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domingo, 18 de octubre de 2009

28- EL COMER PESADO EN LAS NOCHES (2)



Un problema alimenticio similar sucede cuando la principal comida del día se hace durante la noche. Las secreciones de bilis y enzimas digestivas se reducen dramáticamente conforme llega la noche, especialmente después de las 6PM. Por esta razón, una comida que consiste de alimentos como carne, pollo, pescado, queso, huevos, comidas aceitosas o fritas, etc. no puede ser digerida correctamente en este momento. En su defecto, tal comida se convierte en una fuente de desperdicio tóxico depositado en los intestinos.
Las comidas sin digerir siempre son una causa de congestión, primero en el tracto intestinal, y después en la linfa y la sangre. Esto afecta particularmente la calidad de la digestión durante las comidas del día.
Gradualmente, el poder digestivo, determinado por las secreciones equilibradas de ácido clorhídrico, bilis y enzimas digestivas, se minimiza, causando efectos secundarios similares a los resultantes del comer en exceso. Por lo tanto, el ingerir grandes alimentos por la noche es uno de los principales factores que contribuyen al desarrollo de cálculos biliares en el hígado. El comer antes de acostarse también altera las funciones digestivas, por razones similares. Idealmente, debe haber por lo menos tres horas entre la última comida y la hora de acostarse. El horario ideal para cenar es las 6PM.

El Consumo Excesivo De Proteínas

Como se mencionó anteriormente en este libro, el consumo excesivo de proteínas resultan el engrosamiento y congestión de las membranas basales de los vasos sanguíneos (capilares y arterias), incluyendo los sinusoides del hígado.
En consecuencia, se impide que gran parte del suero de colesterol abandone el torrente sanguíneo en las sinusoides. Por lo tanto, las células hepáticas suponen que hay una escasez de colesterol en el cuerpo. Esta "escasez" estimula a las células hepáticas para aumentar la producción de colesterol a niveles anormalmente altos (parte del colesterol se necesita para recubrir las áreas dañadas en las paredes de las arterias). Sin embargo, muchos de las membranas y aperturas de las sinusoides están congestionadas con acumulaciones de fibra proteínica (colágeno). Dado que esto previene que las sinusoides absorban el colesterol producido, se obliga a que casi todo abandone el hígado a través de los conductos biliares. De ahí que la bilis, la cual excreta colesterol hacia el intestino delgado, se sature con colesterol. Esto causa formación de pequeños grupos de cristales de colesterol, mezclados con componentes de la bilis, en los conductos biliares del hígado y la vesícula.
Curiosamente, las personas de origen asiático mantienen una dieta baja en proteína pero rica en grasas, y rara vez presentan cálculos biliares en sus vesículas. Por otra parte, las piedras de colesterol en la vesícula son muy comunes en los norteamericanos, cuya dieta es rica en carnes y proteínas de la leche.
Las grasas dietéticas sólo juegan un papel secundario, casi insignificante, en el incremento de los niveles de colesterol en la sangre.
Las células hepáticas producen la mayoría del colesterol que el cuerpo necesita diariamente para sus procesos metabólicos normales. El hígado eleva su producción de colesterol a niveles anormales solamente cuando las membranas basales de las sinusoides se engrosan con depósitos proteínicos. Otros factores que también generan cantidades excesivas de proteínas en la sangre incluyen el estrés, fumar, beber alcohol o café. Toda vez que una cantidad suficiente de estas arruinadas proteínas se depositan en las paredes de los vasos sanguíneos, las células hepáticas automáticamente elevan la producción de colesterol. El efecto secundario de esta respuesta es la formación de cálculos biliares.
Si usted no es vegetariano, los mejor es eliminar de su dieta la carne de res, la carne de puerco, huevos y quesos, así como mantener el consumo de todo tipo de proteína animal al mínimo. A pesar de que todas las proteínas animales tienen un efecto productor de cálculos biliares; las carnes blancas, incluyendo pollo, pavo y conejo, causan el menor daño al hígado, siempre cuando sean criados en campos libres y se consuman una o dos veces por semana. Lo mejor es evitar cualquier comida que haya sido frita en grasa o aceite ya que sólo causan problemas en la vesícula y el hígado. Una vez que su gusto por la carne u otros productos de proteínas animales disminuya, usted podrá gradualmente cambiar a una dieta vegetariana.
Más de dos terceras partes de la población mundial son vegetarianas y no tiene acceso a proteínas animales. Este sector de la población no presenta señales de enfermedades degenerativas como las enfermedades cardíacas, cáncer, osteoporosis, artritis, etc. Aproximadamente el 95% de las proteínas del cuerpo son recicladas; el resto se produce en el tracto intestinal por medio de bacterias y/o es suministrada por comidas vegetales. La suposición de que usted necesita ingerir comidas ricas en proteínas diariamente no sólo es engañoso sino que no tiene ningún mérito científico.5 La leche materna es la comida más balanceada e importante para un recién nacido. Sin embargo, al compararla con la leche de vaca, casi no contiene proteínas, al situarse alrededor del 1.5%. Desde el inicio de la vida, la fisiología previene, de manera natural, la recepción de comidas con contenidos proteínicos. Es por esto quizás, que los vegetarianos tienen la menor incidencia de cálculos biliares, enfermedades cardíacas y cáncer.


Otras Comidas y Bebidas

Los huevos, el puerco, la comida grasosa, la cebolla, las aves, la leche pasteurizada, el helado, el café, el chocolate, los cítricos, el maíz, los frijoles (excepto la soya) y las nueces, en ese orden, son conocidos como la fuente de ataques a la vesícula en pacientes que padecen enfermedades de la vesícula. En un estudio realizado en 1968, un grupo de pacientes con enfermedades de la vesícula no presentaron síntomas mientras permanecieron en un régimen que excluía todas las comidas mencionadas anteriormente. El agregar huevo a la dieta produjo ataques de la vesícula en el 93% de los pacientes. La proteína del huevo, particularmente, puede tener un efecto productor de cálculos biliares. Los investigadores creen que la ingesta de sustancias que causan alergias hace que los conductos biliares se inflamen, lo cual, a su vez, detiene el flujo de bilis desde la vesícula.
Sin embargo, esta suposición es cierta sólo parcialmente. Desde el punto de vista de la Ayurveda, la formación de cálculos biliares es un desorden Pitta, que afecta principalmente a las personas con un tipo de cuerpo Pitta. Pitta literalmente significa bilis en sánscrito. La bilis se secreta en grandes cantidades de manera natural en las personas con este tipo de cuerpo, pero también se ve afectada muy fácilmente, es decir, sus partes pierden el equilibrio, cuando alguna de las comidas mencionadas anteriormente es ingerida en grandes cantidades, o de manera regular. Esto no significa que las personas Pitta sean naturalmente propensos a las enfermedades de la vesícula; sino que estos individuos no están diseñados para digerir estas comidas porque no las necesitan para su crecimiento y alimentación.
Se sabe que las personas con un tipo de cuerpo Pitta solamente tienen cantidades específicas de enzimas para procesar ciertas comidas y bebidas, siendo las más importantes: productos lácteos agrios, incluyendo el queso, el yogur y la crema agria; las yemas de huevo; la mantequilla salada; todas las nueces salvo las almendras, las pacanas y las nueces de nogal; las especies picantes, así como el catsup, la mostaza, los pepinillos, la sal refinada o procesada; los aderezos de ensalada que contengan vinagre; los condimentos picantes (salsas); los cítricos y sus jugos; las frutas amargas o sin madurar; el azúcar morena; los granos enteros (sin moler), como aquéllos que se encuentran en los panes de trigo entero; el arroz moreno; las lentejas; el alcohol; el tabaco; el café y té regular; los refrescos de cola y de sabores; los edulcorantes artificiales, conservadores y colorantes; la mayoría de las drogas farmacéuticas y narcóticos; el chocolate y el cacao; las comidas de microondas, congeladas y de otros días; todas las bebidas heladas.
A pesar de que las personas con un cuerpo tipo Pitta tienen una mayor predisposición a desarrollar cálculos biliares, otras personas con otros tipos de cuerpo también se enfrentan el riesgo si ingieren comidas que vayan en contra de los requerimientos de su constitución natural.
Además, las comidas y bebidas procesadas y conservadas alteran las funciones hepáticas en todos los tipos de cuerpo. Las comidas contienen edulcorantes artificiales, como aspartame o sacarina, alteran seriamente al hígado, la vesícula y el páncreas. El consumir alcohol de manera regular tiene un efecto deshidratante en la bilis y la sangre, y causa depósitos grasos en el hígado; lo mismo para las comidas que contienen grandes cantidades de azúcar. También se incluyen las bebidas carbonatadas y los jugos de frutas cargados con azúcar. El incremento en el consumo de azúcar en los niños puede explicar por qué un alto porcentaje de jóvenes hoy día han acumulado grandes cantidades de cálculos biliares en el hígado, aunque sean relativamente pocos los niños que desarrollan piedras en la vesícula en edades tempranas. (Yo personalmente conozco a muchos niños enfermos, quienes al llevar a cabo la limpieza hepática han arrojado cientos de cálculos biliares.) Los niños rara vez producen cálculos biliares si consumen una dieta balanceada y vegetariana, que sea rica en frutas, vegetales y carbohidratos complejos.

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