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viernes, 9 de octubre de 2009

2- LA IMPORTANCIA DE LA BILIS




Una de las funciones más importantes del hígado es el producir bilis, aproximadamente entre 1 y 1 ½ cuartos de galón al día. La bilis es un fluido amarillento y viscoso que es alcalino (contra ácido) y tiene un sabor muy amargo. La mayoría de la comida no puede ser digerida sin la bilis. Por ejemplo, para permitir que el intestino delgado absorba grasas y calcio de la comida ingerida, la comida debe primero mezclarse con bilis.
Cuando las grasas no se absorben correctamente, significa que la secreción de bilis no es suficiente. La grasa no digerida continúa en el tracto intestinal. Cuando la grasa llega al colon, junto con el resto de los conductos de desecho, las bacterias la simplifican en componentes de ácidos grasos, o se evacua en las heces fecales. Dado que la grasa es más ligera que el agua, las heces pueden flotar en el inodoro. Si no se absorbe la grasa, entonces el calcio tampoco se absorbe, dejando a la sangre con un déficit. La sangre posteriormente toma el calcio restante de los huesos. La
mayoría de los problemas de densidad ósea son propiamente el resultado de la insuficiente secreción de bilis y la pobre digestión de grasas más que de no consumir el suficiente calcio.

Aparte de procesar las grasas contenidas en la comida, la bilis también remueve toxinas del hígado. Una de las funciones menos conocidas pero no menos importantes de la bilis es el de-acidificar y limpiar los intestinos.
Si los cálculos biliares en el hígado o la vesícula han impedido críticamente el flujo de bilis a los intestinos, el color de las heces será de color tostado, amarillo-naranja o pálido como la arcilla, en lugar de su color café-verdoso. Los cálculos biliares son uno de los resultados de una dieta y estilo de vida poco saludable. Si los cálculos biliares todavía se encuentran en el hígado aún después de haber eliminado al resto de factores provocadores de enfermedades, ellos continúan siendo un riesgo de salud considerable y pueden causar enfermedades o envejecimiento prematuro. Por esta razón, el tema de los cálculos biliares se ha incluido como un severo factor de riesgo o causa de enfermedad. Las siguientes secciones describen algunas de las principales consecuencias que los cálculos biliares en el hígado producen en diferentes órganos y sistemas en el cuerpo. Al remover estas piedras, el cuerpo entero puede reanudar sus actividades normales y saludables.

DESORDENES DEL SISTEMA DIGESTIVO

Hay cuatro principales actividades en el tracto alimentario de nuestro sistema digestivo: Ingestión, Digestión, Absorción y Eliminación. El canal alimentario comienza en la boca, pasa por el tórax, el abdómen y la región pélvica, para terminar en el ano (vea Figura 2).
Cuando la comida se ingesta, una serie de procesos digestivos comienzan a ocurrir. Estos pueden dividirse en el proceso mecánico de la comida a través de la masticación y el proceso químico de la comida por medio de enzimas.
Estas enzimas están presentes en las secreciones producidas por glándulas del sistema digestivo.

Figura 2: El sistema digestivo






Las enzimas son pequeñas sustancias químicas que causan o aceleran los cambios químicos en otras sustancias sin que ellas cambien. Las enzimas digestivas se contienen en la saliva de las glándulas salivales de la boca, los jugos gástricos del estómago, el jugo intestinal en el intestino delgado, el jugo pancreático en el páncreas y la bilis en el hígado.
La absorción es el proceso durante el cual diminutas partículas de nutrientes pasan por las paredes intestinales hacia la sangre y los vasos linfáticos para ser distribuidas a las células del cuerpo. Las entrañas eliminan en forma de heces cualquier sustancia comestible que no puede ser digerida o absorbida. Las heces fecales también contienen bilis, la cual lleva los desechos resultantes de los procesos (catabolismo) de los glóbulos rojos. Además, una tercera parte del desecho excretado esta compuesto de bacterias intestinales. El cuerpo puede funcionar suave y eficientemente si las entrañas remueven el desecho diario acumulado todos los días.
La salud es el resultado natural del funcionamiento balanceado de cada una de estas actividades en el sistema digestivo. A su vez, las enfermedades surgen cuando una o más de estas funciones están inhabilitadas. La presencia de cálculos biliares en el hígado y vesícula tiene una fuerte influencia perjudicial en la digestión y absorción de comida, así como en la eliminación de desechos.

ENFERMEDADES DE LA BOCA

Los cálculos biliares en el hígado y la vesícula pueden ser los responsables de la mayoría de las enfermedades de la boca. Las piedras interfieren con la digestión y absorción de comida, lo que a su vez provoca que los conductos de desecho destinados a la evacuación permanezcan en el tracto intestinal. Las infecciones bacterianas (candidiasis) y las infecciones virales (herpes) en la boca se producen sólo cuando componentes de desecho se descomponen y se vuelven una fuente de toxicidad en el cuerpo. Las toxinas atrapadas constantemente irritan partes del revestimiento gastro-intestinal (el cual comienza en la boca y termina en el ano) hasta que se da la inflamación o ulcerización. Los tejidos celulares dañados ‘invitan’ a más microbios a la escena de la herida para ayudar a limpiar los restos celulares. Este es un fenómeno normal visto en la naturaleza dondequiera que haya algo que necesita de la descomposición. Las bacterias nunca atacan, esto es, no infectan algo que esta tan limpio, vital y saludable como una fruta colgando de un árbol.
Sólo cuando la fruta madura cae al suelo es que la bacteria comienza su trabajo de limpieza. Las toxinas se generan en el momento que la bacteria comienza a descomponer comida o tejido. Estas toxinas pueden reconocerse por su olor desagradable y naturaleza ácida. Si se generan en el cuerpo, es natural que los síntomas de enfermedad aparezcan.
La candidiasis indica la presencia de grandes cantidades de bacteria que se han extendido a lo largo del tracto intestinal, incluyendo el área de la boca. Se presenta en la boca, porque el revestimiento mocoso ahí localizado ya no es lo suficientemente resistente para mantener a las células en buen estado. Dado que la parte principal del sistema inmunológico se encuentra en el revestimiento mocoso del tracto intestinal, la candidiasis indica una seria debilidad del cuerpo en general en su inmunidad contra las enfermedades.
El herpes, considerado como una enfermedad viral, es parecido a la candidiasis, con la excepción de que, a diferencia de las bacterias que atacan el exterior de la célula, los materiales virales atacan el interior o núcleo celular. En ambos casos, los atacantes se enfocan en células débiles o no saludables, aquéllas que ya están dañadas o son disfuncionales.
Sumándose al dilema, los cálculos biliares albergan bastantes bacterias y virus, las cuáles escapan del hígado a través de la bilis secretada infectando aquellas partes del cuerpo que les oponen la menor resistencia.
Los cálculos biliares conllevan otros problemas en la boca. Inhiben propiamente la secreción de bilis, lo que a su vez reduce el apetito y la secreción de saliva en las glándulas salivales en la boca. Se requiere de la saliva para limpiar la boca y mantener sus tejidos suaves y flexibles. Al no haber la suficiente saliva presente, la bacteria destructiva puede iniciar su invasión de la cavidad bucal. Esto resulta en deterioro dental y otros problemas relacionados con la dentadura. Pero, de nueva cuenta, la bacteria no produce este deterioro dental; los gérmenes son atraídos solamente hacia aquellas áreas de la boca que ya están desnutridas y tóxicas.
Un sabor amargo en la boca se causa por la bilis que se ha regurgitado hasta el estómago, y de ahí, a la boca. Esta condición es el resultado de una severa congestión intestinal. En lugar de avanzar hacia abajo, algunas partes del contenido intestinal son retrocedidas hacia arriba, llevando consigo gases y otras sustancias irritantes hacia las partes superiores del tracto gastro-intestinal. La bilis en la boca drásticamente altera el valor del pH (balance ácido-alcalino) de la saliva, inhibiendo sus propiedades limpiadoras y haciendo que la boca se vuelva susceptible de enfermedades.

Una úlcera bucal en el labio inferior indica un proceso inflamatorio simultáneo en el intestino grueso. La repetida aparición de úlceras en cualquier esquina de la boca señala la presencia de úlceras duodenales (vea la siguiente sección Enfermedades del estómago). Las úlceras en la lengua, dependiendo de su ubicación, indican procesos inflamatorios en las correspondientes áreas del canal alimentario, como el estómago, el intestino delgado, el apéndice o el intestino grueso.

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