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martes, 31 de agosto de 2010

El machismo de Satán

Satanás contra la ciencia.
Por: Artemio Echegoyen / La Nación.

El Demonio es machito en sus gustos: cuando “posee” a alguien, suele ser una mujer (véase el filme “El exorcista”). En el caso que nos ocupa, la joven Carmen Marín se retorció con furia políglota, poseída o trastornada, ante los asombrados santiaguinos de hace un siglo y medio. ¿Por qué no se mete Satán en el cuerpo de un hombre? Pensando en esta (¿positiva?) discriminación de género, abrimos “La endemoniada de Santiago”, que refiere el primer caso de exorcismo documentado en Chile. Su autor es José Raimundo Zisternas (18?? -1902), religioso que tituló originalmente su escrito como “Relación hecha al Señor Arzobispo por este presbítero sobre las observaciones verificadas en una joven que se dice espirituada”. Publicado en 1857, incluía informes de diversos facultativos (Laiseca, Armstrong, Fontecilla, MacDermott, Villareal…) a los que Zisternas convocó para que opinaran, desde la ciencia médica, sobre el endiablado caso de la muchacha.

“La enferma se agitó horriblemente”, dice el presbítero, “levantó el pecho de un modo extraordinario, formó un gran ruido con los líquidos que había en su estómago y, cuando el Evangelio iba en más de la mitad, tomó un aspecto horripilante: dobló el cuerpo, abrió cuanto pudo la boca y los cabellos se le erizaron. En una palabra, no parecía una criatura humana”. Tan sólo calmábase cuando se le leía el Evangelio de San Juan. El novelista Patricio Jara (1974) ha recuperado hoy -con gran acierto- la relación del ensotanado, ordenándola e incluyendo notas de prensa de la época, además de dos informes médicos que no entraron en la publicación de 1857.

A mediados del siglo XIX, cerebros positivistas, sostenedores del pensamiento científico, pretendían erradicar supersticiones y otras creencias, cuestionando incluso a la religión católica. Cuando Zisternas, empeñado en dilucidar la naturaleza de los espeluznantes accesos que padecía la “endemoniada”, pedía a los médicos su opinión, éstos hablaban de “histeria”. Algunos, tras presenciar el extenuante espectáculo (la analfabeta Carmen respondía con soltura y grosería a preguntas formuladas en francés, inglés, latín y griego), se retiraban de mal humor. En el exorcismo final, inquiere Zisternas, tuteando al posible Demonio: “¿Por qué atormentas a la Carmen?”. “Para probar su paciencia…”, gruñe Satán (o la joven en trance), “y también la tuya”. Y desafía al religioso: “¡Bribón! No sabes con quién te estás metiendo”. A Zisternas, el diario El Ferrocarril lo tildó de farsante, pero vaya uno a saber. Léase tocando un crucifijo, a ver si quema. Y no es broma.

Fuente: LA ENDEMONIADA DE SANTIAGO
Crónica
José Raimundo Zisternas. Edición de Patricio Jara.
Vergara, 2010. 125 pág
http://www.lanacion.cl

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