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sábado, 3 de julio de 2010

El otro lado de la realidad -1-

EL PROPÓSITO DE ESTA PUBLICACÓN.

La idea de publicar este compendio de artículos de diferente temática nace de la necesidad de concientizar al lector de una certeza: que el Poder siempre ha escrito, siempre escribe y siempre escribirá la Historia a su absoluta conveniencia. Que el Poder, siempre le mostró, le muestra y le mostrará al individuo la imagen falseada —revestida de un baño de aparente idealidad para el individuo— de los acontecimientos, que conocidos en su auténtica dimensión y parcialidad de quien empuña las riendas de las órganos de decisión, sublevarían a cada individuo hasta tal punto, que ya no ansiaría otra meta más alta que la de sacudirse el yugo de la manipulación a la que le está sometiendo el Poder desde el día mismo en que se decidió su creación. Se daría cuenta cada individuo de que su auténtica liberación reside única y exclusivamente en él mismo, y que solamente alcanzada esta libertad esencial y la plena conciencia de su auténtica condición en todos y cada uno de los individuos que conforman a la especie humana, podrá hablarse de una Humanidad digna de ocupar el puesto que le corresponde en el conjunto del universo.

GRAVE AVISO.

Esto no es un compendio de reflexiones filosóficas. Bien al contrario, aporta una sucesión de hechos que apoyan la tesis de que el hombre está siendo utilizado para fines no siempre confesados, tanto por los poderes visibles; como por otros a los que solamente podemos intuir por deducción lógica de los efectos que sus manejos producen.
Tampoco se trata de un material catastrofista. Pero si avisa gravemente de que debemos concientizarnos del absoluto valor, individual de cada uno de nosotros, si queremos aspirar a un futuro abierto en el que seamos nosotros mismos nuestros propios y únicos dueños. Porque ahora —y desde nuestro mismo origen— somos esclavos de mil poderes, que nadie se engañe.
Nuestra libertad total solamente es alcanzable si previamente cada individuo alcanza su propia libertad mental. Harto dificil de alcanzar por otra parte, dado que la historia nos muestra que somos claramente vulnerables a la manipulación de nuestra mente. Y si los recursos de la mente humana están despertando como evidentemente lo están haciendo, los menos despiertos van a ser cada vez más manipulables por parte de quienes logren canalizar la energia a su antojo. Que puede ser para bien o para mal. Es, como todo, un arma de doble filo. Para no dejarse arrastrar por la corriente sólo queda un recurso.
Afortunadamente, al alcance de todos y cada uno de nosotros: pensar. Uno puede estar limitado por el medio en el que se ve obligado a moverse, pero lo que uno no puede permitir jamás es que otros decidan por él. Es dejarse dominar de tal forma que su voluntad no sea propia, sino que sea el reflejo de la de otro. Cuidado, que estoy diciendo que a uno le pueden manipular muy sutilmente, mentalmente, sin que él se dé cuenta de esta manipulación. Por ello precisamente se impone la necesidad de que de vez en cuando al menos, uno se tome el tiempo necesario para pensar. Porque si se pone a recapacitar sí tendrá la oportunidad íntima de observar los efectos de su conducta y de juzgar entonces si es que está actuando en contra de su propia y libre voluntad.
Hay que darse cuenta de que, al igual que un médico no nos curará si nosotros no queremos ser curados, tampoco nadie podrá jugar con nuestra voluntad si nosotros no queremos que nos manipulen. La única defensa en contra de esta manipulación es aplicar el raciocinio en vez de la comodidad. Es nadar contra la corriente si es preciso en vez de dejarse llevar cómodamente por la misma. Ninguna secta, ninguna religión, ningún grupo, ningún partido, ningún gobierno, ninguna nación, ningún equipo deportivo, ningún medio informativo, ningún líder, ningún mensaje del más allá debe ser nunca más importante que uno mismo. Porque ello supone indefectiblemente la pérdida de la libertad personal de cada uno. Sólo cuando hayan quedado desmontadas todas las religiones, todos los grupos, todos los sistemas de gobierno, todos los sistemas de dominio, todas las formas de influencia, sólo entonces todos y cada uno de los individuos de la especie humana podrán considerarse intrínsecamente libres. Pero insisto en que el alcance de esta utopía sólo será factible cuando todos y cada uno de esos individuos apliquen la herramienta que para ello les ha dado la naturaleza (por decir alguna cosa) : la facultad de raciocinio, la facultad de pensar.

IMAGINA, CREA Y NO TE PIERDAS.

No estoy hablando por llenar cuartillas. El problema no es una ficción para el futuro, el problema es un peligro real hoy. Y discúlpenme aquellos lectores que ya se saben la lección, pero no dejaré de insistir en ella mientras con ella quepa la posibilidad de despertar a alguien de su letargo. Hay que mostrarle a cada uno claramente la dimensión universal de sus propias posibilidades. Pero, ¡cuidado!, que la mente sirve tanto para crear como para anular. El hilo de Arianna es la energía de un imán que te conduce hacia el conocimiento, pero no olvides que es también el hilo con el que la a-raña teje su red para atrapar en ella a quien se aventura a volar. Cuidado con las trampas mentales, tendidas por, vampiros de la voluntad y de los sentimientos. Que esos los hubo, los hay y los habrá, y víctimas inconscientemente encantadas de serlo, también. Y estas son las que hay que rescatar. Porque la maravilla de la creación mental no va por ahí.

LA FASCINACIÓN COMO TRAMPA MENTAL.

Cuidado que la imaginación puede crear una ilusión que deviene realidad absoluta para quienes la están viviendo. Aunque, de hecho, no exista. Un ejemplo la constituyen los individuos recuperados de áreas sectarias. Desconectadas de estas áreas, eran o son personas con voluntad propia probablemente. Pero dentro del área de fascinación generada por un personaje-líder suficientemente atractivo, uno, psiquiátricamente sano, puede perder su propia voluntad y entregarse a una causa que a lo mejor esencialmente desconoce, pero que se le ha revestido de caramelo y uno pica pensando que está cumpliendo una gran cosa. Y en este estado de fascinación es capaz de hacer cualquier cosa, y estoy seguro de que alguno de mis lectores habrá experimentado alguna vez este estado de ánimo, que se agudiza cuando participa del juego el factor del magnetismo amoroso. Hay realidades subjetivas que para comprenderlas hay que vivirlas —o, mejor, haberlas vivido— pero que no por ello son menos eficaces y menos activas.

EL JUGUETE DE LOS DIOSES.

Por otra parte, no debemos perder de vista que nuestro cerebro no deja de ser una compleja computadora biológica que recibe informaciones a través de los órganos sensoriales de nuestro cuerpo físico, como también los recibe por vía paranormal, sin intervención de estas órganos sensoriales. A base de estas informaciones recibidas y debidamente codificadas, el cerebro elabora planes de actuación y envía las órdenes de reacción precisas para cada situación a los respectivos departamentos de nuestro organismo. Nuestra cerebro es, así, la computadora que actúa a modo de centro de control o puente de mando de nuestro cuerpo. Y éste se atiene a unas leyes y normas constantes en cuanto a su composición, estructuración, reacciones, posibilidades de acción y vulnerabilidad. Es un sistema complejo, sí, pero no perfecto, ni mucho menos. Tiene enormes posibilidades, pero, bien mirado, conforma al mismo tiempo un conjunto extraordinariamente limitado en nuestra comprensión actual del mismo.
Concediendo márgenes de futurología lógicos a lo inexplorado y aún inexplicado, al misterio que aún late en la esencia de nuestro ser, pero recurriendo a esta misma lógica del futuro para extrapolar las evidencias tecnológicas y biológicas de que hoy disponemos, yo me atrevo a concluir que en esencia —en lo que a nuestro organismo fisico se refiere, y no entro en esta conclusión en disquisiciones sobre el alma, el espíritu a las energías que puedan invadir este organismo y tomar posesión de él— no somos otra cosa que perfeccionadísimos robots biológicos. Porque estamos irremisiblemente atados a la voluntad de quien quiera jugar con nosotros a su antojo. Somos, acaso, el gran juguete en manos de no sabemos qué niños-dioses. Porque sin llegan a esos poderes superiores, nosotros mismos ya somos capaces de jugar, con otras personas, con otros robots biológicas idénticos a nosotros mismos. Dejando aparte toda la manipulación paranormal y simplemente sugestiva, o sea la posibilidad de que nuestro cerebro sea influenciado y activado a distancia, convirtiéndonos en meros instrumentos al servicio inconsciente de otras voluntades, también en el plano de la manipulación física estamos comenzando a lograr avances que si en algunos casos son para bien de la humanidad, en otros son decididamente negativos y hasta abominables.
Aplicando electrodos a determinados enclaves del celebro, se logra la anulación a la inversión absoluta de las reacciones del individuo. En palabras del destacado neurofisiólogo José Manuel Rodríguez Delgado, en el futuro podríamos llegar, a "gobernar, de manera inteligente y razonable la fuente de todas las actividades humanas". 0 sea que el hombre es una máquina gobernable. El iridólogo que mira el ojo del paciente para por ahí descubrir la enfermedad que alberga el cuerpo del mismo, no hace sino comprobar qué luces se han encendida en el panel de alarma (ojo). 0 sea que el cuerpo humano es una máquina provista de señalizaciones de alarma que permiten detectar desde el exterior la disyunción o anomalía surgida en su interior. El acupuntor que estimula la planta del pie del paciente para descubrir en qué punto de la misma siente dolor, no hace otra cosa sino repasar el estado de los fusibles albergados en esta caja (la planta del pie). 0 sea que la máquina humana está provista de una caja de fusibles que se funden (duelen) cuando se estropea el órgano a que corresponden. Detalles así hay muchos, pero no me voy a extender aquí en ellos. Aparte de que no todos han sido detectados y, como siempre, el futuro será fascinante.
Piensen tan sólo en lo marionetas que somos, dependientes de los hilos que desde el cosmos manejan nuestra máquina ya desde nuestro nacimiento, desde nuestra concepción misma. Me refiere no a lo que dicen los astrólogos, la ciencia astrológica, sino a la compleja realidad de nuestra dependencia del conjunto del universo, dependencia de la que no hemos vislumbrado e interpretado más que una pequeña parte. También esto nos demuestra que somos robots de alguna forma programados. Y la programación la saben leer incluso en nuestras manos los quiroanalistas. Ahí está grabada, en dos placas (las manos), la programación individualizada para la correspondiente máquina humana.
Algunos especialistas, habiéndose apercibido de la condición de mera máquina oxidable de nuestro cuerpo, se plantean ya la posibilidad de hibernar no los cuerpos, sino únicamente los cerebros de las personas cuyo cuerpo no puede curar hoy en día la ciencia médica. Es exactamente la operación de extraer la computadora (el cerebro) de la máquina averiada para incorporarla a una máquina nueva y que siga así rindiendo como antes. Esto supone acercarse a la inmortalidad. Incluso es posible fabricar duplicados de una persona por medio de la técnica del 'cloning'. Y si esto haremos o hacemos ya nosotros, ¿cómo no se podrían estar divirtiendo a sus anchas los niños cósmicos ? ¿Es que acaso no somos más que eso: los divertidos muñecos superautomáticos de quién sabe qué dulces criaturas de por ahí? Desde luego no lo sabemos, pero que esta posibilidad está ahí, ahí está.

LA HUMANIDAD COBAYA.

Pero descendamos del plano cósmico al meramente humano. El drama del enigmático Síndrome Tóxico que en la primavera de 1981 mató a más de 650 españoles y afectó a más de 30.000 con secuelas de mayor, o menor, gravedad, demuestra lo fácil que puede resultar, el envenenar, a todo un sector de población de forma imperceptible, disimulada y —si se hace bien— impune, como en este caso.
Creo oportuno —sin entrar en los detalles de los ensayos ya efectuados de guerra meteorológica y del terrorismo neutrónico— refrescar la memoria con la idea de que también pueden convertirnos, cuando se les antoje, en meros insectos. "¿No se podría difundir la peste entre los indios? Debemos aprovechar todos los medios a nuestro alcance para exterminar a esta repugnante raza." La bombilla de la peste como arma se le encendió al general Jeffrey Amherst en carta que envió en junio de 1763 al coronel Henry Bouquet, que se hallaba a la sazón asediado por los indios en su fuerte de Pitt, durante la sublevación de Pontiac. La luz de esta bombilla fue recibida en el fuerte como una orden de su superior por el mencionado coronel, quien se las apañó para colocar en terreno ocupado por los indios frazadas infectadas con bacilos de la peste. La epidemia subsiguiente diezmó a la población indígena. Aplicando esta fecha, los Estados Unidos llevan un bagaje de 230 años de ensayo y uso del arma biológica.
Haciendo un poco de historia extremadamente resumida, los americanos recogieron finalizada la II Guerra Mundial las enseñanzas de los experimentos nipones con el arma bacteriológica. En julio de 1953 realizaron pruebas secretas sobre el valle del río Moncacy, en Maryland. Un avión de la Marina regó la zona con el producto químico NJZ2266, un sulfuro de zinc cadmío combinado con esporas licopodias, producto deshidratante derivado del cultivo de musgos. En setiembre del mismo año se efectuaron ensayos semejantes, bajo el nombre de código 'Sacacorchos' o 'Barreno', en el pueblo de Leesburg, en Virginia, a 48 km al norte de Washington. Simultáneamente, otras 21 pruebas 'Sacacorchos' a 'Barreno' fueron realizadas en Rosemont, Minnesota. También se realizaron ensayos de guerra bacteriológico y química en los sistemas de trenes subterráneos de New York, Saint Louis (Missouri), Minneapolis (Minnesota) y Winnipeg (Canadá). Corea y Vietnam conocieron también la aplicación del arma biológica. La guerra biológica —difusión permanente de agentes causantes de enfermedades— es apetecida porque es dificil comprobar en ella la participación del hombre. En la base de Camp Detrick, en Maryland, se efectúan estudios intensivos con bacterias resistentes a los antibióticos. Entre los insectos usados allí como transmisores de virus y bacterias figura un mosquito (aedes aegypti) transmisor de la fiebre amarilla y de la fiebre del dengue. 200 cubanos murieron en 1991 de esta última enfermedad, nunca antes registrada en Cuba. Los transmisores de la misma son bacilos invisibles, incoloros y carentes de olor, al igual que los de otras tres plagas que afectaron en 1981 a la caña de azúcar, en 1979 al tabaco y en 1971 y 1980 al ganado cubano.
En territorio estadounidense hay almacenadas enormes cantidades de gas neuroplégico que provoca la muerte instantánea, así como de herbicidas y defoliantes análogos a los aplicados en el Extremo Oriente. Las reservas del gas supertóxico BZ podrían exterminar, por si solas a la humanidad entera. Otros depósitos de modernizadas armas químicas y bacteriológicas se instalaron ya hace años en Europa, en especial cerca de Pirmasens, en Alemania. Malasia, Afganistán y El Salvador, por citar unos ejemplos, conocieron también la aplicación de las armas químicas. A partir de 1981 los Estados Unidos reduplicaron sus esfuerzos para lograr el perfeccionamiento y almacenamiento en Europa de las cargas químicas binarias, un gas neurotóxico de dos componentes que aisladamente son inofensivos, pero cuya combinación puede adoptar dos formas: la llamada GB, de acción inmediata, y la VX, de suspensión en la atmósfera. Ambas producen la muerte en el primer minuto. Después del encuentra entre Reagan y Gorbachov, que supuso un paso importante en los intentos de desarme nuclear, y durante el cual se habló también de la necesidad de reducción del armamento químico, los norteamericanos comenzaran a llenar el 16 de diciembre de 1987 en las instalaciones de Pine Bluff, en Arkansas, los primeros contenedores con el agente químico tóxico GB-2, a partir, del cual se forma una materia neurotóxica en el momento de su aplicación en combate. En Luisiana, otros contenedores han sido llenados con el segundo componente del agente GB-2. Y a principios de 1988 comenzó la fabricación de una bomba química binaria de aviación provista de componentes de un gas neuropléjico aún más tóxico, el VX-2.
Conviene refrescar la memoria y no olvidar que mientras se estaba acusando a los comunistas de estar regando con lluvias químicas letales (lluvia amarilla) a la población enemiga en el Extremo Oriente, y mientras se acusaba a la Unión Soviética de difundir mycotoxinas u hongos venenosos en Afganistán, Camboya y Laos, al tiempo que activistas alemanes del grupo Rote Armee Fraktion (Fracción del Ejército Rojo) comenzaban a hacer ensayos con bacterias mortales en un refugio de Paris, para futuras aplicaciones de las mismas en acciones terroristas, los científicos al servicio de la Inteligencia norteamericana estaban trabajando intensamente en Fort Detrick y también en Dugway, al sudoeste de Salt Lake City, en Utath, en la evaluación y prueba de perfeccionadas armas bacteriológicas y químicas. Como conviene no perder de vista tampoco —para intentar comprender el posible origen de fenómenos como por ejemplo el de la pandemia del SIDA— lo que dejó escrito Bertrand Russell en su obra Impacto de la ciencia en la sociedad:

"Actualmente la población mundial se está incrementando en unos 50.000 individuos por día. La guerra, hasta ahora, no ha tenido un gran efecto en este incremento, que ha ido continuando a través de cada una de las guerras mundiales (…) La guerra hasta ahora no ha sido efectiva en este aspecto (…) Pero tal vez la guerra bacteriológico llegará a ser efectiva. Si una Muerte Negra se extendiese por el planeta, una vez por cada generación, los supervivientes podrían procrear libremente, sin llenar en exceso el planeta."
Para valorar debidamente esta Reflexión, debe tenerse en cuenta que Bertrand Russell era un intelectual 'orgánico', que trabajaba para el Departamento de Guerra Psicológica del Foreign Office, para mayor gloria y provecho del Imperio Británico.

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