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viernes, 11 de diciembre de 2009

ANTROPOLOGIA ECONOMICA: REDISTRIBUCIÓN



REDISTRIBUCIÓN

Siguiendo a Polanyi, entendemos por redistribución las trasferencias a un fondo común y el reparto equitativo o desigual posterior, sin tener en cuenta el valor de las aportaciones previas individuales. Recordaremos que las tres formas de integración propuestas por Polanyi, reciprocidad, redistribución e intercambio, no son exclusivas de tipos evolutivos, sino que se presentan de forma simultánea en todas las sociedades. Sin embargo, en cada unas de ellas una de las formas es dominante. Así, entre los cazadores recolectores la reciprocidad sería la forma dominante de distribución como hemos visto, mientras que en las sociedades tribales o los estados la redistribución sería a su vez la forma dominante. El intercambio equilibrado e incluso competitivo está presente en todas las formas, pero sólo en la sociedad de mercado constituye la forma dominante de distribución, por lo menos en teoría.

Dentro de la redistribución podemos distinguir dos tipos: la igualitaria y la estratificada16:

16 Ibidem.

En la redistribución igualitaria, el colector y redistribuidor del fondo común no lo es por propia iniciativa ni permanentemente, participa de un modo activo en el esfuerzo de la producción y no obtiene ningún beneficio, ni material ni social por encima de los que obtienen los demás miembros del grupo (e.g. nacimientos, funerales). (…)

En realidad, esta redistribución igualitaria no es más que una variante compleja de la reciprocidad. Durante cierto tiempo, una unidad de producción se beneficia de las transferencias diádicas e incluso recibe en ellas un trato privilegiado y está exenta de la obligación de devolver. Pasado ese plazo, la fiesta es su contraprestación recíproca. La centralidad social que la redistribución implica, en ésta igualitaria no es más que transitoria, concluye con la fiesta. Mejor dicho, concluida la fiesta el centro se desplaza, pasa a estar en otro colector y redistribuidor al que una muerte en la familia le obligue a seguir los mismos pasos. (…)
En la redistribución estratificada el colector y redistribuidor lo es por iniciativa propia y/o permanentemente, puede participar en el esfuerzo productivo o abstenerse de hacerlo, y obtiene un beneficio material y/o social superior al que obtienen los demás miembros del grupo (Big man, incas, rey ashanti, potlach).

En la redistribución estratificada es el ámbito en el que suelen darse las instituciones agonísticas. El potlach ya hemos tenido ocasión de presentarlo en el capítulo III. Veamos ahora dos ejemplos adicionales, el buritila'ulo y el moka antes de ofrecer una interpretación de las razones de su existencia.
El buritila'ulo, tomado de Malinowski (1935) representa un mutuo desafío entre dos aldeas, de forma que intercambian las cosechas. Este es un ejemplo extremo de competición en el que la redistribución es, de facto, nula.

El buritila'ulo consiste en un intercambio de la cosecha de dos aldeas de forma competitiva bajo la forma de un regalo, que, obviamente, debe devolverse de inmediato. Si la devolución en forma de ñames, nuez de betel y caña de azúcar es demasiado pequeña, su inadecuación será objeto de burla. Sin embargo, si devolución es excesivamente generosa, los receptores la tomarán como un insulto. Después de reunir la cosecha sin ayuda de otras aldeas o parientes, (…) los indígenas tienen que calcular aproximadamente la capacidad cúbica necesaria para contener todos los ñames reunidos. Van a la selva y recogen nos cuantos postes robustos y algunos palos. Con éstos construyen una especie de gran jaula (llamada liku) y la llenan de ñames para comprobar su capacidad. Luego la desarman y toda la aldea (A) comienza el trabajo de transportar los ñames y las partes componentes de esa gran jaula a la aldea desafiada (B). En ésta, los ñames se depositan en el baku mientras se reconstruye el gran receptáculo, ahora más solidamente, porque los hombres de la aldea B tendrán que transportarlo a la aldea A sin tocarlo.

Cuando el gran receptáculo está acabado, cada individuo deposita en él su contribución. Encima de todo se colocan los grandes tubérculos, cada uno atado entre dos palos, así c0mo los trozos de caña de azúcar y los manojos de nuez de betel. El liku lleno y decorado, listo para el desafío final, espera el momento de su traslado. (...)

Luego viene la verdadera transacción. Ante todo, se toman las medidas exactas de la gran jaula. La comunidad B tendrá que devolver a la comunidad A ese mismo receptáculo, sin modificarlo en lo más mínimo, y llenarlo exactamente hasta la misma altura. (...) Cada hombre de la comunidad B, la receptora, recibe su pate exactamente equivalente a su aportación procedente de su propio almacén, al regalo de devolución. Al día siguiente se transporta el liku sin desmontar a la aldea A, donde fue construido por primera vez. En la ocasión que presencié se necesitaron unos veinte hombres para levantarlo y transportarlo. El resto de los pobladores de la aldea, hombres, mujeres y niños, se ocupaban de transportar los ñames.
[Después de devolver la cosecha con una cantidad extra] … el regalo extra no se ofrece con un espíritu amistoso. Será objeto de jactancia para la comunidad B, que además reclamará inmediatamente su devolución. Pero puesto que la comunidad A ha agotado todos sus recurso con el regalo original, le es imposible devolverlo. Tienen que regatear, afirmando que el excedente en realidad no es tal sino que se ha formado a base de no llenar honesta y completamente la kalamelu. El buritila'ulo dará lugar a otra pelea y otra lucha. (pág. 199-203)

Mientras se está en la aldea rival se reciben todo tipo de insultos y arengas de los jefes rivales.

En este caso, los bienes intercambiados en la competición son prácticamente equivalentes. En cambio, en el ejemplo siguiente, el vencedor puede llegar a conseguir que el perdedor no le pueda devolver la riqueza tan rabajosamente obtenida.

El moka de Nueva Guinea puede describirse de la siguiente forma (Godelier, 1988):

El moka es un sistema de intercambios ceremoniales y competitivos que asocia y opone a un conjunto de tribus cuyos territorios rodean el monte Hagen. La población de esos grupos asciende a más de cien mil personas que hablan lenguas muy próximas. (…)

¿En qué consiste concretamente un intercambio moka?

Tomemos el ejemplo más simple, una transacción hecha entre dos asociados solamente, X e Y, en la cual las conchas son el principal objeto del don. En un primer momento, X dona a Y dos conchas y un cerdo, equivaliendo el valor de este último a dos pearl-shells. (…)

Es el don de retorno el que constituye el moka, con la condición de que supere en cantidad al don inicial. Supongamos que Y, tras haber dejado que transcurra el tiempo necesario para reunir ocho pearl-shells, las envía a X como don de retorno. Por supuesto, puede decidir no reenviar más que cuatro pearl-shells, pero en ese caso se dice que únicamente ha pagado sus deudas y que el moka no ha tenido lugar. ¿Qué es lo que ocurre cuando tiene lugar un moka? Ocurre que el primer asociado, X, se vuelve «más rico» al adquirir cuatro pearl-shells más, pero también Y se vuelve «más grande» al haber donado ocho pearl-shells. Pero uno no se puede detener en este punto.
Entonces debe comenzar una segunda secuencia, en la que es Y quien toma la iniciativa. (…)

De hecho, para un Big Man, el súmmum consiste en donar lo máximo posible sin pedir nada en retorno. Bajo esta óptica, el moka está muy próximo al potlatch: la motivación de los asociados del moka no estriba en obtener «beneficios», sino en aumentar los dones y crear deudas con ellos. (pág. 139 y ss.)

¿Cómo interpretar estas instituciones que, observemos, utilizan la ideología de la reciprocidad? La respuesta de Sahlins (1972) es que estas instituciones, caracterizadas como de economía de prestigio, tienen la función de obligar a las unidades domésticas a producir por encima de su tendencia, esto es, para su consumo. En el caso de los grandes hombres, éstos movilizan a una amplia red de seguidores que trabajan para él con el objetivo de acumular un fondo de riqueza listo para ser disipado. En el caso de los jefes y caciques, como en los reyes africanos, los “impuestos” (de hecho catalogados de obligaciones del parentesco) van a un fondo común que se regala a otros dignatarios o se reparte en caso de necesidad. De ahí la expresión de Malinowski de que los jefes son los banqueros de la tribu. Este modo de producción, si bien puede mantener una estratificación incipiente, no puede mantener sistemas de castas de forma permanente, o si lo hace, como en el caso de Hawai o Tahití, es a costa de crisis periódicas que reestablecerían el equilibrio (Cf. Sahlins, 1972:144).

INTERCAMBIO

Polanyi y sus seguidores (1957) han mostrado la diversidad de instituciones que contemplan el intercambio de bienes: diplomáticos que no obtenían beneficio material, clases especializadas, pueblos comerciantes, puertos de comercio, mercados dirigidos. En este apartado presentaremos las formas de comercio a través de socios comerciales y los diferentes tipos de mercado existentes dejando para el capítulo siguiente la cuestión del medio de cambio.

COMERCIO

El comercio a larga distancia dio lugar al nacimiento de una forma institucional, los puertos de comercio, que podemos encontrar en África Occidental, entre los aztecas y otros pueblos (Polanyi, 1957). Estos puertos de comercio son enclaves con estatutos propios en los que se realiza comercio de larga distancia de objetos preciosos y/o esclavos. En estos enclaves la paz y la seguridad está garantizada por la autoridad del puerto. En Dahomey, por ejemplo, la trata con los europeos (esclavos, marfil, maderas, goma) era realizada por funcionarios reales y funcionaba por criterios mercantiles a través de un puerto de comercio. La existencia de estos enclaves hace posibles unos intercambios que, de otra forma, estarían limitados al área de acción de la protección que pudiera proporcionar los socios comerciales.
Bajo la denominación de socios comerciales incluimos una amplia diversidad de instituciones que van desde el kula al compadrazgo y que tienen como punto en común el aseguramiento de una seguridad y continuidad en los intercambios.

En el bien conocido caso del kula, por ejemplo, el intercambio diferido de los ornamentos de concha realizado entre socios varones del Pacífico Occidental (interior y oceánico) es acompañado de un efectivo intercambio de bienes por parte de los acompañantes de los socios. Aunque desde un punto de vista emic lo importante del kula son los vaygu’a, los intercambios de alimentos tienen lugar. En la isla kiriwina, los intercambios institucionalizados entre poblaciones de la costa (pescado) y del interior (batatas y betel) reciben el nombre de wasi. La tasa de cambio, como en el resto de intercambios institucionalizados que veremos, no sufre variaciones a causa de la mayor o menor abundancia relativa de bienes.

Otro caso de socios comerciales (Casaverde, 1977) lo tenemos en los habitantes de las puntas de Cailloma (Arequipa, 3.700-5000 m de altitud).
Se trata de pastores de llamas y alpacas que realizan intercambios tradicionales con agricultores de la Costa Pacífica, el Valle de Colca y Cuzco.
Los varones adultos se pasan la mayor parte del año viajando con recuas de hasta 100 animales. Antes de iniciar el viaje a través de las rutas tradicionales se realizan ritos propiciatorios a través de una red de compadres. Los intercambios con los socios siguen un sistema de equivalencias tradicional. El intercambio se realiza de la siguiente forma: en primer lugar el pastor realiza un obsequio introductorio (una pata de llama). El anfitrión, a continuación, separa de la carga los productos encargados previamente o los que necesita. Si sobran se reparten en otros conocidos del pastor o amigos del anfitrión. Después de unos días de albergue, el pastor recoge los objetos ofrecidos a cambio y el anfitrión obsequia al pastor con un regalo equivalente al obsequio introductorio. De esta forma, gracias a la red de compadres, es posible disponer de la seguridad de un abastecimiento regular de una serie de productos procedentes de diferentes altitudes: papas, carne, ají.
Un ejemplo que la seguridad no es un tema trivial en la sociedad primitiva, lo constituye el comercio silencioso. Herodoto lo describe de la siguiente forma17:

Otra historia nos refieren los cartagineses: que en Libia, más allá de las columnas de Hércules, hay cierto paraje poblado de gente donde fondean y sacan a tierra sus géneros, y luego los dejan en el mismo borde del mar, se embarcan de nuevo y desde los barcos dan con humo señal de su llegada.
Apenas lo ve la gente del país, cuando llegados a la orilla dejan al lado de los géneros el oro, y se apartan otra vez tierra adentro.

Evers y Schrader han señalado una interesante cuestión en su libro The Moral economy of trade ethnicity and developing markets (1994): el “dilema del comerciante”. El argumento es el siguiente: para que exista comercio es necesario por una parte solidaridad entre los que comercian (por ejemplo los casos que hemos visto de socios comerciales) y, por otra, distancia cultural con los “clientes” (pues en caso contrario no es posible obtener un margen de beneficio). Cuando los cambios no están fijados de forma tradicional o estatutaria, esta contradicción se ha solucionado de una variedad de formas: una de ellas es la existencia de minorías especializadas en el comercio. Otra, una especialización étnica, como en el caso de los judíos, por ejemplo. Una tercera consiste en la realización de gastos ceremoniales o públicos por parte de comerciantes enriquecidos para compensar así, la desigualdad existente. Por último disponemos de la figura del comerciante ambulante del cual se desconfía de forma institucionalizada. Por supuesto, el capitalismo ha optado por despersonalizar las relaciones económicas. Esta cuestión nos lleva ya ocuparnos de los mercados.


17 Ibidem.

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