Pierre Jutras
La Tierra está a punto de entrar en un invierno galáctico.
El Profesor Pierre Jutras, Director del Departamento de Geología de la Universidad de Saint Mary en Halifax, Canadá nos habla en un escrito sobre el cambio climático, y lo hace a su manera, aportando datos muy interesantes, evalúa de manera muy diferente el dióxido de carbono y sus efectos, no da una conclusión definitiva pero, es recomendable su lectura por la calidad de la información.
Realizando un análisis del pasado geológico de la Tierra podemos ver con mayor claridad las cosas: y nos encontramos conque el ecosistema global prospera cuando los niveles de dióxido de carbono son altos y la Tierra sufre cuando estos niveles bajan; pues bien, el bajo nivel actual de CO2, nos recuerda uno de los peores momentos de la historia de la vida en la Tierra: el Paleozoico tardío. Durante este período se produjo la mayor extinción de la historia, la extinción del Pérmico-Triásico, los efectos fueron tan devastadores que a la Tierra le llevo unos 30 millones de años el recuperarse de nuevo (vea el gráfico).
El Profesor Pierre Jutras, Director del Departamento de Geología de la Universidad de Saint Mary en Halifax, Canadá nos habla en un escrito sobre el cambio climático, y lo hace a su manera, aportando datos muy interesantes, evalúa de manera muy diferente el dióxido de carbono y sus efectos, no da una conclusión definitiva pero, es recomendable su lectura por la calidad de la información.
Realizando un análisis del pasado geológico de la Tierra podemos ver con mayor claridad las cosas: y nos encontramos conque el ecosistema global prospera cuando los niveles de dióxido de carbono son altos y la Tierra sufre cuando estos niveles bajan; pues bien, el bajo nivel actual de CO2, nos recuerda uno de los peores momentos de la historia de la vida en la Tierra: el Paleozoico tardío. Durante este período se produjo la mayor extinción de la historia, la extinción del Pérmico-Triásico, los efectos fueron tan devastadores que a la Tierra le llevo unos 30 millones de años el recuperarse de nuevo (vea el gráfico).
Aquí es dónde surge una duda razonable sobre el alarmismo referente al cambio climático por parte de ciertos científicos. Los pronósticos sobre un calentamiento global no son ciertos, más bien nos encontramos en una encrucijada en dónde la Tierra va a tender a enfriarse.
Es un error pensar que el CO2 provoca el calentamiento global en todas las regiones del mundo. Es de sobra conocido por los geólogos profesionales pero desconocido para la gente que la mayor emisión de CO2 y el consiguiente calentamiento ocasiona el desarrollo de cambios profundos en las áreas tropicales, que podrían conducir a un enfriamiento de estas regiones en particular.
Debido a la dinámica de la circulación de Hadley podemos observar un ascenso del aire caliente cerca del ecuador que, tras haber llegado a una altura de unos 10-15 km, migra hacia el trópico descendiendo a la superficie y dirigiéndose de nuevo al ecuador, la humedad es corriente en las áreas subtropicales (10 a 30 grados de latitud) hacia el ecuador (0 a 10 grados). Este tipo de corriente nos muestra el porque el desierto es árido y las zonas tropicales húmedas y ricas en vegetación. Ahora nos estamos encontrando que en las zonas tropicales se aprecia mayores temperaturas que en las ecuatoriales a causa de un incremento en el número de nubes. Tal vez esto sea debido a un gradiente de temperatura vertical menos empinada, y por lo tanto capaz de cambiar la dinámica de las células de Cam, la humedad y el calor se distribuyen mejor durante los períodos de incremento de gases de efecto invernadero. En otras palabras, aunque la investigación sobre el calentamiento global alarmista nos dibuja una imagen que parece sacada de una obra de Dante en la Tierra, la historia geológica de nuestro planeta hace que este se parezca mucho más a un jardín del Edén, sin temperaturas extremas.
Es algo desconcertante e increíble que las tasas actuales de dióxido de carbono hayan sido declaradas como una amenaza ambiental para la humanidad, máxime teniendo en cuenta que los pros y los contras de dicho aumento nunca fueron cuidadosamente evaluados. En numerosas declaraciones de los defensores del calentamiento global tienen en cuenta sólo los aspectos negativos, se olvidan de muchos pormenores, se dejan datos en el tintero adrede, ¿Con qué proposito?, el CO2 es considerado injustamente el diablo de los tiempos modernos, el mostrar estos datos como algo positivo es considerado por los falsos cientístas como una blasfemia.
Otro dato conocido gracias a los recientes análisis es que la biosfera se encontraba en mejores condiciones en el periodo Mesozoico (Jurásico, Cretácico) que en la etapa actual, cuando el nivel de CO2 era muchísimo mayor que el existente en la actualidad. Obviamente, siempre existe un cambio en las condiciones externas, siempre existe un ganador. Para que lo entienda, los animales del Cretácico, los animales de las zonas marinas someras (de la zona bentónica) fueron los perdedores.
La mayoría de la población mundial dada la existencia de cierto desconocimiento, coinciden en que “es mejor no arriesgarse”, y por lo tanto no precipitarnos en eliminar las emisiones de dióxido de carbono. Pero claro, mucho depende del método que se desea utilizar para obtener el resultado. Por ejemplo, muchos ambientalistas están presionando para que se haga uso de combustible biodiesel para reducir el calentamiento global. Es lamentable pero necesario comunicarles a estas personas que el biodiesel puede contaminar mucho más. El biodiesel es un combustible que se quema ocasionando muchas impurezas, al igual que la gasolina refinada. El resultado es que se está emitiendo un mayor número de pequeñas partículas, y compuestos orgánicos volátiles junto a monóxido de carbono, que son contaminantes de primer órden. Si todo el mundo hace uso del biodiesel, las ciudades pronto se convertirán en inhabitables debido a un rápido incremento de estos compuestos. En contraste, el CO2 no es un contaminante pese a que algunos lo consideren así. El CO2 entra dentro de la cadena respiratoria de las plantas y ayuda a mantener el calor del sol en la atmósfera inferior, estos falsos cientístas lo que pretenden es precipitarnos a una edad de hielo.
Esta es una razón para dar una oportunidad de redención, para el considerado “enemigo público número uno” el CO2. Los costos relativos al calentamiento global son astronómicos. Al mismo tiempo, el cambio gradual y sostenido hacia el biodiesel está comenzando a ocasionar una creciente crisis de los alimentos. Antes de poner en marcha los enormes esfuerzos internacionales como son los del Protocolo de Kioto y el acuerdo de Copenhague, sería preferible obtener estimaciones precisas sobre otra cuestión importante: «¿Es mejor un enfriamiento global o por el contrario un calentamiento global?”. Sabemos perfectamente que el hielo cubrió de forma intermitente la mayor parte de América del Norte y el norte de Europa durante los últimos 2,5 millones de años. Así como las estaciones temporales se suceden, como el verano deja paso al otoño y este al invierno y a su vez este último a la primavera; la observación de los ciclos orbitales terrestres, nos dejan ver las diferentes etapas siderales, nos encontramos en un “solsticio de verano” interglaciar, que corresponde al ciclo de Milankovitch de excentricidad, vinculado a la precesión de la órbita terrestre, y que ha sobrepasado ya un periodo de cinco mil años, y que lamentablemente nos movemos hacia el próximo invierno.
Este aumento de las emisiones de CO2 causadas por el ser humanos tal vez podría ayudarnos a superar o soportar mejor el período al cual la Tierra se dirige, en el espacio la Tierra ahora se encuentra en el otoño, y estamos a punto de entrar en el invierno de Milankovitch.
Ustedes tienen la última palabra, este artículo es para meditar, para que entre todos continuemos esforzándonos por encontrar todo aquello que pueda ayudarnos a mejorar un poco este mundo, y continuar en la brecha informativa, dando lo mejor de nosotros mismos y evitar todo tipo de engaño.
Información facilitada por la Universidad de Saint Mary en Halifax, Canadá.
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