Búsqueda personalizada

TRADUCTOR

viernes, 4 de diciembre de 2009

CHAMANISMO SIBERIANO


EL CHAMANISMO SIBERIANO

Probablemente es en el Centro y Norte de Asia donde el chamanismo conserva sus aspectos más antiguos, considerando muchos autores que pudo ser en estas regiones donde tuvo lugar el comienzo de ésta que como hemos dicho Mircea Eliade consideraba la “técnica del éxtasis”. El chamanismo en estas regiones desde tiempo inmemorial sabe utilizar los poderes secretos que el hombre posee dentro de sí y de los que en las sociedades modernas se ha perdido el conocimiento. Durante muchos milenios en aquellas regiones se ha sabido desarrollar el psiquismo hasta límites insospechados. En este universo que el hombre de aquellas aisladas culturas se ha creado no puede encontrarse el menor parecido con la lógica de nuestra cultura occidental. Es como si hubiesen pasado “al otro lado del espejo” y encontrado allí una nueva dimensión, un universo de recursos inmensos. Fúndase este chamanismo norasiático en la seguridad de que existe un espacio sobrenatural al que el chamán puede acceder por medio de sus técnicas entre las que desempeña un papel principal la del éxtasis, el vuelo chamánico.



Cuando el chamán por cualquiera de los procedimientos a que haya accedido a su profesión, termina su aprendizaje y es iniciado tras duras pruebas, “realiza proezas ante las que la lógica se rebela” como decía Mircea Eliade, tales como volar por los aires, salirse de sí mismo, separar el alma del cuerpo, atravesar las llamas sin quemarse, guiar a los muertos hasta las regiones subterráneas, ponerse en contacto con las divinidades del mundo del más allá, guiar a su pueblo y curar sus enfermedades del cuerpo y del alma. Sus grandes colaboradores son los Espíritus a los que conoce por el nombre de cada uno y sus mayores enemigos los abasy o demonios. Para ponerse en relación con estos seres llega a ser un “maestro del éxtasis”, del trance, unas veces de tipo cataléptico durante el que queda tan rígido como un cadáver, otras de tipo dramático. Este trance exige de él un enorme gasto psíquico, nervioso y físico, sin embargo no muestra la menor fatiga una vez ha terminado.

El chamán en Asia además de curar las enfermedades, es requerido para dirigir el ritual del nacimiento, del matrimonio y de la muerte, momentos en los que su fuerza aleja a los malos espíritus. En la enfermedad que es interpretada como el robo del alma por las potencias del mal, su acción irá encaminada a recuperar ese alma y devolverla a su propietario. Esto se realiza por medio de la ceremonia organizada por el chamán y que recibe el nombre genérico en muchas tribus de “kamlenie de curación“, palabra que procede el turco siberiano kam, nombre que recibe el chamán en aquella cultura. Otra de sus prerrogativas es la adivinación y la precognición, practica la telepatía y múltiples ritos de caza y pesca para hacerlas propicias.

La palabra chamán ha sido muy estudiada especialmente buscando su origen. Es indudable que es palabra de la lengua tungús, pero se ha encontrado el término sánscrito çramana antiquísimo sacado de los términos pali çramana que significa “monje mendicante”. También se ha encontrado en la antigua lengua china una palabra sa-men que podría también estar en la línea etimológica del término.
Entre los Buriatos, Mongoles y Kalmukos al chamán se le llama bö; entre los Yakutos, ojun; entre los turco-tártaros kam y entre los esquimales o innuit, se le llama angakok. También hay mujeres chamanas a las que se llama odügan. Incluso las más viejas tradiciones de aquellas etnias señalan que el primer chamán fué una mujer que disponía de poderes maravillosos, y entre los Yakutos, Ostiakos, Buriatos y Tunguses siempre han sido muy numerosas las mujeres chamanes. Pero quizás con el tiempo ha disminuído su poder, debido según refieren los hombres de estas tribus a que la mujer tiene que dedicar mucho tiempo a la educación y cuidado de los hijos, a que tienen épocas impuras cuando menstrúan, y que los embarazos les impiden la práctica del chamanismo. Los autores que han estudiado estas tribus siempre quedaron sorprendidos de que los vestidos rituales de los chamanes fuesen femeninos. Esto se explica quizás por el origen femenino del chamanismo. Entre estas tribus también por el mismo motivo se ha dado gran relieve a los poderes chamánicos que desarrollan los homosexuales. Entre los Tchouktches y los Tongas, hay una clase especial de chamanes homosexuales que son muy apreciados por sus poderes y que siempre van vestidos de mujer realizando además tareas de mujeres. Los espíritus les proporcionan los ademanes propios de las mujeres. Es probable que los anariaeos de los que hablaba ya Herodoto, y que vivían en el Ponto Euxino actuando en todo como homosexuales fuesen este tipo de chamanes.

Se llega a ser chamán entre los Lapones, Nenetz, Yakutos, Samoyedos, Tchouktches, Koriakos, Buriatos, Tunguses, Ostiakos, Aleutas, Esquimales, Orotches, Yogules, Yukaghires y otros grupos siberianos y asiáticos del Norte, de diversas maneras.
Unas veces se presenta en un adolescente un instinto, un deseo irresistible e inexplicable, una vocación espontánea de ser chamán. Es la llamada de Dios, por regla general desde la infancia en la que ya se distingue de los otros niños por su deseo de permanecer aislado, por ser taciturno, encerrado en sí mismo, tiene visiones y pesadillas, manifestaciones histéricas o epilépticas. Nadie se inquieta en la casa al verlo así, ya que todos piensan que está llamado por los Espíritus para ser chamán. Ha sido elegido. Los espíritus se han apoderado de él. Le será inculcado el saber necesario después que los Espíritus le torturen una y otra vez. Tendrá que sufrir muerte y resurrección para llegar a formarse totalmente. Quedará por horas y aún por días inconsciente, tendido en un rincón de la yurta que es la vivienda habitual en estas latitudes.
Otra forma de acceder al chamanismo es la transmisión hereditaria. Los hijos de un chamán ven desde su infancia a su padre actuar y llegan a aficionarse, si no todos, alguno con más capacidades. La disciplina y el estudio impuestos por su padre harán de él un buen chamán.
Puede tratarse de una decisión personal, que es otra forma de vocación quizás más tardía, adquiriendo por sus propios medios la habilidad del chamán. Más tarde tendrá que demostrar ésta ante la asamblea de la tribu, siendo aceptado solamente si pasa las pruebas exigidas entre las que la más importante es el trance chamánico.
Todavía en algunos casos existe la forma de elección por la tribu o el clan. Generalmente esto sucede cuando muere el chamán viejo sin haber dejado a ningún otro formado por él. La elección recaerá sobre el más preparado del grupo que deberá demostrar que puede ser chamán, es decir realizar el trance extático.
En todos los casos, un chamán con gran experiencia ha de ser el “maestro” bajo cuyas órdenes se pondrá el aspirante y del que recibirá las enseñanzas que va a necesitar. El maestro le enseñará las “recetas” de plantas u otros medios para curar, los cantos, los rituales, el toque del tambor, y la técnica del éxtasis. Pero el acto más importante es el trance durante el cual el maestro producirá la muerte del discípulo, le extraerá las vísceras cambiándolas por órganos nuevos, será cortado en fragmentos por los espíritus y luego reconstruído y resucitado. Así se logra provocar una fuerte crisis espiritual que modifica su personalidad totalmente.

Entre los Youraks-Samoyedos, el niño nace ya siendo chamán y esto se aprecia por algún rasgo anómalo que presente al nacer como las secundinas sobre la cabeza u otros signos. Cuando vaya creciendo, los trastornos que presenta son considerados como parte del poder que está desarrollando.
Entre los Tunguses de Manchuria el niño poseído por un espíritu que le impulsa al chamanismo, huye a la montaña, donde permanece una semana o más alimentándose de animales que come crudos o de hojas de árboles. Al cabo de ese tiempo aparece en el poblado todo destrozado, herida su piel por las ramas, sucio, los cabellos revueltos, sangrando por las heridas que se ha autoinferido, los ojos perdidos como si estuviera demente y sin hablar palabra. Su familia le cuida con esmero porque saben que todo aquello es la posesión por los Espíritus que le han elegido.
Entre los Tunguses, el alma de un chamán muerto se aparece al joven candidato y le cuenta que ha sido elegido por los dioses para sucederle. Puede que el demonio Karghi le visite también con la misma noticia.
En algunas culturas como entre los Esquimales, la iniciación tiene lugar en circunstancias muy extrañas. Rassmussen cuenta el caso de una chamana que lo fué desde que estando un día fuera de su igloo, vió venir una bola de fuego desde el cielo que se introdujo dentro de su cuerpo iluminándola interiormente y dándole el don de la segunda vista. Perdió el conocimiento, y al recobrarlo estaba dotada de todos los poderes de un chamán. Su hijo también fué chamán después de haber sido mordido por una morsa. Estas iniciaciones son excepcionales pero a veces suceden. Ambos caían en trance durante el cual contaban cosas que parecían imposibles a quienes les escuchaban. Otro esquimal estuvo cinco días dentro del agua helada y salió vivo al cabo de ese tiempo sin haberse mojado siquiera las ropas. Desde entonces fué un chamán con plenos poderes.
Se ha pensado durante mucho tiempo que los chamanes sufrían en común una forma de esquizofrenia propia del Artico y muchos investigadores estaban convencidos de la existencia de graves trastornos nerviosos entre los chamanes. No sólo en estas regiones sino en otras partes del mundo como en el Sudán los epilépticos son los adivinos, entre los Chinos y los Hindúes se elige para chamán a los sujetos más débiles, de salud precaria y de equilibrio psíquico inestable. Pero sin ir tan lejos, en el curso de unas investigaciones realizadas por un grupo de mis alumnos de la Universidad, pudieron determinar que en la provincia de Toledo un elevado porcentaje de curanderos eran epilépticos que habían llegado a la práctica de curar por imposición de manos y otras técnicas después de haber comenzado a sufrir sus ataques. Todos afirmaron al ser interrogados que se sentían mucho mejor de sus propios males cuando curaban a otros enfermos.

Durante la iniciación chamánica en el Norte de Asia, uno de los momentos cruciales para el futuro chamán es cuando su espíritu tiene que descender al Infierno. Las fuerzas allí desatadas, los Espíritus con los que se encuentra, producen en él auténtico terror y no son todos los que pueden resistir esta experiencia. Pero si lo soporta, llega a intimar con aquellas fuerzas que acaban por serle familiares y útiles en su trabajo futuro. Será así que a través de la enfermedad nerviosa, sueños, éxtasis, y otros caminos más allá de lo natural, recibirá los conocimientos que harán de él un experto y que le proporcionarán los poderes extraordinarios que luego utilizará en las diversas circunstancias de su vida.
Quizás después del trance iniciático aparecerán en su cuerpo una serie de estigmas, tales como sangre o manchas rojizas en la piel, que son expresión de su lucha en los infiernos donde adquiere el don de la curación.
El maestro le enseña a tocar el tambor mágico, instrumento inseparable del chamán siberiano. El sonido de este tambor atrae a los espíritus que le rodean y le induce al trance.
Cuando uno observa una ceremonia chamánica en estas regiones, lo primero que llama la atención es que, después de haber leído tantas veces que el chamán es un “enfermo” o un “débil”, se lleva la sorpresa de que el chamán no aparemnta serlo sino todo lo contrario, incluso cuando es viejo puede pasarse horas enteras danzando, cantando, sin mostrar el menor signos de fatiga a pesar de los trajes que llevan llenos de objetos de metal que pesarán sus buenos 10 o 15 kilogramos. Demuestran una resistencia física y una vitalidad increíbles.

Una práctica común entre ellos es la de pasar sobre carbones ardientes o simplemente comerlos como si fuesen caramelos.
En la mayoría de las tribus, el chamán siberiano es el depositario de las tradiciones de la tribu, aprendidas de viva voz de su o sus maestros. Son poetas, cantores, músicos, adivinos, sacerdotes, médicos, verdaderos psicólogos y muchas veces los jefes del grupo. Como he podido apreciar entre los indios cuna y otras tribus, el poder chamánico les ha llevado al poder político. Sin embargo, no viven de su chamanismo, sino que como cualquier otra persona de su tribu, trabajan el campo, hacen la recolección, cuidan del ganado y tienen sus medios de subsistencia por medio del trabajo diario.
El chamán necesita sin embargo realizar actos chamánicos puros, ya que de otra forma, la fuerza psíquica se almacena en su cuerpo y puede llegar a destruirle. Tiene necesidad de liberar energía.
Conoce los secretos de la sugestión y de la hipnosis, como lo demuestran el tipo de intervenciones que a veces realizan con un cuchillo, abriendo el abdomen del paciente, metiendo su brazo en el interior y extrayendo fuera los intestinos, buscando la parte dañada y extrayéndola o cambiándola. Luego terminada la intervención sólo queda su brazo manchado de sangre y la piel del enfermo sin ninguna cicatriz como si no le hubiese abierto. Como se comprenderá esta “intervención” es “sugerida” a los que presencian la escena y al enfermo mismo que no siente la más leve molestia durante la misma.
Los chamanes siberianos conocen el efecto alucinógeno de la Amanita muscaria que crece abundante en los bosques de coníferas. Los kamchadales elaboran un costosísimo licor hecho a base de amanitas con las que se drogan cuando van a realizar alguna de las ceremonias como la “kamlenie” de curación. La muscarina se elimina por la orina sin destruirse después de haber producido su efecto. Esa orina puede ser bebida por un discípulo que a su vez queda drogado. Durante la ceremonia se suelen poner una máscara metálica o de madera sobre el rostro o cerrar los ojos para concentrarse mejor. El vestido chamánico está recubierto de campanitas, talismanes metálicos y otros objetos que a veces pesan de 10 a 15 Kg

Las poblaciones siberianas creen en una deidad creadora única, Art-Toïon-Aga (Padre o Jefe del Mundo) que reside en lo más profundo del cielo, y que no suele intervenir en la vida de los hombres. Es un Deus ociosus o Deus sedentis. Pero hay otras deidades o emisarios que son servidores de ese Dios todopoderoso y que son quienes se ponen en contacto con los chamanes. Hay otros grandes dioses en las capas del mundo subterráneo dominadas por Oulou-Toïon, el temible dios negro del Oeste, que no significa que haga daño a los hombres, por el contrario fué quien les enseñó el uso del fuego y otras muchas cosas útiles. Hay otro dios, Baï-Ulgan, que es un dios telúrico, que tiene esposa e hijos y a quien se ofrecen sacrificios para que dé buenas cosechas y proteja el ganado.
El chamán siberiano nunca abandona su tambor, elemento fundamental en todas sus ceremonias, no sólo para llamar a los espíritus sino para obtener energía vital o entrar en trance. Estos tambores son redondos en el Norte, y de forma oval en el Sur de Siberia, hechos de piel de reno o caballo, con el bastidor de madera o de junco trenzado. El ritmo que determina el tambor al ser batido por el chamán, es acompañado por las palmadas de los presentes. El chamán, inducido así al trance comienza a danzar y a emitir sonidos de animales, gruñendo como un oso, golpeando el suelo con el pie como un caballo, bramando como un ciervo y ululando como un buho. Otras veces imitará a la serpiente reptando por el suelo. Más tarde imitará a una paloma, a un cuervo y otras aves para terminar aullando como un lobo. A cualquiera que presencia esta escena le parece que quiere imitar los sonidos de los animales, pero en realidad lo que hace es hablar su lengua, la lengua de los animales y conversar con ellos, lo que le permite conocer los secretos de la Naturaleza.
El chamán ostenta durante sus ceremonias unos bastones rematados por una talla que entre los Buriatos es una cabeza de caballo y entre los Tunguses una cabeza de reno. El bastón buriato se llama amilka (que significa “dador de vida”). Estos bastones llevan colgando campanillas y amuletos como el vestido chamánico. El vestido chamánico con sus numerosos colgantes es una especie de microcosmos, un universo emblemático.
Magia, chamanismo, técnicas del éxtasis, trances, vuelos y penetraciones de un más allá, al otro lado del espejo, ceremonias iniciáticas cargadas de misterio, rituales extraños, conservación de la Historia más remota de estas tribus. Todo esto ha llegado hasta nuestro tiempo de avances tecnológicos, todo esto se refugia en los más apartados rincones del planeta y es a esos lugares a veces muy poco accesibles, donde llega el antropólogo deseoso de conocer la vida de estos hombres de la prehistoria, como si hiciese un viaje por el túnel del tiempo a una dimensión diferente de la que vivimos. Mucho se ha estudiado ya en el mundo entero, pero mucho es lo que aún constituye un enigma en ese misterio de misterios que es el chamanismo.

Fuente: www.ucm.es
komikame.wordpress.com/chamanismosiberia/

No hay comentarios:

Publicar un comentario