La Filosofía Gestalt, pragmatismo y fenomenología
Por: MPG. Carlos Esteve Gtz
En los tiempos más recientes ha aparecido una oleada de cambios significativos en el modo de percibir la realidad. El siglo XX, llamado el siglo de las décadas es sin duda el siglo que más cambios ha perpetrado en las sociedades del mundo. Evidentemente el ser humano ha tenido, desde que es homo sapiens sapiens, básicamente la misma naturaleza, la misma esencia, que desde nuestro punto de vista es por un lado, la metacognición y por otro la capacidad de cuestionarse, desembocando ambas en la consciencia, aunque también se pudiese señalar que desde el punto de vista de Freud el inconsciente tendría quizá más relevancia que la misma consciencia para la vida anímica del ser humano, sin embargo la forma en cómo se expresa esta cualidad, probablemente dual (consciencia-inconsciencia) y la cualidad entre un estado y otro es quizá el problema más grave al que se enfrentan las sociedades contemporáneas, me refiero a la inconsciencia.
Las personas fundamentan su vida en cuestiones netamente superficiales; lo que da sentido a la existencia son espejos, más no la realidad, ni la interna, ni la externa. Existe pues un problema en la percepción de la realidad, pero ¿a qué se debe eso?, ¿a caso la enajenación es simplemente producto de la televisión, el trabajo, los videojuegos, el internet y por eso nos convertimos en seres aislados, egoístas y más superficiales? Desde luego que estos artefactos influyen, sin embargo sería ridículo responsabilizarlos de una realidad social, que más bien encuentra su origen en una dinámica de funcionamiento social. Cierto es que cada vez importa menos el contacto, y ejemplos de este hecho curioso sobran a la cotidianidad: cómo es que viviendo tan juntos en las ciudades pueda haber tanto desinterés por el otro, que a final de cuentas es reflejo de nuestra propia realidad, cómo es que el transporte público que está sobresaturado en el cupo, tenga a personas “desconocidas entre sí” tan juntas unas de otras, pero que pertenecen a la congregación de la indiferencia. Así mismo también es cierto que si bien, esta sociedad de alguna manera promueve la despersonalización, la enajenación y la desvinculización, es verdad que no es posible señalar esto como un fenómeno que se incuba en todos los miembros de dicha sociedad, dicho de otro modo, no todos los individuos están totalmente abstraídos de sí mismos y de su contexto.
Pero bien la pregunta pudiera ser ¿por qué la gente se abstrae de pensar en sí misma?, probablemente por el miedo que esto produce, no hay nada más terrible que la verdad. ¿Miedo a qué?, probablemente a conocer la realidad por medio de entender su vacío y a no poder dejar nada a la sociedad. Pero seré un tanto especulativo, ¿será a caso la frustración de no saber o no contar con opciones viables para trascender?
La Filosofía Gestalt se basa en tres corrientes filosóficas para ayudarnos a resolver el problema del vacío y la trascendencia: el existencialismo, la fenomenología y el pragmatismo.
Del existencialismo se rescata la crudeza con la que se asevera que el ser humano es responsable de sí mismo y de todo lo que ocurra con él, deslindando a factores externos de la responsabilidad de su realidad. De la fenomenología se retoma el método de conocimiento de las esencias a través de la intuición. Del pragmatismo se rescata la forma de entender la verdad, deslindándose de discusiones bizantinas que no llevan a ningún lugar, para utilizar el conocimiento en algo práctico, algo que sirva, no en el pasado que ya no está, ni el futuro que aún no está, sino en el aquí y el ahora, lo cual también da un sentido, un para qué.
Pero quizá valga la pena desmenuzar brevemente lo relativo a la fenomenología y al pragmatismo para entender cómo se pretendería alcanzar la trascendencia por medio de éstas y encontrar un sentido a la existencia.
¿Por qué nos interesa saber sobre el ser humano, por qué discutimos lo que aparentemente no tiene ningún sentido? ¿Por qué nos interesa saber cómo ser plenos y desarrollar múltiples discusiones sobre el tema? La utilidad podría ser reducida a un mero saber teórico que en última instancia nos reduciría al enajenamiento, al igual que lo hizo la televisión. Y es que el objeto enajenante puede ser cualquiera, incluso libros que en un ámbito “elevado” pudieran ser considerados como creadores de consciencia, pero el método para conocer la verdad no está en el objeto de conocimiento sino en el método para conocer ese objeto. La fenomenología es un método constructivista que implica un ejercicio más profundo en el sujeto, el cual tendrá que vivenciar la experiencia de conocimiento y no simplemente describirla. Ahora bien, conocer, implica conciencia; pero la consciencia siempre es conciencia de algo, en este caso no será simplemente un conocimiento teórico que se quede en lo superficial, sino que cambiará toda la percepción de la realidad y de ahí la importancia de la experiencia del sujeto.
Por otro lado, el hecho de centrarnos en la experiencia del sujeto, más que en descripciones refiere al hecho de que poca relevancia tendría discutir aspectos que no involucren emociones, que no involucren nada relativo al sujeto. Las descripciones tendrían una inutilidad crónica porque no se pueden aplicar. En cambio las experiencias por sí mismas dan cuenta de diversos elementos que son inherentes al sujeto, son realmente valiosas porque de darse cuenta de las mismas, el sujeto puede aplicar los aprendizajes y reflexionar en sí mismo. Permitirá, pues contactar con uno mismo y entender “para qué hago tal cosa” en vez de “por qué”, permitirá conocer los “quiero” y decidir elegirlos en vez de los “debo”. ¿Por qué?, porque son cuestiones prácticas, aplicables, que no redundan en pensamientos sino que proceden y generan una acción. Por ejemplo, la Filosofía Gestalt aplicada a la Psicoterapia Guestalt se centra en lo que el paciente "siente" más que lo que "sabe", se trabaja con juegos, fantasías guiadas, prácticas y ejercicios que hacen emerger y que ponen de relieve falsas creencias, temas inconclusos y errores de aprendizaje que permanecían ocultos de modo que el propio paciente es capaz de darse cuenta del origen de su neurosis y movilizar sus propios recursos para sanarla.
Así pues la Filosofía Gestalt responde a una de las crisis sociales más importantes del siglo XXI, heredadas por su puesto del siglo XX; se muestra como una opción para abatir la enajenación del ser humano, para conocernos y para darnos cuenta.
Bibliografía
Apuntes, Análisis, Discusiones y Exposiciones de las clases del Doctorado en Filosofía Gestalt de la Universidad Gestalt de América
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