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lunes, 19 de octubre de 2009

34- OTRAS DROGAS FARMACOLOGICAS



Los medicamentos prescritos a personas con el propósito de disminuir la grasa del cuerpo (lípidos), que incluyen clofibrato (Atromid-S) o drogas similares para bajar el colesterol, realmente incrementa las concentraciones de colesterol en la bilis y, por lo tanto, resultan en el incremento del riesgo en la producción de cálculos biliares. Estos medicamentos disminuyen las grasas en la sangre, justo lo que están diseñados para lograr. Esto, sin embargo, causa que las células del hígado supongan que el cuerpo se está quedando sin grasas; y por lo tanto, producen más colesterol el cual es secretado hacia los conductos biliares.
La composición desequilibrada de la bilis (colesterol excesivo) puede causar cálculos biliares, en ambos el hígado y la vesícula. El octretide, una de las nuevas generaciones de drogas “estatinas”, previene que la vesícula se vacíe después de una comida grasosa, manteniendo suficiente bilis como para crear piedras. Los peligros involucrados en tales tipos de intervenciones médicas son obvios; ciertamente son más serios que el elevar el nivel de grasa en la sangre (contrario a la creencia popular, no hay evidencia científica a la fecha que demuestre que las enfermedades cardíacas son causadas por el alto contenido de grasa en la sangre).
Según diversos estudios publicados en diversos boletines médicos, como el Lancet (en Inglaterra), hay ciertos antibióticos que también causan cálculos biliares. Uno de estos es la ceftriaxona, la cual se usa para tratar infecciones del tracto respiratorio inferior, infecciones de la piel y del tracto urinario, enfermedades inflamatorias de la pelvis, infecciones de los huesos y articulaciones, y la meningitis.
De manera similar, los medicamentos anti-rechazo administrados a pacientes de transplantes de riñones y del corazón también incrementan la probabilidad en la creación de cálculos biliares. Las tiazidas, que son píldoras solubles en agua para controlar la alta presión, pueden provocar mayores enfermedades en la vesícula en aquellos pacientes con cálculos biliares. También, los niños que toman furosemida tienen mayores probabilidades de desarrollar cálculos biliares, según investigaciones publicadas en el Journal of Perinatology. Y las prostaglandinas no tienen una menor cantidad de efectos secundarios.
Todos los medicamentos y drogas son tóxicos por naturaleza y requieren desintoxicación por parte del hígado. Aún así, las funciones inhibidas del hígado permiten que muchos de estos químicos venenosos entren en la bilis. Esto altera el equilibrio natural de sus componentes y resulta en el desarrollo de cálculos biliares en el hígado y la vesícula. Es importante mencionar que los resultados en el apartado anterior se refieren a los cálculos biliares en la vesícula y no revelan la severidad del daño que estos medicamentos causan al hígado en sí mismo. Si las drogas farmacológicas pueden generar algunos cálculos biliares en la vesícula, se puede suponer que producen cientos, sino miles de ellos, en los conductos biliares del hígado. Una y otra vez, yo personalmente, he observado que personas que han tomado medicamentos en el pasado, tienen considerablemente más cálculos biliares que aquéllos que no tomaron alguno. El tratamiento sintomático siempre llega con un precio que pagar; esto es, la inhibición de las funciones básicas del hígado. Es más fácil y más benéfico para el cuerpo el remover todos los cálculos biliares, restaurar los valores sanguíneos normales y mejorar la digestión y remoción de desperdicios, que es suprimir los síntomas de cualquier enfermedad. Los síntomas no son la enfermedad, sólo indican que el cuerpo está tratando de salvarse y protegerse. Son la señal de que el cuerpo necesita atención, ayuda y cuidados.

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