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sábado, 7 de noviembre de 2009

PALABRAS DE PAZ DE LOS ESENIOS. -16-


CAPITULO XVI.
Felices los que perseveran hasta el fin pues los demonios de satanás escriben todos vuestros malos hechos en un libro. En el libro de vuestro cuerpo y vuestro espíritu.
En verdad os digo, no hay ni un solo hecho erróneo que no esté escrito aún desde el principio del mundo, ante nuestro Padre Celestial. Porque podreis escapar a las leyes hechas por los reyes, pero de las leyes de vuestro Dios, ninguno de los Hijos del Hombre puede escapar.
Y cuando vengais a la presencia de Dios, los demonios de satanás serán testigos en contra vuestra, con vuestros hechos. Y Dios ve vuestros errores escritos en el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu y siente hondo pesar en su corazón.
Pero si os arrepentis de vuestros errores con ayuno y oración, buscais los ángeles de Dios. Entonces los ángeles de Dios –por cada día que continueis en ayuno y en oración, borrarán un año de vuestras malas acciones, del libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu.
Y cuando la última página haya sido borrada y limpiada de todos vuestros errores y os presenteis ante la faz de Dios, Dios se regocijará en su corazón y olvidará todos vuestros errores. El os libra de las garras de Satanás y de los sufrimientos. El os lleva a su morada y manda que os sirvan todos sus siervos, todos sus ángeles. Larga vida os da y no vereis jamás enfermedades.
Y si, en lo sucesivo, en vez de errar, pasais vuestros días haciendo buenas obras, entonces los ángeles de Dios escribirán todas vuestras buenas obras en el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu. De cierto os digo, ninguna buena obra queda sin ser escrita delante de Dios, ni desde el principio del mundo pues vuestra recompensa, de vuestros reyes y vuestros emperadores puede que jamás venga, pero la recompesa de parte de Dios por vuestros buenos hechos, no faltará jamás.
Y cuando vengais a la presencia de Dios, sus ángeles son testigos en vuestro favor de vuestros buenos hechos. Y Dios ve vuestras buenas obras escritas en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu y se regocija en su corazón. El bendice vuestro cuerpo y vuestro espíritu y todas vuestras buenas obras. Y, os da como herencia, su Reino en la tierra y en el cielo, para que en él tengais vida eterna. Felíz el que pueda entrar en el Reino de Dios, porque jamás verá la muerte.



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