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miércoles, 9 de diciembre de 2009

ANTROPOLOGIA ECONOMICA: LA EMERGENCIA DE LA CATEGORÍA ECONÓMICA


ARISTÓTELES Y LOS ESCOLÁSTICOS

Aristóteles (ca. 384-322 a.C), en su Política (Libro I) y en Ética a Nicomáco (Libro V), se ocupa de temas relacionados con el interés, el dinero, el comercio y temas que podemos catalogar de “económicos”. La palabra “economía” es tomada de la “administración de la casa” (oikos). Para Aristóteles la casa es la unidad natural de la cual se compone la polis y las normas para su administración se relacionan con las normas para el gobierno de los ciudadanos. La administración de la casa incluye las relaciones con la esposa, los hijos y los esclavos. El ideal es el autoabastecimiento, la autarkeia. La crematística, o adquisición de bienes o negociación (khrèmatistikè) es necesaria para proveerse de aquellos bienes que son necesarios para restaurar la autosuficiencia. Ahora bien, con el desarrollo de la polis es normal que se produzcan diferencias en lo que se produce y que el comercio orientado al cambio se desarrolle. De ahí la aparición de la moneda, que no es más que la evolución de materiales útiles, apreciados por todos y fáciles de manejar (“hierro, plata y cualquier otra cosa semejante”) utilizados en los cambios. A estos materiales se les imprimió “una marca para evitar medirlos, pues la marca fue puesta como señal de su valor”. Esto es, la moneda.

Los objetos de la propiedad tienen un doble uso: en cuanto que tales y como objetos de cambio. Así un zapato puede ser utilizado como calzado, o vendido o cambiado por alimento.
La riqueza es buena y deseable. Sin embargo, no lo es la riqueza obtenida del interés o la usura. Pues el dinero se hizo para facilitar el cambio y no para obtener más dinero. De todos los negocios “éste es el más antinatural”.
Como le pasó al rey Midas, convertir en oro todo lo que se toca impide la natural tendencia a que los seres vivos sean alimentados .

Así pues, la crematística tiene dos partes: el comercio orientado a satisfacer las necesidades naturales de la casa y el comercio orientado a obtener dinero. Una tendencia natural del comercio es el monopolio, que proporciona enormes beneficios y que podría ser un recurso en ocasiones para financiar los gastos de la polis.

Si con Aristóteles, los temas relacionados con la economía caen dentro de la Política, con los escolásticos (siglos IX a principios del XVII, Schumpeter, 1954) éstos caen dentro de la Teología y del Derecho. La influencia de Aristóteles se renueva con la escolásticas y perduran muchos de sus tratamientos, sobre el interés, el monopolio y la usura perduran, así como el concepto de oikonomia como administración de la casa.

La economía escolástica tiene una clara mentalidad legalista, jurídica, normativa; no es una economía descriptiva. La pretensión de los pensadores escolásticos es determinar cómo deben ser las cosas y el objeto más general que se plantean es determinar las reglas de la justicia conmutativa; los escolásticos tardíos, o sea, los post-medievales, añaden una preocupación expresa por la justicia social2.

Analizaremos solamente dos aspectos del pensamiento escolástico: el interés y la teoría del valor. Por lo que se refiere al interés, Santo Tomás de Aquino (1225-1274), en sintonía con Aristóteles, condena la posibilidad de obtener dinero del dinero. Esto lo justifica en los siguientes términos: el interés es el precio del uso del dinero. Ahora bien, el dinero, como el vino, no tiene un uso que se pueda separar de su sustancia, como sí es posible hacerlo con una casa, donde uso y sustancia permanecen separados. El dinero se consume con su uso. Por tanto, si se cobra un interés se está cobrando por algo que no existe, lo que constituye usura. Más adelante (Escoto, Molina) corrigieron los argumentos tomistas con la necesidad de remunerar las molestias o el coste que la falta de dinero ocasiona al prestador, pero continuó la condena al interés puro.
La segunda cuestión de interés la constituye la teoría del valor. La filosofía escolástica es utilitarista. La fuente del valor la constituye la utilidad que se extrae de los bienes.

(…) esos escolásticos descubrieron con inequívoca claridad la teoría de esa utilidad que ellos consideraban fuente o causa del valor. Molina y Lugo, por ejemplo, fueron tan precisos como lo sería C. Menger al puntualizar que esa utilidad no es una propiedad de los bienes mismos, no coincide con ninguna de sus cualidad intrínsecas, sino que es reflejo de los usos que los individuos observados se proponen hacer de dichos bines y de la importancia que atribuyen a esos usos. (Shumpeter, 1954:137)

Ahora bien, esta noción de utilidad no desemboca en una teoría del precio que incluya salarios y costes de producción sino que éste se explica de dos maneras: bien por la concurrencia en el mercado (en un adelanto de la ley de la oferta y la demanda), bien por el establecimiento de precios tasados, ya sea por una utilidad o por un monopolio. En este último caso, el precio no era justo.

(2 Valdés del Toro, Ramón (1999). “Apuntes para la historia del pensamiento económico” enNotas de clase de Antropología de las instituciones económicas. Curso 1999-2000.
Manuscrito).

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