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martes, 23 de febrero de 2010

LUDWIG WITTGENSTEIN -2- 2.

II
 

Con las palabras «Cuando escuché esa palabra, significó para mí...» él se refiere a un instante y a un modo de emplear la palabra (Lo que no comprendemos es, naturalmente, esa combinación.)
Y la expresión «Entonces yo quería decir...» se refiere a un instante y a una acción.
Hablo de las referencias esenciales de la manifestación, para separarlas de otras particularidades de nuestra expresión. Y son esenciales a la manifestación aquellas referencias que nos inducirían a traducir una especie de expresión que por lo demás nos es extraña a esta forma que nos es habitual.
Quien no fuera capaz de decir: la palabra «sino» puede ser un sustantivo o una conjunción, o construir oraciones en las que unas veces es una cosa y otras otra, esa persona no podría realizar simples ejercicios escolares. Pero lo que no se exige de un escolar es esto: concebir la palabra fuera de un contexto unas veces de una manera y otras de otra, o informar sobre cómo la ha concebido.
Las palabras «la rosa es roja» carecen de sentido cuando la palabra «es» tiene el significado de «es igual a».  —  ¿Significa esto: si profieres esa proposición y con «es» quieres decir en ella el signo de igualdad, entonces se te descompone el sentido?
Tomamos una proposición y le explicamos a alguien el significado de cada una de sus palabras; aprende así a aplicarlas y por tanto también a aplicar dicha proposición. Si, en vez de proposición, hubiésemos escogido una serie de palabras sin sentido, él no aprendería a aplicar esa serie. Y si explicamos la palabra «es» como signo de igualdad, entonces el otro no aprenderá a usar la proposición «la rosa es roja».
Y, sin embargo, también hay algo de correcto en lo de la 'descomposición del sentido'. Se halla en este ejemplo: Se le podría decir a alguien: si quieres usar expresivamente la exclamación «¡Hola!», no debes estar pensando en las olas del mar.
La vivencia de un significado y la vivencia de una figura mental. «Se vive algo en uno y otro caso», quisiéramos decir, «sólo que algo distinto. A la conciencia se le ofrece otro contenido —  otro contenido es el que está ante ella».  —  ¿Cuál es el contenido de la vivencia de imaginarse algo? La respuesta es una figura, o una descripción. ¿Y cuál es el contenido de la vivencia del significado? No sé qué debo responder.  —  Si la manifestación anterior tiene algún sentido, éste es el de que ambos conceptos están relacionados entre sí de manera similar a como lo están 'rojo' y 'azul'; y esto es falso.
¿Puede fijarse la comprensión de un significado como una figura mental? Si de repente se me ocurre un significado de la palabra  —  ¿puede quedárseme parado ante la mente?
«Todo el plan se me presentó de golpe ante la mente y permaneció así durante cinco minutos.» ¿Por qué suena raro esto? Quisiéramos creer: lo que relampagueó y lo que permaneció, no pueden ser lo mismo.
Exclamé «¡Ahora lo tengo!»  —  Fue un estremecimiento repentino: entonces pude exponer el plan en todos sus detalles. ¿Qué es lo que iba a permanecer? Quizás una figura. Pero «Ahora lo tengo» no quería decir que tengo la figura.
Si a alguien se le ocurrió un significado de una palabra, y no lo volvió a olvidar, puede aplicar en lo sucesivo la palabra de ese modo.
Si a alguien se le ocurrió el significado, ahora lo sabe, y la ocurrencia fue el comienzo del saber. ¿Cómo, entonces, es esto análogo a la vivencia de una imagen?
Cuando digo «El señor Navarro no es navarro», el primer «navarro» lo quiero decir como nombre propio, el segundo, como nombre común. ¿Es preciso pues que, con el primer «navarro», pase en mi mente algo distinto de lo que pasa con el segundo? (A menos que profiera la proposición «como papagayo».)  —  ¡Intenta querer decir el primer «navarro» como nombre común y el segundo como nombre propio!  — 
¿Cómo se hace esto? Cuando yo lo hago, parpadeo por el esfuerzo, al tratar de exhibirme el significado correcto ante cada una de las dos palabras.  —  ¿Pero me exhibo también el significado de las palabras en el uso habitual de ellas?
Cuando profiero la oración con los significados intercambiados, se me descompone el sentido de la misma.  —  Bueno, se me descompone a mí, pero no al otro a quien se la estoy comunicando. ¿Qué importa, pues?  —  «Pero justamente al proferir la oración de la manera habitual ocurre algo determinado y distinto.»  —  Lo que no ocurre entonces es ese 'exhibirse el significado'.

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