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lunes, 30 de noviembre de 2009

LA MEDICINA DE LA ENERGIA: EL PODER DEL YO DESPIERTO


Cuando ya ha pasado del poder tribal al poder individual; una vez que ya se ha abierto a esa forma de energía, no tardará en comprender que el descubrimiento interior es un proceso que no acaba nunca. Por el contrario, la autoestima y la capacidad de expresar las necesidades personales se convierten en la norma en lugar de la excepción. El poder individual tiene sus propias prioridades, su propio vocabulario, sus valores propios. Tendrá la sensación de que se encuentra ante más desafíos de los que ¡amas había experimentado. Esto se debe a que ha activado en su interior un potencial que había permanecido aletargado; descubrirá que posee unas capacidades, percepciones y otras herramientas energéticas que previamente no se había permitido poseer.
Por ejemplo, estarnos autorizados a explorar y manifestar nuestras necesidades personales. Aunque es difícil aprender a expresar nuestras necesidades, podemos pedir ayuda para aprender a hacerlo. Animados por nuestro poder individual, podemos comprender nuestros Kmitesy la importancia de protegernos de las influencias que no estimulan nuestro desarrollo personal. Empezamos a comprender la necesidad de amarnos y de cuidar de nosotros mismos. No conozco a muchas personas que hayan aprendido de niños a amarse a sí mismos para poder amar a otros con plenitud y generosidad, aunque conozco a muchas que recuerdan con ternura ser amados de pequeños. En la mayoría de los casos, me encuentro con gente que, hasta bien entrada la madurez, no se sentía confortable con la idea de quererse a sí mismos.
El amor a uno misino es un concepto relativamente nuevo y, por lo general, malinterpretado, pese a ser el corolario obvio del mandamiento de Jesús de que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por supuesto, el amor a uno mismo puede ser problemático: en sus estadios iniciales, puede manifestarse en episodios de egocentrismo y narcisismo. Pero esos episodios pueden ser beneficiosos, porque nos obligan a introducir unas fronteras personales que, hasta la fecha, no habíamos definido. Después de la etapa de egocentrismo se produce la necesidad de explorar nuestras necesidades emocionales.
En el mejor de los casos, el amor a nosotros mismos consiste en la capacidad de cuidarnos, de hacer elecciones dentro de nuestro estilo de vida presente que nos benefician y renuevan nuestra vitalidad. Para algunos de nosotros, eso significa hacer ejercicio o practicar algún deporte periódicamente, mientras que, para otros, significa irse al campo de vez en cuando. También hay los que necesitan el toque reconfortante de un tratamiento basado en masajes, una limpieza facial una vez al mes o una actividad más social. Quizá necesite la compañía de un nuevo grupo social, por ejemplo, de personas dedicadas a la conservación del medio ambiente, a vivir de forma natural o a realizar prácticas espirituales. O quizá necesite vivir solo, para sentirse libre y profundizar en su ser lejos de las tensiones sociales. Algunos expresan su amor a sí mismos comprometiéndose a no permitir que nadie vuelva a abusar de ellos o a maltratarlos.
Al margen de las necesidades que usted descubra en sí mismo a medida que aprenda a amarse a sí mismo, lo importante es que se conceda el derecho a elegir, a expresar sus deseos y necesidades, y a respetarse. De esta forma, descubrirá que es cierto que no se puede amar a otra persona hasta que se aprende a amarse a uno mismo.
Uno de los aspectos más importantes de abrirse al poder individual es que la nueva atmósfera curativa que le rodea le ofrece una nueva visión sobre lo que significa ser una persona sana. Más allá de la vieja y errada definición de que una persona sana es alguien que no está enfermo, su salud es determinada, ante todo, por su conciencia psíquica. Incluso en el caso de personas que padecen una enfermedad física, tanto más si se trata de una enfermedad dolorosa, su creencia en las lecciones y el significado inherente a su enfermedad puede generar una esperanza y energía que les ayudan a sobrellevarla.
Para que nuestro cuerpo prospere, debemos satisfacer nuestras necesidades espirituales. Esta noción se ha convertido en parte integrante del proceso de mantener la salud y de sanar. Asimismo, estamos abiertos a la posibilidad, si no la probabilidad, de que hayamos vivido con anterioridad y que esas vidas anteriores influyan en nuestra presente existencia, incluso en nuestra salud. Nuestros conocimientos sobre la nutrición y los suplementos dietéticos, junto a nuestros conocimientos de las técnicas holistas procedentes de las culturas orientales y de nuestra propia cultura holísta, nos ofrecen unas posibilidades de curación que se contraponen a los diagnósticos habituales de la medicina alopática. Todos esos factores nos proporcionan grandes ventajas y extraordinarias opciones, en caso de que las necesitemos para nuestra curación personal. En última instancia, todo lo que aprendemos sobre nuestro yo interior no sólo potencia nuestra salud sino también la calidad de nuestra vida física. E] objetivo es gozar plena y conscientemente de la vida dentro de nuestro cuerpo.

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