MENTES GENIALES-SUS CLAVES
Las investigaciones neurocientíficas están descubriendo cuáles son las características del cerebro, que proveen a ciertas personas, facultades mentales superiores.
El cerebro de cualquier ser humano es, de por sí, sorprendente. En los adultos puede tener hasta 100.000 millones de neuronas, cada una conectada con sus vecinas por aproximadamente 5000 sinapsis. Puede hacer y deshacer un millón de nuevas conexiones por segundo. Puede guardar información que clasifica, archiva y edita las veces que sea necesario, durante más de un siglo. Puede reconstruir el espacio circundante con unos sensores que detectan vibraciones, radiación electromagnética, sustancias químicas y presión, y prioriza en apenas milésimas de segundo aquello que puede resultar de interés.
Coordina al menos 640 músculos y cuida de los aspectos esenciales de la creación de energía, de la reproducción y la supervivencia con un mínimo esfuerzo, mientras deja la mente libre para socializar, reflexionar sobre el sentido de la existencia y aprender tanto de nuestras experiencias como de las ajenas.
Sin embargo, hay algunos cerebros que son más sorprendentes que otros. ¿Por qué los más talentosos se destacan? ¿Hay alguna característica física o fisiológica que los diferencie?
El coeficiente intelectual
Varios estudios han tratado de probar cierta correlación entre el tamaño del cerebro, su peso, su volumen o la circunferencia de la cabeza con la inteligencia, pero hasta el momento no se encontró ningún patrón consistente.
Sandra Witelson, de la Universidad de Mc Master, en Ontario, Canadá, estudió el cerebro de 100 personas que ya habían muerto, pero que en vida habían resuelto varios tests que miden el coeficiente mental. Aunque encontró alguna correlación entre el volumen de los hemisferios y la puntuación obtenida, las relaciones variaban dependiendo del sexo, la lateralidad y el tipo de test. Por ejemplo, la inteligencia verbal tuvo una correlación positiva con el volumen del cerebro en las mujeres y en los hombres diestros.
Pero el tamaño no es un factor determinante. El cerebro de las mujeres es más pequeño que el de los hombres y, sin embargo, esto no significa que haya alguna diferencia consistente entre el coeficiente intelectual de unos y de otros. Más aún, en el Libro Guinness de Récords Mundiales figura una mujer, Marilyn vos Savant, como la persona que tuvo coeficiente mental más alto entre 1986 y 1989.
El científico Philip Shaw, del Instituto Nacional de Salud Mental de Baltimore, Estados Unidos, descubrió recientemente que el desarrollo del cerebro se relaciona con el coeficiente.
Su equipo estudió a más de 300 niños, de entre 7 y 18 años, y los dividió en tres grupos según el coeficiente: promedio (hasta 108 puntos), alto (hata 120) y superior (más de 120). Observó que los del grupo promedio alcanzaron el mayor grosor a los 8, y tuvieron un adelgazamiento de la corteza durante la adolescencia. Mientras que el en superior era más delgado a los 7, engrosaba hasta los 11 o 12 y, luego, volvía a afinarse. El grupo alto quedó en el medio. El especialista concluyó que la inteligencia es un proceso dinámico, relacionado con un nivel de plasticidad que varía durante estos años.
Talento verbal
Ziad Fazah es un libanés que puede hablar, leer y escribir en 59 lenguas. Durante su niñez vivió cerca de un puerto y disfrutaba conversando con marineros de distintas nacionalidades. En el colegio estudió inglés y francés, y a los 11 años decidió que aprendería a hablar todos los idiomas del mundo.
En tres años, en los que nunca abandonó el Líbano, estudió más de 50 idiomas al mismo tiempo y tardó sólo tres meses en dominar cada uno. ¿Cuál es el secreto de ese asombroso talento? Fazah dice que su memoria es “como una cámara fotográfica” y admite haber estudiado mucho.
Nada especial
Uno de los cerebros científicos más brillantes de todos los tiempos terminó dividido en 240 piezas que el patólogo de la Universidad de Princeton, Harvey Thomas, paseó en el baúl de su auto durante años.
Cuando le hicieron la autopsia, en 1955, el cerebro de Einstein no tenía nada especial. Según Thomas, estaba un poco encogido por la edad y era un poco más pequeño que un cerebro promedio.
A principios de los 80, la neuróloga Marian Diamond, de la Universidad de California, en Berkeley, estudió tejido tomado de su córtex prefrontal y parietal. Estas áreas son parte del córtex de la “asociación”, involucrado en la cognición superior. Comparándolo con el de 11 individuos de control, ella descubrió que el cerebro de Einstein contenía una mayor proporción de células gliales en relación con sus neuronas, alrededor del doble en la región parietal. Hoy se sabe que las células gliales participan en el procesamiento neuronal y la transmisión de señales.
Otro estudio de mediados de los años 90 analizó el milímetro más externo del tejido cortical del lóbulo prefrontal derecho de Einstein, una región asociada con la memoria de trabajo, la planificación, la regulación intelectual y la coordinación motora. Britt Anderson, de la Universidad de Alabama, Birmingham, informó que el córtex parecía ser más fino. Luego, Witelson volvió a estudiar el cerebro de Einstein y encontró que era un 15% más ancho en los lóbulos parietales, como si tuviera los circuitos altamente integrados.
Inteligencia atlética
Claramente, los cuerpos de los atletas son especiales, pero qué pasa con los cerebros. Muchos deportes exigen dominar patrones específicos de movimientos, y éstos ciertamente dejan su marca en el cerebro. Las áreas del córtex somatosensorial y del córtex motor vinculadas con el movimiento se agrandan con el uso.
Algunas personas podrían también tener cerebros que les permiten seguir esforzándose cuando sus competidores se dan por vencidos. La sensación de cansancio que nos gana después de hacer una actividad deportiva parece generarse no en los músculos, sino en el cerebro, por una molécula llamada interleukina- 6. Tal vez esta señal es más débil o más fácil de ignorar en algunos cerebros.
Castillos de la memoria
Para cualquiera que vaya por la vida olvidándose las llaves, los límites externos de la memoria humana son desconcertantes. Tomen por ejemplo a AJ, que tiene unos cuarenta años y puede recordar cada día de su vida desde su adolescencia. O a Kim Peek, la persona que inspiró el film Rain Man, que memorizó 7600 libros.
Sin embargo, muchos especialistas creen que las diferencias en la memoria no se deben a estructuras innatas, sino a capacidades que se desarrollan. Una buena memoria requiere esfuerzo, atención y no especialmente materia gris.
ALBERT EINSTEIN
Premio Nobel de Física 1921
Origen: Alemania
Considerado uno de los mayores genios de la humanidad, donó su cerebro a la ciencia, pero los estudios que le hicieron desconcertaron a los investigadores. En un principio, pareció no tener nada especial e incluso ser algo más pequeño que el promedio. Más tarde encontraron que tenía una mayor densidad de células involucradas en la conectividad y en una región encargada de la inteligencia visuoespacial.
Las investigaciones neurocientíficas están descubriendo cuáles son las características del cerebro, que proveen a ciertas personas, facultades mentales superiores.
El cerebro de cualquier ser humano es, de por sí, sorprendente. En los adultos puede tener hasta 100.000 millones de neuronas, cada una conectada con sus vecinas por aproximadamente 5000 sinapsis. Puede hacer y deshacer un millón de nuevas conexiones por segundo. Puede guardar información que clasifica, archiva y edita las veces que sea necesario, durante más de un siglo. Puede reconstruir el espacio circundante con unos sensores que detectan vibraciones, radiación electromagnética, sustancias químicas y presión, y prioriza en apenas milésimas de segundo aquello que puede resultar de interés.
Coordina al menos 640 músculos y cuida de los aspectos esenciales de la creación de energía, de la reproducción y la supervivencia con un mínimo esfuerzo, mientras deja la mente libre para socializar, reflexionar sobre el sentido de la existencia y aprender tanto de nuestras experiencias como de las ajenas.
Sin embargo, hay algunos cerebros que son más sorprendentes que otros. ¿Por qué los más talentosos se destacan? ¿Hay alguna característica física o fisiológica que los diferencie?
El coeficiente intelectual
Varios estudios han tratado de probar cierta correlación entre el tamaño del cerebro, su peso, su volumen o la circunferencia de la cabeza con la inteligencia, pero hasta el momento no se encontró ningún patrón consistente.
Sandra Witelson, de la Universidad de Mc Master, en Ontario, Canadá, estudió el cerebro de 100 personas que ya habían muerto, pero que en vida habían resuelto varios tests que miden el coeficiente mental. Aunque encontró alguna correlación entre el volumen de los hemisferios y la puntuación obtenida, las relaciones variaban dependiendo del sexo, la lateralidad y el tipo de test. Por ejemplo, la inteligencia verbal tuvo una correlación positiva con el volumen del cerebro en las mujeres y en los hombres diestros.
Pero el tamaño no es un factor determinante. El cerebro de las mujeres es más pequeño que el de los hombres y, sin embargo, esto no significa que haya alguna diferencia consistente entre el coeficiente intelectual de unos y de otros. Más aún, en el Libro Guinness de Récords Mundiales figura una mujer, Marilyn vos Savant, como la persona que tuvo coeficiente mental más alto entre 1986 y 1989.
El científico Philip Shaw, del Instituto Nacional de Salud Mental de Baltimore, Estados Unidos, descubrió recientemente que el desarrollo del cerebro se relaciona con el coeficiente.
Su equipo estudió a más de 300 niños, de entre 7 y 18 años, y los dividió en tres grupos según el coeficiente: promedio (hasta 108 puntos), alto (hata 120) y superior (más de 120). Observó que los del grupo promedio alcanzaron el mayor grosor a los 8, y tuvieron un adelgazamiento de la corteza durante la adolescencia. Mientras que el en superior era más delgado a los 7, engrosaba hasta los 11 o 12 y, luego, volvía a afinarse. El grupo alto quedó en el medio. El especialista concluyó que la inteligencia es un proceso dinámico, relacionado con un nivel de plasticidad que varía durante estos años.
Talento verbal
Ziad Fazah es un libanés que puede hablar, leer y escribir en 59 lenguas. Durante su niñez vivió cerca de un puerto y disfrutaba conversando con marineros de distintas nacionalidades. En el colegio estudió inglés y francés, y a los 11 años decidió que aprendería a hablar todos los idiomas del mundo.
En tres años, en los que nunca abandonó el Líbano, estudió más de 50 idiomas al mismo tiempo y tardó sólo tres meses en dominar cada uno. ¿Cuál es el secreto de ese asombroso talento? Fazah dice que su memoria es “como una cámara fotográfica” y admite haber estudiado mucho.
Nada especial
Uno de los cerebros científicos más brillantes de todos los tiempos terminó dividido en 240 piezas que el patólogo de la Universidad de Princeton, Harvey Thomas, paseó en el baúl de su auto durante años.
Cuando le hicieron la autopsia, en 1955, el cerebro de Einstein no tenía nada especial. Según Thomas, estaba un poco encogido por la edad y era un poco más pequeño que un cerebro promedio.
A principios de los 80, la neuróloga Marian Diamond, de la Universidad de California, en Berkeley, estudió tejido tomado de su córtex prefrontal y parietal. Estas áreas son parte del córtex de la “asociación”, involucrado en la cognición superior. Comparándolo con el de 11 individuos de control, ella descubrió que el cerebro de Einstein contenía una mayor proporción de células gliales en relación con sus neuronas, alrededor del doble en la región parietal. Hoy se sabe que las células gliales participan en el procesamiento neuronal y la transmisión de señales.
Otro estudio de mediados de los años 90 analizó el milímetro más externo del tejido cortical del lóbulo prefrontal derecho de Einstein, una región asociada con la memoria de trabajo, la planificación, la regulación intelectual y la coordinación motora. Britt Anderson, de la Universidad de Alabama, Birmingham, informó que el córtex parecía ser más fino. Luego, Witelson volvió a estudiar el cerebro de Einstein y encontró que era un 15% más ancho en los lóbulos parietales, como si tuviera los circuitos altamente integrados.
Inteligencia atlética
Claramente, los cuerpos de los atletas son especiales, pero qué pasa con los cerebros. Muchos deportes exigen dominar patrones específicos de movimientos, y éstos ciertamente dejan su marca en el cerebro. Las áreas del córtex somatosensorial y del córtex motor vinculadas con el movimiento se agrandan con el uso.
Algunas personas podrían también tener cerebros que les permiten seguir esforzándose cuando sus competidores se dan por vencidos. La sensación de cansancio que nos gana después de hacer una actividad deportiva parece generarse no en los músculos, sino en el cerebro, por una molécula llamada interleukina- 6. Tal vez esta señal es más débil o más fácil de ignorar en algunos cerebros.
Castillos de la memoria
Para cualquiera que vaya por la vida olvidándose las llaves, los límites externos de la memoria humana son desconcertantes. Tomen por ejemplo a AJ, que tiene unos cuarenta años y puede recordar cada día de su vida desde su adolescencia. O a Kim Peek, la persona que inspiró el film Rain Man, que memorizó 7600 libros.
Sin embargo, muchos especialistas creen que las diferencias en la memoria no se deben a estructuras innatas, sino a capacidades que se desarrollan. Una buena memoria requiere esfuerzo, atención y no especialmente materia gris.
ALBERT EINSTEIN
Premio Nobel de Física 1921
Origen: Alemania
Considerado uno de los mayores genios de la humanidad, donó su cerebro a la ciencia, pero los estudios que le hicieron desconcertaron a los investigadores. En un principio, pareció no tener nada especial e incluso ser algo más pequeño que el promedio. Más tarde encontraron que tenía una mayor densidad de células involucradas en la conectividad y en una región encargada de la inteligencia visuoespacial.
Helen Phillips
New Scientist
New Scientist
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