FAMILIA ACTUAL
Una característica de la familia actual es su diversidad estructural y dinámica. Últimas investigaciones señalan que no existe una correlación entre la forma de familia y su viabilidad; más bien, ésta depende de la calidad de los vínculos entre sus miembros.
Todas las familias son igualmente valiosas cuando cumplen adecuadamente sus funciones nutritivas (afecto, cuidado, protección, alimentación) y normativas (educación y socialización).
Cada configuración familiar tiene una dinámica propia que se corresponde con su estructura, también, particular y, por lo tanto, ninguna ayuda será efectiva si quien la ofrece desconoce esas diferencias.
Precisamente, dadas las diferencias estructurales y dinámicas existentes entre la familia tradicional, la familia ensamblada y la familia del divorcio es crucial que los profesionales que atienden a éstas últimas, cuenten con la información necesaria para comprender cabalmente la complejidad de los procesos y ayudar de modo eficiente a quienes los consultan en los momentos de transición, cualquiera sea el enfoque utilizado. Cuando la transición no es debidamente abordada se instala la patología.
La mayoría de las familias ensambladas tienden a funcionar como si fueran una familia tradicional y fracasan en el intento.
La mayoría de los padres que se separan, abrumados por la crisis y la incertidumbre, tienen dificultades para reorganizarse como una familia bi-nuclear y continuar ejerciendo conjuntamente la parentalidad.
Les cabe a los profesionales que ayudan a las familias en transición, hacerlo tomando en cuenta las mencionadas diferencias, así como también aportarles información fidedigna para reorganizarse de acuerdo con la forma familiar adoptada. Sólo así, obtendrán resultados efectivos.
Todas las familias son igualmente valiosas cuando cumplen adecuadamente sus funciones nutritivas (afecto, cuidado, protección, alimentación) y normativas (educación y socialización).
Cada configuración familiar tiene una dinámica propia que se corresponde con su estructura, también, particular y, por lo tanto, ninguna ayuda será efectiva si quien la ofrece desconoce esas diferencias.
Precisamente, dadas las diferencias estructurales y dinámicas existentes entre la familia tradicional, la familia ensamblada y la familia del divorcio es crucial que los profesionales que atienden a éstas últimas, cuenten con la información necesaria para comprender cabalmente la complejidad de los procesos y ayudar de modo eficiente a quienes los consultan en los momentos de transición, cualquiera sea el enfoque utilizado. Cuando la transición no es debidamente abordada se instala la patología.
La mayoría de las familias ensambladas tienden a funcionar como si fueran una familia tradicional y fracasan en el intento.
La mayoría de los padres que se separan, abrumados por la crisis y la incertidumbre, tienen dificultades para reorganizarse como una familia bi-nuclear y continuar ejerciendo conjuntamente la parentalidad.
Les cabe a los profesionales que ayudan a las familias en transición, hacerlo tomando en cuenta las mencionadas diferencias, así como también aportarles información fidedigna para reorganizarse de acuerdo con la forma familiar adoptada. Sólo así, obtendrán resultados efectivos.
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