Búsqueda personalizada

TRADUCTOR

Mostrando entradas con la etiqueta Neuro ciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Neuro ciencia. Mostrar todas las entradas

lunes, 27 de septiembre de 2010

Los mitos del amor


Diez verdades y mentiras sobre el amor.


A través de un estudio que involucró resonancias magnéticas, entre otros, los científicos pudieron dar respuesta a algunos mitos populares como el amor a primera vista, o que el amor es ciego.

Amor a primera vista.

El flechazo existe para la ciencia ya que los sistemas de neurotransmisores que activan el circuito del placer (como la dopamina) pueden activarse rápidamente ante una persona que resulta atractiva, produciendo una sensación de bienestar y apego.

No se puede vivir sin amor.

A medida que envejecemos la ateroesclerosis aumenta (produce infartos y accidentes cerebro vasculares). Sin embargo, se descubrió que las personas casadas desarrollan menor nivel de ateroesclerosis que los solteros, por lo que se relacionó la felicidad y tranquilidad con una mejor calidad de vida.

El amor es ciego.

Estudios mostraron que el amor romántico activa dos procesos cerebrales que favorecen la ceguera, por un lado las áreas que se asocian a la distancia social y a las emociones negativas, tienden a reducirse ante la observación de estímulos provenientes del ser amado. Y a la vez, se activan centros del placer y apego.

Es infiel porque no está enamorado.

Este es de los pocos que la ciencia no pudo comprobar ya que la mayoría está de acuerdo en que la infidelidad es un tema cultural y de crianza, no de genes o cerebral por lo que aquellos hombres que engañan a sus parejas no pueden usar esto de excusa.

Un gran amor nunca se olvida.

Se detectó un conflicto cerebral: aunque la relación haya terminado años atrás, el cerebro sigue disparando imágenes y reacciones corporales, como palpitaciones o dolor de estómago al ver la foto de aquella persona o al sentir un olor que la evoque. La explicación es que una parte del cerebro llamada amígdala (el centro de la memoria emocional) fija con más intensidad las situaciones atípicas y desconocidas.

La pasión no es amor.

Esto es cierto ya que la pasión erótica y el amor pasional son cosas muy distintas según la ciencia. La primera se refiere al intenso erotismo sexual mientras que la segunda incluye la idealización y la dependencia de tal modo que la autoestima depende absolutamente del vínculo.

Fuente: Terra.com


lunes, 20 de septiembre de 2010

Desarrollo cerebral del niño

En la revista 'Science', científicos aseguran que, con la ayuda de un escáner, es posible determinar qué tan bien se está desarrollando el cerebro de un niño, en tan sólo cinco minutos.

Los investigadores, de la Escuela de Medicina de Washington, diseñaron un método para identificar el grado de madurez mental infantil utilizando imágenes por resonancia magnética y un programa de matemáticas. Citados por BBC Ciencia, afirman que, en el futuro, este escáner podría ser utilizado para llevar un registro del desarrollo mental, igual que hoy se hace un seguimiento del peso y la talla de los niños.

Los investigadores están convencidos de que esta técnica podría utilizarse para detectar condiciones específicas, como esquizofrenia o autismo, aunque para ello sería necesario primero recoger los datos comparativos de estos trastornos e introducirlos en otro programa matemático.


http://www.eltiempo.com.

sábado, 12 de junio de 2010

El síndrome de Alicia

EL SINDROME DE ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS.

SE LLAMA ASI PORQUE EL EFECTO QUE PRODUCE ES SIMILAR A LO QUE SE DESCRIBE EN EL FAMOSO CUENTO.

Muñecos que se mueven solos, personas que comienzan a disminuir de tamaño, objetos que se alargan hasta el techo, distorsión de la propia imagen corporal, paredes que cambian de color... son algunas de las sensaciones que experimentan las personas afectadas con el síndrome de Alicia en el País de las Maravillas.

"Si alguno de vosotros es capaz de explicarme este galimatías, le doy seis peniques", le gritaba Alicia a la Reina de Corazones, en un momento de la obra de Lewis Carroll, mientras no dejaba de crecer y crecer. Y tiene explicación, puesto que se trata de una patología, poco conocida, que se distingue por trastornos complejos de la percepción visual, provocados, en la mayoría de ocasiones, por las migrañas.

Suelen ser ataques cortos que, normalmente, no duran más de una semana y habitualmente no suelen afectar al habla. Los pacientes son conscientes, en todo momento, de la naturaleza ilusoria de sus percepciones.

Investigadores españoles han descubierto un caso excepcional debido a su temporalidad y a que fue el inicio y no la consecuencia de la enfermedad migrañosa: Una niña sufrió estas visiones diariamente durante un mes, tres veces al día. Después fueron espaciándose cada dos o tres días durante las siguientes dos semanas, hasta desaparecer.

Según el estudio, se cree que es el primer caso de estas características descrito en un paciente pediátrico.El estudio, que aparece en la 'Revista de Neurología', tiene como autora principal a la doctora María José Corral. Según cuenta, decidió publicarlo por "lo curioso" del caso de una enfermedad ya de por sí curiosa.

Normalmente, a las cefaleas les precede el aura, unos síntomas que pueden ir desde el dolor ocular, la visión borrosa o puntos ciegos temporales a náuseas y vómitos. "Se trata de manifestaciones agudas reversibles", aclara Corral.

Este síndrome suele aparecer en niños o adolescentes y, además de relacionado con las migrañas, puede ser el resultado de una enfermedad infecciosa o causado por una lesión cerebral. Los antecedentes familiares también suelen influir. También se han registrado casos en los que aparecieron los trastornos tras consumir topiramato, un fármaco para prevenir migrañas.

La primera descripción del Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas se realizó en 1952, por C. W. Lipppman, que trató a siete pacientes que presentaban distorsiones extrañas de su imagen corporal. Pero no fue hasta tres años después cuando se le otorgó el nombre con el que se le conoce actualmente. John Todd fue el encargado de "bautizarlo".

Algunos investigadores afirman que Lewis Carroll sufría este tipo de alucinaciones, producto de sus constantes migrañas, que podrían haber sido fruto de su famosa obra, una de las más citadas de la literatura universal, y parte del imaginario colectivo gracias a la adaptación cinematográfica de Walt Disney.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Las zonas del cerebro que activan el amor y el odio fueron encontradas

Un grupo de científicos liderado por los profesores Semir Zeki y John Romaya del Wellcome Laboratory of Neurobiology del University College de Londres (UCL), han encontrado  que las zonas del cerebro activadas por el amor y el odio son el putamen y la ínsula. El estudio fue realizado sobre 17 personas.

Los investigadores, que ya estudiaron anteriormente los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal, se centraron en esta ocasión en el odio dirigido contra individuos como un compañero de trabajo o una antigua pareja. La muestra del estudio se componía de 17 sujetos (10 hombres y 7 mujeres con una media de edad de 34,8 años; 12 de ellos eran diestros).

Los científicos, coordinados por los profesores Semir Zeki y John Romaya del Wellcome Laboratory of Neurobiology de la UCL, investigaron las zonas del cerebro que están relacionadas con el sentimiento del odio.

El «circuito del odio» no coincide con las áreas vinculadas al miedo o la sensación de peligro, pero sí con la vinculada a la agresividad.

Se observaron los cerebros de los diecisiete sujetos mientras contemplaban las fotografías de personas que odiaban y también de otras personas que conocían y por quienes tenían sentimientos neutros.

Se descubrió que, al contemplar los rostros de individuos odiados, se activaban tanto el putamen (la parte externa y rojiza del núcleo lenticular que está relacionada con la percepción del desprecio y el desagrado) como la ínsula (la corteza insular). Los autores sugieren que esta conexión podría explicar el dicho popular que afirma que «del amor al odio sólo hay un paso».

«Curiosamente, tanto el putamen como la ínsula son activados por el amor romántico, lo cual no sorprende. El putamen puede activarse en la preparación de agresiones en un contexto de amor romántico, por ejemplo si surge un rival que supone una amenaza», señaló el profesor Zeki. «Trabajos anteriores sugieren que la ínsula podría estar implicada en la respuesta a estímulos que provocan sufrimiento, como la visión tanto de un ser amado como de un rostro odiado.»

El profesor Zeki explicó que la diferencia fundamental entre el amor y el odio es que con el primero se desactivan partes extensas de la corteza cerebral, mientras que en el caso del odio sólo se desactiva una pequeña zona. «Esto sí puede resultar sorprendente, porque el odio también puede ser apasionado, igual que el amor», adujo. «Mientras que en el amor romántico el amante es a menudo menos imparcial y no atiende tanto al sentido común en lo que respecta a la persona amada, el individuo que odia puede que quiera usar la razón para calcular las acciones que emprenderá para hacer daño, herir o vengarse del individuo odiado.»

El «circuito del odio» abarca estructuras de la corteza y la sub-corteza del cerebro. Según los científicos, estas estructuras poseen componentes que estimulan la conducta agresiva y la materializan en acciones mediante una planificación del movimiento. En otras palabras, el cerebro se moviliza para actuar. La corteza frontal se encarga, entre otras funciones, de anticipar las acciones de los demás, lo cual puede ser útil a una persona cuando se encuentra cara a cara con un individuo odiado.

«El odio suele considerarse una pasión nociva que, en un mundo ideal, se debería dominar, controlar y suprimir», comentó el profesor Zeki. «Pero para un biólogo, el odio es una pasión tan interesante como el amor. Al igual que éste, el odio puede ser irracional en apariencia y empujar a un individuo a actos tanto heroicos como malvados», puntualizó. «¿Cómo pueden conducir dos sentimientos opuestos al mismo comportamiento?»

El profesor Zeki matizó que, mientras que el amor romántico suele ir dirigido a una única persona, «el odio puede dirigirse a grupos o colectivos enteros, como ocurre con el odio de índole racial, política o sexual».

Próximamente se proponen emprender estudios para dilucidar las distintas variedades de odio.