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domingo, 18 de octubre de 2009

27- LA DIETA (1)


El Comer de Más

Los errores en la dieta posiblemente juegan el principal papel en la producción desequilibrada de bilis y por lo tanto, de cálculos biliares.
Dentro de todos los errores de la dieta, el comer en exceso afecta la salud con mayor severidad. El regularmente ingerir demasiada comida o comer con mayor frecuencia que lo requerido por el cuerpo para su nutrición y sostenimiento, provoca que los jugos gástricos (incluyendo la bilis) cada vez se agoten con mayor facilidad. Esto permite que una gran proporción de las comidas ingeridas no se digieran, convirtiéndose, por lo tanto, en una fuente constante de actividad microbiana dañina. Subsecuentemente, más y más sustancias tóxicas comienzan a alojarse en el tracto intestinal, resultando en la congestión del sistema linfático y el engrosamiento de la sangre. Todo esto representa una sobrecarga del hígado y las funciones excretoras.
Las enfermedades intestinales pueden agotar las sales biliares del cuerpo y, por lo tanto, influyen en la formación de cálculos biliares. Esto es más notorio en el alto riesgo de formación de cálculos biliares entre los pacientes que sufran la Enfermedad de Crohn y otras formas del Síndrome del Intestino Irritable.
Un desequilibrio sanguíneo y linfático, causado por comer en exceso, conduce a un flujo sanguíneo disminuido en los lóbulos del hígado, alterando la composición de la bilis y generando cálculos biliares. Los cálculos biliares en el hígado incrementan la congestión de la sangre y la linfa, alterando el metabolismo básico del cuerpo. Entre más se coma en exceso, menores serán los nutrientes que estén disponibles para las células del cuerpo. De hecho, el constantemente comer en exceso resulta en inanición celular, lo que crea el deseo urgente de comer más de lo normal.
El constante deseo de comer bocadillos, es una señal de una desnutrición persistente y un desequilibrio metabólico. Pero sobre todo, indica una actividad hepática desequilibrada y la presencia de cálculos biliares.
Comer hasta la saciedad o hasta cuando ya no se pueda ingerir más comida es una clara señal de que el estómago ha llegado a una etapa disfuncional. Los jugos gástricos en el estómago solo pueden mezclarse con la comida ingerida mientras se mantenga una cuarta parte del estómago vacío. Dos puñados de comida equivalen a tres cuartas partes del tamaño del estómago, lo que representa la máxima cantidad de comida que el estómago puede procesar en cualquier momento. Por lo tanto, lo mejor es dejar de comer mientras aún se tenga una poca de hambre. El levantarse de la mesa con una poca de hambre mejora las funciones digestivas y previene la formación de cálculos biliares y el desarrollo de enfermedades en el futuro.


El Comer Entre Comidas


La Ayurveda, la más antigua de las ciencias de la salud, considera que "comer antes de que la comida previa haya sido digerida" es una de las principales causas de las enfermedades. Los siguientes factores se encuentran dentro de las razones más comunes por las cuáles la gente come entre comidas:

1. Un estilo de vida apresurado y estresante.
2. La tentación generada por la gran variedad de comidas procesadas, refinadas y atractivamente empacadas.
3. La conveniencia de tener comida rápida (baja en contenido nutricional) prácticamente a cualquier hora.
4. La falta de satisfacción con las comidas ingeridas; por lo tanto, se desarrollan antojos.
5. Comer como respuesta emocional, para sentirse bien con uno mismo y evitar el enfrentarse a situaciones de inseguridad y miedo.

Alguno o todos los factores mencionados anteriormente pueden contribuir a los hábitos alimenticios irregulares que prevalecen en un gran porcentaje de la población actual. Como regla general, entre más procesada sea una comida, tendrá menor cantidad de nutrientes; y de los pocos nutrientes que contienen, será mayor la cantidad que necesitamos comer para satisfacer los requerimientos diarios de nutrición del cuerpo.
[Nota: el tomar suplementos alimenticios no puede reemplazar a la comida ni proveer la satisfacción que el cuerpo siente al comer y al digerir y procesar los nutrientes de manera exitosa.]

Los hábitos alimenticios irregulares, incluyendo el comer entre comidas, generalmente altera los finamente sintonizados ritmos biológicos del cuerpo. La mayoría de las secreciones hormonales importantes del cuerpo dependen de los ciclos regulares de alimentación, sueño y despertar. La promoción de bilis y jugos gástricos, por ejemplo -necesarios para reducir las comidas a sus básicos componentes nutricionales-, llegan a su punto máximo de manera natural alrededor del mediodía. Esto sugiere que la comida más grande debe hacerse alrededor de esta hora. Por el contrario, la capacidad digestiva del cuerpo es considerablemente menor durante la mañana y la noche. Si, día tras día, su almuerzo consiste solamente de comidas ligeras, la vesícula no podrá arrojar todo su contenido hacia los intestinos, resguardando suficiente bilis para formar cálculos normales. Recuerde que la vesícula esta programada naturalmente para emitir la mayor cantidad de bilis durante el mediodía.
Además, el solamente comer alimentos no sustanciosos durante el almuerzo resultan deficiencias nutricionales, frecuentemente expresadas a través del deseo de ingerir comidas o bebidas que prometen un rápido empuje energético. Estos incluyen los dulces, pasteles, panes y pastas hechos de harina blanca (los almidones actúan como azúcar blanca), chocolate, café, té negro, refrescos de cola, etc. Con cada pequeño tentempié, la vesícula libera una poca de bilis. Sin embargo, la secreción de solamente una poca de bilis no es suficiente para completamente vaciar la vesícula, lo cual incrementa el riesgo de formación de cálculos biliares.
El tener la constante urgencia de comer entre comidas sugiere un desequilibrio más severo de las funciones metabólicas y digestivas. Si se decide comer algo una o dos horas después de una comida, por ejemplo, el estómago se ve obligado a abandonar los alimentos ingeridos previamente a la mitad de la digestión para poder procesar la comida ingerida recientemente. Los alimentos con mayor tiempo en el sistema comienzan a fermentarse y descomponerse, convirtiéndose con esto en una fuente de toxinas en el tracto digestivo. La comida recientemente ingerida, por el contrario, solamente recibe cantidades inapropiadas de jugos gástricos, provocando que sólo sea parcialmente digerida. Mientras el cuerpo se ocupa en digerir una comida, simplemente no puede producir y distribuir la suficiente cantidad de bilis y otros jugos gástricos para poder procesar una nueva ingesta. Si este proceso de avance y paro se repite varias veces, resultará en la generación constante de toxinas y la disminución de nutrientes. Ambas situaciones de estrés causan una reducción en las sales biliares y un incremento en la producción de colesterol. Por lo tanto, el cuerpo no tiene otra opción sino producir cálculos biliares.
Para salir de este círculo vicioso, conscientemente pase por las fases iniciales de los antojos de comidas. Sienta a su cuerpo manifestarle su incomodidad. Y preguntase qué es lo que realmente quiere. Si se le antoja algo dulce, intente sustituirlo por fruta. En muchas personas lo urgencia de comer es frecuentemente una señal de deshidratación. El tomar uno o dos vasos de agua puede hacer que la incomodidad desaparezca por completo.
Al mismo tiempo, asegúrese de recibir una comida sustancial y nutritiva en el almuerzo. Con el tiempo, y en el caso de que haya limpiado completamente su hígado, su cuerpo recibirá suficientes nutrientes de esta comida principal para satisfacer casi todas sus necesidades nutricionales diarias. Esto efectivamente hará que los antojos y el deseo de comer entre comidas desaparezcan efectivamente.

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