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domingo, 4 de julio de 2010

Ovnis ayer

OVNIS EN LA ANTIGÜEDAD.

La historia de los avistamientos de objetos volantes no identificados y de la variada fenomenología que los acompaña, puede dividirse en dos grandes etapas: una que engloba los avistamientos habidos desde épocas prehistóricas hasta nuestro siglo XX, y otra que recoge los avistamientos contabilizados en la época tecnológica, desde aquellos nueve discos volantes que avistara Kenneth Arnold el 24 de junio de 1947 junto al monte Rainier, en Washington, hasta hoy.
En el artículo que sigue voy a resumir la fenomenología de la primera de estas dos etapas. Aquella en que ninguno de los objetos avistados podía proceder de la humanidad terrestre conocida.

SIEMPRE HAN ESTADO.

Desde los albores de la humanidad como tal, el hombre acepta como lógica la existencia de fuerzas inteligentes, de seres supuestamente no humanos —dioses, ángeles, demonios y un sinfín de intermediarios— que intervienen directamente en el curso de nuestra vida sobre este planeta.
Los textos y legados que en el curso de los tiempos han ido reflejando el acontecer de la historia de la humanidad están salpicados de testimonios que ilustran la presencia permanente de objetos volantes que evolucionan de forma inteligente a baja altura sobre la superficie terrestre. La lista de tales avistamientos en todo el mundo y en todas las épocas prueba que la actuación y la intervención de una o de varias inteligencias distintas de la nuestra forman parte integrante y continuada de la historia de la humanidad.
Si prestamos oidos al bioquímico inglés Francis Crick —Premio Nobel en 1962 por haber descubierto la estructura del ADN—, habríamos sido creados por una supercivilización del espacio que en una época remota infectó al planeta Tierra con un microorganismo destinado a desarrollarse en el tiempo hasta llegar a ser lo que hoy somos los seres humanos. Otros científicos secundan este supuesto, como por ejemplo Vsevolod Troitsky, de la Academia de Ciencias de la URSS, para quien la Tierra es un campo de experimentación de nuevas formas de vida, controlado por seres superiores y desconocidos para nosotros.
Los más antiguos legados de la humanidad parecen refrendar estos supuestos. Aportaré solamente dos ejemplos.
En el Popol Vuh, el Libro del Consejo de los indios quichés, de la gran familia maya, se dice: «Y los Maestros Gigantes hablaron, así como los Dominadores, los Poderosos del Cielo: Es tiempo de concentrarse de nuevo sobre los signos de nuestro hombre construído, de nuestro hombre formado, como nuestro sostén, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador. Haced pues que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos conmemorados, por el hombre construido, el hombre formado, el hombre maniquí, el hombre moldeado.»
Algo similar recoge la Epopeya de la Creación, cuando pone en boca del dios creador y solar babilonio Marduk las siguientes palabras: «Produciré un sumiso Primitivo; 'Hombre' será su nombre. Crearé un Obrero Primitivo. En él recaerá el servicio de los dioses, para que ellos puedan descansar tranquilos.»
Sigamos pues la pista histórica de la presencia de estos supuestos dioses —en realidad, nada más que seres inteligentes tecnológicamente superiores a nosotros— en la atmósfera terrestre.

LOS TESTIMONIOS MAS ANTIGUOS.

El volumen II de la Introducción a la Ciencia Espacial, publicado por la Academia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, incluye un capítulo de estudio de los OVNIs. Se afirma allí literalmente que «los OVNIs son objetos materiales que están, o bién pilotados, o controlados por control remoto por seres que son de fuera de este planeta». Y también se afirma que «las visiones OVNI parecen extenderse a lo largo ya de 47.000 años».
El testimonio acaso más antiguo que relaciona a los supuestos dioses con los objetos volantes no identificados, sea el que transmiten los aborígenes de los montes Kimberley, en el noroeste de Australia. Cuentan que en tiempos remotos sus dioses trazaron sobre las rocas unos dibujos antropomorfos de notable tamaño, los Wandjinas, con rostros carentes de boca y rodeadas sus cabezas por uno o dos semicírculos en forma de herradura, con finas líneas que irradia el círculo exterior. Después de ello y de instruir a los nativos, los wandjinas o dioses se transformaron en serpientes míticas y se refugiaron en charcos cercanos. Cuentan los nativos que de vez en cuando se les puede ver de noche en forma de luces que se mueven a gran altura.
A gran altura debió moverse también un desconocido aparato volador, inteligentemente guiado, hace ahora unos 11.000 años. Así se desprende de los datos recogidos en los mapas de Piri Reis, que se conservan en el museo Topkapi de Istanbul. Fueron trazados en 1513 por el almirante de las flotas turcas Piri Reis, y muestran fielmente los accidentes geográficos de las costas americanas, incluyendo los de la Antártida. Con la notable peculiaridad de que en ellos el extremo Sur de la Tierra de Fuego enlaza por medio de la estrecha lengua de tierra con la Antártida, allí en donde hoy en día las aguas del estrecho de Drake enlazan entre sí a los océanos Atlántico y Pacífico. Cotejados los mapas con las fotografía infrarrojas aéreas que reflejaban el perfil submarino, se llegó a la conclusión de que realmente había existido este puente de tierra entre el continente sudamericano y la Antártida a finales de la última glaciación; o sea, hace ahora unos 11.000 años. Piri Reis había reseñado en sus mapas con asombrosa exactitud costas, islas, bahías y montañas que en parte hoy ya no son visibles, sino que están cubiertas por una considerable capa de hielo. El propio almirante Piri Reis indicó, en los textos explicativos de sus mapas, que para su confección se había servido de otros mapas anteriores, entre ellos uno requisado a un marino que había formado parte de las tripulaciones de Cristóbal Colón, y que fue capturado en aguas peninsulares ibéricas. Debemos concluir que alguien trazó con perfección la orografía terrestre de aquella zona del globo hace 11.000 años. ¿Quién fue? El cartógrafo americano Arlington H. Mallery afirmó en su día que no podemos imaginarnos como se trazó un mapa tan preciso sin el concurso de la aviación.

ARTILUGIOS VOLANTES EN LA ANTIGUA INDIA.

Vimos anteriormente como en su libro sagrado Popol Vuh, los indios quichés de la gran familia maya decían de nuestros creadores que éstos eran unos constructores. Damos ahora un salto en la geografía y nos vamos a la India, en donde podemos leer en la gran epopeya sánscrita del Mahabharata que precisamente Maia, el constructor, el ingeniero y arquitecto de los asuras, diseñó y construyó un gran habitáculo de metal, que fue trasladado al cielo. Era solamente uno de muchos habitáculos similares. Cada una de las divinidades Indra, Yama, Varuna, Kuvera y Brahma, disponía de uno de estos aparatos metálicos y voladores.
El gran sabio de la antigua tradición, Narada, explica que la ciudad volante de Indra se hallaba ininterrumpidamente en el espacio. Estaba rodeada de una pared blanca, que producía destellos de luz cuando el vehículo se desplazaba por el firmamento.
Otros aparatos automáticos se desplazaban libremente bajo agua y en las profundidades de los océanos de una forma similar a los modernos submarinos.
El texto sánscrito del Mahabharata se refiere normalmente a los aparatos volantes con el nombre de «vimanas».
Pero habla también de grandes ciudades —colonias— espaciales, de grandes ciudades submarinas, y de ciudades subterráneas.
Arjuna, una de la divinidades, disponía de un indestructible vehículo volador anfibio, pilotado por su ayudante Matali.
Todas estas construcciones y aparatos voladores, submarinos y subterráneos, están descritos en la epopeya del Mahabharata con gran lujo de detalles, con detalle de sus medidas y descripción de sus características.
También Valmiki, el autor de la otra gran epopeya hindú, el Ramayana, nos habla con absoluta naturalidad de los vehículos que —a voluntad de su piloto— volaban libremente por el aire. También eran metálicos y brillaban en el cielo.

OBJETOS VOLANTES INTELIGENTEMENTE GUIADOS, EN LOS TEXTOS BIBLICOS.

Leemos en los textos bíblicos cómo el profeta Ezequiel nos narra su encuentro con un vehículo volante, que se le acercó tanto —junto al río Quebar, en la inmediaciones de Babilonia— que incluso vió a uno de sus tripulantes, el cual le habló a él personalmente.
Esta visión que Ezequiel tuvo, y que está descrita con lujo de detalles en los textos bíblicos, fue detenidamente analizada por el ingeniero de la agencia espacial norteamericana —la NASA— Josef Blumrich, quién concluyó que lo que vió el profeta fue efectivamente y sin ningún género de dudas una nave volante. Tanto es así, que dicho ingeniero —director de la Oficina de Construcción de Proyectos de la NASA—, rediseñó el aparato descrito por Ezequiel y patentó algunos de sus elementos.
También en la Biblia, la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra refleja con precisión los efectos de una explosión atómica, anunciada a Lot por dos emisarios que bajan de las alturas y comen alimentos en casa de su anfitrión.
Finalmente, en muchos pasajes de los textos bíblicos —comenzando por el libro del Exodo— se describen con detalle nubes inteligentemente guiadas. En el caso del libro citado, una de estas nubes —luminosa de noche y en forma de columna de humo de día— guía al pueblo de Israel en su huída de Egipto. Esta nube indica el camino a seguir, proporciona alimento, e incluso desciende hasta el suelo para que sus tripulantes (en este caso el mismo Yahveh) pueda dar órdenes verbales al caudillo de los hijos de Israel, Moisés.

EL OVNI DE BELEN.

La estrella de Belén, cuya aparición está tan íntimamente ligada al fenómeno Jesús, es —como se puede repasar en los Evangelios— una «estrella» que se mueve y que, además, tiene la facultad de detenerse. No es extraño que una estrella esté aparentemente «parada» en el firmamento, como parece que lo están todas las que vemos normalmente, ni tampoco que una estrella se mueva, como es el caso de las estrellas fugaces o de los cometas. Lo que sí se sale realmente de lo usual es que haga ambas cosas: moverse y pararse. Y que, además, demuestre ser inteligente: «Salieron, y la estrella que habían visto en Oriente» —podemos leer en los Evangelios— «iba delante de ellos hasta que se detuvo encima de donde se hallaba el niño.»
Se le ha querido dar una explicación astronómica a este fenómeno de la llamada estrella de Belén, aduciendo que se habría tratado de la conjunción —tercera conjunción por aquellas fechas— de los planetas Júpiter y Saturno. En dicha conjunción los citados planetas se juntaron ópticamente en dirección Sur de tal manera que los magos de Oriente, en la ruta que seguían de Jerusalén a Belén, siempre tenían a estos dos planetas que formaban una sola estrella, delante de ellos. La estrella iba efectivamente, como dicen los Evangelios, precediéndoles.
Hasta aquí, todo correcto. Pero si hubieran caminado siempre en la dirección que les indicaba esta conjunción de Júpiter y Saturno —y dado que se trataba de un fenómeno extraatmosférico que por lo tanto, por mucho que avanzasen los magos, siempre habría estado situado por delante de ellos— a donde habrían llegado es a las aguas litorales del mar Rojo.
Pero no: se detienen a 7 km escasos de Jerusalén. ¿Por qué? Porque no iban en pos de la conjunción Júpiter-Saturno, sino de un objeto brillante que finalmente se detuvo a baja altura encima del lugar encima del lugar en el que se hallaba el niño: Jesús. Un objeto volador que se movía inteligentemente dentro de nuestra atmósfera.

LOS HIJOS DEL CIELO.

Los antiguos habitantes de China se autodenominaban «hijos del cielo». Y su literatura clásica proporciona una abundante selección de observaciones de objetos volantes desconocidos, con especificación muy concreta del momento histórico en que apareció cada uno de ellos.
Una de las referencias más antiguas que podemos hallar figura en la obra Ciencia Natural, que en el capítulo X reza: «Bajo el reinado de Xi Ji» —hace aproximadamente 4.000 años— «fueron vistos dos soles en la ribera del río Feichang, uno de los cuales subía por el este, mientras que el otro bajaba por el Oeste. Ambos producían un ruido como el trueno.»
En época mucho más reciente, el escritor Wang Jia, que vivió bajo la dinastía de los Tshin, relata en su libro Reencuentro una historia acaecida en el siglo IV antes de JC: «Durante los 30 años del reinado del emperador Yao, una inmensa nave flotaba por encima de las olas del mar del Oeste. Sobre esta nave, una potente luz se encendía de noche y se apagaba de día. Una vez cada 12 años, la nave daba una vuelta por el espacio. Por esto se la denominaba Nave de Luna o Nave de las Estrellas». En su obra Observaciones del Cielo, otro historiador, que vivió entre los años 960 y 1279 nos da una imagen todavía más clara de esta nave del cielo, afirmando de ella: «Había una gran nave voladora expuesta en el palacio de la Virtud bajo la dinastía de los Tang. Medía más de 50 pies de largo, y resonaba como el hierro y el cobre, resistiendo perfectamente a la corrosión; se elevaba en el cielo para retronar después, y así continuamente.»
Por su parte, el historiador Zhang Zuo, autor de la Historia del Poder y de la Oposición, escribe también que «el 29 de mayo del año 2 bajo el reinado del emperador Kai Yuan, durante la noche, apareció una gran estrella móvil, del tamaño de una cuba, que volaba en el cielo del Norte, acompañada de otras estrellas más pequeñas; esto duró hasta el amanecer».
Otro texto, el Nuevo Libro de los Tang, reza en su capítulo XXII, dedicado a la Astronomía: «El año 2 bajo el reinado del emperador Quian-fu, dos estrellas, una roja y la otra blanca, que medían como os veces la cabeza de un hombre, se dirigieron una junto a la otra al Sudeste. Una vez paradas en el suelo, aumentaron lentamente de tamaño y lanzaron luces violentas. Al año siguiente, una estrella móvil brilló de día como una gran antorcha. tenía el tamaño de una cabeza. Habiendo llegado del Nordeste, sobrevoló dulcemente la región, para desaparecer finalmente en dirección Noroeste.»
En otro pasaje de este mismo libro podemos leer: «En marzo del año 2, bajo el reinado del emperador Tian Yu, cierta noche una gran estrella surgió de la bóveda del cielo. Era cinco veces más grande que un celemí y volaba en dirección del Noroeste. Descendió hasta treinta metros del suelo. Su parte superior lanzó luces de fuego de color rojo anaranjado. Sus luces llegaban a más de cinco metros. Se desplazaba como una serpiente, rodeada de numerosas estrellas pequeñas que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Se vió una especie de vapor que subía muy alto hacia el cielo.»
Esta es solamente una brevísima selección de cuanto puede leerse en los textos clásicos chinos acerca de los OVNIs.

TRAFICO AEREO EN LA LITERATURA CLASICA DE LA CUENCA MEDITERRANEA.

Autores como Plinio el Viejo, Plutarco, Dio Cassio, Séneca, Cicerón o Julio Obsequens fueron en mayor o menor grado conscientes de que los dioses estaban guiando a los hombres sobre la Tierra. Sin ir más lejos, en el libro octavo de la Eneida, Virgilio habla de «ruedas que transportaban rápidamente a los dioses».
En el Prodigiorum Liber (el Libro de los Prodigios), el historiador Julio Obsequens recoge textos originales de Cicerón, Tito Livio, Séneca y otros. Podemos leer allí:
«Siendo cónsules Cayo Mario y Lucio Valerio, se pudieron ver en diversos lugares de Tarquinia un objeto que semejaba una antorcha encendida que súbitamente cayó del cielo. Hacia el anochecer se vió un objeto volador circular, parecido en su forma a un "clypeus" (el escudo redondo empleado por los legionarios romanos) llameante, que cruzaba el cielo del Oeste hacia el Este.»
También podemos leer allí que «en el territorio de Spoleto, en la Umbría, una esfera de fuego, de color dorado, cayó a tierra dando vueltas. después parecía que aumentase de tamaño, se elevó del suelo, y ascendió hacia el cielo, en donde oscureció al disco del Sol con su claridad cegadora. Después desapareció en dirección al cuadrante Este del cielo.»
Tito Livio también informa por su parte: «Naves fantasma han sido vistas brillando en el cielo...Mientras que en el distrito de Amiterno aparecieron en muchos lugares hombres con vestidos destellantes, de lejos y sin acercarse a nadie.»
Son solamente unos botones de muestra de la abundante literatura clásica que refiere este tipo de avistamientos.

INTERVIENEN EN EL CURSO DE NUESTRA HISTORIA.

Hay momentos concretos a lo largo de la historia de la Humanidad, en que figuras u objetos que descienden del cielo, intervienen en los asuntos de los hombres, e incluso llegan a decidir nuestras disputas en uno u otro sentido. En algunas ocasiones, la ayuda ha sido favorable al signo de la Cruz, si bien el motivo de este favoritismo se nos escapa. Así aconteció en las luchas de los cristianos contra los moros, y también —durante la conquista de América— en las luchas contra los indios.

LA GLORIA DE DIOS.

Una ocasión importante en que manifestaciones concretas del cielo ayudaron a los cristianos, se dió en plena campaña exterminadora de Carlomagno contra los paganos sajones. Así lo explica claramente el monje Lorenzo, en sus Annales Laurissenses. Explica en esta obra histórica cómo los sajones se habían rebelado contra las tropas de los francos, y avanzaban hacia el castillo de Sigisburg para conquistarlo. La oposición de los francos fue dura, motivo por el cual los sajones no pudieron culminar su gesta. Y leemos literalmente en la obra citada: «Entonces, cuando los sajones advirtieron que las cosas no iban a su favor, comenzaron a construir andamios desde los cuales pudiesen saltar valientemente al castillo mismo. Pero Dios es tan bueno como justo. Superó su valor, y el mismo día en que prepararon el asalto contra los cristianosque vivían dentro del castillo, la gloria de Dios apareció en manifestación encima de la iglesia en el interior del castillo. Los que lo observaron, muchos de los cuales aún viven hoy en día, dijeron que tenían el aspecto de dos grandes escudos de color rojo llameante, y que se movían por encima de la iglesia. Y cuando los paganos que estaban afuera vieron este signo, cayeron seguidamente en la confusión y quedaron aterrorizados por el pánico, huyendo precipitadamente.»
Como consecuencia de la intervención de este poder aéreo, los sajones se rindieron y decidieron en juramento solemne su conversión al cristianismo. Por lo tanto, acatar las leyes de Carlomagno.

AMERICA: REESTRENO DEL DRAMA DE MOISES.

De Europa nos vamos a tierras norteamericanas. Porque si Yahveh hizo caminar a Moisés con sus seguidores por el desierto durante cuarenta años, el dios de los aztecas obligó a éstos a una caminata de casi 3.000 km, antes de que hallasen en una pequeña isla en medio del lago Texcoco, al águila de su profecía devorando a una serpiente. Era el símbolo que les indicaba que aquella era su tierra de promisión.
Los paralelismos entre el éxodo del pueblo de Israel y el éxodo del pueblo azteca comienzan con la personalidad misma de los dos protagonistas, Yahveh y Huitzilopochtli. Ambos querían ser considerados como protectores e incluso como padres, pero eran tremendamente exigentes, implacables en sus frecuentes castigos, y muy irritables. Ambos les indicaron a sus pueblos elegidos que abandonasen la tierra que habitaban. Ambos acompañaron personalmente a sus protegidos a lo largo de todo el peregrinaje. Yahveh lo hizo como ya vimos en forma du una curiosa nube o coluna de fuego y de humo que les procuraba luz de noche y sombra de día, o les señalaba el camino que debían tomar. Huitzilopochtli, a su vez, acompañaba a los aztecas en forma de un gran pájaro. La tradición afirma que fue un águila o una grulla blanca, que les iba indicando la dirección en la cual debían caminar desde las tierras de Arizona y de Utah hasta el emplazamiento de la actual capital de México.
Pero lo más curioso es que los dos pueblos —israelitas y aztecas— transportaban una especie de caja sagrada que para ellos tenía una gran importancia y que servía para comunicarse directamente con la divinidad. Los israelitas llevaban la famosa Arca de la Alianza, y los aztecas llevaban un cofre, tal y como nos lo cuenta fray Diego Durán, historiador contemporáneo de la conquista: «Cuando llegaban a un lugar para quedarse en él durante algún tiempo, lo primero que hacían era construir un templo que servía para alojar el cofre en que llevaban a su dios.»

LOS ESCUDOS VOLANTES DE LOS INDIOS HOPI.

Si Carlomagno fue ayudado por unos escudos volantes y los aztecas —procedentes de Arizona— contaron con el apoyo de una inteligencia que dominaba el vuelo, ambas circunstancias se repiten en la historia de los indios hopi —establecidos en la actual Arizona—. Según explica su jefe White Bear, contaban sus antepasados que sus abuelos habitaban unas tierras situadas al Oeste, o sea en algún punto del océano Pacífico. Al hundirse estas tierras, unos seres descendidos de las alturas —los katchinas— les ayudaron a trasladarse al continente americano, en parte sirviéndose de escudos volantes. Estos seres sabían además tallar grandes bloques de piedra, dominaban el transporte aéreo de estos bloques, y eran diestros en la construcción de instalaciones subterráneas. Algo muy parecido a lo que nos narran según vimos los antiguos textos sánscritos.

OVNIS DURANTE LA CONQUISTA DE AMERICA.

Alguna inteligencia seguía sobrevolando a los humanos en tierras americanas siglos más tarde. Así, Bernal Díaz del Castillo, cronista de Hernán Cortés, escribe en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España: «Dijeron los indios mexicanos que vieron una señal en el cielo que era como verde y colorada y redonda como rueda de carreta y que junto a la señal venía otra raya y camino de hacia donde sale el Sol y se venía a jnutar con la raya colorada». Y, un poco más adelante: «Lo que yo vi y todos cuantos quisieron ver, en el año 27» —1527— «estaba una señal del cielo de noche a manera de espada larga, como entre la provincia de Pánuco y la ciudad de Tezcuco, y no se mudaba del cielo, a una parte ni a otra, en más de veinte días.»
Son, una vez más, solamente dos pinceladas de los mucho objetos volantes no identificados que —en este caso— refieren las crónicas de la conquista de América.

¿VIENEN DE SIRIO?

Cuentan los dogones, que habitan en las tierras de la acual república africana de Mali, que desde siempre, el elemento para ellos más importante del firmamento es una estrella pequeña que gira alrededor de la gran estrella Sirio, el brillante astro que luce en la constelación del Can Mayor. Por los estudios realizados de sus tradiciones, podemos afirmar que poseen este conocimiento por lo menos desde el siglo XII. Cuando en cambio la moderna astronomía no descubrió Sirio B —que orbita alrededor de Sirio A y es invisible al simple ojo humano— hasta mediados de siglo pasado. Los dogones conocían por lo menos siete siglos antes la existencia de Sirio B, siendo conscientes además de que es invisible. Pero además, el dibujo ritual que ellos trazan para mostrar la órbita en que Sirio B gira alrededor de Sirio A, es abolutamente idéntico al dibujo que ofrece el moderno diagrama astronómivo de la órbita de Sirio B alrededor de Sirio A. Los dogones saben además que Sirio B es un cuerpo extraordinariamente pequeño. Y también aquí la astronomía oficial confirma que Sirio B es una «enana blanca», una estrella pequeña. También dicen los dogones que Sirio B es la estrella más pesada que existe. Y una vez más la ciencia confirma: Sirio B —a la que ellos llaman Po Tolo— es, en cuanto enana blanca, una estrella extraordinariamente densa, o sea, extraordinariamente pesada. Pero además, y de acuerdo con la mitología de los dogones, Po Tolo da una vuelta alrededor de Sirio A cada cincuenta años. Y confirma también aquí la moderna astronomía que Sirio B da una vuelta alrededor de Sirio A exactamente cada cincuenta años. Más asombroso aún: durante sus festividades rituales, los dogones rinden honores al hecho de que Po Tolo gire sobre sí mismo. ¿De donde podían saber —no los dogones, sino nadie— desde hace ocho siglos que las estrellas giran sobre su propio eje?
Cuando se les plantea a ellos esta pregunta, afirman que un día llegaron unos seres procedentes del sistema de Sirio, con la finalidad de instaurar la sociedad en la Tierra. De ellos proceden sus conocimientos. Estos seres desconocidos —a los que ellos llaman «nommos»— descendieron a la Tierra en un arca que, antes de aterrizar, giraba o volteaba en el aire. El aterrizaje aconteció en el Nordeste del país de los dogones y produjo un ruido importante al descender el arca. Los dogones describen el aterrizaje de forma muy gráfica: «El arca se posó en la tierra seca del Zorro y desplazó polvo, levantado por el remolino que causó. La violencia del impacto dejó el suelo rugoso. El arca era como una llama que se apagó al tocar la tierra.» Era roja como el fuego y se volvió blanca cuando aterrizó.

Y MUCHO MAS...

La brevedad de un artículo no da para más. En el tintero se han quedado centenares de casos OVNI en la Antigüedad, en la Edad Media y en tiempos más recientes, hasta llegar a aquéllos que cité al principio, vistos por Kenneth Arnold en 1947. Para enumerar solamente a algunos de los más importantes, falta hablar de los Objetos Volantes No Identificados vistos por Tutmosis III el Grande, por Alejandro Magno y por Timoleón (ambos en el s. IV a.JC), por Cayo Julio César y por Pompeyo (s. I a JC), y por Constantino el Grande (s. III). También la espada volante vista sobre Jerusalén en el s. I y citada por Flavio Josefo. Ni hay que olvidar el cuadro La Madonna e san Jiovannino de la escuela de Filippo Lippi (s. XV), en que junto a la Virgen aparece en el cielo un OVNI, ni el OVNI citado en los anales de la Inquisición, y que transportó al Dr. Torralba en viaje de ida y vuelta de Valladolid a Roma en 1527. Deben recordarse igualmente los fenómenos OVNI citados por Pedro de Valdivia y por el cronista Pedro Cieza de León (s. XVI), y por Fray Junípero Serra (s. XVIII). No deben omitirse los cilindros volantes vistos sobre Nuremberg en el s. XVI, la viga aérea vista por Benvenuto Cellini, los globos ígneos que sobrevolaron Basilea también en el s. XVI, la columna brillante que se presentó la víspera de la batalla de Lepanto, una vez más en el s. XVI, los OVNIs que evolucionaron sobre Cataluña en 1604, recogidos en el Diari de Jeroni Pujades, iguales chismes volantes vistos sobre el mediodía de Francia en 1621, la hostia volante que sobrevoló Braga en 1640, la bola volante que sobrevoló Robozero, en Rusia, en 1663, y finalmente los 446 OVNIs reportados por el director del observatorio mexicano de Zacatecas, en 1883.
En absoluto puede afirmarse —a la vista de este repertorio— que los OVNIs son una invención o un fenómeno característico de nuestro siglo XX.

LA SABANA DE TURÍN ¿UN TESTIGO INCÓMODO?

¿Teme el Vaticano que la Síndone de Turín descubra detalles inconvenientes sobre Jesús?
El 13 de Octubre de 1988 —cuatro días antes de celebrarse en la capital piamontesa el controvertido congreso del Diablo— el cardenal arzobispo de Turín, Anastasi Ballestrero, señaló —durante una multitudinaria rueda informativa celebrada en la casa madre de los Salesianos, y en presencia de periodistas de todo el mundo— que los últimos análisis a que había sido sometido el lienzo indicaban que la tela databa de un período comprendido entre los siglos XI y XIV.
La Síndone fue sometida a análisis del carbono-14 por sendos laboratorios de las universidades de Zürich, Oxford y Tucson. Para ello procedió a cortar un fragmento de siete centímetros por uno, que dividió en tres partes idénticas. Estas fueron enviadas a los laboratorios citados, junto con otras dos muestras similares, una medieval y la otra del siglo I, introducidas en cápsulas lacradas con el sello del cardenal Ballestrero, y marcadas con claves que solamente podían descifrar conjuntamente este prelado y el representante del Museo Británico. Los tres laboratorios obtuvieron idénticos resultados: la reliquia es de indudable origen medieval y ha sido realizada entre los siglos XI y XIV, como ya queda dicho.

ALGO NO CUADRA.

Pero algo se escapa a la lógica. Algo nos hace intuir que hay gato encerrado en esta pretendida "indubitabilidad". Pues existen análisis anteriores a los del carbono-14, que —con idéntico rigor científico— llegan a conclusiones absolutamente opuestas.
Antes, sin embargo, centremos en dos palabras el tema para que todos sepan de qué estamos hablando. Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas cuentan que, obtenido el permiso de Pilato, José de Arimatea bajó el cuerpo de Jesús de la cruz y lo envolvió en un lienzo blanco ( en griego s u n d o n = síndone) que habia comprado. Segúnn una antigua tradición, la Síndone de Turín (lienzo, sábana, sudario de Turín) es considerada como el lienzo en que fuera envuelto el cuerpo de Jesús, una vez bajado de la cruz.
Los días 7 y 8 de Octubre de 1978 asistí junto con Mercedes Castellanos al 2º congreso internacional de la Sindonología celebrado en Turín bajo el lema "La Síndone y la Ciencia". Representabámos a la publicación "Mundo Desconocido", único medio informativo español presente en el congreso. Cada 45 años la síndone se expone al público. Durante unas semanas verdaderas riadas de personas pueden desfilar ante este lienzo singular, que luego se vuelve a guardar bajo llave otros 45 años. La exposición pública de 1978 dio comienzo en la tarde del 26 de Agosto, en el preciso instante en que en Roma la fumata blanca anunciaba la elección del asesinado Albino Luciani. El plazo de ostensión pública finalizó el 8 de octubre. Con tal motivo se organizó para los dos últimos días de la misma el mencionado 2º Congreso internacional de la Sindonología. En 43 días más de 3 millones de personas acudieron a Turín desde muchos rincones del mundo para ver de cerca la tela que envolvió supuestamente el cuerpo de Jesús. Después, período de veda para el público. No así para la ciencia, que pidió algunos días de acceso a la reliquia para poder tomar muestras antes de que fuera definitiva y celosamente guardada. La Iglesia accedió de forma selectiva, que no libre. Tras la indudable inyección de moral para los celadores de la síndone y económica para el municipio de Turín, que supusieron estas 600 horas de visita —desde la 7 de la mañana hasta las 22.30 de la noche durante 43 días— con invasión masiva de los 3 millones de visitantes citados, con cincuenta mil peregrinaciones organizadas, casi seiscientos operadores de lo medios de comunicación social —entre periodistas, fotógrafos y operadores de los equipor radiofónicos y televisivos—, la visita de 21 cardenales y la colaboración de un millar de voluntarios de edades comprendidas entre los 18 y los 70 años, llegó la importante noticia de la concesión hecha a la demanda de los científicos.

NO ES EL PRODUCTO DE UN ARTISTA.

El examen realizado en aquel entonces por el Shroud of Turin Research Projec (Proyecto de Investigación de la Síndone de Turín), y que concluyó entre otras cosas que la imagen impresa en el lienzo evidenciaba una absoluta estabilidad térmica, que ni siquiera había quedado alterada por el incendio del siglo XVI; que no había en ella huellas de la más leve pigmentación; que era tridimensional en su intensidad según la distancia del cuerpo al lienzo; que se trataba de un perfecto negativo fotográfico; que no había en ella direcionabilidad —o sea los trazos de un posible pintor—, etc., afirma literalmente que "la imagen de la Síndone es la de una verdadera figura humana de un hombre flagelado y crucificado. No es el producto de un artista. La manchas de sangre están compuestas de hemoglobina".

EL C-14.

Durante aquellos dos días de Congreso, el C-14 ya foltaba en el ambiente. Y aquí comienzan mis sospechas con respecto a los recientes análisis dados a conocer en octubre de 1988 por monseñor Anastasio Ballestrero. Pues resulta que diez años antes los responsables del Centro Internacional de la Sindonología de Turín, con su presidente Angelo Lovera di Maria al frente, opinaban que el examen por medio del C-14 no se consideraba oportuno debido a tres objeciones principales que se le oponen. A saber: 1) que no ofrece una fiabilidad absoluta, 2) que se requiere un pedazo de tela excesivamente grande, y 3) que hay adheridos al lienzo elementos recientes, que podrían inducir a error al datar la fecha original de la Síndone. No me estoy sacando estos datos de la manga ahora, para que encajen en la hipótesis planteada en el presente libro. Están publicados en la revista "Mundo Desconocido" nº 29, de noviembre de 1978, página 39. En la que dejé reflejada también providencialmente la siguiente afirmación, que ahora se me antoja absolutamente sospechosa, a la vista de los recientes exámenes. Dejé escrito entonces: " En una charla posterior, el profesor Gove" —investigador estadounidense especializado en el análisis a base del C-14—"nos diría a título ya más confidencial que, ciertamente con el C-14 no se podría establecer exactamente el año en que fur fabricado el lienzo, por lo cual el C-14 nunca demostrará que éste es lienzo que envolvió el cuerpo de Jesús. "Pero" —dijo— "si por un casual es examen revelara que el lienzo data, por ejemplo, del siglo XI, quedaría definitivamente demostrado que no sería el que estuvo en contacto con Jesús". ¿No es sospechosa esta aformación anterior en diez años a las actuales manifestaciones que el lienzo data de una época que se sitúa entre los siglos XI y XIV? ¿No existirá una inconfesada intecionalidad en todo ello?
Como curiosidad, apuntaré aquí que, aplicando las leyes de la física y del cálculo de probabilidades en un extenso estudio, ya en 1972 el francés Paul de Gail concluye en su libro Le visage de Jésus Christ et son linceul (Éditions France-Empire, París), que existe una probabilidad entre 250 millones, de que el hombre de la Síndone no sea Jesús.

EL EXAMEN PALINOLÓGICO.

Pero vayamos a datos más concretos que contradicen de plano a los análisis que ahora pretendidamente presentan a la Síndone como no relacionada con Jesús. Así, el profesor Max Frei, de la universidad de Zurich —fundador del servicio científico de la policia criminal de la misma ciudad suiza (perito de la ONU para el incidente aéreo que provocó la muerte de su secretario general Dag Hammarskjöld), notabilísimo experto en palinología, una ciencia que, a través del ana´lisis de los pólenes fósiles depositados sobre el objeto a analizar, permite establecer la edad y la permanencia en determinados lugares del citado objeto—, presentó en 1978 en Turín los resultados de sus investigaciones. Max Frei facilitó entonces por vez primera la lista completa de las plantas identificadas a base de los granos de polen detectados en la superficie de la Síndone de Turín, lista que reproduje íntegra en las páginas 39 y 40 del citado nímero de la revista "Mundo Desconocido". En resumen, ésta es la labor del criminólogo suizo: el análisis bajo el microscopio óptico y microscopio electrónico del polvo separado en 1973 en doce puntos del lienzo reveló la presencia del polen en 49 especies. Diecisiete de estas especies tienen una amplia área de difusión, sea mediterránea o europea, que no permite conclusiones sobre el lugar preciso de contaminación en Francia o en Italia en que la Síndone fue expuesta al aire libre en varios lugares en los últimos cinco siglos. Ha identificado sin embargo, además, dos grupos de especies que no existen en absoluto en Europa: 29 plantas del cercano Oriente, trece de las cuales crece en lugares desérticos arenosos o salados en Palestina, y un grupo de plantas de las estepas de Anatolia. De acuerdo con la palinología la Síndone ha estado expuesta al aire libre en el pasado en Palestina (Jerusalén) y en Turquia (Constantinopla —hoy Istambul— y Anatolia) además de las estaciones conocidas en Francia e Italia. Este resultado es un argumento a favor de la identidad del Mandylion de Edessa/Constantinopla con la Síndone hoy conservada en Turín. En base al espectro polínico queda excluida la posibilidad de una falsificación en la Francia medieval. Tal y como concluyera el profesor Frei en su informe fechado el 8 de marzo de 1976, "el polen más frecuente en el lienzo es idéntico al polen que se encuentra más regularmente en los estratos sedimentarios del lago Genezaret, de una antigüedad de dos mil años".

UN NEGATIVO FOTOGRÁFICO.

Pero éste no es el único análisis científico que contradice la hipótesis de una falsificación a partir del siglo XI. A finales del siglo pasado el fotógrafo Secondo Pia tuvo la oportunidad de sacar varias placas de la Síndone. Al revelar las dos enormes placas de 51 x 63 centímetros, Secondo Pia se llevó una notable sorpresa: la Sábana Santa era en realidad un negativo fotográfico a tamaño natural. En la placa fotográfica negativa de Pia se había descubierto un retrato en positivo. Toso un autentico retrato fotográfico. ¿Como se había podido plasmar éste en el lienzo, mucho antes de que se descubriera la técnica fotográfica?
Tal vez expliquen este extremo los análisis realizados también hace ya más de diez años por los científicos norteamericanos John P. Jackson, Eric J. Jumper, Bill Mottern y Kenneth E. Stevenson, todos ellos técnicos al servicio de la NASA y de la Academia de las Fuerzas Aéreas de Denver (Colorado). Concluyen estos científicos que "en una exhaustiva investigación —que ha durado tres años—, y mediante el uso de ordenadores, se ha revelado que la imagen de la Sábana Santa es tridimensional, en el sentido de que la información que define los contornos espaciales del cuerpo de Jesús están codificados en los niveles variables de intensidad de la imagen".
Expliquemos esto en palabras más sencillas: para empezar —y puesto que el lienzo original no ha sido facilitado a los cientificos de la NASA para su estudio directo—, los norteamericanos llevaron a cabo sus experimentos sobre una fotografia, a tamaño natural, de la imagen de la Sídone. Pero fur suficiente. Con ayuda del "VP-8 Image Analyser", un aparato de alta tecnología espacial que ha sido utilizado en el análisis y descomposición de las imagenes llegadas desde el planeta Marte a través del preyecto "Viking", la totalidad de la imagen de dicha Síndone fue descompuesta en millones de puntos. Y cada punto —de un micrón de diámetro— se le asignaron tres coordenadas. Las dos primeras son las cartesianas, que sitúan o localizan dicho punto en el conjunto de la Síndone. La tercera corresponde al grado de intensidad luminosa de la imagen del cuerpo en ese punto concreto. Estos puntos, así codificados, fueron suministrados a una computadora. Y ésta se encargó, primero, de individualizar los del tejido: trama y urdime han quedado así recontruidas, aisladas del resto. Después, la computadora ignora tales imágenes y se concentra sobre las correspondientes a la figura.

UNA IMAGEN TRIDIMENSIONAL.

El resultado de sus análisis revelaba que la imagen reflejada en la Síndone era el equivalente a una superficie tridimensional de un cuerpo humano. Y algo no menos sorprendente: la imagen quedó plasmada uniformemente en la Síndone por una especie de rediación desconocida, que "chamuscó" de forma uniforme la totalidad del lienzo. "Esto es así" —afirman los cientificos norteamericaqnos— "porque si el mecanismo se hubiera producido por contacto directo, la imagen en relieve creada por el analizador de imágenes "VP-8" aparecería aplanada en la parte superior, en donde las zonas en contacto tendrían la misma elevación vertical".
Si la imagen —según las experiencias de los cientificos de la NASA— se produjo a causa de una radiación desconocida, ¿quién y cómo se produjo esta radiación? Lo ignoramos, pero podemos concluir que no fue obra de un falsificador del siglo XI o XIV.
Para el investigador catalán Antonio Ribera, existe la posibilidad de que precisamente esta radiación que impregnó la Síndone, sea la causa de que ésta haya quedado en alguna forma afectada, de modo que sea imposible datarla con exactitud mediante el análisis del carbono-14. Este quedaría desvirtuado por efectos de la radiación detectada en el mismo lienzo por los americanos.
Es posible incluso que en la actualidad —y eso tal vez lo podamos confirmar en un futuro— al Vaticano le interese expresamente que la imagen impresa en la Síndone no sea identificable con la figura de Jesús. Tal vez, lo que se descubriría sobre dicha figura en el caso de ser efectivamente la de Jesús, no encaje en los intereses de los mandatarios eclesiásticos.

SOMBRAS EXTRATERRESTRES.

OVNIs y hermetismo: el silencio del Poder
El estudio de los OVNI presenta su lado oscuro. Entre estudiosos del tema y testigos de aterrizajes Gray Barker y James E. Moseley recopilaron más de 600 casos de personas que fueron obligadas al silencio. Otros, cesaron en sus investigaciones. Algunos —demasiados— murieron.
Por otra parte, la postura oficial de los distintos gobiernos —de cara a la opinión pública— es de descrédito o en el mejor de los casos de silencio sobre el tema, y una nota de la redacción de la revista italiana Alaya, de enero de 1968, afirma que desde 1955 los gobiernos se han comprometido a guardar silencio sobre la realidad de los OVNI.
Pero mucho antes ya han existido sociedades que se habían comprometido a guardar silencio, generación tras generación, sobre las realidades cuya transmisión secreta a través de los siglos había dado vida precisamente a esas comunidades. Son sociedades que han nacido gracias a la posesión de unos conocimientos que no debían trascender a la masa, y que siguen viviendo gracias a la necesidad de conservar para el hombre esos conocimientos.
Y ese mundo paralelo, esa realidad paralela de las comunidades secretas, de la cábala, del esoterismo, de lo arcano, parece encontrarse con ese otro mundo, con esa otra realidad también paralela a nuestro quehacer sobre la tierra: con la realidad de «ellos».
El mismo interrogante vale para ambos casos: ¿Por qué debe mantenerse en silencio la realidad de los oprimidos? ¿Por qué debe mantenerse en silencio la realidad conocida por las hermandades secretas?
Ya el consejo dado por el célebre papiro Harris rezaba: «¡Cerrar las bocas!», y Fulcanelli da fin a su libro El misterio de las catedrales recomendando que «en la Ciencia, en el Bien, el Adepto debe siempre CALLAR».
Los griegos por su parte, al igual que los egipcios en el culto a Isis, guardaban un silencio absoluto sobre los misterios del culto de Ceres. La revelación del secreto de estas prácticas a los profanos se castigaba con la muerte.
De Isis afirma, a su vez, Fulcanelli, que es la madre de todas las cosas, que las lleva en su seno, y que sólo ella es la dispensadora de la Revelación y de la Iniciación. «Isis, Ceres, Cibeles: tres cabezas bajo el mismo velo», y «singular analogía hermética: Cibeles» —madre de los dioses— «era adorada en Pesinonte (Frigia) bajo la forma de una piedra negra que se decía haber caído del cielo».
Igual que la Caaba —los del país de Saba, o de Caba, son los cabalistas mismos—, la famosa piedra negra caída del cielo...
Con las estatuas de Isis se relacionan más tarde las vírgenes negras. Bigarne observa que Isis antes de la concepción «es, en la teogonía astronómica, el atributo de la Virgen que varios documentos, muy anteriores al cristianismo, designan con el nombre de virgo partitura; es decir, la Tierra antes de su fecundación, que pronto será animada por los rayos del sol».
La Tierra-madre, los rayos del Sol, las piedras negras.
Quienes se han dedicado al estudio del fenómeno OVNI en la antigüedad conocen una leyenda inca de Tiahuánaco —El calendario que figura en la Puerta del Sol de Tiahuánaco se ha identificado como el calendario de Venus—, según la cual de una nave dorada descendida de la «gran estrella esplendorosa» surge Orejona, que construyó, con piedras negras procedentes de su planeta, el primer templo de la isla del Sol. Orejona debía cumplir la misión de convertirse en madre de la Tierra. Estas analogías nos hacen sospechar una leyenda hermética inca.
Pawels y Bergier razonan de este modo: «es posible que lo que llamamos esoterismo, cimiento de las sociedades secretas y de las religiones, sea el residuo difícilmente comprensible y manejable de un conocimiento muy antiguo, de naturaleza técnica, que se aplica a la vez a la materia y espíritu»; y apuntan hacia el probable peligro que entraña para toda la Humanidad el supuesto de que estos conocimientos llegaran a manos irresponsables.
Por otra parte, en un editorial del número de julio-agosto de 1963 del desaparecido boletín «Informationen» de la «Gesellchaft für Interplanetarik "Austria" », leemos: «existe en la Tierra un mito que se adaptaría a los propósitos de los "espaciales" y bajo cuya influencia podría dar resultado el reclutamiento de "ayudantes". Desde siempre. Nos referimos aquí a una sociedad que hace siglos ya se vanagloriaba de preparar la reforma de "todo el ancho mundo" y cuyos miembros no sólo se reunían en una "fortaleza suspendida en el aire", sino que se ocupaban de el "trabajo" en todo el sistema solar y poseían además "mil piezas" que harían palidecer de envidia a nuestros técnicos actuales».
El nombre de esta sociedad no hace al caso..., pero la posibilidad de su existencia sigue siendo de interés. Como caso típico, como ejemplo.
Con el estudio de los OVNI «estamos rozando el ocultismo de la doctrina agnóstica, las teorías rosacrucianas, el budismo, la teosofía...», le dice Gordon Creighton a Carlos Murciano que, en tanto que Paul Misraki señala que Henry Sérouya, en su estudio sobre la Kábala, «precisa que el conocimiento del "carro de Dios" (!) no debía jamás ser transmitido por escrito, sino sólo de manera oral a aquellos que se mostraran dignos; es decir, a un pequeño grupo que había alcanzado previamente un grado de iniciación superior».
El tema que nos ocupa ahora es complejo, tan universal —en perspectiva terrestre—, que únicamente tendremos ocasión de rozarlo furtiva e incompletamente, y además de forma aparentemente bastante confusa.

LA ENIGMÁTICA SERPIENTE.

En su libro Los platillos volantes y los dioses, John Michell estudia transfiguraciónes de serpientes entre los pueblos antiguos, figuraciones que se revelan como interpretaciones veladas de naves volantes extraterrestres, lo que nos remite a Quetzalcoatl, que quedaba simbolizado por una serpiente con plumas. En Tula, la ciudad consagrada a Qetzalcoatl, se levanta una pirámide consagrada a Venus, ya que ambos eran una sola deidad. Quetzalcoatl, finalizada su labor civilizadora, huyó por los aires, fue por el espacio de un lado a otro, y se convirtió en el planeta Venus, con el nombre náhuatl de la «estrella que echa humo». Una serpiente voladora que es una estrella. Un cohete que se aleja hasta convertirse en sólo un punto luminoso en el cielo... y echa humo.
Quetzalcoatl era en América un agente unificador del Cosmos cuyo signo era la cruz, que trajo riquezas y cultura desde Oriente..., circunstancias que nos hacen recordar que existe también una hermandad de filósofos herméticos que se autodenominan inmortales, iluminados e invisibles, y afirman ser los agentes predestinados para la futura reforma general del Universo y para el establecimiento de la paz universal —obsérvese los paralelismos con Quetzalcoatl—, cuyo signo es la rosa y la Cruz, y de la que un libro de Valentín Andreae cuenta que fue fundada —la leyenda no debe ser histórica, pero obedece sin duda a una intención concreta— por un tal Christian Rosencreutz, que aportó sus conocimientos del Oriente...
Es la misma sociedad de la que nos hablaba el editorial citado del boletín «Informationen», afirmando de ella que sus miembros eran convocados en una fortaleza suspendida en el aire.
El historiador Serge Hutin escribe de esta sociedad que constituye la colectividad de los seres llegados a un estado superior a la humanidad corriente, «poseedores por ello de los mismos caracteres interiores que les permiten reconocerse entre ellos».
Surge la pregunta: ¿Son determinadas hermandades secretas, herméticas, las encargadas de mantener el contacto —siempre— entre la humanidad y «ellos»? ¿Son sus miembros —ya sea consciente o inconscientemente— los auténticos «hombres contacto»?

LOS TEMPLOS, ¿MÁQUINAS DE LOS DIOSES?.

Existen por otra parte numerosas razones —cuyo desarrollo no es posible en el limitado espacio de este artículo— que hacen sospechar el origen de la construcción de los templos a partir de la visión real de máquinas volantes descendidas a la tierra en la antigüedad. El templo quiere ser imitación forzosamente inmóvil de la morada real móvil —volante— de la «divinidad». De ahí la gran importancia que presumimos tiene para el ufólogo la existencia de comunidades que transmiten en secreto, durante siglos, las normas por las que debe regirse la construcción de los edificios sagrados.
Podemos mencionar aquí también a la Orden del Temple. «¿Trajeron de Jerusalén, como se ha dicho, arcanos de artesanía antiquísima en lo que se refiere a la arquitectura? ¿Influyó en ellos la visión del antiguo templo de Salomón, reconstruido en mezquita, con su planta octogonal? ¿Hubo, además, alguna sabiduría matemática escondida que el Occidente no conocía entre los muchos documentos, folios y papiros que los cruzados hallaron en la Ciudad Santa? ¿Venía todo ello a través de Israel, desde el antiguo Egipto? Todo es conjetura sobre estos aspectos. La alquimia pareció ser otro de los renglones favoritos de la Orden. ¿Pero qué era la alquimia sino un intuitivo tanteo de lo que hoy es asignatura corriente en las universidades? El vulgo llamaba magia, con cierto tono entre temeroso y admirativo, a estas investigaciones, reservadas únicamente a los iniciados, como hoy ocurre con los expertos nucleares, también al abrigo de un riguroso secreto oficial...» «Pero el poderío económico, las exenciones, el monopolio de ciertas transacciones, todo ello llevaba fatalmente al choque con el estado; es decir, con la Corona de Francia. Allí acabó el Temple. Allí también comienza su misterio. Reservado fue todo: los procesos, los interrogatorios, el secuestro de sus bienes por el monarca; las mil y una acusaciones que se formularon contra los caballeros de la Orden en sus distintos grados y jerarquías...» «... Veraces historiadores aseguran que la obra persistió en la sombra hasta desembocar por vías recónditas en los albañiles del otro templo: el de la masonería.»
Bien, hemos entrado en una frase interesante: las hermandades secretas, herméticas, tienen algo muy importante que ver con la construcción de edificios sagrados. Y el templo, el edificio sagrado, se nos aparece como inspirado en un aparato volante de la «divinidad»: en un aparato volante de «ellos». Prosigamos, pues, en nuestra búsqueda de posibles conexiones.

LA OBRA POR EXCELENCIA.

La unión de los dos triángulos del fuego y del agua, o del azufre y del mercurio reunidos en un solo cuerpo, engendra el astro de seis puntas, el Sello de Salomón, también llamado Sello de Hermes, jeroglífico de la Obra por excelencia y de la Piedra Filosofal realizada.
Fulcanelli señala que este símbolo es la misma Estrella de los Magos. Y después de enfocar el misterio de la Estrella de los Magos desde los más variados ángulos, lo único que podemos afirmar al cabo de casi dos mil años de su aparición, es que la susodicha «estrella» sigue siendo para nosotros, con todas sus letras, un objeto volante y luminoso no identificado.
Aparece íntimamente ligado a todo esto la cábala fonética.

EL GAY SABER.

Conocido de todos los interesados en el tema es el pasaje en que Jonathan Swift , el singular deán de San Patricio, en boca de Gulliver, nos refiere la visión que éste tuvo de la «isla volante», un «cuerpo movible y opaco, muy grande, que parecía fluctuar en el aire», cuya base era «plana, compacta y resplandeciente». Los Viajes de Gulliver datan de 1727, y Swift relata en ellos que la famosa «isla volante», tripulada por seres inteligentes, basaba su movimiento en las leyes del magnetismo —las mismas en que parecen basarse los OVNI observados en la actualidad—, al tiempo que anuncia que Marte posee dos satélites, cuyos parámetros indica con asombrosa exactitud. Pero resulta que los susodichos satélites de Marte no fueron descubiertos por la ciencia «oficial» hasta el año 1877 —siglo y medio después de hablarnos de ellos el deán de San Patricio (!)— y que, además, uno de ellos (Fobos), es muy probablemente un satélite artificial.
Swift era un iniciado en los conocimientos que proporciona el Gay saber, la Gaya ciencia, la Lengua de Corte entre los antiguos incas (recordemos las analogías entre la Orejona de la leyenda inca y Isis, Ceres y Cibeles) o sea, el argot, la cábala hablada.
Nos informa Fulcanelli que los argotiers, los que utilizan el argot (lengua particular de todos los individuos que tienen interés en comunicar sus pensamientos sin ser comprendidos por los que les rodean), lengua en que se expresaban todos los iniciados, son descendientes herméticos de los argonautas , los cuales, a bordo de la nave Argos —nombre que indica la rapidez o la blancura luminosa—, fueron en busca del Vellocino de Oro, que Frixos había ofrecido a Aetes, hijo del Sol, después de que un carnero, con el vellón de oro, le transportara, atravesando los aires y los mares, a la isla de Aea, país donde «los rayos del sol se encierran en una cámara de oro».
Y bajo el signo del carnero, bajo el signo de Aries, el 12 de abril, se celebraban en Roma las Cereales (en honor de Ceres —recordemos una vez más la analogía Ceres-Isis-Cibeles-Orejona). En las procesiones llevaban un huevo. Y de huevos celestes brotaron a la vida los dioscuros Cástor y Pólux, que formaban parte de la expedición de los argonautas, y que fueron colocados por Zeus como estrellas (pensemos en Qetzalcoatl) en el firmamento. Por último, digamos que las figuras de huevos celestes de los que emergen, en distintas leyendas y mitos antiguos, determinados personajes, caen fácilmente bajo el enfoque de naves espaciales, de cápsulas espaciales, de las que emergen unos tripulantes de las mismas. La forma de huevo es muy frecuente en casos de OVNI recientes (Valensole, Socorro, etc.)

LA CONCHA DE SANTIAGO.

Volvamos al argot. lo hablaban los frimasons de la Edad Media, que edificaron los templos argóticos . Las obras de art goth o de argot: Las catedrales góticas. «También ellos, estos nautas constructores, conocían el camino que conducía al Jardín de las Hespérides.»
Y ya que estamos hablando aquí de nautas, bueno será hablar también de la Concha de Santiago, del "señor Yago de compos stella, que dispensa ayuda, luz y protección. De la citada concha, nos dice Fulcanelli, que la llevan místicamente «aquéllos que emprenden la labor y tratan de obtener la estrella (compos stella)...», «tienen que realizar, con el bordón por guía y la concha por insignia, este largo y peligroso recorrido, una de cuyas mitades es por vía terrestre y la otra por vía marítima. Deben ser, ante todo, peregrinos, y, después, pilotos». ¿Pilotos? En los pilares que decorar la credencia que se puede admirar en la mansión Lallemant, en Bourges, la susodicha concha aparece rematada por un desconcertante par de alas... ¿Pilotos de naves capaces de volar? ¿Nautas voladores? Recordemos que el «agua» de que hablan los iniciados es un agua que no moja las manos. El agua, el mar, el océano, se nos aparece como denominaciones referidas al espacio y a sus «corrientes», a sus líneas de fuerza. Termina la leyendade los argonautas consagrando Jasón a neptuno la nave Argos, que Minerva coloca —otra vez— en el cielo entre las constelaciones…
Y sería oportuno recordar que el emblema de la nave espacial «Apolo XII» representaba a un gallardo bergantín dando la vuelta a nuestro satélite…
Volviendo a nuestra concha, apuntemos todavía que en otro de los motivos decorativos de la citada mansión, se puede ver una concha grande en la que surgen, al parecer, otras conchas menudas... Es un fenómeno familiar para los que nos interesamos por el estudio de los OVNI.
Hablamos de los argonautas y de la cábala hablada. Y podemos observar que la voz "argonauta" nos remite a una familia de raíces que permite establecer interesantes relaciones para nuestro tema: sería la familia de las raíces arg-/arq-/arc-/αρχ- que relacionan entre sí a palabras tan interesantes para nuestro propósito como son el nombre de la nave Argos, los argonautas, la arquitectura (el segundo elemento de la voz procede del griego τεκ ων, carpintero, constructor de naves), el arco cuya multiplicación forma la cúpula de los edificios sagrados, lo arcano (secreto), el arca de Noé, αρχη (comienzo, origen, y en plural "potencias espaciales"), los arcángeles..., etc.

EL SISTEMA DE LOS 9.

En la cábala el numérica el número 9 es importante sin duda. Al echarse de menos a Hiram, el arquitecto conocedor de los secretos de la construcción del Templo, asesinado, Salomón ordenó que nueve maestros lo buscasen. Nueve son los maestros constructores de la bóveda secreta. Enoch escondió el nombre indecible debajo de nueve arcos, grabado en un delta o triángulo equilátero. La figuración del campamento de los Príncipes del Real Secreto, que esperan el momento oportuno para reedificar el templo, se realiza en una sala alumbrada con 81 luces (9 x 9), en la cual aparecen una serie de figuras geométricas concéntricas encerradas en un polígono de nueve lados.
Por otro lado, leemos en Behind the Flying Saucers que la estructura del OVNI caído en manos del Gobierno norteamericano en Nuevo México se basaba igualmente en el número 9. Su anchura total era de 9999/100 pies. La línea vertical imaginaria desde la punta exterior del «ala» circular a la base medía 27 pulgadas. La cabina tenía un diámetro de 18 pies y una altura de 72 pulgadas, sobre saliendo exactamente 45 pulgadas de la cabina por encima del borde exterior de artefacto. Con el segundo OVNI pasando a manos americanas en Arizona ocurre otro tanto. Medía 72 pies de diámetro, y descompuesto en sus distintos elementos, se comprobó que éstos seguían el llamado «sistema de los nueve». Y en el mismo sistema basaba su estructura el tercer OVNI descendido en Paradise Valley, y que tenía un diámetro de 36 pies.
Según una teoría de J. M. Díez Gómez, publicada en extracto a partir de la página 81 de la serie «Cíclope Informa» (Barcelona ; Cíclope, S.A.E.), sobre la que no nos atrevemos a pronunciarnos en favor ni en contra sin un estudio previo completo, Adán sería el símbolo de una nave de tipo nueve. Con las debidas reservas, puede establecerse a raíz de esta teoría una relación cabalística —provisional de momento— entre las voces nueve, nuevo, nave y, posiblemente, huevo (novem, novum, navis, ovum).
En nueve ciclos se forma el ser humano.
En el simbolismo de los números sagrados, el 9, último de estos números, propios de los entes divinos, superiores, frente a los humanos, se consideraba como número completivo de la vida humana y del Cosmos.
Nuestras matemáticas se construyen sobre una serie-base de nueve números completados por el símbolo neutro representado por el cero.
Entre las sociedades secretas debemos citar todavía una, muy importante, en la India, y que se remonta a la éppoca del emperador Asoka. Es la sociedad secreta de los Nueve Desconocidos, etcétera, etc.

APOLO.

Podríamos seguir hablando y hablando, pero no es éste el propósito ni el objetivo del artículo como visión global de una probabilidad. Probabilidad en la que podríamos mencionar también a Cyrano de bergerac, gran conocedor de la Cábala, que describe por ejemplo un cohete de tres fases, tal como hoy son lanzados desde cabo Kennedy.
Sería interesante reenfocar con nuevos ojos la procesión que Josué hizo desfilar siete veces alrededor de Jericó, cuyas murallas se derrumbaron antes de la octava vuelta. «Jericó» deriba muy probablemente de yareah, que significa luna, con lo que tenemos que jericó es la «ciudad de la Luna».
Pero el mismo tema lo encontramos en los cisnes que giran siete veces alrededor de delos, naciendo, cuando aún no habían cantado por octava vez, Apolo. Nace «Apolo» para dominar a la Luna…Un mito que acaba de materializarse en nuestros días.
Sorprende la sucesión —es mera coincidencia que no deja de ser curiosa— de voces familiares a los cabalistas en el programa espacial norteamericano : Araña, Aguila, Apolo, Atlas, Mercurio, Saturno, Géminis…
Interesante sería el estudio, con nuevas ideas, del motivo de la cocción filosófica representado en el «Pórtico del Salvador» de la catedral de Amiens. Fulcanelli advierte que el campanario es el horno secreto que encierra el huevo filosofal, que a su vez es el receptáculo del que hablan los iniciados. Hemos rozado el tema del huevo como vehículo celeste. Viacheslav Zaitsev señala que en una primitiva leyenda de los pueblos del Perú, los huevos bajan el cielo en florecillas de diente de león; también conocen los iniciados la Flos Coeli.
Podríamos repasar también el ciclo de romances de la Tabla Redonda, «leyendas herméticas que aluden directamente a la transición de los conocimientos científicos antiguos» ; es solo una indicación, que sospechamos acabaría por profundizar el tema del grial y el de las llamadas «apariciones marianas», fenómeno que paul Misraki relaciona con el de las apariciones de discos volantes.
Digno de estudio nos parece el tema de las Pléyades. Su nombre proviene del griego πλειν, navegar. Figuran entre las estrellas Maia y Atlas. Ahora bien, Maia —también la mitología hindú conoce a Maya, y la Iglesia católica dedica el mes de mayo a María—, amada de Zeus, la voz Zeus (Theos) se corresponde con la voz Teo —aplicada a lo divino por los aztecas, íntimamente vinculados con la gran familia maya— tuvo con éste a Hermes, el mensajero alado de los dioses, portador del mismo nombre que aquel otro Hermes que daría lugar a la filosofía hermética de que estamos hablando. Maia era la hija mayor de Atlas. Atlas era el hijo de Japeto y de una hija de Océano. Atlas a su vez se casó con la oceánida Pleyone, de cuyo matrimonio nacieron las Pléyades. Pero resulta que la raíz atl del nombre Atlas se encuentra también en el idioma náhuatl —hemos citado por ejemplo a Quetzalcoatl— de los aztecas, vinculados como dijimos a los mayas, en relación con la divinidad y significando «agua».
Lleno está el mundo de coincidencias.
Según la mitología preincaica, los dioses descendieron de la constelación de las Pléyades. Uno de los corredores de la pirámide egipcia de Keops (dijimos que era una construcción muy importante para nuestro tema) recogía la luz de las Pléyades. El doctor gerhard Wiebe, de Boston, y J. Roca Muntañola, relacionan los monolitos de Stonehenge con la figuración de un «platillo volante». Hecateo, historiador del siglo VI, habla del dios que se aparecía en Stonehenge: «Durante la estación en que se aparece el dios (Apolo), toca el arpa y danza todas las noches, desde el equinoccio de invierno hasta la salida de las Pléyades, complacido por su propio éxito.»

LA ARAÑA.

Por otra parte, entre las muchas etimologías del nombre de María, destaca la de Zorell, que deriva el nombre de la María nacida en Egipto, la hermana de Moisés, del egipcio mrí.t+yâm (segundo elemento = Yahvéh), o sea «amada de Yahvéh» . Amada de Zeus era Maya y mayo es el mes de María.
Tenemos luego la traducción jeronimiana latina del hebreo miryam por «stilla maris» , «gota del mar» . Volvamos ahora a los iniciados y veamos que hablan del «Rocío de mayo» , humedad vivificadora del mes de María. Thomas Corneille añade que los grandes maestros de una de las hermandades citadas se hacían llamar «Hermanos del rocío cocido» (F. R. C., Frères de la Rosée-Cuite).
Y ya para terminar, digamos que es curioso observar que el alquimista «necesita el hilo de Ariadna (Ariane es una forma de airagne, por metátesis de la i ) si no quiere extraviarse por los meandros de la Obra y verse incapaz de encontrar la salida» .
Los mayas creían —como cita ya N. Rinin— que en épocas remotas sus dioses descendían del cielo por una telaraña. «En distinta y oblicua vinculación con ella —dice Zaitsev— puede situarse la visión jacobiana de la escalera que conducía al reino celestial.» También en el antiguo Egipto existía la creencia de que se ascendía al cielo por una escalera.
En la llanura de Nazca, en el Perú, se observa desde el aire la enorme figura de una araña. En collares y grabados abunda en la América central y meridional el tema decorativo de la araña. Retrocedamos a la formación de la palabra. Aιρω significa, como observa y relaciona Fulcanelli, «tomar, asir, arrastrar, atraer, de donde se deriva αιρην, lo que toma, ase, atrae»…«αιρην es el imán…» «en provenzal, el hierro se llama aran o iran…», en catalán, aram : es Hiram, el divino Aries, el arquitecto del Templo de Salomón». La voz griega Σιδηρος significa hierro e imán. De la misma voz deriva el latín sidus, sideris, estrella.
En el magnetismo parecen basarse los OVNI. Del magnetismo habla la obra de Fulcanelli. Hoy se tienen pruebas de la existencia de campos magnéticos galácticos.
Pero decidámonos ya por el punto final. El etcétera es interminablemente largo. Reflexione y ate cabos el lector… las coincidencias se suceden casi imperceptiblemente.

2 comentarios:

  1. no estamos solo y de eso es en lo unico que estoy seguro una prueva de que puede aber vida en otro planeta es la tierra si aca se pudo dar por que no en otro lugar si es real la teoria del bing bang ,si el universo esta en continua expancion no puede caber en nuestra imaginacion de algo tan greande ,el unverso es infinito y las distintas formas de vidas adaptadas a su medio deven de ser millones y talves tengan la misma tegnologia que nosotros teniendo asi problemas para salir de su planeta y poblar otro o todo lo contrario .no creo mucho en el avistamiento de ovni pero si no llegaron aca son superiores a nosotros talves tengan un tipo de consejo algo asi como la onu en donde no se permita inspeccionar la tiera por lo peligros que esto puede traer tales como enfermedades o estemos en algun tipo de protectorado o no talvez nisiquira saben que estamos aca .todas las teorias en este momento pueden ser aceptadas,reales hasta que se demuestre su falcedad

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  2. no estamos solo y de eso es en lo unico que estoy seguro una prueva de que puede aber vida en otro planeta es la tierra si aca se pudo dar por que no en otro lugar si es real la teoria del bing bang ,si el universo esta en continua expancion no puede caber en nuestra imaginacion de algo tan greande ,el unverso es infinito y las distintas formas de vidas adaptadas a su medio deven de ser millones y talves tengan la misma tegnologia que nosotros teniendo asi problemas para salir de su planeta y poblar otro o todo lo contrario .no creo mucho en el avistamiento de ovni pero si no llegaron aca son superiores a nosotros talves tengan un tipo de consejo algo asi como la onu en donde no se permita inspeccionar la tiera por lo peligros que esto puede traer tales como enfermedades o estemos en algun tipo de protectorado o no talvez nisiquira saben que estamos aca .todas las teorias en este momento pueden ser aceptadas,reales hasta que se demuestre su falcedad

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