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lunes, 12 de octubre de 2009

3- ENFERMEDADES DEL ESTOMAGO




Como ya se mencionó, los cálculos biliares y sus subsecuentes problemas digestivos pueden producir una regurgitación de los ácidos y sales biliares hacia el estómago. Dicho evento cambia negativamente la composición de la mucosa generada en el estómago. La mucosa se
encuentra ahí para proteger el revestimiento estomacal de los efectos destructivos del ácido clorhídrico. La condición donde este ‘escudo’ protector se revienta o es disminuido se conoce como gastritis.
La gastritis puede ocurrir de forma aguda o crónica. Cuando las células de la superficie (epiteliales) del estómago son expuestas al ácido jugo gástrico, las células absorben iones de hidrógeno. Esto aumenta su acidez interna, desequilibra sus procesos metabólicos básicos y causa una
reacción inflamatoria. En los casos más severos, se puede presentar una inflamación de la mucosa (úlcera gástrica o péptica), sangrado, perforación de la pared estomacal y la peritonitis, una condición que surge cuándo una úlcera erosiona totalmente el grosor del estómago o duodeno y
su contenido entra en la cavidad peritoneal. Las úlceras del duodeno se desarrollan cuando el ácido que abandona el estómago erosiona el revestimiento duodenal. En algunos casos, la producción de ácido es inusualmente alta. Comer demasiadas comidas que requieran fuertes secreciones ácidas, así como el combinar comida inadecuada (para más detalles, vea “Los Eternos Secretos de la Salud y el Rejuvenecimiento”, del mismo autor), frecuentemente alteran la balanceada producción de
ácidos. El reflujo en el esófago, comúnmente conocido como acidez, es una condición en la cual el ácido del estómago inunda el esófago y causa la irritación de los tejidos revestidores del esófago.
Hay mas causas de la gastritis y la acidez estomacal. Estas incluyen, el comer de más, el excesivo consumo de alcohol, el fumar demasiado, tomar café diariamente y el comer grandes cantidades de proteínas y grasas animales, la radiación de rayos X, las drogas citotóxicas (o agentes de
quimioterapia), la aspirina y otros desinflamatorios, el envenenamiento por comida, comidas muy picantes, la deshidratación, el estrés emocional, etc. Todas éstas también causan cálculos en el hígado y la vesícula, desatando un círculo vicioso y agregando mayores complicaciones a lo largo del tracto gastro-intestinal. El evento final puede ser la formación de tumores estomacales malignos.
La mayoría de los doctores piensan que un ‘bicho’ es el causante de las úlceras estomacales. El combatir al bicho con antibióticos usualmente resulta en el alivio y el paro de la úlcera. A pesar de que estos medicamentos no previenen a la úlcera de reaparecer una vez que se haya
descontinuado su uso, hay una alta tasa de ‘recuperación’. Pero tal recuperación, por lo general viene acompañada de efectos secundarios.
La infección de estos bichos es posible porque ya existe una gran cantidad de tejido dañado en el estómago. En un estómago saludable, el mismo bicho resulta inofensivo. Como se mencionó anteriormente, los cálculos en el hígado y la vesícula conducen al retorno de bilis al estómago, causando daño a un creciente número de células estomacales.
Los antibióticos destruyen la flora estomacal natural, incluyendo las bacterias que normalmente ayudan en el desecho de las células dañadas.
Es por esto que, a pesar de que el enfoque antibiótico resulta en un rápido alivio de los síntomas, también disminuye permanentemente la eficacia del estómago, colocando al cuerpo en desventaja al momento de enfrentarse a retos más severos que simplemente tratar una úlcera1. El tomar atajos
hacia el alivio raramente funciona. Por otra parte, la mayoría de los malestares estomacales desaparecen espontáneamente cuando todos los cálculos biliares se remueven y se mantiene una dieta saludable y un estilo de vida balanceado.

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