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domingo, 1 de noviembre de 2009

12- NO SE DEJE SACUDIR, SACUDA PRIMERO

" La razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que callar. "



Los cambios en las industrias por cuenta de las tecnologías de Internet se han dado más por revolución de los clientes que por previsión de los proveedores.

Tenemos aproximadamente 17 años de tener disponibles las tecnologías de la Internet y la Web, aunque si se mira detalladamente, sucede igual que en todo tipo de tecnologías, los últimos años han producido, cada uno, cinco o diez veces más adelantos que los primeros 10 años sumados.

Esto no ha sido obstáculo para que muchas industrias, por no decir todas, se hayan visto afectadas con cambios radicales en sus modelos de negocio por la introducción de estas tecnologías. Difícilmente se encuentar una industria que haya sido ella misma la gestora del cambio. Por el contrario, han tratado de oponerse a los cambios con base en legislación, regulación y persecución, para tener que aceptar, al final los cambios que su razón de ser, los clientes, exigen y esperan.

Tal vez la primera industria que sufrió el impacto de la masificación de la Internet y en especial del correo electrónico, fue la de correos físicos. No tengo cifras precisas, pero creo que podría decir tranquilamente que el volumen de correspondencia ha bajado más del 50%. Cualquier industria se reciente con la disminución de su volumen a la mitad.

Es que ya ni las revistas ni los periódicos, ni el correo directo, ni el envío de extractos bancarios, entre muchos otros, no usan el correo ordinario sino la Web o el correo electrónico. En paralelo, la industria que atiende los correos se ha visto también afectada: sobres, papel carta, tintas, herramientas de escritura a mano, y hasta las estampillas o sellos postales, que ya no se requieren.

Pero este efecto no es exclusivo de los correos. La música sufrió también un fuerte golpe con la aparición de sistemas para compartir archivos. Si bien bajo un esquema ilegal, que otros trataban de matizar con la disculpa de que “la información debe ser libre y de libre acceso”, sacudieron la industria discográfica con un mensaje muy claro. Los clientes quieren escoger qué música quieren comprar, y cuánto pagar por ella. El mensaje fue claro, pero la industria terminó tratando de ejercer reglamentaciones que eran para otra época, generando restricciones adicionales, y persiguiendo a los “infractores”.

Apple, Una empresa que no tenía nada que ver con la industria de la música, termino generando el canal de mayores ventas de música en la Web, precisamente atendiendo los requerimientos de los clientes. Inclusive ahora los músicos publican su propia música, saltándose toda la cadena comercial que se quedaba con una parte de los ingresos como pago a su trabajo.

La música no ha sido la única afectada, si la incluimos en la industria de la generación de contenidos. Con la aparición de las nuevas tecnologías que hacen posible a cualquier usuario de la Web publicar lo que se le ocurra, dejan de ser tan importantes los productores de medios tradicionales. La cultura se ha volcado hacia la Web, y hacia la independencia. Por muchos años se ha dicho que la prensa es el cuarto poder, y los detractores de este poder prefieren voces independientes en la Web que personas adscritas a un medio, o a una filosofía en particular.

Buena parte de la financiación de estos contenidos, como periódicos, revistas y televisión, se sustenta con la publicidad, industria que tampoco ha sido ajena a los avances de las tecnologías de Internet. En varios artículos hemos escrito como las tecnologías, en especial la posibilidad de hacer seguimiento y medir la efectividad de la publicidad por Internet, hacen que muchas empresas empiecen a migrar sus presupuestos hacia la Web, más ahora en tiempo de crisis donde cualquier dinero invertido debe generar un rendimiento. Ya varios periódicos en Estados Unidos, de los grandes, han anunciado el cierre de su edición impresa y recortes en personal debido a la baja en publicidad.

Esto son solo algunos ejemplos, y podríamos seguir escribiendo sobre el impacto en la educación, la medicina, las agencias de viaje, el turismo, el mantenimiento de software, los seminarios presenciales, y muchas otras industrias más. Es claro que ninguna industria está exenta.

Lo que no puede seguir sucediendo, luego de tener todas estas evidencias, es que los cambios se sigan dando por “revolución” en el cliente, y no por una visión clara de los proveedores en las industrias que abracen la tecnología y replanteen sus estrategias. ¡Que no le pase a usted! ¿Tiene claro el camino hacia delante?




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