A. JOHN DEWEY
John Dewey (1859-1952) es discípulo de Stanley Hall (1846-1924), el padre de la psicología científica y de la del niño. Dewey, pedagogo y filósofo activista norteamericano, se apoya en una psicología del individuo, asumiendo el pensamiento de su maestro, y en una teoría de la civilización y de la sociedad en un sentido democrático-socialista, aunque siempre basándose en el pensamiento platónico.
Acepta de Herbart la concepción educativa que parte del interés como “estímulo del yo”: una intensa actividad mental que incluye la observación del yo en el objeto y que puede reforzar las ideas de tal forma que éstas tengan efectos prácticos en la conducta.
Se deja influir notablemente por el contenido del libro Principles of Psychology, de James, autor que invade con su pragmatismo filosófico la concepción educativa de John Dewey.
El objeto principal que promueve el programa educativo de Dewey consiste en fomentar la creación de una mente abierta e inquisitiva. Para lo cual resulta imprescindible concebir la educación como acumulación de experiencias y vivencias personales en el educando.
Sostiene que la educación como función social depende de la sociedad que la dirija. Por ello entiende que la libertad de una sociedad democrática permite fomentar una mayor importancia de la institución escolar, y al mismo tiempo facilitar un mayor despliegue educativo en la sociedad. Hace hincapié en la principal función del liberalismo pedagógico, el cual conlleva el hecho de que el acto didáctico se fundamenta en la creatividad libre del hombre, para así tender a hacer de éste un ciudadano maduro y libre para la sociedad democrática.
Su método experimental consta de:
a. Observación de los hechos de la experiencia (mediante una actividad continua)
b. Planteamiento de un problema auténtico que sirva como estímulo para el pensamiento), mediante una formulación y un razonamiento.
c. Informaciones y verificación experimental que convierta la educación en un aprendizaje por la acción.
d. Experimento propiamente dicho (comprobación de las ideas mediante sus aplicaciones).
Este método es de todos conocido, pues, mediante el uso de la lógica mental, nos desarrollamos y enfrentamos continuamente a situaciones problemáticas. Partiendo de este principio simple, pero básico en este proceso de aprendizaje, Dewey establece la unidad lógica, en la que se pueden distinguir 5 momentos:
a. 1º El planteamiento de la situación problemática.
b. 2º la intelectualización del problema.
c. 3º La observación y experimentación (necesidad de revisión de los datos con que se cuenta).
d. 4º Reelaboración de hipótesis.
e. 5º la comprobación, que consiste en someter la hipótesis elegida a la experiencia.
La concepción pedagógica de Dewey, puede resumirse afirmando que la educación es eminentemente “función de la comunidad”, lo cual implica que el principal representante de la filosofía pragmática en la pedagogía contemporánea sitúe la educación al servicio de la vida; la educación como ayuda para la homogeneización o equiparación de nuestro nivel vital; y la educación como base de la experiencia, actividad y libertad del niño.
Ortman afirma que el gran mérito de Dewey consistió en alcanzar la más alta comprensión del programa educativo juvenil que hasta el momento ningún filósofo había logrado. Pues Dewey aboga por el desarrollo de hábitos y crecimiento intelectual, pero no así por el de la mentalidad académica. Es decir, él tendía hacia el desarrollo de la mentalidad práctica individual capaz de realizar cualquier trabajo mundano, a la vez que abogaba por el desarrollo emocional, que debía estar presidido por actividades definidas. Además, pensaba que el buen funcionamiento de la personalidad debería estar acompañado de una participación del niño en las actividades que realiza. John Dewey buscaba un programa comprensivo de enseñanza, que mostrara paso a paso el modo de enseñar a la juventud a pensar y a desarrollar sus propios intereses.
Así, para el padre de la Escuela Nueva, el maestro tiene como una de sus principales funciones enseñar a los educandos a ejercitar los órganos de aprendizaje mediante:
a. Los sentidos, que son fácilmente ejercitados a través de la experiencia real, que constituye la manera más simple de provocar el proceso humano de acción-reacción- interpretación.
b. El razonamiento, que se ejercita mediante el planteamiento de un problema en forma de tarea.
c. Las emociones, que son sentimientos o pasiones que surgen de las diferentes vivencias experimentadas por el individuo.
d. El sistema nervioso autónomo, que se ejercita cuando se toma como ejemplo los valores personales de otro, mediante la comparación.
Por ello, los maestros pragmáticos deben proveer al niño de actividades que produzcan en él experiencias reales, como seleccionar materias que puedan ser usadas para interpretar y entender sus propias vivencias, a la vez que le facilitan un medio para corregir, ampliar o mejorar los medios de aprendizaje personal presentes o pasados.
El programa dewiniano consta de tres pasos:
a. 1º El conocimiento va a existir como contenido de habilidad, como “posibilidad-poder-para hacer” (“power to do”).
b. 2º Este material es gradualmente interiorizado de forma profunda a través de conocimientos comunicados e información. Se utiliza para ello la verbalización.
c. 3º El trabajo es racionalmente organizado a partir de la lógica particular de cada uno de los cognoscentes.
Dewey, como buen pragmatista, condena el programa formal y entiende el currículo como un cuerpo de experiencias, materias y actividades, que es utilizado como un catálogo al que el maestro se debe referir para encontrar experiencias típicas, actividades, investigaciones y otras situaciones de aprendizaje.
Ya en 1910 Dewey señaló los tres factores esenciales para un buen aprendizaje infantil: el niño aprende observando, investigando y llevando a cabo el descubrimiento por su propia experiencia.
Hoy en día, la escuela parte de estos tres elementos constitutivos del aprendizaje activo y se dirige hacia el desarrollo integral del educando, comprometiéndose con éste y con toda su personalidad. Esta actividad, principio de la Escuela Nueva, suscita el proceso del pensamiento y estimula el sentido de la problemática. Por ello surge una disciplina que viene no impuesta por los profesores o directores, sino que surge de la vida misma de la escuela, siendo el maestro tan solo un guía, un estímulo al crecimiento y desarrollo personal del educando.
La educación, en la concepción humana de Dewey, consiste en un proceso natural de desarrollo al amparo de los siguientes aspectos básicos:
a. Corrección de la exclusiva orientación humana.
b. Integración de las experiencias en el trabajo escolar.
c. Educación: desarrollo de la personalidad según sus propias capacidades respecto a la libertad.
d. El niño y sus necesidades, tomados como centro de la escuela.
e. La escuela dewiniana no obliga a ningún niño a hacer ningún trabajo que no despierte su interés.
f. La escuela es concebida como comunidad productiva y de cooperación social.
g. Dewey señala como función del método pedagógico el acto de desarrollar el pensamiento, transformando cada circunstancia en una situación problemática.
h. El contenido del proceso educativo es la experiencia misma.
i. La actividad está siempre suscitada por una necesidad.
Si bien Dewey es considerado como el verdadero creador de la Escuela Nueva el que hizo realidad que la escuela se concentrase sobre el niño y no sobre el maestro, no obstante, su planteamiento adolece de algunos desaciertos:
a. Comete el error al hacer de la escuela una comunidad adulta, ya que transforma al niño en un adulto en pequeño en el plano social.
b. Su filosofía instrumentalista deja a un lado las verdades trascendentales y la moral.
c. Ignora la religión, ya que la considera un arte artificial e innecesario, origen de conflictos individuales y sociales.
d. En su programa omite la fase emocional de desarrollo infantil, y termina con la etapa de organización racional.
e. Su programa es un tanto filosófico. No señala la necesidad de preparar al niño para una mejor interpretación de las materias verbales, una mayor capacidad de leer, y una mayor agudeza de pensamiento del adolescente.
John Dewey (1859-1952) es discípulo de Stanley Hall (1846-1924), el padre de la psicología científica y de la del niño. Dewey, pedagogo y filósofo activista norteamericano, se apoya en una psicología del individuo, asumiendo el pensamiento de su maestro, y en una teoría de la civilización y de la sociedad en un sentido democrático-socialista, aunque siempre basándose en el pensamiento platónico.
Acepta de Herbart la concepción educativa que parte del interés como “estímulo del yo”: una intensa actividad mental que incluye la observación del yo en el objeto y que puede reforzar las ideas de tal forma que éstas tengan efectos prácticos en la conducta.
Se deja influir notablemente por el contenido del libro Principles of Psychology, de James, autor que invade con su pragmatismo filosófico la concepción educativa de John Dewey.
El objeto principal que promueve el programa educativo de Dewey consiste en fomentar la creación de una mente abierta e inquisitiva. Para lo cual resulta imprescindible concebir la educación como acumulación de experiencias y vivencias personales en el educando.
Sostiene que la educación como función social depende de la sociedad que la dirija. Por ello entiende que la libertad de una sociedad democrática permite fomentar una mayor importancia de la institución escolar, y al mismo tiempo facilitar un mayor despliegue educativo en la sociedad. Hace hincapié en la principal función del liberalismo pedagógico, el cual conlleva el hecho de que el acto didáctico se fundamenta en la creatividad libre del hombre, para así tender a hacer de éste un ciudadano maduro y libre para la sociedad democrática.
Su método experimental consta de:
a. Observación de los hechos de la experiencia (mediante una actividad continua)
b. Planteamiento de un problema auténtico que sirva como estímulo para el pensamiento), mediante una formulación y un razonamiento.
c. Informaciones y verificación experimental que convierta la educación en un aprendizaje por la acción.
d. Experimento propiamente dicho (comprobación de las ideas mediante sus aplicaciones).
Este método es de todos conocido, pues, mediante el uso de la lógica mental, nos desarrollamos y enfrentamos continuamente a situaciones problemáticas. Partiendo de este principio simple, pero básico en este proceso de aprendizaje, Dewey establece la unidad lógica, en la que se pueden distinguir 5 momentos:
a. 1º El planteamiento de la situación problemática.
b. 2º la intelectualización del problema.
c. 3º La observación y experimentación (necesidad de revisión de los datos con que se cuenta).
d. 4º Reelaboración de hipótesis.
e. 5º la comprobación, que consiste en someter la hipótesis elegida a la experiencia.
La concepción pedagógica de Dewey, puede resumirse afirmando que la educación es eminentemente “función de la comunidad”, lo cual implica que el principal representante de la filosofía pragmática en la pedagogía contemporánea sitúe la educación al servicio de la vida; la educación como ayuda para la homogeneización o equiparación de nuestro nivel vital; y la educación como base de la experiencia, actividad y libertad del niño.
Ortman afirma que el gran mérito de Dewey consistió en alcanzar la más alta comprensión del programa educativo juvenil que hasta el momento ningún filósofo había logrado. Pues Dewey aboga por el desarrollo de hábitos y crecimiento intelectual, pero no así por el de la mentalidad académica. Es decir, él tendía hacia el desarrollo de la mentalidad práctica individual capaz de realizar cualquier trabajo mundano, a la vez que abogaba por el desarrollo emocional, que debía estar presidido por actividades definidas. Además, pensaba que el buen funcionamiento de la personalidad debería estar acompañado de una participación del niño en las actividades que realiza. John Dewey buscaba un programa comprensivo de enseñanza, que mostrara paso a paso el modo de enseñar a la juventud a pensar y a desarrollar sus propios intereses.
Así, para el padre de la Escuela Nueva, el maestro tiene como una de sus principales funciones enseñar a los educandos a ejercitar los órganos de aprendizaje mediante:
a. Los sentidos, que son fácilmente ejercitados a través de la experiencia real, que constituye la manera más simple de provocar el proceso humano de acción-reacción- interpretación.
b. El razonamiento, que se ejercita mediante el planteamiento de un problema en forma de tarea.
c. Las emociones, que son sentimientos o pasiones que surgen de las diferentes vivencias experimentadas por el individuo.
d. El sistema nervioso autónomo, que se ejercita cuando se toma como ejemplo los valores personales de otro, mediante la comparación.
Por ello, los maestros pragmáticos deben proveer al niño de actividades que produzcan en él experiencias reales, como seleccionar materias que puedan ser usadas para interpretar y entender sus propias vivencias, a la vez que le facilitan un medio para corregir, ampliar o mejorar los medios de aprendizaje personal presentes o pasados.
El programa dewiniano consta de tres pasos:
a. 1º El conocimiento va a existir como contenido de habilidad, como “posibilidad-poder-para hacer” (“power to do”).
b. 2º Este material es gradualmente interiorizado de forma profunda a través de conocimientos comunicados e información. Se utiliza para ello la verbalización.
c. 3º El trabajo es racionalmente organizado a partir de la lógica particular de cada uno de los cognoscentes.
Dewey, como buen pragmatista, condena el programa formal y entiende el currículo como un cuerpo de experiencias, materias y actividades, que es utilizado como un catálogo al que el maestro se debe referir para encontrar experiencias típicas, actividades, investigaciones y otras situaciones de aprendizaje.
Ya en 1910 Dewey señaló los tres factores esenciales para un buen aprendizaje infantil: el niño aprende observando, investigando y llevando a cabo el descubrimiento por su propia experiencia.
Hoy en día, la escuela parte de estos tres elementos constitutivos del aprendizaje activo y se dirige hacia el desarrollo integral del educando, comprometiéndose con éste y con toda su personalidad. Esta actividad, principio de la Escuela Nueva, suscita el proceso del pensamiento y estimula el sentido de la problemática. Por ello surge una disciplina que viene no impuesta por los profesores o directores, sino que surge de la vida misma de la escuela, siendo el maestro tan solo un guía, un estímulo al crecimiento y desarrollo personal del educando.
La educación, en la concepción humana de Dewey, consiste en un proceso natural de desarrollo al amparo de los siguientes aspectos básicos:
a. Corrección de la exclusiva orientación humana.
b. Integración de las experiencias en el trabajo escolar.
c. Educación: desarrollo de la personalidad según sus propias capacidades respecto a la libertad.
d. El niño y sus necesidades, tomados como centro de la escuela.
e. La escuela dewiniana no obliga a ningún niño a hacer ningún trabajo que no despierte su interés.
f. La escuela es concebida como comunidad productiva y de cooperación social.
g. Dewey señala como función del método pedagógico el acto de desarrollar el pensamiento, transformando cada circunstancia en una situación problemática.
h. El contenido del proceso educativo es la experiencia misma.
i. La actividad está siempre suscitada por una necesidad.
Si bien Dewey es considerado como el verdadero creador de la Escuela Nueva el que hizo realidad que la escuela se concentrase sobre el niño y no sobre el maestro, no obstante, su planteamiento adolece de algunos desaciertos:
a. Comete el error al hacer de la escuela una comunidad adulta, ya que transforma al niño en un adulto en pequeño en el plano social.
b. Su filosofía instrumentalista deja a un lado las verdades trascendentales y la moral.
c. Ignora la religión, ya que la considera un arte artificial e innecesario, origen de conflictos individuales y sociales.
d. En su programa omite la fase emocional de desarrollo infantil, y termina con la etapa de organización racional.
e. Su programa es un tanto filosófico. No señala la necesidad de preparar al niño para una mejor interpretación de las materias verbales, una mayor capacidad de leer, y una mayor agudeza de pensamiento del adolescente.
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