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lunes, 30 de noviembre de 2009

LA MEDICINA DE LA ENERGIA: Los chakras, las eras astrológicas y las formas de poder


A muchos de nosotros nos ha resultado franca mente difícil integrar en nuestra vida las asombrosas transformaciones en las actitudes y creencias sobre la curación que se han producido en las últimas décadas. Una manera de entender esos cambios y de sentirnos más cómodos con ellos es analizarlos en el contexto del desarrollo histórico que los ha generado. Dado que yo contemplo la historia a través de la lente del progreso no sólo tecnológico sino también espiritual y físico, repasaré brevemente el sistema de energía humana definido por los chakras, el cual constituye el núcleo de mis teorías sobre la curación. Apartar de ahí, examinaré la relación entre las tres últimas eras astrológicas y las manifestaciones de poder psico-espiritual que se han dado en cada una de ellas.

LOS CHAKRAS

El conocimiento de los chakras ha existido durante miles de años, aunque sólo ha sido durante este último siglo cuando se ha filtrado con detalle a Occidente. Según los sistemas hindú y budista, los siete chakras constituyen los centros energéticos tradicionales del cuerpo astral, un plano sutil de energía que coexiste con el cuerpo físico. Los chakras son las áreas de conexión entre el cuerpo y el espíritu que, una vez purificadas y «abiertas» mediante unos ejercicios avanzados de yoga, conducen al adepto a la iluminación, aunque en el caso de algunas personas, por razones que no conocemos con precisión, los chakras se abren de forma espontánea. A menudo aparecen representados como flores de loto o ruedas que giran (en sánscrito, chackra significa «rueda» o «círculo»), y cada chakra se corresponde aproximadamente con una zona del físico. (Las escuelas del taoísmo en China emplean un sistema parecido, aunque con terminologías distintas.)
El primer chakra, o Muladhara, se sitúa en el punto entre el ano y los genitales, donde ¡a energía vital del cuerpo y el espíritu yace como una serpiente enroscada. Según el sistema hinduista, el proceso de desenroscarla serpiente se conoce como Kundalini yoga, ül segundo chakra se halla en la raíz de los genitales, el tercero corresponde al plexo solar, el cuarto está localizado cerca del corazón (en medio del pecho o hacia el lado derecho), el quinto se halla en la región de la garganta, el sexto está ubicado un poco por encima del espacio entre las cejas (el llamado tercer ojo); el séptimo está situado sobre la coronilla, aunque corresponde a la glándula pineal. Este último chacra se llama Sahasrara, derivado de la palabra sánscrita que significa «mil», y se refiere al «loto de los mil pétalos» de la iluminación. Existe un octavo chacra fuera del cuerpo físico, situado en el borde superior del campo áurico, pero hablaré sobre ese chakra en el capítulo 7.
Para los occidentales que no conozcan la terminología y metafísica oriental, puede ser más sencillo considerar los chakras como unos discos informáticos que contienen todo tipo de información. Al igual que el disco duro de su ordenador, los chakras giran y adquieren datos y también se puede acceder a ellos para recuperar esa información. Cada banco de datos energético resuena ante una vibración específica de energía necesaria para nuestro cuerpo físico y espiritual.
Según la ciencia oriental, la fuerza vital del universo fluye desde la coronilla hacia abajo a través de los chakras,



Alimentando nuestro cuerpo con siete clases de energía diferente, cada una de las cuales es esencial para nuestro desarrollo físico y espiritual. Y también fluye hacia arriba a través de los chakras, transmitiendo percepciones individuales y la sensación consciente de la interconexión universal.
Aunque todos los chakras son una parte inherente de nuestro ser espiritual y físico, yo creo que los seres humanos sólo consiguen tener acceso a ellos durante diversas fases de nuestra evolución psicoespiritual. Asimismo, a medida que pasamos de la infancia a la madurez, activamos las energías de los chakras y sus lecciones espirituales en una secuencia de abajo arriba. A continuación ofrezco una breve descripción de algunas de las creencias y conductas asociadas con los chakras, en orden ascendente. El lector podrá remitirse a esas descripciones cuando comentemos la relación de los chakras con las eras astrológicas y las formas de poder, en el resto de este capítulo.

Primer chakra: Este centro energético contiene los sistemas de creencias más directamente relacionados con nuestra familia biológica y nuestro entorno social. La característica que identifica a los sistemas del primer chakra es que constituyen unas formas de pensamiento grupales que derivan de tradiciones religiosas, étnicas, culturales, sociales, comerciales, políticas y familiares. Esos sistemas enseñan a los miembros de la tribu cómo ejercer control sobre el grupo o cómo ceder el control a las figuras de autoridad del grupo; por consiguiente, los desafíos espirituales de este chakra tienen que ver con la forma en que nos relacionamos con nuestro mundo físico.

Segundo chakra: Del control del grupo, pasamos al control del individuo. El pensamiento y las lecciones del segundo chakra se aplican principalmente a las relaciones sexuales, la amistad, las asociaciones empresariales y financieras y el poder, y cualquier interacción entre dos individuos que haga aflorar la necesidad de asumir el control de una situación. Naturalmente, las formas de control incluyen las conductas positivas y negativas, y todos experimentamos en nuestra vida ciertas formas individuales negativas a las que debemos enfrentarnos a causa de la influencia que ejercen sobre nuestra energía y nuestro cuerpo.

Tercer chakra: Este centro energético está principalmente relacionado con las creencias que sostenemos sobre nosotros mismos: nuestro aspecto físico, inteligencia, dotes físicas y habilidades, desde la gimnasia hasta el baile o el bordado. En suma, este chakra constituye el centro de nuestra autoestima, y, como tal, los desafíos espirituales relacionados con este centro se refieren a la maduración del yo.

Cuarto chakra: Este centro-corazón del cuerpo humano es el generador de todas las emociones: amor, bondad, celos, ira, odio. El corazón es el más poderoso de todos los chakras porque posee la autoridad absoluta para crear o destruir; como tal, la energía del corazón es la más difícil de dominar. Si su corazón está controlado por el poder tribal, sus conexiones emocionales serán igualmente limitadas. Los desafíos espirituales del cuarto chakra consisten en aprender a ser compasivos, el valor del perdón y el significado del amor consciente, que a menudo llamamos «amor incondicional», lo cual convierte al corazón en un instrumento universal de bondad sin ninguna intención oculta que reduzca el amor a actos de manipulación e intentos de controlar a los demás.






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