MERCADOS
Es posible distinguir diferentes tipos de mercados: mercados primitivos y/o campesinos, en los que se obtiene un complemento de la economía doméstica, mercados locales con la presencia de comerciantes especializados y mercados regionales, regulados o no, conectados a una amplia red geográfica.
Bohannan y Dalton (1965) distinguen para África tres tipos de sociedades en relación al mercado: sociedades sin mercados y en las que el principio de mercado es muy débil (i), sociedades con mercados periféricos, esto es, sociedades que no precisan de esos intercambios para subsistir (ii) y sociedades dominadas por el mercado, en las que se vende el trabajo y la tierra y los productos necesarios para la subsistencia y la producción se adquieren mediante un sistema de precios (iii). La clasificación de Bohannan y Dalton se orienta a contestar la cuestión de hasta qué punto las transacciones realizadas en las plazas de mercado o mediante el principio de mercado son necesarias para la reproducción material de la subsistencia de compradores y vendedores. Se intenta, además, establecer el rol del mercado en cada caso.
Comunidades sin mercados. Estas pequeñas sociedades sin mercados están marcadas por economías multicéntricas (ver infra), una característica que comporten con las sociedades con mercados periféricos. La forma más usual es la existencia de dos esferas, cada una de ellas con sus productos, servicios y modos de intercambio específicos: la esfera de prestigio y la esfera de subsistencia. Entre las diferentes esferas se producen conversiones, a veces deseadas como muestra de generosidad, o a veces obligadas por la necesidad (por ejemplo la venta de un esclavo para obtener medios de subsistencia).
Mercados periféricos. Estas sociedades difieren poco de las anteriores excepto por lo que se refiere a la existencia de multitud de pequeños mercados locales, al estilo de lo que ocurría en la Europa altomedieval.
Estos pequeños mercados tienen las siguientes características: (i) los vendedores y compradores no precisan del mercado para subsistir (un ejemplo de ello son las minúsculas cantidades vendidas en estos mercados); (ii) los precios, aunque pueden fluctuar estacionalmente, están fuertemente influenciados por otras consideraciones diferentes del principio de mercado: parentesco, religión y normas tradicionales entre otras; (iii) las decisiones sobre la producción futura no están determinadas por las ventas en el mercado; (iv) los mercados cumplen funciones políticas, religiosas y de socialización a veces por encima de los propios intercambios.
Los dos tipos anteriores son básicamente economías de subsistencia. En ellas, la moneda existe pero su uso no implica la existencia de un principio de mercado. Por ejemplo, podemos encontrar transacciones consuetudinarias que utilizan moneda de uso especial y transacciones totalmente basadas en a oferta y la demanda que no utilizan moneda sino trueque. En cambio, las sociedades campesinas suelen utilizar moneda de uso general, al estilo de la Occidental.
Economías de mercado: campesinas, urbanas y nacionales. En la África rural se encuentra una economía campesina en la cual “las transacciones dominadas por el mercado dominan, así como la moneda Occidental, pero tanto la tecnología como la cultura tradicionales se mantienen en gran medida. En ninguna economía ni cultura las comunidades campesinas están totalmente integradas con las ciudades o la nación” (1968:12). Los principios sobre los que operan estas sociedades son: (i) el precio de mercado está determinado por las fuerzas impersonales de la oferta y la demanda, (ii) los vendedores y los compradores dependen del mercado para su subsistencia y (iii) los precios de mercado de los productos finales influencia de forma crucial las decisiones de producción (incluyendo al trabajo).
En el caso del México prehispánico, pero también en el inca o del Antiguo Egipto, Pedro Carrasco y Johanna Broda (1978) nos muestran la existencia de un mercado dirigido en el que los bienes circulan también en esferas de intercambio. Mediante la tasación flexible de precios por parte de la autoridad y le control de la producción se deja al mercado la tarea de la redistribución, cuya denominación se ajusta más a esta forma institucional que otras:
Es menester tomar en cuenta la posibilidad de que otro modelo -el del mercado dirigido-sea más aplicable a la economía prehispánica. Este otro modelo supone un orden institucional muy distinto del que forma la base para el mercado libre. Los derechos de propiedad están restringidos por la organización estamental: ciertos bienes están limitados a los miembros de ciertos estamentos mediante reglas suntuarias; el uso de la propiedad está además sujeto a las obligaciones estamentales que se imponen al individuo como condición para el uso de sus bienes. La libertad de acceso y de contratación existe sólo dentro de ciertas categorías sociales y sujeta a las reglas suntuarias. El control del mercado se basa en la existencia de equivalencias o precios tasados (no necesariamente fijos) por la autoridad; otras medidas posibles son el racionamiento de las existencias y las compras o ventas forzosas. El objetivo del mercado es efectuar el intercambio entre los proveedores de distintos bienes para lograr la distribución adecuada de éstos.
La autoridad tasa los precios de manera que cada quien obtenga, a combo de los bienes que ofrece, otros bienes que satisfagan sus necesidades al nivel de vida propio de su status. Claro que la autoridad que tasa los precios toma en cuenta las existencias y necesidades, pero esto no es lo mismo que la oferta y la demanda en un mercado libre. La oferta y la demanda no efectúan la distribución de la riqueza que se debe lograr para que cada quien viva al nivel adecuado a su posición social. El éxito de esta política requiere no sólo el control de precios sino también cierta regulación de la producción en base a fijar la calidad y cantidad de los bienes producidos para el mercado: el tipo de reglas que imponían los gremios medievales. Según este modelo las transacciones que tienen lugar en el mercado no son -en la terminología de Polanyi- canjes comerciales sino reciprocidad y redistribución, es decir, repartirlos como raciones, de modo que cada quien reciba lo necesario para mantener el nivel de vida apropiado a su status. Es el tipo de organización que se suele mencionar para los incas o el antiguo Egipto. el mercado dirigido logra los mismos fines tasando los precios, previa la base de la regulación de la producción y de reglas suntuarias que definen el nivel de vida de cada quien. Los concurrentes al mercado tienen la libertad limitada de escoger con quién efectuar el intercambio y de variar el tipo y cantidad de bienes que obtienen, aunque no la de negociar los términos de la transacción; la autoridad se ahorra el trabajo de tener que acumular todos los bienes para después redistribuirlos directamente como raciones (pág. 50).
La diversidad institucional del comercio y los mercados nos informan que la búsqueda de beneficio forma parte de estas sociedades pero no constituye el principio fundamental de funcionamiento. Los mercados cumplen funciones redistributivas y sociales al tiempo que cumplen sus funciones propiamente económicas. En el caso de los mercados tiv, por ejemplo18, los mercados cumplen las siguientes funciones:
1. Lugar de justicia al que acuden las autoridades para solventar las diferencias entre grupos.
2. Terreno neutral en el que pueden contactar y negociar los grupos en guerra.
3. Lugar de información en que las autoridades religiosas y políticas pueden hacer anuncios a la población.
4. Lugar de encuentro entre grupos de parientes separados por las reglas de residencia; acuerdos matrimoniales.
5. Lugar de celebración y de fiesta: con ocasión de matrimonios o de la finalización de los trabajos colectivos grupos de danzantes y de músicos concurren al mercado para celebrar el acontecimiento.
La teoría de la Central Place que presentamos en el primer capítulo añade a las consideraciones institucionales unas constricciones geográficas. En el caso de Guatemala Occidental (pero también en Oxaca, México, y en otras zonas de Mesomérica y China), nos encontramos con un sistema altamente desarrollado favorecido por la variedad de ecosistemas cercanos al lago Atitlán, la existencia de comerciantes a tiempo completo y la especialización de comunidades en cultivos y artesanías (Nash, 1967). El sistema es “solar”, con mercados centrales permanentes y mercados subsidiarios que se celebran uno o más días a la semana. La teoría predice lo siguiente (Plattner, 1998; Smith, 1975, 1985):
El precio de una mercancía está afectado fundamentalmente por la distancia, o mejor dicho, por el tiempo de transporte necesario. Por tanto, a medida que nos alejamos de un centro aumenta su precio pero disminuye el esfuerzo de transporte necesario. Ambas funciones confluyen en un punto que determina la localización de un mercado local. Este mercado local, estos mercados locales, están, a su vez, especializados, de forma que de ellos fluyen mercancías hacia otros mercados. La localización de esos otros mercados, situados en un nivel jerárquico superior (tanto por la afluencia de visitantes como por el valor de las mercancías que en ellos se puede encontrar) tenderá a ser central en relación a sus proveedores.
Este sistema altamente desarrollado de mercados regionales exige, como hemos dicho, una serie de condiciones ecológicas, históricas y económicas.
En el resto de casos (mercados periféricos y sociedades sin mercados) los intercambios suelen realizarse en el seno de esferas. Veamos esta cuestión a continuación.
18 Ibidem.
ECONOMÍAS MULTICÉNTRICAS
Una economía multicéntrica es aquélla constituida por varias esferas distintas de transacciones. Cada esfera está caracterizada por diferentes conjuntos de bienes y de servicios y frecuentemente por principios de intercambio y por valores morales diferentes. En circunstancias excepcionales puede haber conversiones de una esfera a la otra. La existencia de un mínimo de dos esferas parece ser un hecho generalizado: una esfera de bienes de subsistencia (igualitaria) y una esfera de bienes de prestigio (desigual). En el caso de los indios páez de Colombia, de los kekchi de Belice hemos visto como la esfera de la subsistencia y el trabajo está asociada a la reciprocidad, mientras que existen otra esfera en la que los cultivos comerciales o los salarios tienen cabida. En el caso de los fur de el Sudán descritos por Barth (1967), agricultores del mijo, trigo y ganado, la circulación de bienes y trabajo también pueden clasificarse de esta manera.
Otro ejemplo clásico de economía multicéntrica lo encontramos entre los tiv de Nigeria (1959). Entre los tiv existen tres esferas de intercambio, la de subsistencia, la de prestigio y la de esposas. Veamos cada una de ellas.
1. Yiagh, esfera de subsistencia. Incluye toda clase de alimentos producidos localmente: ñames, cereales básicos, condimentos y especias, así como ganado menudo (pollos, cabras, ovejas). Incluye igualmente utensilios caseros (morteros, molinillos, cestas y ollas), algunas herramientas (agrícolas) y materiales brutos para la producción de cualquier ítem de la categoría. A pesar de que se trata de mercado libre el mecanismo de cambio es el trueque. No existía tradicionalmente mercado en esta esfera.
2. Shagba, esfera de prestigio. No existe el mercado estricto en esta esfera pero sí la moneda (varillas de latón), utilizada para obtener cargos rituales, esclavos, ganado, vestidos blancos tugudu. Esta moneda era usada como medio de cambio dentro de la esfera, como patrón de valor (si bien no el único) a la vez que como medio de pago. 3. Esfera del matrimonio. La forma más simple de matrimonio consiste en el intercambio de las hermanas de dos hombres. Sin embargo se suele constituir un grupo de tutela en el que se distribuyen o intercambian mujeres entre "guardianes" (ingol) de una o más. Cada guardián intentará encontrar un forastero con el que cambiar su tutelada por una mujer para él. En determinados casos se realizan conversiones de una esfera a la otra, no deseadas en este caso pero existentes. Así un hombre se puede ver obligado a cambiar mujeres por vacas o varillas. La conversión de la esfera de prestigio a la esfera de subsistencia se realizaba también habitualmente en términos de varillas de metal. Las varillas no eran divisibles y no se podía recibir "cambio" de una varilla. Incluían todo lo que un hombre pudiese comprar en un día de mercado. Se utilizaban para las grandes compras.
Por lo tanto, en el país tiv tenemos una economía multicéntrica de tres esferas, una especie de moneda de uso general dentro de la esfera de prestigio (acumulación, cambio, pago, patrón), y una moneda de uso especial (pago) utilizada para transacciones especiales, en la que el resto de las esferas quedaban imbricadas de alguna manera. La introducción de la moneda, la necesidad de obtener dinero para pagar los impuestos, obligó a los tiv a producir determinados cultivos comerciales. Por otra parte, el hecho de utilizar una moneda general para todas las esferas trastocó el sistema provocando una rápida inflación del precio de la novia.
La presencia de las varillas tiv nos introducen en el tema del capítulo siguiente: la moneda primitiva.
Es posible distinguir diferentes tipos de mercados: mercados primitivos y/o campesinos, en los que se obtiene un complemento de la economía doméstica, mercados locales con la presencia de comerciantes especializados y mercados regionales, regulados o no, conectados a una amplia red geográfica.
Bohannan y Dalton (1965) distinguen para África tres tipos de sociedades en relación al mercado: sociedades sin mercados y en las que el principio de mercado es muy débil (i), sociedades con mercados periféricos, esto es, sociedades que no precisan de esos intercambios para subsistir (ii) y sociedades dominadas por el mercado, en las que se vende el trabajo y la tierra y los productos necesarios para la subsistencia y la producción se adquieren mediante un sistema de precios (iii). La clasificación de Bohannan y Dalton se orienta a contestar la cuestión de hasta qué punto las transacciones realizadas en las plazas de mercado o mediante el principio de mercado son necesarias para la reproducción material de la subsistencia de compradores y vendedores. Se intenta, además, establecer el rol del mercado en cada caso.
Comunidades sin mercados. Estas pequeñas sociedades sin mercados están marcadas por economías multicéntricas (ver infra), una característica que comporten con las sociedades con mercados periféricos. La forma más usual es la existencia de dos esferas, cada una de ellas con sus productos, servicios y modos de intercambio específicos: la esfera de prestigio y la esfera de subsistencia. Entre las diferentes esferas se producen conversiones, a veces deseadas como muestra de generosidad, o a veces obligadas por la necesidad (por ejemplo la venta de un esclavo para obtener medios de subsistencia).
Mercados periféricos. Estas sociedades difieren poco de las anteriores excepto por lo que se refiere a la existencia de multitud de pequeños mercados locales, al estilo de lo que ocurría en la Europa altomedieval.
Estos pequeños mercados tienen las siguientes características: (i) los vendedores y compradores no precisan del mercado para subsistir (un ejemplo de ello son las minúsculas cantidades vendidas en estos mercados); (ii) los precios, aunque pueden fluctuar estacionalmente, están fuertemente influenciados por otras consideraciones diferentes del principio de mercado: parentesco, religión y normas tradicionales entre otras; (iii) las decisiones sobre la producción futura no están determinadas por las ventas en el mercado; (iv) los mercados cumplen funciones políticas, religiosas y de socialización a veces por encima de los propios intercambios.
Los dos tipos anteriores son básicamente economías de subsistencia. En ellas, la moneda existe pero su uso no implica la existencia de un principio de mercado. Por ejemplo, podemos encontrar transacciones consuetudinarias que utilizan moneda de uso especial y transacciones totalmente basadas en a oferta y la demanda que no utilizan moneda sino trueque. En cambio, las sociedades campesinas suelen utilizar moneda de uso general, al estilo de la Occidental.
Economías de mercado: campesinas, urbanas y nacionales. En la África rural se encuentra una economía campesina en la cual “las transacciones dominadas por el mercado dominan, así como la moneda Occidental, pero tanto la tecnología como la cultura tradicionales se mantienen en gran medida. En ninguna economía ni cultura las comunidades campesinas están totalmente integradas con las ciudades o la nación” (1968:12). Los principios sobre los que operan estas sociedades son: (i) el precio de mercado está determinado por las fuerzas impersonales de la oferta y la demanda, (ii) los vendedores y los compradores dependen del mercado para su subsistencia y (iii) los precios de mercado de los productos finales influencia de forma crucial las decisiones de producción (incluyendo al trabajo).
En el caso del México prehispánico, pero también en el inca o del Antiguo Egipto, Pedro Carrasco y Johanna Broda (1978) nos muestran la existencia de un mercado dirigido en el que los bienes circulan también en esferas de intercambio. Mediante la tasación flexible de precios por parte de la autoridad y le control de la producción se deja al mercado la tarea de la redistribución, cuya denominación se ajusta más a esta forma institucional que otras:
Es menester tomar en cuenta la posibilidad de que otro modelo -el del mercado dirigido-sea más aplicable a la economía prehispánica. Este otro modelo supone un orden institucional muy distinto del que forma la base para el mercado libre. Los derechos de propiedad están restringidos por la organización estamental: ciertos bienes están limitados a los miembros de ciertos estamentos mediante reglas suntuarias; el uso de la propiedad está además sujeto a las obligaciones estamentales que se imponen al individuo como condición para el uso de sus bienes. La libertad de acceso y de contratación existe sólo dentro de ciertas categorías sociales y sujeta a las reglas suntuarias. El control del mercado se basa en la existencia de equivalencias o precios tasados (no necesariamente fijos) por la autoridad; otras medidas posibles son el racionamiento de las existencias y las compras o ventas forzosas. El objetivo del mercado es efectuar el intercambio entre los proveedores de distintos bienes para lograr la distribución adecuada de éstos.
La autoridad tasa los precios de manera que cada quien obtenga, a combo de los bienes que ofrece, otros bienes que satisfagan sus necesidades al nivel de vida propio de su status. Claro que la autoridad que tasa los precios toma en cuenta las existencias y necesidades, pero esto no es lo mismo que la oferta y la demanda en un mercado libre. La oferta y la demanda no efectúan la distribución de la riqueza que se debe lograr para que cada quien viva al nivel adecuado a su posición social. El éxito de esta política requiere no sólo el control de precios sino también cierta regulación de la producción en base a fijar la calidad y cantidad de los bienes producidos para el mercado: el tipo de reglas que imponían los gremios medievales. Según este modelo las transacciones que tienen lugar en el mercado no son -en la terminología de Polanyi- canjes comerciales sino reciprocidad y redistribución, es decir, repartirlos como raciones, de modo que cada quien reciba lo necesario para mantener el nivel de vida apropiado a su status. Es el tipo de organización que se suele mencionar para los incas o el antiguo Egipto. el mercado dirigido logra los mismos fines tasando los precios, previa la base de la regulación de la producción y de reglas suntuarias que definen el nivel de vida de cada quien. Los concurrentes al mercado tienen la libertad limitada de escoger con quién efectuar el intercambio y de variar el tipo y cantidad de bienes que obtienen, aunque no la de negociar los términos de la transacción; la autoridad se ahorra el trabajo de tener que acumular todos los bienes para después redistribuirlos directamente como raciones (pág. 50).
La diversidad institucional del comercio y los mercados nos informan que la búsqueda de beneficio forma parte de estas sociedades pero no constituye el principio fundamental de funcionamiento. Los mercados cumplen funciones redistributivas y sociales al tiempo que cumplen sus funciones propiamente económicas. En el caso de los mercados tiv, por ejemplo18, los mercados cumplen las siguientes funciones:
1. Lugar de justicia al que acuden las autoridades para solventar las diferencias entre grupos.
2. Terreno neutral en el que pueden contactar y negociar los grupos en guerra.
3. Lugar de información en que las autoridades religiosas y políticas pueden hacer anuncios a la población.
4. Lugar de encuentro entre grupos de parientes separados por las reglas de residencia; acuerdos matrimoniales.
5. Lugar de celebración y de fiesta: con ocasión de matrimonios o de la finalización de los trabajos colectivos grupos de danzantes y de músicos concurren al mercado para celebrar el acontecimiento.
La teoría de la Central Place que presentamos en el primer capítulo añade a las consideraciones institucionales unas constricciones geográficas. En el caso de Guatemala Occidental (pero también en Oxaca, México, y en otras zonas de Mesomérica y China), nos encontramos con un sistema altamente desarrollado favorecido por la variedad de ecosistemas cercanos al lago Atitlán, la existencia de comerciantes a tiempo completo y la especialización de comunidades en cultivos y artesanías (Nash, 1967). El sistema es “solar”, con mercados centrales permanentes y mercados subsidiarios que se celebran uno o más días a la semana. La teoría predice lo siguiente (Plattner, 1998; Smith, 1975, 1985):
El precio de una mercancía está afectado fundamentalmente por la distancia, o mejor dicho, por el tiempo de transporte necesario. Por tanto, a medida que nos alejamos de un centro aumenta su precio pero disminuye el esfuerzo de transporte necesario. Ambas funciones confluyen en un punto que determina la localización de un mercado local. Este mercado local, estos mercados locales, están, a su vez, especializados, de forma que de ellos fluyen mercancías hacia otros mercados. La localización de esos otros mercados, situados en un nivel jerárquico superior (tanto por la afluencia de visitantes como por el valor de las mercancías que en ellos se puede encontrar) tenderá a ser central en relación a sus proveedores.
Este sistema altamente desarrollado de mercados regionales exige, como hemos dicho, una serie de condiciones ecológicas, históricas y económicas.
En el resto de casos (mercados periféricos y sociedades sin mercados) los intercambios suelen realizarse en el seno de esferas. Veamos esta cuestión a continuación.
18 Ibidem.
ECONOMÍAS MULTICÉNTRICAS
Una economía multicéntrica es aquélla constituida por varias esferas distintas de transacciones. Cada esfera está caracterizada por diferentes conjuntos de bienes y de servicios y frecuentemente por principios de intercambio y por valores morales diferentes. En circunstancias excepcionales puede haber conversiones de una esfera a la otra. La existencia de un mínimo de dos esferas parece ser un hecho generalizado: una esfera de bienes de subsistencia (igualitaria) y una esfera de bienes de prestigio (desigual). En el caso de los indios páez de Colombia, de los kekchi de Belice hemos visto como la esfera de la subsistencia y el trabajo está asociada a la reciprocidad, mientras que existen otra esfera en la que los cultivos comerciales o los salarios tienen cabida. En el caso de los fur de el Sudán descritos por Barth (1967), agricultores del mijo, trigo y ganado, la circulación de bienes y trabajo también pueden clasificarse de esta manera.
Otro ejemplo clásico de economía multicéntrica lo encontramos entre los tiv de Nigeria (1959). Entre los tiv existen tres esferas de intercambio, la de subsistencia, la de prestigio y la de esposas. Veamos cada una de ellas.
1. Yiagh, esfera de subsistencia. Incluye toda clase de alimentos producidos localmente: ñames, cereales básicos, condimentos y especias, así como ganado menudo (pollos, cabras, ovejas). Incluye igualmente utensilios caseros (morteros, molinillos, cestas y ollas), algunas herramientas (agrícolas) y materiales brutos para la producción de cualquier ítem de la categoría. A pesar de que se trata de mercado libre el mecanismo de cambio es el trueque. No existía tradicionalmente mercado en esta esfera.
2. Shagba, esfera de prestigio. No existe el mercado estricto en esta esfera pero sí la moneda (varillas de latón), utilizada para obtener cargos rituales, esclavos, ganado, vestidos blancos tugudu. Esta moneda era usada como medio de cambio dentro de la esfera, como patrón de valor (si bien no el único) a la vez que como medio de pago. 3. Esfera del matrimonio. La forma más simple de matrimonio consiste en el intercambio de las hermanas de dos hombres. Sin embargo se suele constituir un grupo de tutela en el que se distribuyen o intercambian mujeres entre "guardianes" (ingol) de una o más. Cada guardián intentará encontrar un forastero con el que cambiar su tutelada por una mujer para él. En determinados casos se realizan conversiones de una esfera a la otra, no deseadas en este caso pero existentes. Así un hombre se puede ver obligado a cambiar mujeres por vacas o varillas. La conversión de la esfera de prestigio a la esfera de subsistencia se realizaba también habitualmente en términos de varillas de metal. Las varillas no eran divisibles y no se podía recibir "cambio" de una varilla. Incluían todo lo que un hombre pudiese comprar en un día de mercado. Se utilizaban para las grandes compras.
Por lo tanto, en el país tiv tenemos una economía multicéntrica de tres esferas, una especie de moneda de uso general dentro de la esfera de prestigio (acumulación, cambio, pago, patrón), y una moneda de uso especial (pago) utilizada para transacciones especiales, en la que el resto de las esferas quedaban imbricadas de alguna manera. La introducción de la moneda, la necesidad de obtener dinero para pagar los impuestos, obligó a los tiv a producir determinados cultivos comerciales. Por otra parte, el hecho de utilizar una moneda general para todas las esferas trastocó el sistema provocando una rápida inflación del precio de la novia.
La presencia de las varillas tiv nos introducen en el tema del capítulo siguiente: la moneda primitiva.
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