LOS TORRENTES SAGRADOS.
Has venido dentro del círculo más recóndito, en el misterio de los misterios, los cuales eran antiguos cuando nuestro padre Enoch fue joven y camino la Tierra.
Tu has adelantado tu viaje muchos años, siguiendo el sendero de la rectitud, viviendo de acuerdo con la Ley Sagrada y con los votos sacros de nuestra Fraternidad y has hecho de tu cuerpo un templo sagrado en donde moran los ángeles de Dios. No obstante has trabajado muchos años en las horas de la luz del día con los ángeles de la Madre Tierra y has dormido cada noche en los brazos de tu Padre Celestial enseñado por Sus Angeles incógnitos.
Ahora tu sabrás de los tres Torrentes Sagrados y de la manera antigua para atravesarlos; así te bañarás en la luz del cielo y todas las cosas que antes sólo fueron soñadas, llegarán a ser conocidas. Ahora, en una hora antes de la salidad del sol, justo antes de que los ángeles de la Madre Tierra exhalen vida en la tierra todavía dormida, entonces entra en el Torrente Sagrado de la Vida. Es tu árbol hermano quien contiene el misterio de este Torrente Sagrado, y es tu árbol hermano el que contendrás en tu pensamiento, así como en el día lo abrazas en saludo cuando caminas por la orilla del lago. Y tu serás como el árbol, porque en el principio de los tiempos así todos nosotros participamos en el Torrente Sagrado de la Vida que le dió nacimiento a toda la creación.
Y mientras abarques tu árbol hermano, el poder del Torrente Sagrado de Vida llenará tu cuerpo completamente, y te estremecerás ante su fuerza.
Luego respira profundamente del Angel del Aire, y pronuncia la palabra "Vida" con la salida del aliento. Entonces llegarás a ser en verdad el Arbol de la Vida, el cual entierra sus raíces profundas en el Torrente Sagrado de la Vida de una fuente eterna.
Y así como el Angel del Sol calienta la Tierra y todas las criaturas de la tierra, el agua, y el aire se regocijan en el nuevo día, así tu cuerpo y espíritu se regocijarán en el Torrente Sagrado de Vida que fluye hacia ti a través de tu árbol hermano.
Y cuando el sol esté alto en los cielos, entonces buscarás el Torrente Sagrado del Sonido. En el calor del medio día, todas las criaturas están en silencio y buscan la sombra; los ángeles de la Madre Tierra se quedan en silencio por un momento. Entonces es cuando tu dejarás en tus oidos el Torrente Sagrado del Sonido; porque éste sólo puede ser escuchado en silencio. Piensa en los torrentes que han nacido en el desierto después de una tormenta repentina, y en el sonido rugiente de las aguas conforme a su paso impetuoso. Verdaderamente, esta es la Voz de Dios, ¡si sólo ustedes lo supieran!
Porque así está escrito, en el principio era el sonido y el sonido estaba con Dios, y el sonido era Dios. Te digo en verdad, cuando nacemos entramos al mundo con el sonido de Dios en nuestros oídos, e incluso con el canto del coro infinito del cielo y el canto sagrado de las estrellas en sus rondas fijas; este es el Torrente Sagrado del Sonido que atraviesa el firmamento de estrellas y cruza el Reino infinito del Padre Celestial. Este está siempre en nuestros oídos, así nosotros no lo escuchemos. Escuchad, entonces, en el silencio del medio día; báñate en él, y deja que el ritmo de la música de Dios suene en tus oídos hasta que seas uno con el Torrente Sagrado del Sonido.
Este fue el sonido que formó la Tierra y el mundo y dió origen a las montañas y colocó las estrellas en sus tronos de gloria en los más altos cielos.
Y te bañarás en el Torrente del Sonido y la música de sus agua caerá sobre ti; porque en el principio de los tiempos, de este modo, todos participamos en el Torrente Sagrado del Sonido que le dió nacimiento a toda la creación.
Y el poderoso rugido del Torrente del Sonido llenará todo tu cuerpo, y te estremecerás ante su fuerza. Entonces respira profundamente del Angel del Aire y conviértete en el sonido mismo, para que el Torrente Sagrado del Sonido pueda llevarte al reino infinito del Padre Celeste, allí donde el ritmo del mundo asciende y desciende.
Y cuando la oscuridad suavemente cierre los ojos de los ángeles de la Madre Tierra, entonces también dormirás, para que tu espíritu pueda unirse a los ángeles incógnitos del Padre Celestial. Y en los momentos antes de dormir, entonces pensarás en las relucientes y gloriosas estrellas, las blancas, brillantes, lejanas y penetrantes estrellas. Porque tus pensamientos antes de dormir son como el arco de un arquero experto, quien lanza la flecha donde él quiere (N.E.: Ver el anexo E. "El Poder del Pensamiento"). Deja que tus pensamientos estén con las estrellas antes de dormir; porque las estrellas son luz, y el Padre Celestial es Luz, aún aquella Luz que es mil veces más brillante que el esplendor de un millar de soles.
Entra al Torrente Sagrado de Luz para que los grilletes de la muerte puedan liberar su presa para siempre, y soltándote de los lazos de la Tierra, asciendas al Torrente de la Luz a través del resplandor brillante de las estrellas, al reino infinito del Padre Celestial.
Despliega tus alas de Luz y en el ojo de tu pensamiento, remóntate con las estrellas a las más lejanas extensiones del cielo donde soles desconocidos resplandecen de Luz; porque al principio de los tiempos, la Ley Sagrada dijo: "Permite que allí haya Luz" y allí hubo Luz. Y serás uno con éste y el poder del Torrente de Luz Sagrado, llenará todo tu cuerpo y te estremecerás ante su fuerza.
Pronuncia la palabra "Luz", a medida que respires profundamente del Angel del Aire y llegarás a ser la Luz misma y el Torrente Sagrado te llevará al Reino infinito del Padre Celestial, perdiéndose allí en el Mar Eterno de Luz, el cual le da nacimiento a toda la creación.
Y serás uno con el Torrente Sagrado de Luz, siempre, antes de que te duermas en los brazos del Padre Celestial.
Te digo en verdad, tu cuerpo fue hecho no solamente para respirar, comer y pensar, sino también para entrar al Torrente Sagrado de Vida. Y tus oidos fueron hechos no solamente para escuchar las palabras de los hombres, el canto de las aves y la música de la lluvia al caer, sino también para escuchar el Torrente Sagrado del Sonido. Y tus ojos fueron hechos no solamente para mirar la salida y la puesta del sol, el suave ondular de las espigas de trigo y las palabras de los libors sagrados, sino también para ver el Torrente Sagrado de la Luz.
Un día tu cuerpo regresará a la MadreTierra, incluso también tus oidos y tus ojos, pero el Torrente Sagrado de la Vida, el Torrente Sagrado del Sonido y el Torrente Sagrado de Luz, nunca nacieron y nunca pueden morir.
Entra a los Torrentes Sagrados, incluso al de la Vida, al del Sonido y a aquel de Luz, los cuales te dieron nacimiento; para que puedas llegar hasta el reino del Padre Celestial y llegar a ser uno con El, así como el río desemboca en el mar lejano.
Más que ésto no puede ser dicho, porque los Torrentes Sagrados te llevarán a Aquel donde no hay más palabras y que incluso los libros sagrados no pueden indicar los misterios de allí dentro.
A. FRAGMENTOS IDENTICOS A LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO.
Y Enoch caminó con Dios y no era él, pues Dios lo conducía. (Génesis de los Esenios 5-24).
La Ley estaba plantada en el Edén de la Hermandad, para iluminar el corazón del hombre y enseñarle todas las formas de la virtud verdadera; espíritu humilde, temperamento equilibrado, naturaleza abierta, mente compasiva, bondad eterna, entendimiento y visión internas, sabiduría poderosa que cree en las obras de Dios, plena confianza en muchas bendiciones, espíritu de reflexión en todas las cosas de la Gran Orden, sentimientos sinceros hacia todos los Hijos de la Verdad, pureza radiante que deseche toda impureza, discreción respecto a todos los aspectos ocultos de la verdad y secretos dela reflexión interna. (Del manual de disciplina de los manuscritos del Mar Muerto).
Me has dado a conocer Tus profundas y misteriosas cosas. Todas las cosas existen por Ti y no existe nadie aparte de Ti. Has conducido mi corazón de acuerdo con la Ley para que mis pasos se dirijan por los caminos correctos y caminen donde está Tu presencia. (Del Libro de los himnos de los manuscritos del Mar Muerto).
La Ley estaba plantada para recompensar a los Hijos de la Luz con salud y Paz abundantes, con larga vida, con la simiente fructífera de eternas bendiciones, con gozo eterno en la Inmortalidad de la Luz Eterna. (Del manual de disciplina de los manuscritos del Mar Muerto).
Te agradezco, Padre Celestial, porque me has colocado en una fuente de arroyos fluidos, en un manantial de vida en una tierra de sequía, irrigando un jardín eterno de prodigios; el Arbol de la Vida, misterio de misterios, que extiende sus ramas infinitamente, pues, el plantío eterno sumerge sus raíces en el arroyo de vida de una fuente eterna. Y Tu, Padre Celestial, proteges sus frutos con los Angeles del Día y de la Noche y con llamas de Luz Eterna ardiendo por doquier. (De los Salmos de Acción de Gracias de los manuscritos del Mar Muerto).
Agradecido estoy, Padre Celestial, pues me has elevado a la cima eterna y ando en el esplendor del llano. Me guiaste desde las profundidades de la tierra, para estar en vuestra compañía eterna. Has purificado mi cuerpo para unirse al ejército de los ángeles de la Tierra y a mi espíritu comunicarse con la congregación de los ángeles celestiales. Diste al hombre la eternidad para alabar en la alborada y en el crepúsculo Tus obras y prodigios, con jubiloso cántico. (De los Salmos de Acción de Gracias de los manuscritos del Mar Muerto).
Alabaré Tus obras con cánticos de Acción de Gracias sin descanso, en las fases del día y en su orden fijado, en la venida de la luz desde su origen, a la vuelta de la noche y la partida de la luz, a la partida de la oscuridad y la venida del día, continuamente en todos los instantes. (De los Salmos de Acción de Gracias de los Manuscritos del Mar Muerto).
El te bendice, en todo lo bueno, el te protégé de toda maldad e ilumina tu corazón con el conocimiento de vida y te favorece con sabiduría eterna, y te da Sus séptuples bendiciones para la Paz Eterna. (Del manual de la desciplina de los manuscritos del Mar Muerto).
A la venida del día, abrazo a mi Madre, a la venida de la noche me uno a mi Padre y a la partida del atardecer y de la mañana viviré Tu Ley. Y no interrumpiré estas comuniones hasta el fin del tiempo. (Del manual de disciplina de los manuscritos del Mar Muerto).
El dió al hombre dos espíritus con los que debía caminar. Son los espíritus de la verdad y la mentira, la verdad nace de la fuente la luz, la mentira del pozo de las tinieblas. El dominio de todos lo Hijos de la Verdad está en manos de los Angeles de la Luz, así que ellos caminan por los senderos de la Luz. Los espíritus de la verdad y la mentira luchan en el corazón del hombre, comportándose con sabiduría y locura. Y de acuerdo como el hombre hereda la verdad, así evita la oscuridad.
Bendiciones para todos los que estén de acuerdo con la Ley, que caminan verdaderamente por todos sus senderos. La Ley los bendice en todo lo bueno y los protege de todo lo malo e ilumina sus corazones con la visión de las cosas de la vida y los colma con el conocimiento de las cosas terrenas. (Del manual de la disciplina de los manuscritos del Mar Muerto).
He alcanzado la visión interna y al penetrar Tu Espíritu en mi, he oido Tu maravilloso secreto. Por medio de Tu mística mirada, has hecho brotar un manantial de conocimiento dentro de mi, una fuente de poder, derramando aguas de vida, un diluvio de Amor y de Sabiduría abrazadores como el esplendor de la Luz Eterna. (Del libro de los Himnos de los manuscritos del Mar Muerto).
B. DEL LIBRO ESENIO DEL MAESTRO DE RECTITUD.
Y el Maestro fue a la orilla de un arroyo donde la gente estaba reunida, aquellos que estaban ansiosos luego de oir sus palabras y los bendijo y les preguntó en qué estaban confundidos.
Y uno de ellos dijo: Maestro, dinos ¿cuáles son las cosas que debemos mantener como de gran valor y cuáles cosas debemos abandonar?
Y el Maestro les respondió diciendo: Todos los males que el hombre padece son causados por las cosas externas a nosostros, pues lo que está dentro de nosotros nunca puede hacernos padecer. Un niño se muere, una fortuna se pierde, la casa y los sembrados se incendian y todos los hombres están desamparados y claman; ¿Ahora qué haré? ¿Ahora qué sucederá? ¿Pasarán estas cosas?
Estas son todas las palabras de los que se afligen y acongojan pos las cosas que les suceden, cosas que no son de su arbitrio. Pero si nos lamentamos por las cosas que no son de nuestra potestad, somos como el niño pequeño que llora cuando el sol aparece en el firmamento. Se dijo desde la antigüedad, no codiciarás los bienes de tu prójimo y ahora te digo, no desearás ninguna cosa que no sea de tu potestad; pues sólo lo que hay dentro de ti te pertenece y lo que está fuera de ti pertenece a otro. En esto reside la felicidad; en saber qué es tuyo y qué no es lo tuyo.
Si deseas tener vida eterna, acógete a la eternidad que hay dentro de ti y no permezcas al amparo de los hombres del mundo, que guardan las semillas de la muerte.
¿No está todo lo que sucede fuera de ti, fuera de tu dominio? Lo está y ¿tu conocimiento de lo bueno y lo malo, no está dentro de ti? Lo está. ¿No está pues, en tu poder, tratar de que todo transcurra a la Luz de la Sabiduría y el Amor en lugar de la tristeza y el desespero? Lo está.
¿Algún hombre te puede impedir comportarte de este modo? Ningún hombre puede. Entonces no clamarás: ¿Qué haré? ¿Qué me sucederá? ¿Pasarán estas cosas? Pues cualquier cosa que ocurra tu la juzgarás a la Luz de la Sabiduría y el Amor y verás todas las cosas con los ojos de los ángeles.
Pues sopesar tu felicidad de acuerdo con lo que te sucede, es vivir como un esclavo. Y vivir de acuerdo con los ángeles que hablan contigo, es ser libre. Vivirás en libertad como un verdadero Hijo de Dios e inclinarás la cabeza sólo a los mandamientos de la Sagrada Ley.
En esta forma vivirás, para que cuando el Angel de la Muerte venga por ti, puedas levantar tus manos a Dios y decir: Las comuniones que he recibido de Ti, para el conocimiento de Tu Ley y el caminar por los senderos de los ángeles, no las he desdeñado, no Te he deshonrado en mis acciones. Ved cómo he utilizado el ojo que ve al interior, ¿alguna vez te he culpado? ¿He vociferado contra lo que me ha sucedido o deseado que sea de otra manera? ¿He deseado quebrantar Tu Ley?
Tu me has dado la vida, te agradezco por lo que me has dado; puesto que he utilizado las cosas que son tuyas, estoy satisfecho. Tómalas de nuevo y colocalas donde mejor dispongas, pues tuyas son todas las cosas, aún hasta la eternidad.
Sabed vosotros que ninguno puede servir a dos señores; no puedes desear tener las riquezas del mundo y tener también el Reino de los Cielos. No puedes desear poseer tierras y ejercer poder sobre los hombres y tener también el Reino de los Cielos.
Riquezas, tierra y poder, estas cosas no pertenecen a ningún hombre, pues ellas son del mundo, mas, el Reino de los Cielos es tuyo siempre, ya que está dentro de ti. Y si buscas y deseas lo que no te pertenece, seguramente, entonces, perderás lo que es tuyo. Sabed vosotros y en verdad os digo, que nada se da ni se tiene inútilmente; pues todas las cosas en el universo de los hombres y los ángeles tienen precio. El que desea reunir riquezas y opulencias debe ir de un lado a otro, rendir pleitesía a aquellos que no lo merecen, destruirse en fatiga en la casa de otros hombres, decir y hacer muchas cosas falsas, dar presentes de oro y plata y aceites perfumados. Todo esto y más debe hacer un hombre para reunir riqueza y lucro y cuando las has conseguido, ¿qué tiene entonces?
Esta riqueza y poder ¿te asegurarán la liberación del temor?, ¿una mente en paz?, ¿pasar el día en compañía de los ángeles de la Madre Tierra?, ¿pasar la noche en compañía de los ángeles del Padre Celestial? Esperas inutilmente, ¿tener cosas tan grandes? O estimará al uno y despreciará al otro. No podeis servir a Dios y también al mundo. Acaso tu fuente se seca, tu aceite precioso se derrama, tu casa se quema, tus cosechas se marchitan o tratas lo que te sucede con Sabiduría y Amor.
Las lluvias llenarán de nuevo la fuente, las casas se construirán de nuevo, semillas nuevas se sembrarán; todas estas cosas pasarán y vendrán de nuevo y pasarán aún otra vez. Mas el Reino de los Cielos es eterno y no pasará. No cambieis entonces, lo que es eterno por lo que muere en una hora.
Cuando los hombres te pregunten a qué país perteneces, no digas que eres de éste o aquel, pues en verdad, solamente el cuerpo inferior es el que nace en un pequeño recodo de esta tierra. Pero tu, oh Hijo de la Luz, perteneces a la Hermandad que comprende todos los cielos y más allá. De tu Padre Celestial ha descendido la simiente, no sólo de tu padre y abuelo, sino de todos los seres que se han engendrado sobre la tierra.
En verdad eres Hijo de Dios y todos los hombres tus hermanos; hacer de Dios tu hacedor, padre y guardián, ¿no nos liberará de todo sufrimiento y temores?
Por eso, te digo, no pienses en acumular bienes mundanos, posesiones, oro y plata, pues estos traen únicamente corrupción y muerte. Mientras mayor sea tu atesoramiento de riqueza, más gruesas serán las paredes de tu tumba.
Abre de par en par las ventanas de tu alma y respira el aire fresco de un hombre libre. ¿Por qué os preocupais por el vestido? Mirad los lirios del campo, cómo crecen, no se afanan ni hilan y te digo, que ni aún Salomón en su gloria se vistió como uno de éstos. ¿Por qué os preocupais por el alimento? Mirad lo dones de tu Madre Tierra; los frutos maduros de sus árboles y el grano dorado de su suelo. ¿Por qué os preocupais por casa y tierras? Un hombre no te puede vender lo que no le pertenece y no puede adueñarse de lo que ya pertenece a todos. Esta tierra extensa es tuya y todos los hombres son tus hermanos.
Los ángeles de la Madre Tierra andan contigo en el día y los ángeles del Padre Celestial te guían en la noche y dentro de ti está la Ley Sagrada. No está bien para el hijo de un rey codiciar un guijarro de la vera del camino. Toma tu puesto, entonces, en la mesa del banquete y cumple tu legado con honor.
Pues en Dios vivimos nos movemos y tenemos nuestro ser. En verdad, nosotros somos Sus hijos y El es nuestro Padre.
* * *
Unicamente es libre quien vive como él desea vivir, el que no se reprime en sus actos y cuyos deseos se cumplen, el que no se cohibe es libre, pero el que se cohibe y se reprime, seguramente ese hombre es un esclavo. Pero, ¿quién no es esclavo? Unicamente aquel que no desea lo que le pertenece a los demás. Y ¿qué cosas son las que te pertenecen? Hijos míos, solamente el Reino de los Cielos que está dentro de ti, donde la Ley de tu Padre Celestial mora, te pertenece.
El Reino de los Cielos es como un comerciante que buscaba perlas hermosas y cuando encontró una de buen precio, fue y vendió todo lo que tenía y la compró. Y si la perla preciosa es tuya por siempre, ¿por qué la cambias por guijarros y piedras? Sabed vosotros, que tu casa, tu tierra, tus hijos e hijas, todas las alegrías de la fortuna y las penas de la tribulación, sí, la opinión que tienen los demás de ti, todas estas cosas no te pertenecen.
Si vosotros ansiais, pues, estas cosas, os apegareis a ellas, os afligireis y regocijareis en ellas, entonces en verdad, sereis esclavos y en esclavitud permanecereis.
Hijos míos, no permitáis que las cosas que no son vuestras se adhieran a ti. No dejeis que lo terrenal crezca en ti como crece aferrada al roble la débil enredadera, ya que padecereis dolor cuando sean arrancadas de ti.
Viniste desnudo de las entrañas de tu madre y desnudo volvereis a ella. El mundo te da y el mundo te quita, pero ninguna fuerza del cielo o de la tierra puede quitarte la Ley Sagrada que mora dentro de ti.
Puedes ver que asesinan a tus padres y puedes ser desterrado de tu país. Luego, irás alegre a vivir a otro país y mirarás con compasión al asesino de tus padres, sabiendo que por el acto él mismo se ha asesinado. Pues conoces a tus verdaderos padres y vives seguro en tu país verdadero. Ya que tus verdaderos padres don tu Padre Celestial y tu Madre Tierra y tu país verdadero es el Reino de los Cielos. La muerte nunca te puede separar de tus verdaderos Padres y no existe exilio de tus país verdadero. Y dentro de ti una roca que resiste todas las tormentas, es la Ley Sagrada, tu baluarte y tu salvación.
* * *
Y de esta manera los Hermanos enseñaban la Sagrada Ley a los que deseaban oirla, y se decía que ellos hacían cosas maravillosas, curaban a los enfermos y a los afligidos con diversas hierbas y utilizaciones maravillosas del Sol y del Agua. Hubo otras muchas cosas que hicieron, que si ellos hubieran escrito cada una, ni el mundo entero contendría los libros que deberían haber escrito.
ASI SEA. (OM).
C. FRAGMENTOS DEL EVANGELIO ESENIO DE JUAN.
En el principio fue la Ley y la Ley estaba en Dios y la Ley era Dios. Era lo mismo el principio y Dios. Todas las cosas las hizo El y sin El no existía nada. La Vida estaba en El y la Vida era la Luz de los hombres y la luz brillaba en la oscuridad y la oscuridad no la opacó.
Desde un lugar lejano en el desierto vinieron los Hermanos, para dar testimonio de la Luz, para que todos los hombres –por medio de ellos, pudieran andar a la Luz de la Sagrada Ley. Pues la Luz verdadera ilumina la Ley y se les da el poder de ser los Hijos de Dios y entrar al Mar Eterno donde está el Arbol de la Vida.
Y Jesús les enseñaba diciendo: En verdad, en verdad os digo, nadie puede ver el Reino de los Cielos, excepto el que vuelve a nacer. Y un hombre le dijo: ¿Cómo puede un hombre viejo volver a nacer? ¿Puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Y Jesús le dijo: En verdad os digo, sólo el hombre que nace de la Madre Tierra y del Padre Celestial y camina con los ángeles del día y de la noche, puede entrar al Reino Eterno. El que nace a la carne, carne es y el que nace al espíritu, espíritu es. La carne de tu cuerpo nace de la Madre Tierra y tu espíritu interno nace del Padre Celestial.
Donde el viento sopla se le escucha y se oye el sonido, pero no se puede decir de donde viene. Así mismo es con la Sagrada Ley. Todos los hombres la oyen, pero no la entienden, pues desde su primer hálito está con ellos. Mas al nacer de nuevo del Padre Celestial y de la Madre Tierra oirán con nuevos oidos y verán con nuevos ojos y la llama de la Sagrada Ley estará encendida con ellos.
Y un hombre preguntó: ¿Cómo pueden ser estas cosas? Jesús le respondió y le dijo, en verdad os digo, hablamos de lo que conocemos y atestiguamos lo que hemos visto y vosotros no aceptais nuestro testimonio. Pues el hombre nace para andar con los ángeles, pero en lugar de eso, él busca joyas en el fango.
A él ha entregado el Padre Celestial su herencia, para que construyera el Reino de los Cielos en la Tierra, pero le ha vuelto la espalda a su Padre y adora al mundo y sus ídolos. Y ésto es la condenación ya que por la Luz viene al mundo y el hombre ama la oscuridad mas bien que a la Luz porque sus acciones son erradas.
Pues todo el que hace mal odia la Luz y no viene a la Luz. Todos somos Hijos de Dios y Dios se glorifica en nosotros. La Luz que brilla alrededor de Dios y de sus Hijos es la Luz de la Sagrada Ley.
El que odia la Luz, niega a su Padre y a su Madre que lo han engendrado.
Y un hombre preguntó: Maestro ¿cómo podemos conocer la Luz? Y Jesús le respondió, en verdad, en verdad os digo, os doy un nuevo mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como os aman los que trabajan en el Edén de la Hermandad. Por esto sabrán todos los hombres que vosotros sois hermanos, así como todos somos Hijos de Dios.
Y un hombre dijo: Todo lo que Tu hablas es de la Hermandad, todos nosotros no podemos ser aún de la Hermandad. Deseamos adorar la Luz y evitar la oscuridad, pues no hay nadie entre nosotros que desee el mal.
Y Jesús respondió: No dejeis que vuestro corazón se turbe; vosotros creeis en Dios. Sabed vosotros que en la casa de nuestro Padre hay muchas mansiones, y vuestra hermandad es como un vidrio escuro que refleja la Hermandad Celestial a la que todas las criaturas del cielo y la tierra pertenecen.
La Hermandad es la vid y nuestro Padre Celestial el que la cultiva. Toda rama nuestra que no da fruto, El la corta y toda rama nuestra que da fruto El la limpia para que pueda dar mas fruto. Mora en nosotros y nosotros en El.
Como la rama que por si misma no da fruto, salvo la que está en la vid, así tampoco podeis vosotros dar fruto, salvo los que moran en la Sagrada Ley, que es la roca sobre la que nuestra Hermandad permanece. El que mora en la Ley, de la misma manera da mucho fruto, pues fuera de la Ley no podeis hacer nada.
Si un hombre no mora en la Ley, es cortado como una rama y éstas se marchitan y se juntan para echarlas al fuego y quemarlas.
Y como los Hermanos que moran en el Amor de los unos a los otros, como el Angel del Amor les enseña, así os pedimos que os ameis los unos a los otros.
Mayor Amor que éste nadie tiene, enseñar la Sagrada Ley los unos a los otros y amar al otro como a si mismo. El Padre Celestial está en nosotros y nosotros estamos en El y extendemos nuestras manos de amor y pedimos que puedas ser uno así como nosostros somos uno. Pues tu Padre en el cielo te amó antes de la creación del mundo.

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