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jueves, 10 de diciembre de 2009

ANTROPOLOGIA ECONOMICA: LAS ARTES DE SUBSISTENCIA



LAS ARTES DE SUBSISTENCIA

Presentamos a continuación una introducción a varias artes de subsistencia (Cf. Valdés, 1977): caza y recolección, agricultura primitiva y pastoreo. La agricultura intensiva y del arado y la pesca también serán mencionadas. Al final de este capítulo realizaremos una comparación entre las diferentes artes de subsistencia.

LA CAZA-RECOLECCIÓN

La tecnología de la caza-recolección es, comparativamente, característica de la especie humana: ha ocupado el 99,5% de la historia de la Humanidad, ha alimentado al 60% de los seres humanos y ha permitido habitar las zonas más extremas de la tierra: el Polo norte, la Selva Ecuatorial, los desiertos, la Tierra del Fuego. De hecho, las etnografías de cazadores-recolectores han sido realizadas en zonas no aptas para el pastoreo o la agricultura, de forma que estos pueblos han sido expulsados hacia estas zonas por las poblaciones circundantes. Igualmente, no sabemos si los cazadores-recolectores documentados durante los últimos siglos no son de hecho poblaciones que abandonaron la agricultura en algún momento. El conocimiento de las técnicas agrícolas por parte de estas poblaciones es algo que queda fuera de toda duda, así como la gestión que realizan de su medio favoreciendo el desarrollo de unas especies o impidiendo el desarrollo de otras, menos adecuadas. (Cf. Balée, 1989).

Con posiblemente la única excepción de los esquimales, la caza va siempre acompañada de la recolección. La recolección acostumbra a ser más importante que la caza en la aportación de calorías y proteínas, entre el 60 y el 80% de la dieta (Cf. Lee, 1966, 1979, 2000). Sin embargo, la caza, más que la recolección, ha sido determinante en el desarrollo de la cultura humana.
Esto es así porque la caza de animales precisa del desarrollo del conocimiento de las especies, de sus costumbres, de las técnicas más adecuadas para cazarlas, incluidas las armas, del trabajo cooperativo, pues las piezas mayores sólo son accesibles a un grupo de cazadores y, lo que es fundamental, del desarrollo de la reciprocidad. La carne se comparte siempre.

La caza-recolección aniquila su objeto por lo que el nomadismo es su consecuencia. El grado de nomadismo varía desde el sedentarismo de los pueblos pescadores hasta los cambios diarios de campamento de los birhor de la India. Este nomadismo implica el transporte de niños y enseres por lo que el inventario material es muy limitado, así como la natalidad mediante el infanticidio y la existencia de tabúes sexuales hasta el destete.
Ejemplo de mujer Kung! y su hijo (Lee, 1966):







En la tabla anterior puede apreciarse como, a medida que crece el hijo, a pesar de disminuir la distancia recorrida, el esfuerzo por kilómetro aumenta, a excepción del último año.

La organización social de los cazadores recolectores es la banda (Service, 1966). La banda de menos de 50 y de moda 25 es extraordinariamente frecuente, éstas suelen ser exógamas y no existe jefatura, aunque algunos cazadores pueden ser especialmente respetados y su influencia considerable.

Los mecanismos de control social son básicamente el ostracismo y la simple fisión de las bandas. La religión, como apuntamos en el caso de los pigmeos Mbuti, es de tipo supernaturalista, confiriendo a la “naturaleza” una existencia animada a la que hay que propiciar.

El caso de la pesca es singular porque las poblaciones que a ellas se dedican suelen ser sedentarias y disfrutar de un amplio nivel de recursos. Los Indios de la Costa del Noroeste son el ejemplo paradigmático por el excedente distribuido en los potlaches que estudiaremos en el capítulo VII. Sin embargo, en cualquier caso, se trata de una tecnología que, como la caza-recolección, depende de la aniquilación de su objeto. Sólo la agricultura invierte estos términos.

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