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viernes, 16 de octubre de 2009

13- DESORDENES DEL SISTEMA RESPIRATORIO




La salud física y mental depende de la efectividad y vitalidad de las células en el cuerpo. La mayor parte de la energía requerida por estas células se deriva de reacciones químicas que solamente ocurren con la presencia de oxígeno. Uno de los productos de desecho resultantes es el dióxido de carbono. El sistema respiratorio provee las rutas mediante las cuales suficiente oxígeno ingresa al cuerpo, mientras se excreta dióxido de carbono. La sangre sirve como el sistema de transporte para el intercambio de estos gases entre los pulmones y las células. Los cálculos biliares en el hígado pueden inhibir las funciones respiratorias y causar alergias, desórdenes de la nariz y cavidades nasales y enfermedades de los bronquios y pulmones. Cuando los cálculos biliares distorsionan los lóbulos (unidades) del hígado, la habilidad del hígado para limpiar la sangre, intestinos delgados, sistema linfático y sistema inmunológico se debilita. Los materiales de desechos y sustancias tóxicas, normalmente inhabilitados por estos órganos y sistemas, ahora comienzan a infiltrarse al corazón, pulmones, bronquios y otros pasajes respiratorios. La constante exposición a estos agentes irritantes, reduce la resistencia del sistema respiratorio contra ellos. La congestión linfática en la región abdominal, particularmente en el conducto torácico y la cisterna quili, impide el correcto drenaje linfático de los órganos respiratorios. La mayoría de los malestares respiratorios aparecen como consecuencia de tales bloqueos linfáticos.
La neumonía aparece cuando las medidas de protección fallan en prevenir a los microbios, inhalados o nacidos en la sangre, de llegar y colonizan los pulmones. Los cálculos biliares albergan microbios dañinos, así como material altamente tóxico e irritante, el cual puede entrar en la sangre a través de las partes dañadas en el hígado. Los cálculos biliares son, por lo tanto, una fuente constante de supresión inmunológica, lo que deja el cuerpo, y particularmente al tracto respiratorio superior, susceptible a factores, tanto internos y externos, causantes de enfermedades. Estos incluyen los microbios nacidos en la sangre o en el aire (considerados la causa de la neumonía), el humo del cigarrillo, el alcohol, los rayos X, los corticoesteroides, los antígenos, los contaminantes comunes, etc.
Mayores complicaciones respiratorias surgen cuando puñados de cálculos biliares acumulados en los conductos biliares hepáticos producen un crecimiento del hígado. El hígado, localizado en la parte superior de la cavidad abdominal, ocupa casi todo el diámetro del cuerpo. Estas superficies superiores y anteriores son suaves y curvas para poder acomodarse debajo la superficie del diafragma. Cuando crece, el hígado obstruye el movimiento del diafragma y previene a los pulmones de extenderse a su capacidad normal durante la inhalación. En contraste, un hígado saludable permite que los pulmones se extiendan hacia la región abdominal, aplicando presión en el abdomen. En consecuencia, el abdomen se mueve hacia enfrente, como se puede ver, especialmente, en los bebés saludables. Debido al incremento en la expansión del abdomen durante la inhalación, la sangre y la linfa se mantienen presionadas y elevadas hacia el corazón, lo cual ayuda mantener una correcta circulación. Un hígado crecido previene la extensión total del diafragma y los pulmones, lo que causa un intercambio reducido de gases en los pulmones, la congestión linfática y la retención de cantidades excesivas de dióxido de carbono los pulmones. Esta toma restringida de oxígeno afecta las funciones celulares a través del cuerpo.
La mayoría de las personas en los países industrializados tienen el hígado crecido. Lo que generalmente se considera como el tamaño normal del hígado es, en realidad, demasiado grande. Una vez que todos los cálculos biliares son removidos través de una serie de limpiezas hepáticas, el hígado regresa a su tamaño natural en aproximadamente seis meses.
Casi todas las enfermedades de los pulmones, los bronquios y los pasajes respiratorio superiores son causados, o empeorados por los cálculos biliares en el hígado, y pueden mejorarse o curarse al eliminar estas piedras a través de la limpieza hepática.

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