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domingo, 4 de julio de 2010

La metafísica conquista de América -2-

EL HOMBRE RESPLANDECIENTE.

Ciertamente se prodigaron en tierras americanas las ayudas extrahumanas a quienes portaban el signo de la cruz. Así, también Pedro de Cieza de León escribe en el siglo XVI, en el capítulo CXVII de La crónica del Perú, que el clérigo Marcos Otazo, vecino de Valladolid, le narró la siguiente vivencia:
"Estando yo en este pueblo de Lampaz, un jueves de la Cena vino a mí un muchacho mío que en la iglesia dormía, muy espantado, rogando me levantase y fuese a baptizar a un cacique que en la iglesia estaba hincado de rodillas delante de las imágenes, muy temeroso y espantado; el cual estando la noche pasada, que fue miércoles de Tinieblas, metido en una guaca, que es donde ellos adoran, decía haber visto a un hombre vestido de blanco, el cual le dijo que qué hacía allí con aquella estatua de piedra. Que se fuese luego, y viniese para mí a se volver cristiano. Y cuando fue de día yo me levanté y recé mis horas, y no creyendo que era así, me llegué a la iglesia para decir misa, y lo hallé de la misma manera, hincado de rodillas. Y como me vio se echó a mis pies rogándome mucho le volviese cristiano, a lo cual le respondí que sí haría, y dije misa, la cual oyeron algunos cristianos que allí estaban; y dicha, lo bapticé, y salió con mucha alegría, dando voces, diciendo que él era cristiano, y no malo, como los indios." (...) "Muchos indios se volvieron cristianos por las persuasiones deste nuevo convertido. Contaba que el hombre que vio estando en la guaca o templo del diablo era blanco y muy hermoso, y que sus ropas asimismo eran resplandecientes." Se parece sospechosamente a los dos que 16 siglos antes habían entrado —descendidos del cielo— en el sepulcro previsto para Jesús.

MAS AYUDA CELESTIAL.

Finalmente, en el capítulo CXIX de la misma Crónica del Perú, Pedro Cieza de León escribe:
"Cuando en el Cuzco generalmente se levantaron los indios contra los cristianos no había más de ciento y ochenta españoles de a pie y de caballo. Pues estando contra ellos Mango inga, con más de doscientos mil indios de guerra, y durante un año entero, milagro es grande escapar de las manos de los indios; pues algunos dellos mismos afirman que vían algunas veces, cuando andaban peleando con los españoles, que junto a ellos andaba una figura celestial que en ellos hacía gran daño, y vieron los cristianos que los indios pusieron fuego a la ciudad, el cual ardió por muchas partes, y emprendiendo en la iglesia, que era lo que deseaban los indios ver deshechos, tres veces lo encendieron, y tantas se apagó de suyo, a dicho de muchos que en el mismo Cuzco dello me informaron, siendo en donde el fuego ponían, paja seca sin mezcla alguna."

LA CONSTANTE DE LOS PROTECTORES CELESTES.

Finalmente creo interesante para el objeto de este artículo, añadir aún algunos casos de manifestaciones de seres sobrehumanos en otras latitudes del planeta, referidos por cronistas que no tenían conexión con los indios americanos.
Así por ejemplo, una antigua narración de la isla de Pohnpei en la Micronesia, cuenta lo siguiente, con motivo de haberse enfrentado en combate los habitantes de la región de Palikir con los de Matolenim, en esta minúscula isla del Pacífico:
"En el fragor de la lucha fueron muertos también muchos de los hombres de Palikir. Entonces elevaron oraciones rápidamente a un espíritu llamado Sanoro. Su oración halló eco en el espíritu. Puesto que cuando sucumbieron en la lucha, el espíritu hizo aparecer rápidamente a una mujer entre los combatientes de Palikir. La mujer era tremendamente grande. Extendió entonces su cabellera y cubrió con ella a la gente de Palikir. En cuanto los hombres de Matolenim vieron a la mujer que se había alzado entre los de Palikir, los brazos les comenzaron a pesar, y contemplaron extasiados sin poderse mover a la mujer que se encontraba entre la gente de Palikir. Entonces los hombres de Palikir se abalanzaron rápidamente sobre los de Matolenim y los mataron a todos."

TAMBIEN EN EUROPA.

Y si asombrosa es la similitud de esta figura sobrehumana que ayuda a uno de los dos bandos en el otro extremo del Pacífico, con las apariciones sobrehumanas que vimos apostaban por uno de los bandos en las luchas de cristianos contra indios en América, no menos asombrosa es la constatción de que lejos del Pacífico y de América, en plena Europa, el mismo fenómeno también se prodigaba. Veamos algún ejemplo, si bien insisto en que hay muchísimos más.
Vayamos al Mediterráneo, en donde veremos el mismo fenómeno representado por la popular figura de san Jorge, que pertenece al grupo de los santos caballeros y soldados que desde el cielo ayudaron a los creyentes cristianos en sus luchas, en especial cuando combatían a los llamados infieles. Entre ellos hay que contar con san Miguel y san Magín, que tanto protegieron los intereses de Carlomagno. Los guerreros catalanes, antes de emprender alguna lucha, se encomendaban a san Jorge al igual que los guerreros de Palikir se encomendaron a Sanoro, y obtuvieron gran portección —al igual que aquéllos—, particularmente en ocasiones en que luchaban contra los musulmanes.
Así, cuando los árabes hubieron conquistado la ciudad de Barcelona y ésta hubo quedado arrasada, el conde Borrell II se reorganiza en la cercana población de Manresa. Con muy exiguas fuerzas decide volver sobre Barcelona, para intentar su reconquista prácticamente imposible. Mas, al llegar, no tardaron en fijarse en un apuesto guerrero que galopaba entre las nubes y que esgrimía un rayo por arma, con el cual sembró la muerte y el terror entre los moros que caían a millares o huían a todo correr. Desaparecido el misterioso caballero, al que nadie conocía, los hombres de Borrell II y Catalunya entera lo tomaron por patrón, y la cruz que lucía en su vestimenta pasó a formar parte del escudo de Barcelona y de muchas otras ciudades y pueblos.
En mis libros Las nubes del engaño y El muñeco humano aporto más intervenciones de este caballero que defiende a cristianos contra moros ayudando a Jaime I el Conquistador en la conquista de Mallorca, y a los alcoyanos en la defensa de su ciudad, amén de otros casos similares, en que determinada aparición celeste o sobrehumana actúa en defensa de determinado bando de la lucha, en distintos lugares y épocas.

Y EN LA EPOCA ROMANA.

Finalizaré aquí este breve repertorio con un caso extraído de la historia de Roma, por cuanto también aquí, al igual que en la narración de la isla de Pohnpei, la divinidad implorada acude a la llamada en auxilio del solicitante. El personaje invocado aquí es Cástor.
Efectivamente, en el año 498 antes de JC, el exiliado Tarquino se encaminó sobre Roma, con la intención de aplastarla con aliados de treinta y seis ciudades de la Liga latina conducidos por Octavio Manilio. La batalla se libró junto al lago Regilo, cerca de la actual Frascati. Cuando al cabo de algunas horas parecía decantarse cierta ventaja en favor de los etruscos, que consiguieron empujar a los romanos, Aulio Postumio, en su desesperación, prometió un templo a Cástor si éste intercedía en la lucha. Repentinamente, en una violenta carga contra el enemigo, se colocaron a la cabeza de la caballería dos extraños y apuestos jinetes de una estatura superior a la humana, que de inmediato se pusieron a dirigir la por ende victoriosa carga.
Fueron solamente algunos ejemplos. Los suficientes, creo, para esta conclusión: dado que los relatos que nos refieren los cronistas de la conquista de América difieren poco o nada, en algunos casos, de otros testimonios similares recogidos en todas las épocas y en muchos lugares del planeta por otros historiadores, creo que cabe poca duda acerca de la observación de que alguien está encauzando desde siempre, sin preguntárnoslo, nuestro destino.

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