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sábado, 7 de noviembre de 2009

PALABRAS DE PAZ DE LOS ESENIOS. -26-


CAPITULO XXVI.
Cuando comais, no comais jamás hasta hartaros. Huid de las tentaciones de satanás y escuchad la voz de los ángeles de Dios, pues satanás y su poder os tientan siempre para comer más y más.
Mas vivid por el espíritu y resisitid los deseos de la carne. Y vuestro ayuno es siempre agradable a los ojos de los ángeles de Dios. Así que, prestad atención a la cantidad que hayais comido, cuando hayais estado sentado a la mesa. Y comed siempre menos de la tercera parte de esa cantidad.
Que el peso de esa comida diaria no sea menos que una "mina" y atended a que no sea más allá de dos. Entonces los ángeles de Dios os servirán siempre y no caereis en la servidumbre de Satanás y en sus enfermedades.
No turbeis la obra de los ángeles en vuestro cuerpo, comiendo muy a menudo. Pues en verdad os digo, el que come más de dos veces al día hace la obra de satanás. Y los ángeles de Dios abandonan su cuerpo y pronto satanás lo habitará. Comed cuando el sol está en la parte más alta de los cielos y luego cuando se ponga. Y no vereis enfermedad, pues el obrar así halla gracia a los ojos del Señor.
Y si quereis que los ángeles del Señor se regocijen en vuestro cuerpo y que satanás huya lejos de vosotros, sentaos a la mesa de Dios solo una vez al día. Y entonces vuestros días serán largos sobre la Tierra. Porque ésto es agradable a los ojos del Señor. Comed siempre cuando la mesa de Dios esté servida ante vos. Y siempre comed lo que hay en la mesa de Dios. Porque en verdad Yo os digo, Dios sabe bien las necesidades de vuestro cuerpo y cuando lo necesitais.

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