Siete de los apóstoles, junto con Myriam, Jesús y el propio Pedro, estaban pescando sobre las aguas del lago. Jesús comenzó a dialogar con ellos. Estaban en pleno verano. La temperatura era sofocante y casi todos iban con el torso al descubierto.
- Queridos hermanos. Todo cuanto vive tiene en forma invisible un ángel, un impulso, una idea pensante. Sólo quién ha recorrido el camino del conocimiento puede dialogar con estos Ángeles. Cada pez, cada alga, cada partícula de vida que vive entre las aguas por donde nos movemos, tiene un ser invisible.
Los apóstoles no podían entender lo que quería decir el Cristo, y además, Simón, como siempre dijo:
- ¿Cómo vamos a hablar a las gentes de estos ángeles si nadie puede verlos? Nos llamarán locos o visionarios.
- Sólo quien tenga que verlos los verá. Ved el poder de dichas criaturas. ¡Myriam, ayúdame por favor!
La pareja solar, se puso en la proa de la barca y comenzaron a cantar:
!.... Ti gua ye ...Ti gua ye...
ken na de kena…
ken na de kena…
Ti gua ye…Ti gua ye…
Ken na de Kena…
Ken na de Kena…….!
Poco a poco una extraña luz se puso sobre la barca. Las nubes se arremolinaron formando un círculo brillante. El cántico de Myriam agudo, y el del Señor grave producían unos ecos seductores en los oídos de los presentes. De repente, en torno a la barca comenzó a formarse hielo, duro como el granito. Mientras duraban los cantos, el hielo comenzó a extenderse metro a metro hacia el interior del lago.
- Vez, hermanos míos, el poder del Ángel del Agua.
Y a continuación El Salvador y su Santa Esposa se pusieron a caminar sobre las aguas. Y según cantaban el hielo se hacia más espeso y más grande.
- ¡Ven Pedro. Ven hacia nosotros!
- Señor, si camino sobre el agua me hundiré.
- ¡Ven Pedro. Ven hacia nosotros!
Y Pedro bajó de la barca temblando no sólo de miedo sino de frío y caminó hacia la pareja. Y vio el poder de la oración y entendió que el Verbo puede mover a los ángeles y transformar la materia.
Guardaros de cantar este canto si vuestro cuerpo no esta limpio, si anida el odio o el resentimiento en vosotros, si no tenéis fe. Pues es un canto sagrado que atrae el bien o el mal, pero que realiza el milagro de la presencia. ¡Cuidado, descuidados lectores! No sea que al recitarlo numerosas veces, en la soledad de la montaña, veáis la presencia de la casa del Padre, de sus ángeles, de los gnomos y de la salamandras del fuego. ¡Cuidado incrédulos y racionales lectores de este relato!...no sea que este salmo funcione y comience vuestro calvario. Pues es mejor vivir en la ignorancia, en la incredulidad y en el escepticismo. Seguir con vuestras cómodas vidas que sólo aprecian lo que ven, lo que tocan o lo que entra por los ojos de la razón…..Y si finalmente este canto abre las puertas del misterio; guardad el más profundo de los secretos. Sellad vuestros labios ante el ciego, el prepotente y el ignorante. Sabréis entonces lo que es la soledad en el conocimiento y la marginalidad de la sabiduría. Será entonces cuando descubráis que no estáis vivos en esta dimensión, sino en la otra. Será el comienzo de vuestra muerte física y de vuestra verdadera iniciación en el silencioso misterio.
- Queridos hermanos. Todo cuanto vive tiene en forma invisible un ángel, un impulso, una idea pensante. Sólo quién ha recorrido el camino del conocimiento puede dialogar con estos Ángeles. Cada pez, cada alga, cada partícula de vida que vive entre las aguas por donde nos movemos, tiene un ser invisible.
Los apóstoles no podían entender lo que quería decir el Cristo, y además, Simón, como siempre dijo:
- ¿Cómo vamos a hablar a las gentes de estos ángeles si nadie puede verlos? Nos llamarán locos o visionarios.
- Sólo quien tenga que verlos los verá. Ved el poder de dichas criaturas. ¡Myriam, ayúdame por favor!
La pareja solar, se puso en la proa de la barca y comenzaron a cantar:
!.... Ti gua ye ...Ti gua ye...
ken na de kena…
ken na de kena…
Ti gua ye…Ti gua ye…
Ken na de Kena…
Ken na de Kena…….!
Poco a poco una extraña luz se puso sobre la barca. Las nubes se arremolinaron formando un círculo brillante. El cántico de Myriam agudo, y el del Señor grave producían unos ecos seductores en los oídos de los presentes. De repente, en torno a la barca comenzó a formarse hielo, duro como el granito. Mientras duraban los cantos, el hielo comenzó a extenderse metro a metro hacia el interior del lago.
- Vez, hermanos míos, el poder del Ángel del Agua.
Y a continuación El Salvador y su Santa Esposa se pusieron a caminar sobre las aguas. Y según cantaban el hielo se hacia más espeso y más grande.
- ¡Ven Pedro. Ven hacia nosotros!
- Señor, si camino sobre el agua me hundiré.
- ¡Ven Pedro. Ven hacia nosotros!
Y Pedro bajó de la barca temblando no sólo de miedo sino de frío y caminó hacia la pareja. Y vio el poder de la oración y entendió que el Verbo puede mover a los ángeles y transformar la materia.
Guardaros de cantar este canto si vuestro cuerpo no esta limpio, si anida el odio o el resentimiento en vosotros, si no tenéis fe. Pues es un canto sagrado que atrae el bien o el mal, pero que realiza el milagro de la presencia. ¡Cuidado, descuidados lectores! No sea que al recitarlo numerosas veces, en la soledad de la montaña, veáis la presencia de la casa del Padre, de sus ángeles, de los gnomos y de la salamandras del fuego. ¡Cuidado incrédulos y racionales lectores de este relato!...no sea que este salmo funcione y comience vuestro calvario. Pues es mejor vivir en la ignorancia, en la incredulidad y en el escepticismo. Seguir con vuestras cómodas vidas que sólo aprecian lo que ven, lo que tocan o lo que entra por los ojos de la razón…..Y si finalmente este canto abre las puertas del misterio; guardad el más profundo de los secretos. Sellad vuestros labios ante el ciego, el prepotente y el ignorante. Sabréis entonces lo que es la soledad en el conocimiento y la marginalidad de la sabiduría. Será entonces cuando descubráis que no estáis vivos en esta dimensión, sino en la otra. Será el comienzo de vuestra muerte física y de vuestra verdadera iniciación en el silencioso misterio.
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