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lunes, 18 de enero de 2010

Técnicas contra la manipulación


Técnicas contra la manipulación.
   
La Manipulación es el antiguo arte, ciencia y tecnología de hacer que otros hagan lo que tu quieres que hagan, mientras piensan que es idea propia. Tiene sus raíces en las primeras épocas de la civilización: el primer manipulador fue la serpiente cuando le endulzó los oídos a Eva con las promesas de omnisciencia y omnipotencia. Los griegos perfeccionaron la ciencia pero la llamaron diplomacia. Quizás todo esto te parezca poco ético, pero esto es lo que hay. A veces, conviene pasearse por el lado oscuro de la fuerza.
        
Antes de cualquier taller o trabajo de grupo, consulta primero con el Jefe de los participantes para saber qué es lo que el o ella realmente quiere. Recuerda que es el Jefe el que te paga.
        
CREAR DEPENDENCIA.

Es importantísimo que el grupo y todos sus integrantes reconozcan que no pueden hacer nada sin ti. Así que periódicamente debes inventar un nuevo estudio de clima organizacional o un nuevo curso o taller que ellos puedan tener, preferiblemente utilizando las palabras inglesas o japonesas de moda en el desarrollo organizacional. De esta manera podrás hacerte el indispensable.

Sin embargo, esta destreza no es necesaria si controlas los fondos, una situación hecha a medidas para el manipulador. Lo único que tienes que hacer en este caso es utilizar frases claves en momentos propicios, como: "Hagan lo que consideren mejor, pero mi Agencia no va a estar muy contenta con..." u "Olviden Uds. que yo controlo todos los desembolsos; díganme tranquilamente lo que piensan".

CULTIVAR LOS CHIVOS EXPIATORIOS.

De igual manera que utilizamos a otras personas para adelantar nuestras ideas, una parte importantísima de la manipulación es siempre tener a quien culpar cuando las cosas van mal. Esto requiere que nunca aceptes la responsabilidad por el impacto de tus acciones. Aprende el uso oportuno de frases como "Les advertí pero no me hicieron caso." o "Sólo soy asesor aquí."

REMITIR A LOS DESMOTIVADOS:

Si alguien cuestiona tu gestión o tu metodología, sugiere sutilmente (delante de otros) que debe buscar una asesoría psicológica personal por sus "obvios rasgos sociopáticos y falta de solidaridad y colaboración". El éxito de tus grupos depende de tu habilidad de sacar las "manzanas podridas" que están envenenando a los demás. Nunca indiques, sólo sugiere, insinúa.
        
HABLAR SIN COMPROMETERSE:

Aprende a usar únicamente aquellas palabras con múltiples significados diferentes y así nunca es necesario comprometerse. También sirve para poder decir ante cualquier dificultad posterior: "Uds. no me entendieron." De especial utilidad son frases como: "Vamos a tratar de...", "Eso es muy relativo.", "Todos los expertos saben que..." , "¿Quién sabe?" o "No se puede...".

SABER FINGIR ESCUCHAR:

Aprende el arte de asentir con la cabeza y decir, con tu mejor sonrisa condescendiente:                      "¡Comprendo!", después de cada bobada que dicen. Muchas veces tu éxito va a depender de tu habilidad de convencer a alguien que él fue el autor de una idea que tú tienes y quieres implantar. Para lograrlo, es muy útil parafrasear o repetir parte de lo que dijo el otro, metiendo al final las palabras y frases que tú quieres oír: "Si te entiendo bien, para lograr las metas y reducir el estrés del equipo, estas sugiriendo que todo el personal trabaje una hora extra cada día, ¿así es? Excelente idea! Entonces ya que esta decidido, podemos... ".

ELOGIA TODO MENOS LA INICIATIVA:

Debes elogiar efusiva y públicamente a cualquier persona que diga o haga lo que tú quieres. Sin embargo, si te pones a elogiar al grupo o a un individuo por su iniciativa, sus cualidades personales o su autonomía, te cogerá ventaja correrás el riesgo de que se les suban los humos hasta llegar a pensar que pueden hacer las cosas sin ti.

CONVENCE CON PSEUDOPREGUNTAS:

Todos sabemos que la gente no sabe lo que quiere, mucho menos lo que necesita, entonces no pierdas tiempo preguntándole. Tú eres el experto y debes decidirlo por ella y luego convencerle de lo que necesita saber y hacer. Puedes lograrlo con pseudo-preguntas como: "¿Has pensado en la posibilidad de...?" o "No crees que sería mejor...?".

La poca prudencia de los hombres impulsa a comenzar una cosa y, por las ventajas inmediatas que ella procura, no se percata del veneno que por debajo está escondido.

"Es necesario ser un gran MANIPULADOR:  los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar".

        

        


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