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viernes, 19 de febrero de 2010

LA HISTORIA COMO EJEMPLO... El ejemplo permite la economía de la deliberación-decisión -4-

En el análisis de Suleiman (artículo en el cual se elabora, a partir del estudio de parábolas y fábulas, un modelo de ejemplo en el que se suceden necesariamente las tres operaciones narrativa, interpretativa y yusiva), la necesaria interpretación de la historia, es decir de la inducción de la regla, no está seguida de un segundo tipo de interpretación encargada de evaluar el grado de analogía establecido entre el contenido del ejemplo y la situación presenta, ni los problemas de transposición que esto conlleva. Pero esta omisión nos sugiere que la naturaleza de todo ejemplo es la de concluir siempre, a la manera de las parábolas evangélicas, por un "ve, y haz lo mismo" implícito o explícito (o, según el caso, por si equivalente simétrico ve, y no hágaselo mismo”) que ignora deliberadamente cuestiones de trasposición. Tal simplicidad y uniformidad remiten evidentemente a la naturaleza de la regla, que es moral el precepto se refiere a un "hacer" y no a un “saber”. En cortocircuito con la etapa de la deliberación, el ejemplo niega la pertinencia de una dimensión cognitiva en el seno de un proceso persuasivo, la interpretación de la historia no consiste en inducirle ella el principio, sino en recibir una regla de acción ( y, es por eso que no se distingue de la yusión). De esto resulta que:

a) la relación de pertinencia no se establece entre el contenido del ejemplo y la situación (comparante-comparado; fora-tema; etc.) sino entre, el ejemplo y la situación, por una parte, y la regla de acción, por otra.

b) esta relación subordina la operación lógica de inducción a una jerarquía de orden axiológico. Suleiman señalaba ya, al tratar las dos primeras etapas de su modelo, que "la relación entre la historia e interpretación es, en consecuencia, a la vez lógica y axiológicamente jerárquica; la interpretación es ‘superior’ a la historia como lo general es a lo particular, o la verdad a su manifestación" Hay que ir, sin duda, más lejos: sin que se deba traducir necesariamente en términos de sucesión la subordinación de lo lógico a lo axiológico, diremos que la relación de la historia ejemplar con la regla como producto de una actividad interpretativa-yusiva no puede analizarse por inducción más que en el marco de un relación entre el concepto de Verdad y el de sus manifestaciones:


(Suleiman plantea que, si la historia implica la interpretación, la relación que [14] se establece entre ésta y la yusión es de implicación recíproca.)

El ejemplo pone en juego así una doble relación: la inducción a la que remite va pareja con una revelación, que es la del Valor y del Sentido, del Valor como Sentido. Esto nos permite volver sobre el status de presuposición dado a la regla, ya que lo que implica el ejemplo (lo que introduce) no es sólo, o no es prioritariamente, una regla, sino la creencia de que su relación con la regla es exactamente lo que articula una manifestación anecdótica con una verdad trascendental. En este sentido, no hay ejemplarización posible más que en el marco de una “teoría de la manifestación” (Certeau), que es también la teoría de una lectura. Falta ver cómo el hecho de que el ejemplo sea del orden narrativo contribuye a la formulación de tal teoría, y responde a .sus exigencias.

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