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martes, 17 de noviembre de 2009

AUTISMO 13- LA COMUNICACIÓN AFECTIVA Y LA EXPRESION DE EMOCIONES


Parece que las bases afectivas entre el lactante y su madre o figura materna están en acción desde el nacimiento, y contribuyen al conocimiento psicológico del otro y a la distinción de los estados emocionales de los demás, permitiendo descifrar el significado de las acciones, llegar al mundo del otro y participar en la relación.

A lo largo del primer semestre de vida, el niño va emergiendo como un ser humano social ayudado por una fuerte base biológica. El niño va a contar con unas capacidades perceptivo-motoras y afectivo-emocionales que le permitirán establecer intercambios sociales. La sonrisa y el llanto evolucionan pasando de ser una actividad refleja a constituir una respuesta social, que hacia los seis meses se convertirá en un comportamiento instrumental producido para provocar respuestas sociales.

Esta interacción no tiene otra finalidad que la de estar juntos y disfrutar de ella. Implica la relación mutua de experimentar algún tipo de emoción .

Por otro lado, esta base biológica se complementa al comportamiento materno específico. Como ya se ha observado , este comportamiento de la madre, su cara, su voz, cuerpo y las distintas expresiones son el material externo con el que el bebé comienza a construir su conocimiento y experiencia acerca de lo humano.

Estas expresiones faciales que las madres adoptan ante sus bebés son exageradas en cuanto a tiempo y espacio;, y sirven como señales facilitadas del reconocimiento y aprendizaje de las expresiones humana; teniendo como finalidad el inicio, mantenimiento o evitación de la interacción social.

En marcado contraste con esta consolidación espontánea y natural de las pautas interactivas en el desarrollo evolutivo normal, destaca la enorme dificultad que presenta el niño autista en sus primeros pasos hacia la interacción .
Estudios clínicos y experimentales coinciden en que las expresiones faciales, gestos y vocalizaciones expresivas de emociones son, a menudo, anormales e idiosincráticas en los niños autistas de todas las edades y C.I.; a los niños autistas parece que les falta la coordinación intraindividual de la expresión y conducta afectiva del niño normal. Esta coordinación es sumamente importante para la obtención de patrones de conducta entre niños y adultos, especialmente si van a compartir sentimientos.
Todavía no hay demasiadas investigaciones sobre la forma en que los niños autistas comprenden, perciben y reaccionan ante las expresiones emocionales de los demás, aunque han sido muy bien descritas las anormalidades de estos niños para expresar sus emociones y comprender las de los demás .

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