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domingo, 3 de enero de 2010

HERMES -33-


Desde la dificultad que representa hablar de Hermes, queremos ahora por medio de este pequeño artículo situarle en el campo de las posibilidades históricas puesto que cada cultura y cada tradición, así como cada escuela esotérica le han dado sus connotaciones filosóficas y religiosas.
Para comenzar correctamente nuestro estudio habría que hablar de la cultura atlantídea, de la egipcia y de los movimientos raciales y geográficos de aquel pasado remoto.
Hubo un tiempo cifrado en miles de años, que todo el planeta Tierra vivía en un pequeño continente situado en el Océano Atlántico, entre América y Europa. Este continente conocido por el nombre de Atlántida, poseía el polo de cultura más elevado que se ha conocido en la Historia del globo. Sus habitantes, de tez oscura, se repartían por una geografía óptima por su clima y por su disposición de abrigo entre los grandes continentes que la rodeaban: por el Norte, la famosa Hiperbórea (Groenlandia) que cerraba paso a los hielos del Norte y por todos sus demás puntos cardinales, tierra que acolchaba y protegía al citado continente de cualquier inclemencia.
Dentro del mismo se había desarrollado, como hemos dicho, una cultura fantástica que en mayor medida se conservaba retirada del vulgo, puesto que la casta sacerdotal que era a la vez depositaria del poder, tenía la precaución de no transmitir lo que celosamente se les había entregado por los hermanos superiores del espacio. Decimos ciertamente por los hermanos del espacio, debido a que eran diversas las culturas extraterrestres que habían conectado con la élite espiritual y cultural de aquella raza y habían establecido unos lazos de cooperación y de ayuda notables.
Por aquel entonces este continente estaba vinculado a la Gran Confederación Intergaláctica de pueblos libres y redimidos del mal. Era por tanto frecuente y lógico ver los platillos volantes, que ahora tanto nos asombran, circular por sus calles y por sus campos, sabiendo que de aquellos ingenios sólo podía venirles bendición y conocimiento.
Fueron, como hemos dicho, miles de años donde la sabiduría se fue haciendo archivo en los sagrados templos de aquel pueblo. En mayor medida en el "Poseidón", o gran construcción concebida de acuerdo a las medidas cósmicas y que contenía una pirámide parecida a la de Keops en Egipto, pero ésta de la Atlántida, cubierta totalmente de oro puro, que a semejanza de un faro luminoso multiplicaba las frecuencias del Sol por todo su entorno. Aquel templo y aquella pirámide contentan a su vez un aparato magistral en forma de cristal de material desconocido, regalado por los tutores del espacio y que en la parte alta de la citada pirámide hacía de ojo vigilante de cuanto ocurría en cientos de miles de Km. A través de dicho aparato y por medio de la geometría precisa de la gran construcción, se atraca la energía cósmica dulcificadora, capaz de armonizar las relaciones humanas, las cosechas, y la benignidad de un clima casi tropical que sólo producía bienestar perpetuo.
Podría decirse que este período estuvo ocupado por el hombre consciente puesto que nunca antes, ni con el período lemuriano, ni siquiera ahora con nuestro tiempo, la dignidad del individuo había alcanzado mayor cota y mejor vibración.
Pero como era de esperar en la lógica de crecimiento y decrecimiento de los fenómenos, no podía durar mucho, puesto que como siempre decimos, una cultura debe parir a la otra y un tiempo debe dar pié al nacimiento de otro más fecundo. Y así la cultura atlantídea debía desaparecer para comenzar otro tiempo que tenía como punto de arranque el antiguo Egipto.
El poder y magnificencia de aquella sociedad fue pronto codiciada por los pueblos bárbaros ribereños y en la medida que el tiempo pasaba eran frecuentes las incursiones de los ladrones y piratas, insaciables en su deseo de conquista de las tierras y bienes de la Atlántida.
Poco a poco el pueblo comenzó a degenerarse y desoía a los sacerdotes guardianes del conocimiento. Por otra parte, los caudillos y caciques conquistadores imponían costumbres licenciosas y la degeneración sexual y moral se hacía código de comportamiento en aquellos pobladores. Mientras esto ocurría, la geografía del planeta estaba cambiando, reposando a una estructura de continentes más estable. El Hiperbóreo o la actual Groenlandia comenzó a hacer fisuras por donde se dejaban penetrar las frías aguas del Norte que incidieron en el clima atlantídeo y en sus cosechas. La Atlántida que era más baja que la tierra del Norte pronto se vio inundada por las aguas y lo que antes había sido un solo continente, ahora se repartía entre pequeñas islas en forma de racimo por todo el Atlántico.
Los sacerdotes y sabios hacían llamamientos a aquel pueblo que ahora padecía las consecuencias de su degeneración, pero éstos borrachos de desenfreno sólo atendían a los apetitos de sus sentidos. Todo se estaba perdiendo y ninguna fuerza podía parar el mal que cabalgaba a sus anchas entre los hombres de aquel tiempo.
Los extraterrestres retiraron el ojo vigilante de la gran pirámide y pasaron a la invisibilidad, puesto que el Consejo Supremo de la Gran Confederación así se lo ordenó. Acontecimientos sangrientos y dolorosos debían llegar y sólo lo salvable debía ser salvado.
En el momento preciso de tal proceso de aniquilamiento y de autodestrucción, el Gran Maestre del Poseidón hizo marchar a sus emisarios a través de lo que quedaba de la Atlántida y convocó un concilio entre todos los Altos Iniciados y las fuerzas aún fieles a las leyes cósmicas. Se reunieron en la gran pirámide todos los Altos Iniciados de las siete órdenes esotéricas que gobernaban el mundo nutridas por sus representantes respectivos y una delegación extraterrestre que representaba a la Gran Confederación Intergaláctica.
 "¡Hermanos!"  decía el Gran Maestre  "Lo que nuestros astrólogos y grandes Maestros nos habían anunciado se ha dado, y el proceso de regeneración es imposible. Sometamos por tanto a votación nuestros destinos y proyectos y busquemos una salida digna y honrosa para el conocimiento que se os ha sido entregado por nuestros padres y hermanos del espacio."
La gran sala circular reunía a los más venerables ancianos de la sabiduría. Todos tenían en sus ojos la humedad de la tristeza, puesto que a pesar de su esfuerzo debían retirarse de nuevo a la verdad esotérica, a la verdad oculta en las grutas y en los templos iniciáticos. De nuevo, la llama debía meterse en la oscuridad puesto que el hombre no sabía y no podía asimilar el brillo ni la irradiación de la verdad.
El debate fue amplio y cargado de sentimiento, pero al final llegó el consenso y se tomaron los siguientes acuerdos:

1) Parte de los Iniciados de cada una de las siete órdenes esotéricas que gobernaban el proceso espiritual de la Humanidad, debían marchar a la entonces colonia comercial de la Atlántida (Egipto) y recomenzar el proceso de reconstrucción espiritual.
2) E1 resto de los Maestros debía introducirse en las ciudades subterráneas del planeta que se encontraban en el subsuelo de Sudamérica y el Tibet y aguardar allí hasta el final de la Era Acuario con el resto del conocimiento.
3) Establecer un gobierno oculto de la Tierra que en todo momento seguiría el proceso evolutivo de la superficie y que tendría su sede en El Dorado y en Shambhala, situada respectivamente en los lugares citados.
4) Programar a través de la Historia y según las necesidades de cada momento, cada raza y cada cultura, a diversos individuos que serían inducidos, guiados telepáticamente y asistidos por dicho Gobierno interno y por las fuerzas extraterrestres que allí estaban presentes.
5) En cuanto al programa extraterreno, se les dejaba absoluta autonomía de acción y por tanto se establecían bases de apoyo a dicho Gobierno interno en Las Bermudas, Pirineos, Sudamérica, etc, etc... lugares estos donde se seguiría la marcha evolutiva de las razas en el planeta y se ayudaría a los diversos programados que nacieran y fundaran movimientos y religiones a lo largo de la historia de la Humanidad.
6) Las fuerzas extraterrestres construirían una gran base espacial que se situaría en órbita terrestre detrás de la cara oculta de la Luna. Igualmente el propio satélite albergaría otras tantas instalaciones del aparato de vigilancia de las diversas culturas extraterrestres que regresarían a sus respectivos puntos de origen, una vez que habrían establecido el programa de fecundación genética que les había sido ordenado por la Gran Confederación.

Estos fueron los puntos básicos de aquella reunión. Aún ahora se siguen cumpliendo en el espíritu de cuanto se pactó y dedujo de los debates de todos los Maestros de la antigua Atlántida. Tan sólo faltaba un detalle y era designar al Jefe Espiritual para el nuevo tiempo y la nueva etapa de transición que venía enseguida, puesto que todo cambio social y cultural importante en la Historia de la Humanidad se apoya en el nacimiento o impulso de un Mesías, de un Caudillo o de un Alto Iniciado, que termina siendo la cabeza visible de todo un aparato o soporte oculto que actúa en la sombra.
Así pues, todos los presentes se pusieron en pie y levantaron los ojos a lo alto, fijándolos en el punto focal de la pirámide de donde colgaba un bastón de oro reluciente. El bastón comenzó a girar impulsado por la fuerza mental de todos los sacerdotes y sabios y se rodeó de un aura luminosa de energía viva. Poco después ése aura se desprendió del bastón y comenzó a girar por encima de las cabezas de los reunidos hasta que se detuvo sobre la de un joven alto y moreno que con los ojos bajos se maravillaba de lo que allí estaba pasando. Este joven no era otro que "Hermes" y su misión sería la más grande de todos los tiempos y de todos los Altos Iniciados que han existido.
Terminada la reunión cada grupo marchó a sus respectivos destinos pues lo que quedaba de la Atlántida iba a ser destruido irremediablemente. Los rollos y manuscritos, así como los instrumentos de alta magia y ciencia cósmica fueron sacados de los templos y llevados al reducto interno de la Tierra. Los extraterrestres a su vez sacaron con sus astronaves los restos de cuanto hablaba de la historia del planeta y fue codificado en ondas vibracionales que se alojaron en los Sagrados Registros Akásicos.
Estos extraterrestres dejaron al planeta que buscara libremente su destino y se desactivaron todas las fuerzas cósmicas que habían sido atraídas por los ingenios colocados en el cinturón de las pirámides de toda la Tierra. Las fuerzas antigravitacionales cesaron, dando como consecuencia inmediata la caída de uno de los satélites naturales del planeta que viajaba en una órbita paralela a nuestra Luna. Dicha caída impactó precisamente en lo que quedaba de la Atlántida y el antiguo continente se hundió definitivamente.
Poco antes de la destrucción, Hermes, acompañado de otros Iniciados marchó a Egipto y comenzó la etapa de educación e información más fecunda que se haya conocido hasta la fecha.
Los pueblos hasta entonces alejados de la cultura atlantídea como lo era Grecia, Asia y la India, viajaron por medio de sus Iniciados y profetas al antiguo Egipto a fin de recibir el conocimiento sagrado que fluía a través de Hermes, puesto que todo un colectivo de seres invisibles le asistía desde el mundo del espíritu. Se dice que escribió cientos o miles de manuscritos donde plasmó todo el saber alquímico, astrológico, moral, histórico y cosmogónico, que la mente humana era capaz de concebir y preparó a otros Iniciados que a su vez pusieron en marcha, al regreso a sus países, las principales religiones que ahora mismo funcionan en el mundo.
Hubo un tiempo, por tanto, que el antiguo Egipto iluminó como faro incandescente a toda la Humanidad y este Hermes fue llamado "Trismegisto" o "Tres veces grande", y fue adorado como el Dios Thot en esa cultura y como Hermes en la Griega.
La mayoría de sus tratados y escritos se perdieron en los incendios de la Biblioteca de Alejandría, aunque se dice que tan sólo se quemaron las copias, puesto que los originales se siguen conservando por la Gran Fraternidad oculta del planeta, y otros tantos permanecen en el reducto interno de la gran pirámide de Keops. En esta pirámide yace también oculto el sincronizador u ojo cósmico que cubría la piedra angular de la Gran Pirámide que era de la misma naturaleza y estructura del que en su día brilló encima de la pirámide sagrada del Poseidón.
Escasos fragmentos de la filosofía de Hermes han llegado a nuestros días, incluso las traducciones efectuadas de sus originales son dudosas, pero no obstante llegó lo que en definitiva ha creado toda una escuela de auténtica iniciación y hermetismo. Libros como el Kibalión, Poimandres, Asclepios o La Llave, han llenado la mente de los sanos buscadores del último porqué e inspirado a otros tantos inquietos luchadores de la ignorancia.
Se dice que vivió trescientos años y que marchó vivo a las estrellas con sus hermanos extraterrestres una vez terminada su misión:
"Hermes vio el conjunto de las cosas y, habiéndolas visto, comprendió, y habiendo comprendido, tuvo el poder para manifestarse y revelar. Lo que pensó, lo escribió; lo que escribió, lo ocultó en gran parte, callando con sabiduría y hablando a la vez, a fin de que, mientras durase el mundo, viniese éste a buscar estas cosas. Y habiendo ordenado a los dioses, sus hermanos, que le sirvieran de cortejo, subió a las estrellas."
Como sabéis a lo largo de las revistas hemos trabajado sobre sus enunciados filosóficos y razonado desde la perspectiva del Siglo XX todos sus principios, que siguen siendo eternos y cargados de sentido. Es y será siempre el pensador por excelencia, el carismático buscador de la esencia pura y de todo lo sublime.
Quizás la más estudiada y famosa de sus filosofías sea la Tabla Esmeralda, por cuya comprensión puede el hombre escalar el conocimiento absoluto del Dios cósmico, del Dios total, de Profundo motivo de cuanto vibra en el mundo de las formas y de las apariencias. Estos son los siete principios sagrados de la citada Tabla que a pesar de ser conocidos por la mayoría nunca dejan de ser actuales y por tanto objeto de profunda meditación:

PRINCIPIO DEL MENTALISMO.  E1 Todo es mente, el universo es mental.
PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.  Como arriba es abajo, como abajo es arriba.
PRINCIPIO DE VIBRACIÓN.  Nada es inmóvil; todo se mueve, todo vibra.
PRINCIPIO DE POLARIDAD.  Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en  naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse.
PRINCIPIO DEL RITMO.  Todo fluye y refluye; todo tiene sus periodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO.  Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la ley.
PRINCIPIO DE GENERACIÓN.  La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.
Y hasta aquí una muy breve exposición de la figura de Hermes que nunca dejaremos de citar en los trabajos que se sigan preparando por la Asociación.
Os dejamos por tanto con la pequeña historia y con sus principios de la Tabla Esmeralda que sin duda os darán pie para acceder a una profunda meditación de lo que llamamos Dios, cosmos, Todo, etc, etc...

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