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viernes, 20 de agosto de 2010

El trastorno bipolar una enfermedad muy frecuente

Esta es una enfermedad mucho más frecuente que otras más conocidas, tanto físicas como la esclerosis múltiple o el SIDA) como psíquicas (como la anorexia nerviosa o la esquizofrenia), especialmente si se incluyen las formas leves y moderadas, como el trastorno bipolar II y la ciclotimia. Se han realizado estudios en gran parte del mundo y se ha descubierto que la enfermedad existe en todas partes, sin grandes diferencias cuantitativas. Estos estudios son difíciles de llevar a cabo en países pobres porque los medios disponibles y el modo de expresarse de la enfermedad en determinadas culturas es muy distinto. Por ejemplo, en algunas culturas indígenas de América del Sur, oír voces dentro de la cabeza se considera perfectamente normal. A pesar de las dificultades
que representa intentar extrapolar la expresión occidental de la enfermedad a otros contextos, se ha comprobado que algunos síntomas se presentan en casi todos los casos. Los principales son: hiperactividad, irritabilidad y locuacidad en la fase maníaca, y apatía y trastornos del sueño en la depresiva (v. tabla 2).
Aparte de los que aparecen en la tabla, hay muchos otros síntomas, como la hipersomnia (aumento del sueño), la hiperfagia (aumento del hambre), la ansiedad, las ideas obsesivas, etc., que son frecuentes en la mayoría de los pacientes.
¿Cuánta gente padece trastorno bipolar?
Los primeros estudios epidemiológicos sólo detectaban las formas graves de la enfermedad, y era muy frecuente decir que alrededor del 1% de la población sufría un trastorno bipolar. Actualmente se ha comprobado que existe un mayor abanico de grados de su intensidad y que su frecuencia es muy superior. Según estadísticas norteamericanas, en Estados Unidos afecta a cerca del 4% de la población. Los estudios
europeos que consideraban formas leves de la enfermedad han llegado a hablar del 6,5 %. En general, se acepta el término medio de 2% para el trastorno bipolar I, entre el 1 y el 2% para el trastorno bipolar II y hasta un 12 % para la ciclotimia.
En España, aunque no se dispone de estadísticas tan fiables, podría afectar a un porcentaje similar, sobre todo si se tiene en cuenta que la incidencia de este trastorno es muy parecida, a pesar de las diferencias en cuanto a expresión clínica en los distintos puntos del planeta, independientemente de etnias, culturas y climas.




Por lo tanto, estamos hablando de más de un millón de españoles que sufren las consecuencias de una enfermedad casi desconocida popularmente y para la cual los recursos sanitarios específicos, y en especial la investigación, son prácticamente inexistentes en nuestro país. Queda mucho por hacer para concienciar a la opinión pública y a las autoridades para que destinen más recursos a este trastorno y lo libren del
estigma social que aún tienen las enfermedades que afectan al cerebro en forma de trastornos del comportamiento.
El trastorno bipolar I y la ciclotimia son igual de frecuentes en hombres y mujeres, mientras que el tipo II lo es mucho más en mujeres. El primer episodio de la enfermedad es más a menudo maníaco en los hombres y depresivo en las mujeres.
La enfermedad acostumbra a manifestarse en la adolescencia y el primer episodio claro suele producirse entre los veinte y los veinticinco años. Es frecuente que los pacientes hayan estado ingresados en un hospital al menos una vez entre los veinte y los treinta años, sobre todo en el caso de los bipolares I. Los episodios mixtos son más frecuentes durante la adolescencia y en situaciones de cambio hormonal, como después de un parto. De todos modos, la edad de inicio de la enfermedad puede variar mucho: hay niños de cuatro años que ya presentan síntomas del trastorno, y también se han dado casos de inicio a los ochenta. Cuando la enfermedad aparece en una persona mayor sin antecedentes previos, es importante asegurarse de que no existe una enfermedad orgánica que haya desencadenado el trastorno.

Los trastornos bipolares se clasifican dentro del apartado de enfermedades del estado de ánimo, junto con otras patologías, como la depresión unipolar (que se denomina unipolar precisamente para diferenciarla de la bipolar).
Dentro de los trastornos bipolares existen, tal como se ha mencionado hasta ahora, una serie de subtipos. Según la intensidad de los síntomas, existen tres: el tipo I, el tipo II y la ciclotimia.
El tipo I es la forma clásica, que se caracteriza por fases de manía, que generalmente requieren hospitalización, y depresiones intensas; es relativamente frecuente (70% de los casos) que aparezcan delirios (interpretar coincidencias como si tuvieran relación con uno mismo, creerse superdotado o un mesías, o bien, en la depresión, creerse culpable de todo e indigno de seguir viviendo). También pueden observarse alucinaciones.
Cuando el paciente recupera la normalidad, leparece increíble haber llegado a pensar aquellas cosas. Suele iniciarse en la juventud, más a menudo en forma de episodio maníaco en los hombres y depresivo en las mujeres. Muchas veces el primer episodio no es identificado por el enfermo ni la familia, que a menudo lo atribuye al consumo de alcohol o drogas, en el caso de la manía, o a problemas ambientales si se trata de una depresión. Es cierto que el consumo de drogas o alcohol o la exposición continua al estrés pueden desencadenar el inicio de la enfermedad, pero en ningún caso son la causa de ésta. Es frecuente que después del primer episodio pase mucho tiempo sin que aparezca otro. En muchos pacientes la enfermedad no se diagnostica a la primera y sólo al cabo de unos años, cuando recaen, se entiende que aquello que no parecía importante era la primera manifestación de una enfermedad cíclica.
En general, los pacientes del tipo I presentan cierta simetría entre las recaídas maníacas y las depresiones. A menudo, después de una fase maníaca (p. ej., como caso más habitual, tras abandonar el tratamiento en contra del criterio del médico), se pasa de inmediato a una fase depresiva de intensidad proporcional a la de la manía. Por eso es tan importante cortar de raíz cualquier indicio de manía, antes de que se pierda de vista la realidad y se pague muy caro, tanto por la manía como por la depresión que suele producirse después.
La figura 2 muestra gráficamente un ejemplo de trastorno bipolar I.



Fuente: Veta Edward

1 comentario:

  1. hola, tengo muchas situaciones con mi familia no aceptan que tengo un problema de salud, ellos me conocieron siempre alegre y sin mal caracter y como ya no soy asi, no me saben tratar, es muy dificil para mi y en mi entorno de trabajo es igual no se como manejar esto demen un buen concejo porfa.

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