá la Tierra, al llegar nuestro sistema solar al extremo de la Galaxia, hecho que se repite aproximadamente cada 12.000 años.

En uno de sus libros Piria dice: "No basta ver, hay que ser vidente". En "Lo que será mi país dentro de 200 años", escrito por él en 1898, Piria menciona varios elementos que en su época no existían y que hoy son comunes: la música funcional, el aire acondicionado, el hovercraft y hasta el fax. Algunas anécdotas contadas a este autor, confirman la capacidad de Piria de ver más allá.
Por esto vale la pena tomar en cuenta lo relativo a la futura (¿inminente?) catástrofe, pues no sólo nos alerta de ella, sino que también nos indica la zona propicia para no ser afectado.

En su investigación, el nieto de Piria descubrió que en el departamento de Rivera, al norte del Uruguay, existía un pequeño obelisco de unos cinco metros de altura que en su base tenía sólo una inscripción: PIRIA. 

Se preguntó qué hacía allí, en medio del campo. Años después, en unos papeles de Piria, encontró la solución. Este obelisco marcaba el vértice superior de un triángulo cuyo ángulo derecho estaba en Piriápolis y el izquierdo en la Fuente de la Plaza Matriz de Montevideo.
Según Piria esta zona es la más segura, por su firmeza, lo que garantiza mínimos efectos ante los movimientos telúricos que se producirán en su momento.

Los grifos.

Delante del Argentino Hotel se encuentran dos figuras conocidas comúnmente como los "leones". Técnicamente, se trata de grifos, figura emblématica mezcla de león y águila, que simboliza el combate entre ambos seres,que finalmente se fusionan en uno solo: el león alado.

El león es un símbolo de lo terrenal, lo corporal, lo material, mientras que el águila representa lo espiritual, lo elevado.

Todo en la alquimia apunta al ser humano, por lo tanto este combate materia-espíritu tiene lugar en el hombre mismo, entre sus planos aparentamente irreconciliables. Pero si luego de esa lucha logra el equilibrio accede a un tercer estado de conciencia. Luego de ello, el león pierde la melena, pero gana alas. Esto nos indica que sin perder ni desdeñar el estado físico ahora puede volar por los planos superiores de la conciencia y la realidad.
Si bien las representación de este combate es entre un león y un águila, otros autores, como Cyrano de Bergerac, lo muestran como la lucha entre la rémora y la salamandra, pero el significado es el mismo.

El vitral.

El vitral que se encuentra en el Argentino Hotel, tiene, más allá de su belleza estética, símbolos con un mensaje definido en cuanto a la vida personal de cada uno. Vemos allí una fuente en cuyo pilar central hay delfines. El delfín es un símbolo del ser humano. A pesar de vivir en el agua, no es un pez, sino un mamífero, y por lo tanto, debe subir a la superficie para respirar, de lo contrario se ahoga.

El ser humano es igual: si bien vive en un entorno físico y material debe, periódicamente, subir al plano espiritual, para "respirar" de su esencia, de lo contrario también se ahoga.

Se trata de equilibrar lo físico y lo espiritual, y en ningún caso negar un plano en función del otro. Es tan negativo ser totalmente materialista como totalmente espiritual. El equilibrio es la clave de la sabiduría.

También se ve en este vitral una cascada de rosas. La rosa, tal cual la conocemos hoy, fue la creación de un alquimista sufí a partir del escoromujo, o rosa silvestre, y se convirtió en símbolo de la piedra filosofal y de cómo el alquimista puede perfeccionar a la Naturaleza. Es, además, símbolo de los deseos, y aquí, al estar encadenadas, Piria nos recuerda que tenemos que saber encadenar nuestros deseos. Nadie logra una meta de buenas a primeras y generalmente nos ponemos sub-metas en camino a la meta principal. Pero no solamente debemos encadenar y organizar nuestros deseos, sino que también debemos desechar todos aquellos que no sean compatibles con la meta y nos puedan desviar de ella. Una buena lección que Piria sin duda supo llevar a la práctica en todo lo que hizo.

Las fuentes del toro y de Venus.

La estatua del toro, ubicada en el cerro del mismo nombre, es un símbolo de la primera operación de la alquimia: "extraer el agua de la piedra", operación que desconcertó a muchos estudiosos a lo largo del tiempo.

Si bien tiene implicancias concretas en la alquimia química, en el aspecto personal significa la extracción del cuerpo astral - o cuerpo sutil - que se halla encerrado en el cuerpo físico. A este cuerpo se lo simboliza como el "agua" y es con esta agua que luego hay que lavar y blanquear la "piedra", para purificarlo.

El toro es un símbolo del cuerpo físico y al echar agua por la boca alude a la operación mencionada.

Pero: ¿cuándo es el momento más propicio para realizar esta operación? ¿En qué momento la propia naturaleza nos ayuda a ello? La clave se encuentra en la fuente de Venus, que Piria colocó no lejos de la del Toro.

Venus es el símbolo de la primavera, la época en que la tierra reverdece y se regenera. Los textos dicen ante esta primera operación alquímica: "Que los astros y Venus y la Diana creciente te sean propicios": refiriéndose a la estación primaveral y a la luna creciente. Siendo éste entonces el mejor momento para extraer el agua de la piedra.

La iglesia.

La Iglesia de Piriápolis, ubicada en la ruta que une el balneario con la ciudad de Pan de Azúcar, fue diseñada por el propio Piria, financiada por él y donada a la Curia... pero ésta nunca la aceptó, por lo cual jamás funcionó como iglesia y tuvo, a lo largo de los años, usos diversos y nada religiosos. Hoy está casi en ruinas.

La razón por la cual la Curia no quiso aceptarla, fue que Piria la diseñó según las antiguas "Leyes de Indias", y por lo tanto se orientaba al Este, a la salida del sol, además de tener varios símbolos alquímicos en su diseño original. Si bien la Iglesia como institución conoce muy bien - sobre todo en las altas esferas - lo que es la alquimia, no lo reconoce abiertamente y aceptar la iglesia tal cual estaba era una forma de reconocimiento que no se podía permitir.

Según sus papeles personales, Piria la había diseñado de tal forma que, el día del equinoccio de primavera, un rayo de sol atravesaría determinado punto del vitral que adornaría el rosetón frontal y el rayo de luz iluminaría un punto del altar donde él dejaría un poco de "polvo de proyección" - la sustancia final que permite hacer las trasmutaciones - para que quien la descubriera, pudiese comprobar la realidad de la alquimia.

Esto coincide con la tradición mencionada por Fulcanelli en "El misterio de las catedrales": dejar una prueba material de que el alquimista logró su propósito. Finalmente Piria dejó la prueba en su escritorio de La Industrial... como un pisapapeles, el que tiempo después fue descubierto por su nieto.

El castillo y el palacio.

El castillo.

El castillo fué construído en 1897 por el ingeniero Aquiles Monzani, sobre diseño del propio Piria. Verdadera "mansión filosofal" al decir de Fulcanelli, hoy es un pálido reflejo del esplendor que tuvo en su época.

Buena parte de los símbolos han desaparecido. La avenida de acceso estaba flanqueada por estatuas de deidades griegas que representaban a los planetas y los metales de la alquimia. La fuente consagrada a Neptuno con su estatua correspondiente, fue destruída: aquí se mostraba la vía utilizada por Piria en sus trabajos alquímicos: la llamada "vía húmeda", la cual dura exactamente un año, el tiempo que vivió Piria permanentemente en el castillo: una vez lograda su meta no volvió más a él y se alojaba en alguno de sus hoteles. El subsuelo, donde se encontraba su laboratorio fue tapiado.

La habitación superior del castillo era utilizada como lugar de meditación y para sus proyecciones astrales en el tiempo y en el espacio.
En el interior del castillo llama la atención una puerta puesta sobre la pared: aparentemente no conduce a ninguna parte, pero en realidad es un recordatorio de que las puertas a otros mundos están en éste y que hay que tener la suficiente atención para "verlas".

Los perros ubicados frente a la puerta principal son lebreles, perros de caza, y entre sus patas tienen el morral y una liebre muerta. La liebre, en alquimia, es el símbolo de la "materia prima", también conocida como "mercurio".

Ambos nombres denotan algo difícil de agarrar, algo evasivo. Sin embargo, los perros lograron darle caza, lograron "fijar la materia". Y la clave de esto está en la que fuera la ubicación original de estos perros: en la puerta de las caballerizas del castillo, pues es allí donde se encuentra el material necesario para la fijación mencionada...

Otro símbolo importante son las figuras que coronan las columnas de la entrada. Dos dragones entrelazados formando una X. La equis es el símbolo del fuego, elemento fundamental en la consecución de la Gran Obra. Estas figuras surgen de entre hojas de acanto al extremo de las columnas.

La columna representa el tubo de ensayo. Cuando se pone la materia prima al fuego en el tubo de ensayo, ésta cristaliza y sus cristales, vistos al microscopio, se asemejan a las hojas de dicha planta.

Aquí hablamos de alquimia de laboratorio, y a quien tenga conocimientos profundos de química le resultará sencillo identificar esta materia, mencionada en los textos con infinidad de nombres pero jamás con el verdadero.

En lo que fueran los jardines del castillo, aún se conservan varios copones en los que aparece una figura que parece ser la del "diablo", sin embargo se trata de Bafonet, figura emblemática de los Templarios que, malinterpretada, diera pie a la acusación de que adoraban a Satanás y por lo cual terminaran injustamente en la hoguera. Sobre la derecha del castillo, Piria plantó varias yucas africanas, que solamente crecen allí. Intentos de transplantarlas a otro lugar han fracasado. La razón es que no se trata de yucas comunes, pues Piria las trató con la llamada "piedra vegetal" -otro de los productos derivados de la piedra filosofal- que permite la perfección de toda especie vegetal.

El palacio.

En 1915 Piria adquirió en Montevideo, el terreno donde levantaría su Palacio, diseñado por él y encargado al arquitecto Camilo Gardelle, egresado de la Escuela de Bellas Artes de París.

A diferencia de la austeridad de su castillo, el palacio rebosa arte por todos los costados, además de ser también un libro abierto en cuanto a la simbología alquímica.
Sede de la Suprema Corte de Justicia desde 1954, en que lo adquiere el Estado, el edificio fue declarado, en 1975, Monumento Histórico Nacional, lo que ha garantizado su perfecta conservación.

Ya en la entrada del palacio encontramos un símbolo importante en los dos vasos que flanquean la puerta: son los llamados por Fulcanelli "vaso natural" y "vaso del Arte". Es una alusión al cuerpo físico, tal cual lo crea la Naturaleza, y al cuerpo perfeccionado tal cual lo crea el Arte alquímico.
Sobre la fachada que da a la Plaza Cagancha, las ventanas del sótano están adornadas con rosas, dando a entender que la base, el fundamento de todo lo que hizo Piria fue la alquimia, sobre todo en el aspecto filosófico y vivencial.

La verja que rodea al palacio está coronada en cada uno de sus pilares por una rosa, pero esta vez en capullo.
Es un símbolo de la esperanza y del hecho de que siempre lo mejor está por venir, a pesar de las apariencias. Poca gente sabe que el momento más oscuro de la noche no es a las tres de la madrugada ni en la medianoche misma, sino un momento antes de empezar a clarear.
La naturaleza nos indica así que no hay que desesperar, y que cuando estamos en la oscuridad más oscura (llamada la "noche del alma"), en realidad la luz está cerca.
Paciencia y esperanza, pues, van de la mano y así lo positivo no se hará esperar.













3 comentarios:

  1. Al fin alguien que levanta un artículo mío y menciona la fuente. Gracias por la honestidad.
    Jorge Floriano. arcano23@montevideo.com.uy

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  2. Jorge Floriano eres un grande, por ti me involucré en todo lo de la Alquimia
    Patricia

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    Respuestas
    1. Gracias Patricia: espero que logres la La Gran Obra !!
      Jorge Floriano. arcano23@montevideo.com.uy

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