Búsqueda personalizada

TRADUCTOR

domingo, 18 de octubre de 2009

15- DESORDENES EN EL SISTEMA NERVIOSO





Toda nuestra vida se rige por nuestros sentimientos. Nuestra persona, la forma cómo nos desenvolvemos, nuestra interacción con otras personas, nuestro ánimo, antojos, paciencia, nivel de tolerancia, entre otros, se ven fuertemente afectados por el estado de salud de nuestro sistema nervioso.

En el acelerado mundo actual en que vivimos, estamos expuestos a una variedad de condiciones que causan estragos en nuestros cuerpos. El cerebro es el centro de control del cuerpo entero y, a menos de que reciba la alimentación adecuada, su vida puede ser un desastre físico y emocional.
Las células del cerebro son altamente capaces de producir la cantidad de químicos que necesitan, si se le suplen los nutrientes necesarios para producir dichos químicos. A pesar de que la agricultura moderna ha agotado la mayoría de los nutrientes del suelo la mayoría de las deficiencias nutricionales son el resultado del pobre desempeño del sistema digestivo y, particularmente, el hígado.
La falta de tales nutrientes puede inhibir la habilidad de nuestro cerebro para crear los químicos necesarios para funcionar de manera óptima.
El cerebro también puede funcionar por algún tiempo con una cantidad de nutrientes abajo el estándar, el precio que se paga incluye la mala salud, la fatiga, la falta de energía, cambios en los estados de ánimo, enfermedades, malestares y dolores, y una falta de comodidad generalizada. Algunas deficiencias se manifiestan a través de enfermedades mentales.
El sistema nervioso, que incluye el cerebro, la médula espinal, pares de nervios vertebrales y craneales y funciones autonómicas, es altamente dependiente de la calidad de la sangre. La sangre se compone de plasma, un fluido transparente color pajizo, y células. Los elementos que constituyen el plasma son agua, proteínas de plasma, sales minerales, hormonas, vitaminas, materiales nutricionales, productos de desecho orgánico, anticuerpos y gases. Hay tres variedades de células sanguíneas: los glóbulos blancos (leucocitos), los glóbulos rojos (eritrocitos) y las plaquetas (trombocitos). Cualquier cambio anormal en la sangre afecta al sistema nervioso.
Esos tres tipos de células sanguíneas se forman en la médula ósea, la cual es alimentada y mantenida por los nutrientes proveídos a través del sistema digestivo. Los cálculos biliares en el hígado interfieren con la digestión y la asimilación de comida, lo cual llenar plasma con material de desecho excesivo y reduce la distribución de nutrientes a la médula ósea.
Esto, a su vez, altera el balance de los componentes de las células sanguíneas, interrumpe el flujo hormonal y causa respuestas anormales en el sistema nervioso. La mayoría de las enfermedades que afectan el sistema nervioso tiene su origen en sangre creada incorrectamente, como consecuencia de un hígado disfuncional.
Cada una de las numerosas funciones del hígado tiene influencia directa en el sistema nervioso, y particularmente en el cerebro. Las células hepáticas convierten glicógeno (un azúcar complejo) en glucosa, la cual, además de oxígeno y agua, es el nutriente más importante del sistema nervioso. La glucosa proveen la mayor parte de los requerimientos de energía. El cerebro, a pesar de que representa solamente la quincuagésima parte del peso del cuerpo, contiene aproximadamente una quinta parte del total del volumen sanguíneo en el cuerpo. Usa grandes cantidades de glucosa. Los cálculos biliares en el hígado reducen dramáticamente la distribución de glucosa cerebro y al resto de sistema nervioso, lo cual puede afectar el desempeño de los órganos, los sentidos y la mente. En las primeras etapas del desequilibrio, una persona puede presentar antojos de comidas, particularmente de comidas dulces o almidonas, y experimentar cambios frecuentes en el estado de ánimo o estrés emocional.
El hígado también crea proteínas de plasma y la mayoría de los factores coagulantes de la sangre a partir de los aminoácidos disponibles. Esta función se inhibe con la presencia de cálculos biliares. Si la producción de factores de coagulación baja, el conteo de plaquetas disminuirá pudiendo provocar sangrados capilares espontáneos, o enfermedades hemorrágicas. Si una hemorragia sucede en el cerebro, puede causar la destrucción del tejido cerebral, la parálisis con la muerte. La severidad del sangrado puede determinarse por elementos tales como la hipertensión y el abuso del alcohol. El conteo de las plaquetas también baja cuando la producción de nuevas células no se mantiene a la par con la destrucción de las células dañadas o gastadas, lo que ocurre en el hígado cuando los cálculos biliares limitan la distribución de sangre a las células hepáticas.
La vitamina K es también esencial para la síntesis de los principales factores de coagulación. Es una vitamina soluble en grasa que se guarda en el hígado, necesitando las sales biliares del colon para su absorción. La deficiencia en la vitamina K aparece cuando los cálculos biliares en el hígado y la vesícula obstruir el flujo biliar, lo que conduce a una absorción de grasas inadecuada.
Como se mencionó anteriormente, los cálculos biliares en el hígado pueden conducir a desórdenes del sistema vascular. Cuando la sangre cambia y se vuelve gruesa, los vasos sanguíneos comienzan a endurecerse y a dañarse. Si un coágulo se forma en una arteria dañada, una parte del coágulo sanguíneo (émbolo) puede alojarse en una pequeña arteria alejada de la herida y obstruir flujo sanguíneo, causando isquemia e infarto. Si el infarto sucede en una arteria cerebral, se llama derrame cerebral.
Todas las alteraciones circulatorias afectan al cerebro y al resto del sistema nervioso. La interrupción de las funciones hepáticas particularmente afecta a los atrocitos-células que forman el principal tejido de soporte del sistema nervioso central. Esta condición se caracteriza por la apatía, desorientación, delirio, rigidez muscular y el coma. El desecho bacteriano nitrogenado absorbido en el colon, y normalmente detoxificado por el hígado, alcanza las células del cerebro a través de la sangre. Otros productos de desecho metabólico, como el amoníaco, pueden alcanzar niveles de concentración tóxicos y la pueden cambiar la permeabilidad de los vasos capilares en el cerebro así como reducir la efectividad de las barreras sangre-cerebro. A su vez, esto permite que diferentes sustancias nocivas entren al cerebro, causando mayores daños.
Si las neuronas en el cerebro ya no reciben la cantidad apropiada de alimento, se desarrolla una atrofia del tejido neural, lo cual conduce a la demencia y a la enfermedad de Alzheimer. En caso de que las neuronas, las cuales son responsables de producir la hormona cerebral y el neurotransmisor dopamina, sufran desnutrición, aparece el mal de Parkinson. La esclerosis múltiple aparece cuando las células que producen la mielina, una capa de material graso que rodea la mayoría de los axones de las células nerviosas, sufran de desnutrición. La capa de mielina disminuye y los axones se dañan.
El hígado controla la digestión, absorción y metabolismo de las sustancias grasas a lo largo del cuerpo. Los cálculos biliares interfieren con el metabolismo de las grasas, afectando los niveles de colesterol en la sangre. El colesterol es un bloque de construcción esencial de todas las células del cuerpo y es necesario para todos los procesos metabólicos. Nuestro cerebro consiste de más de 10% de colesterol puro (sin agua). El colesterol es importante para el desarrollo del cerebro y las funciones cerebrales. Proteger los nervios en contra de daños o heridas. Un desequilibrio en las grasas en la sangre afecta profundamente al sistema nervioso y, por lo tanto, puede causar casi cualquier tipo enfermedad en el cuerpo. Al remover los cálculos biliares del hígado y la vesícula se incrementa la alimentación de nutrientes a todas las células, por lo tanto se rejuvenece sistema nervioso y se mejoran todas las funciones del cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario