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lunes, 12 de julio de 2010

Dolencias oculares

CÓMO TRATAR ORTOMOLECULARMENTE LAS DOLENCIAS OCULARES

La estructura del ojo -diseñado para captar la luz- es una de las más sorprendentes, no sólo por su anatomía sino también por su espectacular actividad. En él destaca la córnea -es decir, la zona de color-, que no es sino una lente convexa que permite concentrar los rayos de luz en un punto; es como la "ventana del ojo".
Y en su centro se encuentra la pupila que es el orificio por el que pasa la luz merced al iris, músculo que se encarga de regular la cantidad de ella que entra actuando pues del mismo modo que lo hace el diafragma en una cámara fotográfica.
Detrás se encuentra la "lente" del ojo, es decir, el cristalino, suspendido entre dos sustancias líquidas: el humor acuoso por delante -que es el que le proporciona los nutrientes- y el humor vítreo por detrás. Ambos consiguen, gracias a la presión que ejercen, mantener la forma del cristalino.
La parte "blanca" del ojo -en la que se encuentra el nervio óptico- se denomina esclerótica y es una membrana fibrosa que protege las estructuras antes mencionadas. Está recubierta por una mucosa transparente que se llama conjuntiva.
Por último, la retina es una membrana que se encuentra en la parte posterior del ojo y está formada por células sensibles a la luz. Es el lugar donde se forman las imágenes denominándose mácula su parte central, la que mejor resolución visual ofrece. Cabe añadir que la retina está unida al cerebro mediante el llamado nervio óptico que es el encargado de trasmitir la información desde ella hasta el cerebro.
En suma, ¿qué necesitamos para crear una imagen? Necesitamos lentes y en este caso éstas son la córnea y el cristalino. Necesitamos ajustar la cantidad de luz y eso lo conseguimos gracias a la pupila y a la contracción y relajación del iris; así la imagen se formará y fijará en la retina pero de forma invertida.
Resta añadir, en este breve resumen, que el ojo dispone de un "sistema de limpieza y protección" que son las lágrimas, los párpados y las pestañas.
Identifiquemos ahora las patologías más frecuentes:
Astigmatismo. Se llama así a la dificultad para enfocar bien un objeto -tanto cercano como lejano- al estar achatada la córnea en los polos.
Cataratas. Se dice que se sufre cataratas cuando el cristalino se vuelve opaco a causa de una alteración de las proteínas. Normalmente es un proceso progresivo que se achaca a razones genéticas y traumáticas, a la ingesta de medicamentos, a enfermedades metabólicas o infecciosas, etc. Hasta hay una creciente evidencia de la relación entre el consumo de leche y las cataratas. Existen estudios científicos según los cuales las poblaciones que consumen grandes cantidades de lácteos tienen mayor incidencia de ellas que las que los evitan. Un efecto que se ha relacionado con dos azúcares presentes en los lácteos: la lactosa y la galactosa. Relación que es más común entre las mujeres siendo el tipo más frecuentemente hallado la catarata cortical.
También se han relacionado las cataratas con una alteración del equilibrio electrolítico, es decir, del equilibrio entre el sodio, el potasio y el calcio existentes en el cristalino. Y de ahí la importancia de un equilibrio hídrico adecuado en las personas mayores.
Se sabe asimismo que cuanto menor es la concentración de L-carnosina en el ojo más severa es una catarata.
Degeneración macular. Como ya hemos explicado la parte central de la retina -donde se forman las imágenes- se denomina mácula. Pues bien, en ocasiones sus células degeneran y terminan causando pérdida de la visión central mientras la lateral o periférica permanece intacta.
Desprendimiento de retina. La retina -situada como ya dijimos en la parte posterior del ojo y que se encarga de formar las imágenes procedentes de la córnea y el cristalino- se desprende a veces -parcial o totalmente- de la estructura sobre la que se asienta por múltiples razones pero en especial por algún traumatismo o a causa de la diabetes y algunas enfermedades inflamatorias oculares. Hoy puede repararse con láser -si no ha sido completa- o mediante una intervención quirúrgica -si se ha desprendido en su totalidad.
Enfermedades inflamatorias e infecciosas de los ojos:
-Uveitis. Es una inflamación que puede afectar a varias estructuras: al iris -la parte de color del ojo-, al cuerpo ciliar -la parte encargada de "fabricar" el humor acuoso y de la función del cristalino- y, por último, al coroides -el espacio que hay entre "la parte blanca" del ojo y la retina-. Y puede estar causada por muy distintas razones: una alteración de tipo inmunitario, enfermedades infecciosas que comprometen al ojo -como tuberculosis, herpes zoster, toxoplasmosis, sífilis o sarcoidosis- y traumatismos. Produce un dolor muy molesto, enrojecimiento, hipersensibilidad a la luz y congestión vascular -entre otros síntomas- siendo de mayor o menor intensidad según la causa.
-Conjuntivitis. Se denomina así a la inflamación de la capa que recubre la "parte blanca" del ojo. Es algo muy común y suele estar producida por algunas alergias e infecciones provocadas por virus, hongos o bacterias. En una conjuntivitis el ojo y los párpados se ponen rojos, se tiene la sensación de que ha entrado en ellos arenilla y se puede sentir dolor, lagrimeo y molestias con la luz.
-Blefaritis. Se llama así a la inflamación del párpado, justo donde están las pestañas. Y aunque no es una estructura del ojo propiamente el daño que se ocasiona en el párpado le afecta ya que en él hay glándulas que liberan grasa que forma parte de las lágrimas que lo lubrican. La inflamación puede producirse porque haya una dermatitis seborreica que afecte también a las glándulas del párpado (entonces se llama blefaritis seborreica) o por la presencia de bacterias -normalmente estafilococos- que den lugar a la infección que conocemos como orzuelos. Dolor, hinchazón, picor intenso, irritación de la conjuntiva y ojo seco por falta de lubricación son sus síntomas.
-Tracoma. Es una infección provocada por una bacteria. Afecta principalmente a los niños. La primera vez no genera un problema grave pero si se repiten a menudo pueden llevar a la ceguera. Se manifiesta sobre todo en poblaciones de gran densidad, hacinamiento y escasas medidas higiénicas.
-Glaucoma. Para su mejor comprensión vamos a dividirla por sus síntomas en glaucoma agudo y glaucoma crónico.
- El glaucoma agudo se origina por un aumento súbito de la presión en el interior del ojo que produce pérdida de visión, dolor, enrojecimiento, etc. Es considerada una urgencia pero es el tipo de glaucoma menos frecuente.
- El glaucoma crónico, en cambio, es el más habitual y también el más complejo. Se define como una neuropatía óptica progresiva, es decir, una enfermedad del nervio óptico provocada por la imposibilidad del mismo para soportar la presión que hay dentro del ojo. Esta presión daña las fibras nerviosas provocando su deterioro final. Lo malo es que esta pérdida no produce dolor y, por tanto, no hay alarma. Además, como la pérdida de visión no es central sino periférica pasa más desapercibida. Pero el glaucoma es más complejo todavía porque se pueden producir daños sobre el nervio óptico aún con una tensión ocular dentro de la normalidad o, por el contrario, tener una tensión ocular alta sin daños sobre la estructura del ojo.
-Miopía. Se llama así a la incapacidad del ojo para enfocar correctamente de lejos. Y se produce porque la imagen no se centra en la retina sino justo delante. En realidad no es una enfermedad sino una acomodación del ojo cuando las exigencias en la visión de cerca son mayores; por eso aparece habitualmente en la época escolar. Realmente es una alteración propia de la sociedad moderna.
-Hipermetropí a. Es también un error en el enfoque solo que la imagen se produce detrás de la retina -en lugar de delante como en la miopía- y, por tanto, hay dificultad para ver bien de cerca.
-Presbicia. Se denomina así a la pérdida progresiva de visión -no patológica- que se produce con el paso de los años. La capacidad que tiene el ojo para adaptarse a diferentes distancias se llama "acomodación" y esa característica es la que se va perdiendo con la edad y la responsable de que cuando aparece tendamos a separar lo que estamos leyendo ya que nos cuesta ver las cosas de cerca.
-Estrabismo. Conocido también como vizquera. Para que la visión sea correcta necesitamos una buena capacidad de adaptación a las distancias (acomodación) y unos músculos que trabajen de forma coordinada. Cuando eso sucede obtenemos una visión de un mismo objeto con los dos ojos y la información que se manda al cerebro es correcta. Pues bien, a veces la alineación de los ojos no es correcta y por ende la información que se manda al cerebro tampoco. Y a ello se le llama estrabismo.

RECOMENDACIONES GENERALES
-En el caso de infecciones o inflamaciones evite tocarse los ojos con las manos sucias, mantenga una higiene ocular y de las manos lo más escrupulosa posible, reemplace los cosméticos para ojos con frecuencia y no los comparta con nadie, lo mismo que las toallas y los pañuelos.
-Use antibióticos naturales.
-Siga una alimentación equilibrada asegurándose de que no tiene deficiencias nutricionales.
-No consuma leche ni derivados.
-Evite las fuentes de radicales libres: alcohol, tabaco, grasas saturadas, aceites fritos, etc.
-Aumente el consumo de vegetales amarillos y rojos por su concentración en carotenos.
-En los casos de blefaritis y orzuelos preste especial atención a la higiene del párpado y las pestañas.
-En caso de cataratas mantenga los ojos bien hidratados evitando siempre el agua clorada y fluorada.

ALIMENTOS ADECUADOS
Acerola. Es la fruta más rica en vitamina C. Además de contener flavonoides (hesperidina y rutina) contiene ácidos orgánicos.
Ajo. Es un gran antibiótico natural gracias a su contenido en un aceite esencial cuyo componente principal es la aliína, compuesto sulfurado que se transforma en aliicina. Es activo frente a numerosas bacterias y virus además de ser rico en vitaminas y sales minerales.
Cebolla. La composición de sus aceites esenciales es similar a la del ajo puesto que su componente principal es un isómero posicional de la aliína. Además la cebolla es muy rica en flavonoides, enzimas, fitoesteroles, etc. En casos de infecciones oculares es útil instilar directamente en los ojos unas gotas de zumo de cebolla o de limón ligeramente diluidos en agua.
Cítricos. El pomelo, el limón y la mandarina poseen flavonoides, ácidos orgánicos y vitamina C. El limón, en particular, es además inmunoestimulante y alcalinizante siendo de gran utilidad en todo tipo de infecciones.
Frutas frescas y hortalizas en general. Aportan vitaminas, minerales y fitoquímicos antioxidantes que ayudan a elevar las defensas naturales así como a eliminar los residuos al favorecer la depuración neutralizando el medio ácido que se produce en la infección.
Grosellas y arándanos rojos y negros. Son antirradicalares y protectoras de los vasos sanguíneos. Contienen vitamina C y antocianósidos (un tipo de flavonoides) . El arándano negro en particular mejora la visión -nocturna y diurna- además de ser un gran protector de la visión.
Pescado azul. Está demostrado que los ácidos grasos esenciales Omega-3 refuerzan la inmunidad.
Rábano. Es rico en compuestos sulfurados entre los que destaca la rafanina, de gran poder antibiótico, antivírivo e inmunoestimulante. Contiene un pigmento denominado PDG (peróxido-difenil- glioxal) que actúa también como viricida y bactericida.
Tomate. Contiene carotenoides y minerales de acción inmunoestimulante.
Zanahoria. Por su riqueza en carotenos.

COMPLEMENTACIÓ N
Ácidos grasos esenciales omega-3. Además de ser precursores de sustancias antiinflamatorias son indispensables para la reparación de los tejidos por lo que es muy recomendable en los casos de degeneración macular y en aquellas infecciones que comprometan estructuras oculares. En particular es interesante su actividad para reducir la presión intraocular que se produce en el glaucoma.
Complejo de vitaminas B. Considerando que participan como cofactores y coenzimas en múltiples actividades enzimáticas su ingesta es indispensable. En los casos de blefaritis y orzuelos ayudan a evitar la pérdida de pestañas, algo bastante frecuente.
Glutation. Es un potente antioxidante con capacidad para proteger el cristalino y preservar del daño oxidativo sus membranas. Es además eficaz para retardar la aparición de las cataratas.
Rutina. Es un bioflavonoide que trabaja junto con la vitamina C y reduce la presión intraocular y el dolor.
Vitamina A. Además de indispensable para mantener una buena visión es esencial para la síntesis del pigmento purpúrico, sustancia necesaria para la correcta visión nocturna. Ingerirla junto con vitamina C y zinc es especialmente útil en el tratamiento de las infecciones oculares de tipo vírico. Es necesaria para el correcto funcionamiento de la retina.
Vitamina C. En este caso se utiliza como antioxidante y unida a otras sustancias para reducir la presión intraocular. Es también un potente antiinflamatorio.
Vitamina E. Tiene la capacidad de proteger de la oxidación a los tejidos oculares en general y al cristalino en particular.
Taurina. Es un antioxidante que protege el cristalino del ojo.
Zinc. Se utiliza unido a la rutina para el tratamiento del glaucoma y su deficiencia está asociada al desprendimiento de retina (las mayores concentraciones de esta sustancia se encuentran justamente en la retina). Hay estudios que demuestran la eficacia de este mineral en la degeneración macular.
L-lisina. Es necesaria para la reparación del cristalino, sobre todo por su participación en la formación de colágeno. Además es capaz de luchar frente a algunos virus que puedan dañar la estructura del cristalino como en el caso del herpes.
Calcio y magnesio. Mejoran la microcirculació n ocular.
Selenio. El déficit de esta sustancia está directamente relacionado con la aparición de cataratas.
Luteína y zeaxantina. Son los carotenoides dominantes que protegen nuestros ojos. Se concentran de manera especial en la mácula, nuestro centro real de visión en la parte posterior de la retina. Debido a su color amarillento la luteína y la zeaxantina absorben particularmente los rayos azules perjudiciales del espectro luminoso. La luteína también parece ser mejor que el beta-caroteno para evitar que los radicales libres dañen las grasas que se encuentran en los ojos. Si se consumen de forma regular col rizada, berza, espinacas y otros vegetales de hoja verde se pueden prevenir las cataratas y reducir en un 50% el riesgo de degeneración macular.
Quercitina. Este flavonoide es de especial interés en las cataratas que aparecen en los pacientes diabéticos. Las cataratas en ellos se producen porque una alta concentración de azúcar en la sangre, unida a la imposibilidad del diabético de utilizarla en otros tejidos, provoca altas concentraciones de azúcar en el ojo y una vez allí una enzima (aldosa reductasa) convierte la glucosa en sorbitol lo que trae como consecuencia la opacidad del cristalino. No es de extrañar pues que reducir los niveles de esta enzima consiga también impedir la formación de sorbitol y, por tanto, la opacidad del cristalino. Y ése es justamente el trabajo que realiza este bioflavonoide cuya actividad ha podido ser demostrada en animales diabéticos.
ALGUNAS PLANTAS INTERESANTES
Mirtilo. Contiene antocianidinas, un tipo de flavonoides que actúan como reconstituyente ocular mejorando la circulación y, por tanto, los niveles de oxígeno de los tejidos.
Eufrasia. Es una de las plantas más conocidas para el tratamiento de algunas dolencias oculares. Tiene la capacidad de calmar las molestias y picores que se producen en algunas infecciones e inflamaciones oculares.
Ginkgo Biloba. Es especialmente interesante porque tiene la capacidad de mejorar la función vascular y circulatoria, sobre todo la microcirculació n cerebral y, por tanto, ocular. Mejora el aporte de oxígeno y nutrientes, algo indispensable para el nervio óptico y consecuentemente para algunas enfermedades aquí descritas como el glaucoma.
(Recuerde que tanto el tratamiento a seguir como las dosis adecuadas debe indicarlas un especialista de la salud y que este artículo sólo tiene carácter orientativo e ilustrativo) .

Fuente - José Ramón Llorente

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