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sábado, 7 de noviembre de 2009

PALABRAS DE PAZ DE LOS ESENIOS. -COMPLEMENTO 5-


LIBRO III.
EL ANGEL DEL SOL.
¡Hacia arriba! ¡Levántate y recorre el espacio!
¡Tu, inmortal y luminoso Angel del Sol,
Que vas sobre veloz corcel!
¡Pasa sobre las montañas! Y dale tu Luz al mundo.
Oh Angel del Sol, tu eres la fuente de Luz; atraviesa las tinieblas y abre la puerta del horizonte. El Angel del Sol habita alto sobre la Tierra y sinembargo sus rayos llenan nuestros días de vida y calor. El carruaje de la mañana trae la luz del sol naciente y alegra los corazones de los hombres.
El Angel del Sol ilumina nuestra senda con rayos de resplandor.
¡Oh Angel del Sol, lanza tus rayos sobre mi! ¡Que ellos me toquen; que ellos me penetren, yo me entrego a ti y a tu abrazo, y soy bendecido con el fuego de la vida! ¡Un flujo cálido de Santa Alegría fluye desde Ti hacia mi! Me inclino ante Ti, Angel delSol; ya que ningún hombre puede mirar al Sol con los ojos abiertos, así pues, ningún hombre puede ver a Dios cara a cara sin ser consumido por las llamas que guardan el Arbol de la Vida.
Entonces, estudia la Ley Santa: Porque el rostro del Sol y el rostro de Dios solo pueden ser vistos por aquel que tenga dentro de si la revelación de la Ley. ¿Crees tu que la muerte es el fin? Tus pensamientos son estúpidos como los de un niño que ve el cielo oscuro y la lluvia que cae y grita diciendo que el sol no existe. ¿Quieres progresar en la Ley? Se entonces como el sol al mediodía, que brilla con luz y calor sobre todos los hombres y da libre y abundante su dorado esplendor.
Entonces la Fuente de Luz fluirá otra vez sobre ti, puesto que el sol nunca está sin Luz por que ésta fluye libremente y sin restricción. Y cuando el sol se eleva, entonces la Tierra que fue hecha por el Creador queda limpia, las aguas que corren se hacen puras, las aguas de las fuentes se hacen puras, las aguas del mar se hacen puras, las aguas quietas se hacen puras, y todas las santas criaturas se hacen puras.
Es por el brillo y la gloria de ellas que nace el hombre que escucha bien las santas palabras de la Ley, cuya Sabiduría él tiene en gran estima.
Es por el brillo y la gloria de ellas que el sol sigue su senda, por el brillo y la gloria de ellas la luna sigue su senda, por el brillo y la gloria de ellas las estrellas siguen su ruta; al sol inmortal y brillante, que va en el veloz corcel, le sea hecha la invocación con sacrificio y oración. Cuando la Luz del Sol aumenta en brillo, cuando el brillo del sol aumenta en calor, entonces surgen las fuerzas celestiales (N.E.: Afirmación para valorar la irradiación solar excepcional de nuestra época).
Viertan su gloria sobre la Tierra que fue hecha por el Creador, por el aumento de los Hijos de la Luz, por el aumento de lo que es inmortal, Oh Sol.
El que ofrece un sacrificio al sol brillante e inmortal que viaja sobre rápido corcel, para luchar contra las tinieblas, para luchar contra la muerte que avanza silenciosa en lo invisible, lo está ofreciendo al Padre Celestial, lo está ofreciendo a los ángeles y lo está ofreciendo a su propio espíritu.
El que ofrece un sacrificio al sol brillane e inmortal que viaja sobre rápido corcel, regocija a todas las fuerzas celestiales y terrestres.
Yo le ofreceré por aquella amistad, la mejor de todas las amistades que reina antre el Angel del Sol y los hijos de la Madre Tierra.
Yo bendigo la Gloria y la luz, la fuerza y el vigor del sol brillante e inmortal que viaja sobre rápido corcel.
EL ANGEL DEL AGUA
Desde EL Mar celestial fluyen siempre
las fuentes que nunca se acaban.
Los hermanos han traido el Angel del Agua hasta el desierto estéril y seco, para que haya un jardín y un lugar cubierto de verdor, lleno de árboles y con la fragancia de las flores. Arrójate en los brazos envolventes del Angel del Agua, pues El sacará de ti todo lo que es sucio y maléfico. Que mi Amor fluya hacia Ti, Padre Celestial, como el río fluye hacia el mar. Y que Tu Amor fluya hacia mi, Padre Celestial, como la lluvia apacible besa la tierra.
La Ley Santa es como el río que pasa por el bosque. Todas las criaturas dependen de él y no le niega nada a ninguna de ellas. La Ley es para el mundo de los hombres, lo que un gran río es para los riachuelos y los arroyos.
Los hermanos que traen la Ley Santa al mundo de los hombres, son como ríos de agua en un lugar seco. Puedes tu sumergirte en el agua, puedes ahogarte en ella, o puedes mitigar tu sed. Así pues, la Ley Santa es una espada de doble filo: por la Ley puedes destruirte a ti mismo, y por la Ley puedes ver a Dios.
¡Oh Padre Celestial! Desde Tu mar celestial fluyen todas las aguas que riegan todos los siete reinos. Este mar celestial que es unicamente tuyo tuyo, se mueve y así trae las aguas en el verano y en el invierno y en todas las estaciones. Este mar Tuyo, purifica la simiente de los hombres y el vientre de las mujeres, y purifica la leche de los senos de la mujer. Tu mar celestial fluye libremente y llega hasta las grandes llanuras sembradas con cereal, y llega hasta los pequeños campos cubiertos de pasto y llega a todo el mundo terrestre.
Mil fuentes puras corren hacia los pastos que dan alimento a los Hijos de la Luz. A quien te ofrezca un sacrificio, ¡oh Tu, Santo Angel del Agua! a ese le darás magnificencia y gloria, con salud y vigor para el cuerpo. Le darás una larga vida y después le darás el Mar Celestial. Adoramos todas las aguas santas que mitigan la sed de la Tierra, adoramos todas las aguas santas hechas por el Creador, y a todas las plantas hechas por el Creador, porque todas ellas son santas. Adoramos el agua de la vida y todas las aguas que hay sobre la Tierra, las aguas que están quietas, las que estan en movimiento y las aguas de las fuentes que fluyen constantemente, adoramos las gotas benditas de las lluvias, hacemos un sacrificio a las aguas santas y benéficas que la Ley creó.
Que ruja la mar y todas las aguas, el mundo y todos lo que en él habitan. Que los mares palmoteen con sus manos, y los cerros se regocijen mutuamente. La voz del Señor suena sobre las aguas; el Dios de Gloria envía Sus truenos. ¡Padre Celestial! Y Tu, ¡Angel del Agua! Os estamos agradecidos, y bendecimos vuestro nombre.
Desde los lugares ocultos que están bajo la tierra se eleva un flujo de Amor:
La Hermandad ha sido bendecida para siempre en el Agua Santa de la Vida.

EL ANGEL DEL AIRE.
Adoramos al Santo Aliento que está más alto que todas
las cosas creadas; y adoramos la verdadera Sabiduría.
Encontrarás al Angel del Aire en medio del aire fresco del bosque y los campos; pacientemente él te espera, al abandonar las cabañas húmedas y atestadas de la ciudad. Entonces búscalo y bebe hasta la saciedad la corriente de aire curativo que él te ofrece. Respira larga y profundamente, para que el Angel del Aire pueda entrar en ti. Porque el ritmo de tu aliento es la clave del conocimiento que revela la Ley Santa (N.E.: Afirmación para considerar detenidamente).
El Angel del Aire vuela con alas invisibles, y sinembargo debes caminar por su sendero invisible, si quieres ver la faz de Dios. La fragancia del viento en el bosque de los cipreces, es mas agradable que el más dulce néctar de la granada. Y mas dulce aún es el aroma del devoto que honra y enseña la Ley Santa.
Santo es el ángel del Aire que limpia lo que está sucio y da suave fragancia a todas las cosas malolientes.
¡Venid, venid, oh nubes! Venid y descenden sobre la tierra, convertidas en miles de gotas y por el brillo y la gloria de estas gotas, soplan los vientos que bajan las nubes hacia las fuentes que nunca se acaban.
Los vapores se elevan desde los valles situados entre las montañas, perseguidos por el viento que recorre el camino de la Ley, lo que acrecienta el Reino de la Luz.
El Padre Celestial, con Su poder hizo la Tierra, con Su sabiduría estableció el mundo y con Su voluntad hizo que los cielos se extendieran.
Cuando El emite Su voz hay una multitud de aguas en los cielos y hace que asciendan los vapores desde los confines de la Tierra. El hace los relámpagos que caen con lluvia y hace salir el viento de su boca.
Así como el mar es el lugar donde se reunen las aguas, y éstas suben y bajan, ascendiendo por el sendero celeste y bajando hasta la tierra, y ascendiendo de nuevo por el sendero celeste, asi levántate y muévete, tu por cuya elevación y crecimiento ha hecho el Padre Celestial el luminoso espacio, eterno y soberano.
Ningún hombre puede llegar ante el rostro de Dios, si el Angel del Aire no le deja pasar. Tu cuerpo debe respirar el aire de la Madre Tierra y tu espíritu debe respirar la Ley Santa del Padre Celestial.

EL ANGEL DE LA TIERRA.
Invocamos a la tierra de abundancia, que posee salud
y felicidad y es más poderosa que todas las criaturas.
Alabamos a esta tierra vasta, que se extiende a lo largo de sus caminos, Tu, oh Madre, eres árbol de santidad, porque eres productiva y estás llena de virtudes.
Alabamos las tierras desde donde tu asciendes, oh fragancia que hasta nosostros llegas y que expandes rápidamente el olor del fruto precioso de la Madre Tierra.
Alabamos al bondadoso, fuerte y benéfico Angel de la Tierra, porque se regocija en el rocío de los cielos, con la fertilidad de la tierra y con la cosecha abundante de cereales y uvas.
Alabamos las altas montañas, ricas en praderas y agua, porque sobre ellas corren muchas corrientes y ríos.
Alabamos los árboles sagrados del Angel de la Tierra, que brotan del suelo para alimentar a los Hijos de la Luz.
La tierra es la fuente preservadora, la santa preservadora, y el elemento sustentador.
Alabamos a la fortaleza y el vigor de la poderosa preservadora de la tierra que fue hecha por el Padre Celestial.
Alabamos a los que curan con las plantas de la tierra, a los que conocen los secretos de hierbas y plantas, a aquellos a quienes el Angel de la Tierra les ha revelado su antigua sabiduría.
El Señor ha creado las medicinas valiéndose de la misma tierra y el que posea esta sabiduría, deberá usarla. ¿Acaso no fue hecha el agua para que la madera flotase en ella, así el secreto de ello pudiese ser conocido? El, le ha dado conocimiento a algunos de los Hermanos para que la Ley pueda ser venerada y cumplida.
Con esta sabiduría ellos curan a los hombres y les quitan sus dolencias y son incontables las curaciones que hacen. Y por ellos hay paz en toda la Tierra. Entonces, dadle acogida a los que curan y tenedles aprecio, porque el Padre Celestial los creó. Que ellos no se alejen de ti, porque los necesitas.
Alabamos a los que cultivan la tierra y trabajan en el Jardín de la Hermandad, laborando en los campos que el Señor ha bendecido.
Al que cultiva la tierra con el brazo izquierdo y con el derecho, ella le dará abundancia de frutos y plantas verdes y saludables y le dará granos dorados.
La fragancia y la fertilidad fluirán de aquella tierra y de aquellos campos y la salud y sanación vendrán con plenitud, incremento y abundancia.
El que siembra el cereal, las plantas y las frutas, siembra la Ley Santa y hace que la Ley del Creador sea un elemento de progreso.
Cuando toda la tierra se convierta en un jardín, entonces todos los cuerpos terrestres serán libres de la vejez y la muerte, de la corrupción y la putrefacción, por siempre y siempre. La miserecordia y la verdad se unirán, la rectitud y la paz se besarán una a otra, la verdad brotará de la tierra y la gloria habitará en nuestra tierra.

EL ANGEL DE LA VIDA.
No seas ingrato con tu Creador porque El te ha dado la vida.
No busques la Ley en las escrituras, porque la Ley es la vida, y las escrituras solo son palabras.
Te diré en verdad, Moisés no recibió de Dios Sus leyes en forma escrita, sino a través de la palabra viviente. La Ley es la palabra viva del Dios viviente, para los profetas vivientes y para los hombres vivientes. La Ley está escrita en todo aquello que tiene vida.
La Ley se encuentra escrita en las praderas, en los árboles, en el río, en las montañas, en las aves del cielo, en las criaturas selváticas y en los peces del mar.
Pero la Ley se encuentra escrita de modo especial en ti mismo. Todas las cosas vivientes están más cerca de Dios que las escrituras que no tienen vida. Asi creó Dios la Vida y todas las cosas vivientes, de modo que ellas pudiesen enseñarle a los Hijos de los Hombres, las leyes del Padre Celestial y la Madre Tierra; por medio de la palabra eternamente viva.
Dios no escribió las leyes en las páginas de los libros, sino en tu corazón y tu espíritu. Esas leyes están en tu aliento, en tu sangre, en tu carne, en tus ojos, en tus oidos y en todas las partes pequeñas de tu cuerpo.
Las leyes están presentes en el aire, en el agua, en la tierra, en las plantas, en los rayos solares, en los abismos y en las alturas.
Todas ellas te hablan para que puedas entender el lenguaje y la voluntad del Dios viviente.
Las escrituras son obra del hombre, pero la vida y todas sus huestes son la obra de Dios.
Oh gran Creador, primero hiciste los Poderes Celestiales y revelaste las leyes celestiales; desde Tu propia mente nos diste entendimiento e hiciste nuestra vida corpórea.
Te damos gracias, oh Padre Celestial, por todos Tus múltiples dondes de vida, por las cosas preciosas que están en los cielos, por el rocío, por las cosas preciosas que se hacen manifiestas ante la luz de la luna, por las grandes cosas que hay en las colinas abruptas y por las cosas preciosas que hay en la tierra.
Te damos gracias Padre Celestial, por el vigor de la salud, por la salud del cuerpo, por el brillo, rapidez y claridad de los ojos, junto con la agilidad de los pies y la prontitud con que los oidos escuchan, por la fuerza de los brazos y la vista potente del águila.
Por todos los múltiples dones de vida, adoramos el fuego de la vida, adoramos la Luz Santa de la Jerarquía Celestial, adoramos el fuego, la bondad y la amistad, adoramos el fuego de la vida.
Adoramos el fuego de la vida, porque es muy benéfico y muy útil, el protector y generoso, adoramos el fuego que es la Casa del Señor.
He aquí ahora al Niño de la Luz, que habla con el Angel de la Vida.
Mirad, su fuerza la tiene en la cintura y su vigor está en los músculos de su pecho. Mueve sus piernas como un cedro, los tendones de sus muslos están unidos entre si, sus huesos son como tubos de bronce, sus miembros son como barras de hierro. El, come de lo que hay en la mesa de la Madre Tierra; la hierba del campo y las aguas del arroyo lo nutren. Ciertamente, las montañas le dan alimento. Benditos sean su fortaleza y su belleza, porque él sirve a la Ley.
Un santuario del Espíritu Santo es el cuerpo en el que arde con luz eterna el fuego de la vida.
Te damos gracias Padre Celestial, porque nos has situado en una fuente de agua corriente, porque nos has dado una primavera viviente en esa tierra de sequía y la cual riega un jardín eterno de maravillas.
El Arbol de la Vida, misterio de misterios, hace crecer ramas duraderas para sembrar eternamente, para hundir sus raíces en la corriente de vida de una fuente eterna.

EL ANGEL DEL REGOCIJO.
Los cielos manifiestan su regocijo, la tierra profiere alabanzas,
las estrellas de la mañana entonan su canto, y todos los Hijos
de la Luz gritan de alegría.
Cantad al Padre Celestial un cántico nuevo, cantad a la Madre Tierra, a toda la Tierra. Que los cielos se regocijen y que la tierra esté alegre. Que brame el mar y que se manifieste la plenitud de la vida eterna.Que el campo esté jubiloso, lo mismo que todo lo que hay en él.
Entonces todos los árboles del bosque se regocijarán ante la Ley Santa. Cantad al Padre Celestial, oh vosotros Cielos de los Cielos y vosotras, oh aguas que estais sobre los cielos.
Todas las montañas y todas las colinas, el viento tempestuoso que ejecuta la palabra de El; los árboles frutales y todos los cedros, las bestias y todo el ganado, las plantas y animales rastreros y las aves que vuelan; los reyes de la Tierra y toda la gente; los príncipes y todos los jueces de la Tierra, los jóvenes y las doncellas, los ancianos y los niños. Que ellos canten con regocijo al Padre Celestial.
Cantad al Señor con el arpa, cantadle salmos. Con trompetas y sonido de flautas formad un coro alegre delante de los ángeles. Que los mares palmoteen con sus manos, que las colinas estén jubilosas ante el Señor. Formad un coro alegre ante el Señor, oh vosotras tierras. Servid al Padre Celestial y a la Madre Tierra con alegría y regocijo.
Venid cantando ante Su presencia. El espíritu de la Ley Santa está sobre mi, porque los ancianos se han ungido para predicar las buenas nuevas a los humildes.
Ellos me han enviado para aliviar a los afligidos, para proclamar la libertad de los cautivos y abrir la prisión a los que están encadenados; para confortar a todos los que están sufriendo, para enviarles el Santo Angel del Regocijo, para darles belleza en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de lamentos, para darles la vestidura de la Luz en vez de la aflicción, porque el llanto puede durar una noche, pero el regocijo vendrá por la mañana.
La gente que camina en las tinieblas, verá una gran Luz y en cuanto a los que habitan en la tierra que está cubierta por la sombra de la muerte, sobre ellos brillará la Luz de la Ley Santa.
Descenden oh cielos y derramad regocijo.
Que la gente triste salga con alegría y sea guiada por la Paz. Que las montañas y las colinas salten cantando antes que ellos, para que puedan participar de la Santa Celebración y comer el fruto del Arbol de la Vida, que está en el Mar Eterno.
El sol no dará mas luz para el día, ni tampoco dará su brillo, ni la luna les dará luz. Pero la Ley será para ellos una luz eterna y el Padre Celestial y la Madre Tierra serán gloria eterna de ellos. El sol que ellos ven, ya no bajará más, ni saldrá la luna que ellos ven, porque la Ley será para ellos una luz eterna y los días de su lamento se acabarán.
Yo me regocijo mucho en la Ley Santa y mi espíritu se gozará en los ángeles, porque ellos se vistieron con ropajes de Luz, ellos me cubrieron con túnicas de júbilo.
Asi como la tierra da sus capullos, asi como el jardín hace que broten sus semillas, así el Padre Celestial hará que la Ley Santa brote con alegría y júbilo ante todos los Hijos de la Luz.
En el Jardín de la Hermandad, toda la tierra brilla con santidad y júbilo abundante, porque en ellas están sembradas las semillas de la Ley Santa. La Ley para los Hijos de la Luz, es el mejor de los bienes.
Ella les da brillo y gloria y salud y fortaleza para el cuerpo, ella les da una larga vida en comunión con los ángeles y gozo eterno e infinito.
Cantaremos al Padre Celestial y a la Madre Tierra y a todos los ángeles, durante el tiemo que vivamos en el Jardín de la Hermandad; cantaremos alabanzas a la Ley Santa por siempre y siempre.

LA MADRE TIERRA.
Honra a tu Madre Tierra, para que tu vida sea larga sobre la tierra.
Tu Madre Tierra está en ti y tu en Ella; por Ella naciste, Ella te da la vida, Ella fue la que te dió tu cuerpo y a Ella habrás de devolvérselo algún día.
Felíz de tí, que llegaste a conocerla y a conocer su Reino. Si recibes los ángeles de tu Madre y si cumples las Leyes de Ella y si haces estas cosas, nunca enfermarás.
Porque el poder de nuestra Madre Tierra, está sobre todo; Ella tiene regencia sobre los cuerpos de todos los hombres y de todas las cosas vivientes.
La sangre que circula en nosotros, nace de la sangre de nuestra Madre Tierra, su sangre murmura en los arroyos de las montañas, fluye con amplitud en los ríos que pasan por las llanuras, duerme en los lagos, se enfurece terriblemente en los mares tempestuosos.
El aire que respiramos nace del aliento de nuestra Madre Tierra. Su aliento es el azul de las alturas celestes, susurra en las cumbres de las montañas, murmura en las hojas de la selva, crece sobre los campos de cereal, dormita en los valles profundos, arde y se calienta en el desierto.
La dureza de nuestros huesos, procede de los huesos de nuestra Madre Tierra, de las rocas y de las piedras; ellas permanecen desnudas ante los cielos y sobre las cumbres de las montañas; ellas son como gigantes que reposan durmiendo en las laderas de las montañas, son como ídolos puestos en el desierto y también están en las profundidades de la tierra.
La suavidad de nuestra carne procede de la carne de nuestra Madre Tierra, cuya carne se vuelve amarilla y roja en las frutas de los árboles y nos cría en los surcos de los campos.
La luz de nuestros ojos, la audición de nuestros oidos, ambos tienen su origen en los colores y sonidos de nuestra Madre Tierra, que nos circundan como las olas del mar rodean a los peces y como los torbellinos del aire envuelven a las aves.
El hombre es el hijo de la Madre Tierra y el el Hijo del Hombre recibió su cuerpo entero de Ella, así como el cuerpo de un niño recién nacido sale del vientre de su madre; asi también, tu eres uno con tu Madre Tierra, Ella está en ti y tu en Ella, de Ella naciste, en Ella vives y a Ella regresarás de nuevo.
Por eso guarda sus Leyes, porque nadie puede vivir largo tiempo, ni ser felíz, a menos que honre a su Madre Tierra y cumpla sus Leyes.
Porque tu aliento es su aliento, tu sangre es su sangre, tus huesos son sus huesos, tu carne su carne, tus ojos y oidos son sus ojos y oidos. ¡La Madre Tierra!
Siempre estamos rodeados por Ella, siempre nos circunda su belleza, nunca podemos separarnos de Ella, nunca podemos conocer sus profundidades, porque Ella es la que está siempre creando nuevas formas; lo que existe, nunca antes existió, lo que existió no regresa de nuevo. En su reino todo es siempre nuevo y siempre viejo, vivimos en su medio y sinembargo no la conocemos, Ella nos habla continuamente y aún así nunca nos revela sus secretos.
Siempre sembramos en el suelo y recogemos sus cosechas, pero no tenemos poder sobre Ella. Ella continuamente está construyendo y continuamente está destruyendo y el lugar donde Ella labora, está oculto a los ojos de los hombres.

EL ANGEL DEL PORDER.
Tu eras el poder, oh Padre Celestial, cuando ordenaste un
Sendero para cada uno de nosotros y a la vez para todos.
¿Qué es la acción bien hecha? Es la que hacen los Hijos de la Luz, quienes cumplen la Ley antes que todas las otras cosas. Por eso, yo te pido el mejor de todos los dones, oh Padre Celestial, pues Tu eres el más perfecto de todos los seres.
Que la Ley Santa gobierne dentro de nosotros a través de Tu ángel del Poder. Yo pongo cerca de Ti mis invocaciones, para que Tus grandes dones de Poder protejan Tu Orden Celestial y para que Tu mente creativa esté dentro de nosotros por siempre.
Te ensalzamos, Padre Celestial, oh Rey Poderoso y bendecimos Tu poder por siempre y siempre, mientras seamos aptos y podamos tener el poder y mientras que le enseñemos al pueblo las cosas que deben hacer, teniendo fe en el Padre Celestial, en la Madre Tierra, en los santos ángeles y en todos los Hijos de la Luz, quienes siembran en el suelo del jardín de la Hermandad, sintiendo el deseo de la Orden Celestial en sus espíritus y en sus cuerpos.
Tuyo era el Poder, oh Padre Celestial, si, oh Creador del Amor, a Ti pertenecían el entendimiento y el espíritu, cuando ordenaste un sendero para cada uno de nosotros y a la vez para todos.
Por Tu Poder iremos hasta la gente y le enseñaremos diciendo: confiad en la Ley y caminad por los caminos de los santos ángeles, así vivireis en la Tierra y ciertamente sereis alimentados desde la mesa donde está el festín de la Madre Tierra.
Deleitaos también en el Poder del Padre Celestial y El os concederá los deseos de vuestro corazón.
Que la arrogancia no salga de vuestra boca; porque el Padre Celestial gobierna mediante la Ley Santa y El pesa las acciones. El es el que hace bajar a la tumba y el que rescata de ella.
El poder de la Ley puede traer la pobreza, o dar la riqueza. Su poder puede causar la caida, o promover el ascenso.
El poder de la Ley levanta al pobre desde el polvo y saca al mendigo del estercolero y los hace herederos del Trono de la Gloria.
Desde afuera de los cielos, El hace caer truenos sobre los hijos de las tinieblas. El Señor juzgará con Su poder los confines de la Tierra. El escucha las voces de los hermanos que claman desde el desierto estéril.
Preparaos para el camino de la Ley, haced que sean rectos los caminos del Padre Celestial, los de la Madre Tierra y los de todos los santos ángeles del Día y de la Noche.
Todo valle será llenado y toda montaña y colina serán puestos abajo y lo que está torcido será enderezado, y los caminos escabrosos se volverán suaves y toda carne verá el Poder de la Ley. Te ensalzamos, Padre Celestial, porque nos has levantado. Oh señor, que eres nuestro Padre Todopoderoso, Tu nos sanaste cuando Te invocamos.
Has librado de la tumba los espíritus de la gente y los mantienes con vida, para que no desciendan a la sepultura. Oh Padre Celestial, Tu eres la Ley; tarde o temprano, hemos de buscar a Tus ángeles. Nuestros espíritus tienen sed de Ti, nuestra carne suspira por la Ley.
La Ley es un río de santo Poder en una tierra seca y sedienta, donde no hay agua. Nuestros labios alabarán Tu Poder mientras estemos vivos, levantaremos nuestras manos en Tu nombre.
Preservaremos y promoveremos Tu Orden Celestial, mediante el cumplimiento de los hechos. Invocaremos y pronunciaremos Tu santo Poder de día y de noche y aquel santo Poder vendrá a ayudarnos. Y será como si hubiere mil ángeles protegiendo a un solo hombre.
A Ti, Padre Celestial, pertenece todo el Poder y también Te pertenece la Misericordia. Porque la Ley recompensa a todo hombre, de acuerdo con sus obras.

EL ANGEL DE AMOR.
El Amor es más fuerte que las corrientes de aguas profundas.
El Amor es más fuerte que la muerte.
Oh bienamado, amémonos los unos a los otros. Porque el amor pertenece al Padre Celestial y todo el que ama nace del Padre Celestial y de la Madre Tierra y conoce a los ángeles.
Amaos los unos a los otros, asi como el Padre Celestial os ha amado. Porque el Padre Celestial es Amor.
Y el que vive en el Amor, vive en el Padre Celestial y el Padre Celestial vive en él. Y el que Lo ama, que sea como el sol cuando sale con su poder.
Hermanos, sed todos unánimes al tener infinito Amor y compasión el uno hacia el otro. No tomeis venganza, ni tengais rencor contra los hijos de vuestro pueblo, sino que amad a tu prójimo como a ti mismo.
Si un hombre dice: Yo amo al Padre Celestial, pero odio a mi hermano, ese es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien puede ver ¿cómo puede amar al Padre Celestial a Quien no ha visto?
El que ama al Padre Celestial, también ama a su hermano. Amad también al forastero, porque vosotros fuisteis extrageros en la tierra de Egipto.
Donde hay Amor, es mejor una comida de hierbas, que una res asada en un ambiente de odio.
Las palabras amables son como la miel, dulces para el espíritu y saludables para los huesos. Las palabras en la boca de un hombre, son como las aguas profundas y el manantial del Amor es como un arroyo que fluye.
Lo que la Ley exige de ti, es tu justicia y tu Amor a la misericordia y que camines con humildad al lado de los ángeles. Con ésto sabemos que el Angel del Amor habita en nosotros, cuando amamos al Padre Celestial y cumplimos Su Ley.
Oh Amor primoroso, oh Creador del Amor, dinos palabras dichosas por medio de Tu mente divina que vive dentro de nosotros.
Decidle a los Hijos de la Luz que cultiven el suelo del Jardín de la Hermandad.
Respetad a todos los hombres, amad la hermandad humana, obedeced la Ley.
EL ANGEL DE LA SABIDURIA.
Seguir al Señor es el principio de la sabiduría y conocer
a Aquel que es Santo, es entendimiento porque El
multiplicará tus días y aumentará los años de tu vida.
Toda sabiduría procede del Padre Celestial y permanece por siempre con El. El Angel de la Sabiduría guía a los Hijos de la Luz por medio de la Ley Santa. ¿Quién puede contar las arenas del mar, las gotas de la lluvia y los días de la eternidad?
¿Quién puede saber la altura de los cielos, la anchura de la Tierra? ¿Quién conoce las profundidades y quién la Sabiduría?
La Sabiduría fue creada antes que todas las cosas. Uno puede curar con la bondad, con la justicia, con las hierbas y con la palabra de Sabiduría.
Entre todos los remedios es éste el que verdaderamente sana, el que alivia con la palabra sabia, ésta es la que mejor desterrará la enfermedad de los cuerpos de los fieles, porque la Sabiduría es el mejor de todos los remedios.
Seguir la Ley Santa, es la corona de la Sabiduría, haciendo que florezcan la Paz y la salud perfectas, pues estas dos son los dones de los ángeles.
Caminaremos cerca de Ti, oh Padre Celestial, con la ayuda de Tu Angel de la Sabiduría, Quien nos guía por medio de Tu Orden Celestial y con las acciones y las palabras inspiradas por Tu Sabiduría divina.
Padre Celestial, ven a nosotros con Tu mente creativa y Tu, Quien concedes los dones por Tu Orden Celestial, concédenos también el don de la Sabiduría Eterna, a los Hijos de la Luz, para que esta vida pueda ser utilizada para el santo servicio en el Jardín de la Hermandad.
En el Reino de Tu buena voluntad y ya encarnada en nuestras mentes, fluye el sendero de la Sabiduría desde Tu Orden Celestial, donde habita el Arbol sagrado de la Vida.
¿De qué manera se manfiesta Tu Ley, oh Padre Celestial?
El Padre Celestial responde: por tus buenos pensamientos en unidad perfecta con la Sabiduría, oh Hijos de la Luz.
¿Qué es la palabra bien dicha? Es la bendición que nos otorga la palabra de Sabiduría.
¿Qué es el pensamiento bien pensado? Es lo que piensa el Hijo de la Luz, quien mantiene pensamientos de santidad, por ser la más valiosa de todas las cosas.
Así crecerá el Hijo de la Luz, en concentración y comunión para poder descubrir la Sabiduría y así continuará hasta que le sean revelados todos los misterios del Jardín Infinito, donde está el Arbol de la Vida.
Entonces él dirá estas palabras victoriosas: Oh Padre Celestial, asígname mi tarea para construir Tu Reino en la Tierra, a través de los buenos pensamientos, de las palabras bondadosas y de las buenas acciones, que para el Hijo de la Luz serán el don más preciado.
Oh Tu, Orden Celestial y Tu, Mente Universal, Te adoraré y adoraré al Padre Celestial, porque por causa de El, la menta creadora que está dentro de nosotros, hace porgresar el Reino indestructible.
Sabiduría divina, haz que todos los hombres sean libres del temor y sean amplios de corazón y fáciles de conciencia.
Sabiduría divina, el entendimiento que está siendo revelado eternamente, continuamente y sin fin, no se adquiere por medio de las Sagradas Escrituras.
Esta es la ignorancia que arruina a la mayoría de la gente, tanto a los que han muerto, como a los que morirán.
Cuando la ignorancia sea sustituída por la Sabiduría divina, entonces la dulzura y la fertilidad regresarán a nuestra Tierra y a nuestros campos; con salud y curación, con plenitud y abundancia y con gran cantidad de cereal y pasto, y los ríos de la Paz fluirán a través del desierto.

EL ANGEL DE LA VIDA ETERNA.
Y Enoch caminó con Dios y El ya no estuvo más,
porque Dios se lo llevó.
Sobre la Tierra no hubo un hombre creado como lo fue Enoch, porque El fue llevado de la Tierra.
El era como la estrella de la mañana en medio de una nube y como la luna en su plenitud; era El como el sol brillando sobre el Templo del Altísimo, como el arco iris dando luz en las nubes resplandecientes, como la flor de las rosas en la primavera y como las ramas del árbol de incienso durante el verano y como un hermoso olivo dando su fruto y era como un ciprés que crece hasta las nubes.
El primer seguidor de la Ley fue Enoch y El fue el primer sanador, el primer sabio, el primer hombre felíz, glorioso y fuerte, quien expulsó las enfermedades y desterró la muerte.
El, obtuvo una cantidad de remedios para combatir las enfermedades y rechazar la muerte, para curar el dolor y quitar la fiebre, para desterrar el mal y la infección que el olvido de la Ley ha traido contra los cuerpos de los mortales.
Invocamos a Enoch, el Maestro de la vida, el fundador de nuestra Hermandad, el hombre de la Ley, el más sabio de todos los seres, el más poderoso de todos, el más brillante de todos, el más glorioso de todos, el más digno de ser invocado entre todos los seres, el primero que meditó sobre lo que es el bien, el primero que habló sobre lo que es el bien, el primero que hizo lo que es bueno.
El fue el primer sacerdote, el primer labrador de la tierra, el primero que conoció y enseñó la Palabra y la obediencia a la Ley Santa.
A todos los Hijos de la Luz les dió todas las cosas buenas de la vida; El fue el primero que trajo la Ley.
Las palabras del patriarca Enoch quedaron escritas; ofrecemos sacrificios al Creador, al Padre Celestial y a los ángeles luminosos y llenos de gloria.
Ofrecemos sacrificios a los cielos espledorosos, a la Sabiduría luminosa llena de felicidad y bienaventuranza que pertenece a los santos ángeles de la eternidad.
Concédenos Padre Celestial el deseo y el conocimiento del sendero de rectitud, la rectitud del Orden de la Vida celestial, la vida venturosa de los ángeles llenos de Luz y de toda gloria.
Así como la salud es excelente, así también lo es la vida eterna, pues ambas fluyen del Orden Celestial.
El que practica la bondad en su mente y con sus acciones en la vida, ejerce la devoción hacia el Creador de la Vida eterna.
Ofrecemos sacrificios a los cielos superiores, al tiempo ilimitado, al océano infinito de Vida eterna; invocamos la Ley gloriosa, invocamos al Reino de los cielos, al tiempo ilimitado y a los ángeles; invocamos la Ley Santa y eterna.
Nosotros seguimos los senderos de las estrellas, la luna, el sol y su Luz infinita, moviéndose en su órbita circular.
Y con veracidad de pensamiento, plabra y obra, el esíritu del hombre justo se colocará en la Luz infinita de la Vida eterna.
El Padre Celestial me poseyó desde el comienzo de Su senda y delante de Sus obras ya antiquísimas; yo fui eregido desde la eternidad, desde el comienzo, cuando la Tierra aún no estaba. Cuando aún no había abismos, yo fui creado y El todavía no había hecho la Tierra, ni los campos, ni el comienzo del polvo del mundo. Cuando El estableció los cielos, yo estaba allí.
Cuando El puso un círculo sobre la faz del abismo, cuando El afirmó los cielos, cuando se endurecieron los cimientos del abismo, cuando El le puso límite al mar, para que las aguas no trasgredieran Su Ley, cuando El estableció los fundamentos de la Tierra, entonces yo estaba en El, como un maestro y artífice y yo era diariamente Su deleite, alegrándome siempre delante de El, complaciéndome siempre en Su Tierra habiatad y mi alegría estaba en los Hijos de los Hombres.
Porque el Padre Celestial reina por toda la eternidad y está vestido con majestad y fortaleza; ¡El, existe desde siempre! Los mares se han subido, oh Señor, los mares han levantado su voz, los mares han levantado sus olas; el Padre Celestial que está en lo alto, es más poderoso que el ruido de muchas aguas, si, más poderoso que las terribles olas del mar; Su nombre durará por siempre, Su nombre será tan extenso como la eternidad y todos los Hijos de la Luz serán benditos en El y todos los hombres Lo bendecirán.
Que la Tierra entera se llene con la gloria del Padre Celestial, de la Madre Tierra y de todos los ángeles.
He alcanzado la visión interna y por Tu espíritu que está en mí, escuché Tu secreto maravilloso.
Por Tu sentido místico has hecho que fluya dentro de mí, un manantial de conocimiento, una fuente de poder, vertiendo las aguas de vida, un flujo de Amor y Sabiduría que todo lo abarca, como el brillo de la Luz eterna.

EL ANGEL DEL TRABAJO.
¿Quién ha medido las aguas en las cuencas de Su mano?
¿Y ha distribuído los cielos con un palmo?
¿Y encerrado el polvo de la Tierra en una vasija?
¿Y pesado las montañas en la balanza?
¿Y también a las colinas ha pesado?
El sol sale y los hermanos se levantan para ir a sus trabajos en los campos, con espaldas fuertes y corazones alegres ellos van a trabajar en el Jardín de la Hermandad.
Ellos son los obreros del bien, porque ellos trabajan con la bondad del Padre Celestial.
Ellos son el espíritu, la conciencia y el espíritu de aquellos que enseñan la Ley y luchan por ella.
Con el brazo derecho y el izquierdo, ellos cultivan el suelo y el desierto brota en colores dorado y verde.
Con el brazo derecho y el izquierdo, ellos colocan las piedras que construirán en la Tierra el Reino de los Cielos.
Ellos son los mensajeros del Angel del Trabajo; la Ley Santa está revelada en ellos. Oh Padre Celestial, cuán múltiples son Tus obras. A todas has hecho con Tu Sabiduría, la Tierra está llena de Tus riquezas. Tu hiciste que brotaran las fuentes de agua en los valles y éstas corren entre las colinas; Tu le das de beber a todas las bestias del campo y haces que la hierba crezca para el ganado.
Tu plantaste en su sitio los árboles gigantescos, para que los pájaros del cielo pudiesen tener en ellos su habitación y volar suavemente entre sus ramas.
Tu das las legumbres para que éstas beneficien al hombre y para que él pueda obtener alimento de la tierra.
Todas Tus dádivas producen fruto en las manos de los hermanos, porque ellos están construyendo sobre la tierra el Reino de los Cielos. Abres Tus manos y ellos se llenan de bienestar. Exhalaste Tu espíritu y ellos fueron creados y en compañía con los santos ángeles renovarán la faz de la tierra.
Oh Padre Celestial, Tu, quien eres la verdadera unidad, dile a los Hijos de la Luz cuál es el primer lugar donde la tierra siente gran júbilo.
El Padre Celestial responde y dice: Es el lugar por donde camina uno de los hermanos que siguen la Ley Santa, llevando sus buenos pensamientos, sus palabras bondadosas y sus buenas acciones. Y cuya espalda es fuerte para el servicio, cuyas manos no permanecen ociosas y que levanta su voz en total armonía con la Ley.
Es santo el lugar donde uno de los hermanos siembra la mayor parte de cereal, hierba y frutos.
Es santo el lugar donde El moja el suelo que está seco o donde El seca el lugar que está demasiado húmedo.
Porque la Tierra ha sido entregada a la custodia de los Hijos de la Luz, para que la valoren y la guarden con cuidado y traigan de sus profundidades solo aquello que sirve para alimentar el cuerpo.
Benditos son los Hijos de la Luz, porque su alegría está en trabajar de acuerdo con la Ley, porque durante el día trabajan en el Jardín de la hermandad y en la noche se reunen con los ángeles del Padre Celestial.
De sus labios se escucha una historia que sirve como enseñanza a los Hijos de los Hombres.
Se dice que los árboles salieron una vez para ungir un rey que gobernase entre ellos y le dijeron al olivo: reina tu sobre nosotros. Pero el olivo les dijo, ¿debo abandonar el aceite, con el cual honro a Dios y a los hombres, para ser ascendido sobre los árboles?
Y los árboles le dijeron a la higuera: ven tu y reina sobre nosotros. Pero la higuera les dijo, ¿debo dejar mi dulzor y mi precioso fruto, para ser ascendida sobre los árboles? Entonces los árboles le dijeron a la vid: ven tu y reina sobre nosotros. Y la vid les dijo, ¿debo yo dejar mi vino, que es la alegría de Dios y del hombre, para ser ascendido sobre los árboles?
El hombre de la Ley que cumple con sus deberes, no necesita otros favores.

EL ANGEL DE LA PAZ.
Porque así como las aguas cubren el mar, así la Tierra
será colmada con la Paz del Padre Celestial.
Invocaré al Angel de la Paz, cuyo aliento es amistoso y cuya mano está investida de Poder.
En el Reino de la Paz no hay hambre ni sed, ni viento frío, ni viento cálido,ni vejez ni muerte.
En el Reino de la Paz, no mueren los animales ni los hombres y ni el agua ni las plantas se secan y nunca falta el alimento vital.
Se dice que las montañas le dan Paz a la gente y las colinas le dan rectitud. Allí la Paz es tan durable como el sol y la luna y permanecerá a través de todas las generaciones.
La Paz desciende como la lluvia sobre la hierba segada y así como el agua moja a la tierra, en el Reino de la Paz la Ley crece con fuerza y los Hijos de la Luz tienen dominio de mar a mar, hasta los confines de la Tierra.
El Reino de la Paz tiene su origen en el Padre Celestial; por Su fortaleza El colocó firmemente las montañas y produce la aurora y el crepúsculo, para regocijarse con la Luz, El le ha obsequiado a la Tierra el Río de la Ley, para mojarla y fertilizarla, El hace que la tierra se suavice con las lluvias, ellas caen sobre los pastos del desierto, y las colinas se alegran en todos sus costados.
Los pastos se cubren con las manadas de animales y los valles también están cubiertos de cereal y dan voces de júbilo y también cantan.
Oh Padre Celestial, trae hasta la Tierra el Reino de la Paz. Entonces recordaremos las palabras de aquel que desde tiempo atrás Le enseñó a los Hijos de la Luz:
Venid a mi todos los que esteis fatigados y los que sufrís penas y aflicción, porque mi Paz os fortalecerá y confortará. Porque mi Paz se excede en plenitud de regocijo.
Por eso siempre te saludo de esta manera: La Paz sea contigo, por eso saludaos siempre el uno al otro de esta manera, para que pueda descender sobre vuestro cuerpo la Paz de vuestra Madre Tierra y sobre tu espíritu la Paz del Padre Celestial.
Y entonces, también encontrareis la Paz entre vosotros mismos, porque el Reino de la Ley está dentro de vosotros. Y respondedle a vuestros hermanos y dadles vuestra Paz, felices son los que se empeñan en la Paz, porque ellos hallarán la Paz del Padre Celestial.
Y dadle a cada uno vuestra Paz, así como os he dado mi Paz. Porque mi Paz es de Dios.
La Paz sea contigo. La Paz sea con vosotros.

EL PADRE CELESTIAL.
En el Reino de los cielos hay cosas extrañas y maravillosas,
porque por Su palabra existen todas las cosas. Pero aún hay
grandes cosas ocultas, más de lo que éstas pueden ser,
porque no hemos visto sino un poco de sus obras.
El Padre Celestial ha hecho todas las cosas
La belleza de los cielos y la gloria de las estrellas, dan luz en los altos lugares del Mar celestial. Ellos son centinelas del Altísimo que continúan en sus sitios y nunca descuidan su vigilancia.
Mirad hacia el arco iris y alabad al que lo hizo; muy hermoso es su brillo, pues circunda los cielos con un círculo glorioso y las manos del Altísimo lo han trazado.
Por Su Ley El hace que la nieve caiga rápido y envía prontamente los rayos de sus mandatos, así como se abren los tesoros y las nubes vuelan como aves.
Por Su gran poder, El hace que las nubes permanezcan y se desprenda el granizo. Con Su mirada sacude las montañas y el viento del sur sopla por Su voluntad.
El ruido del trueno hace temblar la tierra, lo mismo que la tormenta que viene del norte y el viento huracanado.
Así como vuelan los pájaros, El dispersa la nieve y el ojo se maravilla por la blancura de ésta y el corazón se asombra al ver caer la lluvia. Así los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento muestra la obra de Sus manos.
¿Quién hizo las aguas? ¿Y quién las plantas? ¿Quién sometió las nubes tormentosas a la dirección del viento? ¿Quién creó los vientos que pasan rápido? ¿Y los que pasan aún más rápido? ¿Quién, oh Padre Celestial es el creador de la Ley Santa que está dentro de nuestros espíritus?
¿Quién hizo la Luz y las tinieblas? ¿Quién hizo el sueño y el buen ánimo que se siente en las horas de vigilia? ¿Quién le dió su ruta inalterable al sol y a las estrellas, para que fuesen y viniesen periódicamente?
¿Quién estableció la Ley según la cual la luna crece y disminuye? ¿Quién sino Tu, Padre Celestial, ha hecho estas cosas gloriasos. Señor, Tu has sido nuestro lugar de habitación durante todas las generaciones; antes de que las montañas fuesen hechas, o aún antes de que Tu hubieses formado la Tierra y el universo, aún desde siempre y por siempre, Tu eres la Ley.
Tu nombre es Entendimiento, Tu nombre es Sabiduría, Tu nombre es El Bondadoso, Tu nombre es El Invencible, Tu nombre es El Que Hace Justicia Verdadera, Tu nombre es Aquel que da La Salud, Tu nombre es el Creador, Tu eres el Defensor, Tu eres el Creador y el Preservador, Tu eres el Espíritu que Discierne, Tu eres La Ley Santa.
Estos nombres fueron pronunciados antes de la creación de los cielos, antes que las aguas y las plantas fuesen creadas, antes del nacimiento de nuestro Patriarca Enoch.
Desde antes de que el tiempo existiese, el Padre Celestial plantó el Arbol de la Vida, que permanece por siempre y siempre en medio del Mar eterno.
En sus ramas más altas canta un ave y sólo aquellos que han viajado hasta allí y han escuchado el misterioso canto del ave, sólo esos verán al Padre Celestial, Le preguntarán cuál es Su nombre y El responderá: Soy el que soy, Siendo siempre el Mismo, porque Soy eterno.
Oh Tu Padre Celestial, cúan grande es Tu nombre por sobre toda la Tierra. Has puesto Tu gloria sobre los cielos.
Cuando pensamos que los cielos son la obra de Tus dedos y la luna y las estrellas Tu las instituiste, ¿qué es el hombre, para que Tu cuides de él?
Sinembargo has hecho una alianza con los Hijos de la Luz y ellos caminan con Tus santos ángeles; los has coronado con gloria y honor y has hecho que tengan dominio sobre las obras de Tus manos y les has dado la tarea de alimentar y proteger a todo lo que vive y crece sobre Tu Tierra verde.
Oh Padre Celestial, cuán grande es tu nombre sobre toda la Tierra. Escucha la voz que clama a Ti.
¿A dónde podría huir de Tu espíritu? O ¿dónde escaparé de Tu presencia? Si asciendo hasta los cielos, ahí estás Tu. Si hago mi lecho en el infierno, he aquí que ahí estás Tu. Si tomo las alas de la aurora y llego hasta las lejanas regiones del mar, aún hasta allá me conducirá Tu mano y Tu diestra me sostendrá.
Si yo digo: seguramente las tinieblas me cubrirán, aún la noche a mi alrededor será Luz. Ciertamente, las tinieblas no logran esconderme de Ti, porque la noche resplandece como el día, las tinieblas y la luz son iguales para Ti, porque Tu diriges mi destino.
Así como el ciervo busca los arroyos de agua, así mi espíritu suspira por Ti, oh Dios, mi espíritu ansía al Padre Celestial que vive por siempre.
La Ley es mi Luz y salvación, ¿a quién temeré? La Ley es la roca y la fortaleza de mi vida, ¿quién puede intimidarme?
Una cosa he deseado de la Ley y la estoy buscando: que pueda vivir en la casa de la Ley todos los días de mi vida, para contemplar la belleza del Padre Celestial.
Aquellos que habitan en el lugar secreto del Altísimo, vivirán bajo la sombra del Todopoderoso.
Le diremos a la Ley, tu eres nuestro refugio y fortaleza; confiaremos en la Ley Santa. Y el Padre Celestial nos cubrirá con sus plumas y bajo sus alas estaremos seguros, su verdad será nuestro escudo y protección.
No tendremos los terrores nocturnos, ni la flecha lanzada durante el día, ni la peste que camina en las tinieblas, ni el calor que agobia al mediodía.
Porque durante el día caminaremos con los ángeles de la Madre Tierra y durante la noche comulgaremos con los ángeles del Padre Celestial y cuando el sol alcance su zenit al mediodía, estaremos en silencio ante la Séptuple Paz.
Y ningún mal nos sucederá, ni calamidad alguna se acercará a nuestras casas, porque El ha ordenado a Sus ángeles que nos cuiden y nos protejan en todos nuestros caminos.
El Padre Celestial es nuestro refugio y fortaleza, por eso no temeremos, aunque la Tierra sea destruída y aunque lasmontañas sean llevadas al medio del mar, aunque las aguas del océano bramen y estén agitadas y aunque las montañas tiemblen por el fuerte oleaje.
Hay un río que fluye hacia el Mar eterno y cerca al río está el Arbol de la Vida. Allí es donde habita mi Padre y mi morada está en El. El Padre Celestial y yo somos Uno.

LA LEY SANTA.
Tu, oh Ley Santa, el Arbol de la Vida que está en medio
del Mar Eterno y a este árbol se le llama el árbol de la
curación, el árbol de la curación portentosa, el árbol que
todo lo cura y sobre el cual descansan las semillas de
todo lo que invocamos.
¿Aún no lo sabes? ¿Aún no lo has oido? ¿No te lo dijeron desde el principio? Levanta tus ojos hacia las alturas y contempla la Ley Santa, que fue establecida mucho antes que el eterno, soberano y luminoso espacio, contempla la Ley Santa que creó los cimientos de la Tierra, la Ley Santa que es lo primero y lo último y que vive en los corazones de los Hijos de la Luz.
Porque la Ley es grande, como grande es el Padre Celestial sobre Sus Angeles.
El es el que nos da la Ley y El es la Ley; en Su mano están los lugares profundos de la Tierra. La firmeza de las colinas, también es de El. El mar es Suyo, porque El lo hizo y Sus manos formaron la tierra seca.
Venid, adoremos e inclinémonos, arrodillémonos ante el Padre Celestial, porque El es la Ley y nosotros somos los habitantes de Sus praderas y las ovejas de Su mano.
Los Hijos de la Luz invocan la Ley Santa con cantos de alegría, las enfermedades huyen de Su presencia, la muerte huye y también huyen la ignorancia y el orgullo, el desprecio, la fiebre calurosa, la calumnia, la discordia y la maldad, toda ira y violencia y las palabras llenas de mentira y falsedad, todo esto huye ante el poder de la Ley Santa.
Aquí está la Ley que destruirá toda enfermedad y destruirá toda clase de muerte y destruirá a los opresores de los hombres y al orgullo y al desprecio, como también a las fiebres calurosas, a las calamidades y a toda clase de discordia y al peor de todos los males y desterrará la ignorancia, expulsándola de la Tierra.
Bendecimos la invocación y la oración, la fortaleza y el vigor de la Ley Santa, invocamos al espíritu, a la conciencia y al espíritu de los Hijos de la Luz, quienes enseñan la Ley y luchan en el reino de las tinieblas para atraer la Luz de la Ley a los Hijos de los Hombres.
Bendecimos el triunfo de los buenos pensamientos, de las palabras bondadosas y de las buenas acciones, que fortalecen los fundamentos del Reino de la Luz.
Que los Hijos de los Hombres quienes tienen buenos pensamientos, hablan palabras bondadosas y hacen buenas acciones, habiten en los cielos, como si estuvieran en su propia casa.
Y aquellos que tienen malos pensamientos, pronuncian palabras malignas y hacen malas acciones, habiten en el caos.
La pureza es para el hombre, junto con la vida, el más grande de todos los bienes; aquella pureza está en la Ley Santa que hace crecer la hierba sobre las montañas y limpia los corazones de los hombres.
Con los buenos pensamientos, las palabras bondadosas y las buenas acciones, será purificado el fuego, será purificado el agua, será purificada la tierra, serán purificadas las estrellas, la luna y el sol, y serán purificados el hombre y la mujer fervorosos y la Luz eterna e infinita aparecerá diáfana y pura y será purificado el Reino de la Madre Tierra y el Reino del Padre Celestial y serán purificadas todas las cosas que fueron hechas por la Ley, cuya Hija es la Creación llena de santidad.
Oh Hijos de los Hombres, por obtener los tesoros del mundo material, no vayais a renunciar al mundo que la Ley os ofrece; porque aquel que con tal de obtener los tesoros del mundo material, destruye en si mismo el mundo de la Ley, no tendrá ni fuerza vital, ni Ley, ni Luz celestial. Pero el que camina con los ángeles y sigue el camino de la Ley Santa, obtendrá todas las cosas buenas y entrará al Mar Eterno donde está el Arbol de la Vida.
Las enseñanzas de la Ley son perfectas, porque transportan el espíritu desde las tinieblas hasta la Luz; el testimonio de la Ley es firme, porque al hombre humilde lo convierte en sabio, los dictados de la Ley son rectos porque alegran el corazón.
Los mandamientos de la Ley son puros, porque iluminan los ojos, porque dan Luz a la vista. La verdad de la Ley es pura y dura por siempre.
Que los Hijos de la Luz triunfen en cualquier lugar de los cielos y la Tierra.
En nuestras oraciones aspiremos el hálito de la Ley Santa, oh Padre Celestial, cúan hermoso son Tus tabernáculos. Mi espíritu suspira y languidece, si, por el Arbol de la Vida que está en medio del Mar eterno.
Mi corazón y mi carne claman por el Dios viviente, si, el gorrión encontró un lugar y la golondrina un nido para ella, donde puede aquietar su cria. Los Hijos de la Luz, quienes trabajan en el Jardín de la Hermandad, habitan dentro de la Ley Santa. Benditos sean los que viven allí.

LOS ANGELES.
El Padre Celestial dió a Sus ángeles un encargo respecto a ti;
y ellos te llevarán sobre sus manos hasta el Arbol de la Vida,
que está en medio del Mar Eterno.
Por la sabiduría de la Ley, por el poder invencible de la Ley, por el vigor de la salud, por la gloria del Padre Celestial y la Madre Tierra y por todas las bendiciones y remedios de la séptuple Paz, adoremos a los santos ángeles y que todos sus esfuerzos y comuniones sean para ellos, porque son ellos los que nos convierten en seres bondadosos a los ojos del Padre Celestial.
La Ley se cumple de acuerdo con los ángeles, que son seres luminosos y puros, que con el brillo de sus miradas realizan sus deseos, con poder y señorío, pues ellos son seres puros e inmutables y ellos son siete en número y todos los siete tienen un solo pensamiento, son siete en número y todos los siete hablan un solo idioma, son siete en número y todos los siete realizan una sola acción.
Y tienen el mismo pensamiento y el mismo idioma y realizan la misma acción y tienen un mismo Padre, es decir, el Padre Celestial.
Los ángeles ven los espíritus del uno y del otro y son los que traen el reino de la Madre Tierra y el reino del Padre Celestial a los Hijos de la Luz que trabajan en el Jardín de la Hermandad.
Los ángeles son los creadores y regentes, los constructores y los administradores, los guardianes y protectores de la tierra fértil y de todas las creaciones del Padre Celestial.
Invocamos a los ángeles bondodasos y fuertes del Padre Celestial y de la Madre Tierra, invocamos al ángel de la Luz, al ángel del Cielo, al ángel del Agua, al ángel de la Tierra, al ángel de las Plantas, al ángel de los Hijos de la Luz, al ángel de la Creación eterna y santa.
Adoramos a los ángeles, porque ellos fueron los primeros que escucharon los pensamientos y las enseñanzas del Padre Celestial y de El, los ángeles formaron la semilla que dió origen a las naciones; adoramos a los ángeles porque ellos fueron los primeros que tocaron la frente de nuestro Padre Enoch y guiaron a los Hijos de la Luz a través de los siete y siete senderos que conducen hasta el Arbol de la Vida, que permanece en medio del Mar eterno.
Adoramos a todos los ángeles, adoramos a los ángeles bondadosos, heróicos y generosos del mundo físico de la Madre Tierra y a los ángeles de las esferas invisibles y a los que están en los mundos celestiales del Padre Celestial.
Adoramos a los ángeles inmortales que siempre son nuestros bienhechores, a los seres luminosos de faz resplandeciente, adoramos estas grandiosas y santas criaturas del Padre Celestial, porque son seres eternos y puros.
Adoramos a los santos ángeles resplandecientes, gloriosos y bienhechores, que rigen con rectitud y disponen todas las cosas correctamente.
Esuchad las voces alegres de los Hijos de la Luz, que entonan las alabanzas de los santos ángeles, pues los Hijos de la Luz trabajan en el Jardín de la Hermandad.
Le cantamos con regocijo al agua, a la tierra y a las plantas, a esta tierra y a los cielos, al viento, al sol y a la luna, a las estrellas eternas que no tuvieron principio y a todas las santas criaturas del Padre Celestial.
Adoramos a los ángeles de los días y a los ángeles de los meses, a los ángeles de los años, a los de las estaciones y a todos los ángeles inmortales, bondadosos y heróicos que nos favorecen y que sostienen y protegen el Orden Celestial.
Deseamos acercarnos a los ángeles poderosos, a todos los ángeles del Orden Celestial y a causa de la Ley Santa, que es el mejor de todos los bienes.
A los ángeles bondadosos e inmortales, quienes ejercen sus gobiernos con rectitud, les ofrecemos estos pensamientos, que son buenos pensamientos, estas palabras, que son palabras bondadosas y estas acciones, que son buenas acciones.
Le ofrecemos estos presentes a los ángeles del día y a los ángeles de la noche, a los ángeles que viven por siempre y que constantemente nos ayudan y que viven eternamente con la Mente Divina.
Que los ángeles bondadosos y heróicos del Padre Celestial y de la Madre Tierra caminen con sus pies santos por el Jardín de la Hermandad y que ellos vayan de la manos con nosotros, llevando las virtudes curativas de sus dones benditos, que son tantas como lo es la anchura de la Tierra, siendo tan dilatadas como los ríos y tan altas como el sol, para así ayudar al mejoramiento del hombre y para que haya cosechas abundantes.
Son ellos, los santos ángeles, los que reconstruyen el universo y por eso el universo nunca envegecerá y nunca perecerá, nunca entrará en decadencia, sino que siempre vivirá y continuará expandiéndose.
Entonces vendrán la Vida y la Inmortalidad y el universo será renovado, la creación se expandirá y no habrá muerte, florecerá el reino del Padre Celestial y el mal perecerá.

LA HERMANDAD.
Mirad, cúan bueno y agradable es para los Hijos de la Luz,
el vivir juntos en la unidad. Porque el Padre Celestial ha
ordenado la Ley para que haya Hermandad y Vida eterna.
La Ley fue plantada en el Jardín de la Hermandad para iluminar los corazones de los Hijos de la Luz y para hacerles mas directos los siete y siete senderos que conducen al Arbol de la Vida, el cual está en medio del Mar eterno.
La Ley fue plantada en el Jardín de la Hermandad, para que ellos pudiesen reconocer a los espíritus de la verdad y a los espíritus de la falsedad, para que pudiesen reconocer la Verdad que brotó de la fuente de Luz y la falsedad que nació del pozo de las tinieblas.
El gobierno de todos los Hijos de la Verdad, está en las manos de los poderosos ángeles de la Luz, para que ellos puedan andar por los caminos de la Luz.
Los Hijos de la Luz son los servidores de la Ley y el Padre Celestial no se olvidará de ellos. El ha borrado sus errores que eran como un denso nubarrón, El ha encendido la Luz de la Verdad dentro de sus corazones.
Cantad oh cielos, gritad, oh vosotras que sois las regiones inferiores de la tierra, prorrumpid en cánticos, vosotras montañas, tu, selva y todos los árboles que estais en ella.
Porque el Padre Celestial ha encendido su llama en los corazones de los Hijos de la Luz y se ha glorificado en ellos.
La Ley Santa del Creador purifica a los seguidores de la Luz, de todo mal pensamiento, de toda palabra maligna y de toda mala acción, así como el viento veloz que es fuerte y rápido limpia la llanura.
Que la palabra sagrada sea enseñada al Hijo de la Luz que lo desee, durante la primera vigilia del día y durante la última, durante la primera vigilia de la noche y durante la última, que su mente se expanda en inteligencia y que su espíritu crezca fuerte en la Ley Santa.
A la hora de la madrugada, mirará al sol naciente y saludará con alegría a su Madre Tierra.
A la hora de la madrugada lavará su cuerpo con agua fresca y saludará con regocijo a su Madre Tierra.
A la hora de la madrugada inhalará al aire lleno de fragancia y saludará con alegría a su Madre Tierra.
Y durante el día, trabajará con sus hermanos en el Jardín de la Hermandad.
Y a la hora del crepúsculo se reunirá con sus hermanos y juntos estudiarán las palabras santas de nuestro padres y de los padres de nuestros padres y aún hasta las palabras de nuestro Padre Enoch.
Y cuando las estrellas estén ya en la altura de los cielos, se comunicará con los santos ángeles del Padre Celestial.
Y su voz se levantará con alegría hasta el altísimo diciendo:
Adoramos al Creador, al Hacedor de todas las cosas buenas, a la Mente bondadosa, a la inmortalidad de la Ley y al fuego sagrado de la Vida; le ofrecemos a la Ley la Sabiduría de la lengua, el idioma sagrado, las buenas acciones y las palabras dichas correctamente; concédenos Padre Celestial que podamos hacer descender la abundancia hasta el mundo que Tu has creado, concédenos también que podamos desterrar el hambre y la sed del mundo que Tu has creado y que podamos desterrar la vejez y la muerte del mundo que creaste.
Oh, clemente y misericordioso Padre Celestial, concédenos que nuestros pensamientos sean de acuerdo con la Ley, que nuestras palabras sean de acuerdo con la Ley y que nuestras acciones estén de acuerdo con la Ley.
Padre Celestial, ¿cuál es la invocación más digna de grandeza y benevolencia?
Hijos de la Luz, es aquella que uno recita cuando está despertando y levantándose del sueño, si a la vez se han tenido buenos pensamientos, se han dicho palabras bondadosas y se han hecho buenas acciones y si se han rechazado los malos pensamientos y se han evitado las malas palabras y las acciones indignas.
El primer paso que dió el espíritu del Hijo de la Luz, lo situó en el paraiso del buen pensamiento, el santo reino de la Sabiduría. El segundo paso que dió el espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en el paraiso de la palabra bondadosa, el santo reino del Amor. El tercer paso que dió el espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en el paraiso de la buena acción, el santo reino del Poder. El cuarto paso que dió el espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en la Luz infinita.
El Padre Celestial conoce los corazones de los Hijos de la Luz, pues la herencia de ellos será eterna; durante los tiempos adversos, ellos no temerán y en los días de hambre, serán saciados, porque la fuente de Vida está con ellos y el Padre Celestial no abandona a sus hijos. Sus espíritus tendrán hálito de Vida por siempre y siempre y sus cuerpos recibirán la Vida eterna.
Bendiciones a los Hijos de la Luz que han hechado sus suertes con la Ley y que verdaderamente caminan por todos sus senderos, que la Ley los bendiga con toda clase de bondades y los guarde de todo mal e ilumine sus corazones con el
conocimiento profundo de las cosas de la vida y los favorezca con el conocimiento de las cosas eternas.

LOS ARBOLES.
Ve hacia los árboles de gran altura, y ante uno de ellos,
que sea hermoso, alto y fuerte, di estas palabras:
Salve a ti, oh árbol generoso y viviente, hecho por el Creador.
En los días de la antigüedad, cuando la creación era reciente, la Tierra estaba llena de árboles gigantescos, cuyas ramas se remontaban sobre las nubes, donde habitaron nuestros primeros padres, que caminaban con los ángeles y vivian por la Ley Santa.
A la sombra de sus ramas todos los hombres vivían en Paz y poseían la Sabuduría y el conocimiento, lo mismo que la revelación de la Luz infinita.
Y a través de las selvas terrestres fluía el Río Eterno y en el centro estaba el Arbol de la Vida que para ellos no estaba oculto. Ellos comían de la mesa de la Madre Tierra y dormían en los brazos del Padre Celestial y su alianza con la Ley Santa era eterna.
En aquella época los árboles eran hermanos de los hombres y su altura era grande, tan dilatada como el río Eterno que fluía incesantemente desde la Fuente desconocida.
Ahora el desierto abraza la tierra con arena caliente y los árboles gigantescos son polvo y cenizas y el río anchuroso es un charco fangoso.
Porque la santa alianza con el Creador fue violada por los Hijos de los Hombres, fueron expulsados de las casas que tenían en los árboles.
El sendero que conduce al Arbol de la Vida, está ahora oculto a los ojos de los hombres y la tristeza llena el cielo vacío, hacia donde una vez se remontaron las ramas altas.
Ahora los Hijos de la Luz, van al desierto ardiente para trabajar en el Jardín de la Hermandad, la semilla que siembran en el suelo estéril se convertirá en una extensa selva y los árboles se multiplicarán y extenderan sus ramas verdes, hasta que cubran la tierra entera otra vez; la Tierra entera será un jardín y los árboles altos cubrirán su suelo, ese día los Hijos de la Luz entonarán un cántico nuevo: Oh Arbol, hermano mío, que yo no me aparte de ti, sino que compartamos el aliento de vida que nuestra Madre Tierra nos ha dado.
Más hermosa que la pieza más fina en el arte de los tapices, es la alfombra de hojas verdes que hay bajo mis pies descalzos, más majestuoso que el tapíz de seda del comerciante rico, es el techo de ramas que hay sobre mi cabeza y a través del cual las estrellas brillantes dan su luz.
El viento que pasa entre los cipreces produce un sonido parecido al coro de los ángeles; la Madre Tierra le ha enviado un mensaje de Vida eterna al Padre Celestial a través del roble fuerte y del cedro hermoso.
Mi plegaria llega hasta los árboles más altos, cuyas ramas se extienden hacia el cielo y asi mi voz llegará hasta el Padre Celestial.
Por cada niño que nazca, plantarás un árbol, para que el vientre de tu madre Tierra produzca vida, asi como el vientre de la mujer trae la vida.
El que destruye un árbol, está cortando sus propios miembros.
Cuando la Tierra vuelva a convertirse en un jardín, los Hijos de la Luz cantarán así:
Oh Arbol santo que eres un don divino de la Ley, tu majestad reune a todos aquellos que se han alejado de su verdadero hogar, que es el Jardín de la Hermandad, bajo tus ramas frondosas todos los hombres serán hermanos otra vez, asi como el Padre Celestial ama a todos sus hijos, asi nosotros amaremos y cuidaremos los árboles, para que crezcan en nuestra tierra y los cuidaremos y protegeremos, para que crezcan altos y fuertes y la tierra se llene otra vez con su belleza.
Porque los árboles son nuestros hermanos y como hermanos debemos cuidarnos y amarnos mutuamente.

LAS ESTRELLAS.
Las estrellas blancas y brillantes que se ven de lejos.
Los rayos penetrantes que vienen de las estrellas lejanas,
nos traen influencias saludables. Los rayos luminosos
y el brillo y la gloria de las estrellas, todos ellos,
oh Padre Celestial, son los que pregonan Tu alabanza.
El Padre Celestial colocó Su poderío sobre la faz de los cielos y he aquí, que El dejó un río de estrellas en Su noche.
Invocamos a las estrellas brillantes y gloriosas que hacen desvanecer todos los temores y dan salud y vida a todas las creaciones. Invocamos a las estrellas brillantes y gloriosas, a las que el Padre Celestial ha dado miles de sentidos, a las estrellas gloriosas que tienen dentro de si mismas la simiente de Vida y Agua.
A las estrellas brillantes y gloriosas les ofrecemos una invocación; con Sabiduría, Poder y amor y con Rectitud de palabra y acción, le ofrecemos un sacrificio a las estrellas brillantes y gloriosas que vuelan por el Mar celestial, tan rápidas como una flecha lanzada hacia el espacio celeste.
Invocamos a las estrellas brillantes y gloriosas, que siempre están llenas de hermosura, esparciendo alivio y alegría, mientras se comunican interiormente consigo mismas.
Las obras sagradas de la creación, las estrellas, los soles y la aurora de múltiples colores, que nos trae la Luz de los días, todos estos, en su Orden celestial, son los pregoneros de tu alabanza, oh gran Dador de vida, oh Ley Santa.
Invocamos al Señor de las estrellas, al ángel de la Luz, quien siempre está alerta y quien toma posesión de la Ley hermosa que siempre está en expansión y lo hace grandiosamente y con Poder; que es veloz entre los veloces, benévolo entre los benevolentes, fuerte entre los fuertes, el que da la prosperidad, el que da la soberanía, el que da la alegría y la felicidad.
Invocamos al Señor de las estrellas, al Angel de la Luz, que es de Palabra verdadera, que tiene mil oidos y diez mil ojos, que tiene gran conocimiento y que siempre es fuerte y permanece alerta.
El Orden Celestial penetra en todas las cosas puras y a El pertenecen las estrellas y los ángeles gloriosos se visten con Su Luz.
Grande es nuestro Padre Celestial y tiene gran Poder, Su entendimiento es infinito, El conoce el número de las estrellas y a todas las llama por su nombre.
Mirad lo altas que están las estrellas, mirad lo altas que están y sinembargo el Padre Celestial las sostiene en Sus palmas, así como nosostros sostenemos la arena en nuestras manos.
El que no conoce la Ley Santa, es una estrella errante en las tinieblas de un cielo desconocido.
¿Crees tu que no hay sino una manera de mirar el firmamento?
Imaginad que las estrellas no fuesen sino lugares aislados en el cielo y que a través de ellas se revelara la gloria de los cielos en fragmentos de Luz resplandeciente; en la noche púrpura atravesada continuamente por estrellas, los espíritus de los Hijos de la Luz tendrán alas y se reunirán con los ángeles del Padre Celestial.
Entonces el Mar eterno relfejará la gloria luminosa de los cielos y las ramas del Arbol de la Vida alcanzarán las estrellas.
Entonces el Reino de los cielos llenará toda la Tierra de gloria y las estrellas brillantes del Altísimo resplandecerán en los corazones de los Hijos de la Luz y el calor y la alegría llegarán hasta los Hijos de los Hombres.

LA LUNA.
Que haya invocación con sacrificio y oración, a la luna luminosa
que mantiene dentro de si la semilla de muchas especies.
Cuando la luz de la Luna se vuelve más cálida, plantas de matices dorados crecen en la tierra, durante la estación de primavera.
Ofrecemos sacrificios a las Lunas Nuevas y a las Llenas; el creciente de la Luna Nueva está lleno de santa Paz; ofrecemos sacrificios al Angel de la Paz.
La Luna radiante y luminosa, mantiene dentro de si la semilla, la brillante, la gloriosa, la dadora de agua, la dadora de calor, de sabiduría, de reflexión, de frescura, la sanadora, la Luna de Paz.
Con luz silenciosa y apaciguadora brilla la Luna sobre los pastos, las moradas, las aguas, las tierras y las plantas de nuestro jardín terrestre.
La Luna y el Sol, el santo viento y las estrellas sin comienzo, que se autodeterminan y se mueven a si mismas; son todos los regidores del Santo Orden, de los días y las noches, de los meses y los años.
La cara de la Luna cambia su aspecto, sinembargo es siempre la misma; así como la Santa Ley revela una cara diferente a cada uno de los Hijos de la Luz y sinembargo permanece inmutable en su esencia.
Invocamos a la Luna Nueva y a la Luna que decrece y a la Luna Llena que esparce su luz en la noche y a los festivales anuales y a las estaciones del Padre Celestial; pues fue El Quien dió a la Luna su crecimiento y disminución, para que a través de ella pudieramos saber los movimientos del día y de la noche.
Tu ¡oh Luna plateada y resplandeciente! Damos gracias porque podemos verte y ver en tu reflexión la cara bendita de nuestra Madre Tierra.
Entre el mundo de los Hijos de los Hombres, los Hermanos de la Luz son llamas radiantes, así como las estrellas palidecen en presencia de la Luna brillante y refulgente.
La Luna recorre el cielo en su brillo y el deleite en la Santa Ley llena nuestros corazones.
Paz, Paz, Paz, Santo Angel de la Paz, ilumina la Luna plateada con tu santidad, de modo que todos puedan ver su belleza y sentir tu Paz Eterna.
El cielo desierto es azul en la noche y nosotros vemos el primer rayo de la Lluna Nueva, casta y hermosa.
Entonces los Hermanos se saludan con Amor y agradecimiento, diciendo: La Paz sea contigo, la Paz sea con vosotros.

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